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Cogí con mi suegro luego del desayuno familiar
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Mi esposo invitó a mis suegros a pasar un fin de semana con nosotros. Llegaron el sábado por la mañana y se quedaban hasta el domingo por la tarde. Todo el sábado, cuando había un instante a solas, mi suegro me metía mano al culo, mientras me decía que tenía que ser suya nuevamente. La verdad, lo deseaba mucho. Mi esposo heredó muchos de los talentos de su padre, pero no el tamaño de su verga ni su genialidad en la cama.

Al final del sábado no había pasado nada. Me acosté y me quedé dormida rápidamente. Sentí un rato después que mi esposo me tocaba, desperté, pero seguí haciéndome la dormida. Iba a ser muy frustrante ser cogida con su pene tan chiquito.

El domingo desperté de buen humor. Supongo por la larga noche en paz y tranquila. Me duché y junto con mi suegra preparamos el desayuno. Fue un sabroso desayuno familiar. Durante el mismo decidimos que almorzaríamos. Quedamos en que mi suegra cocinaría ese día un pescado al horno que le quedaba divino. Teníamos casi todos los ingredientes, excepto el pescado y el pimentón.

Mi suegra tendría que ir al mercado a comprarlo. Le pidió a mi suegro que la acompañe y él le dijo que lo espere mientras se duchaba para vestirse y salir. Ella le dijo que mejor iría con mi esposo que ya estaba listo. El aceptó. En ese instante cruzamos miradas con mi suegro y supimos que era nuestro momento. El mercado quedaba a tres cuadras del apartamento donde vivíamos con mi esposo y, entre ir, comprar y volver, no serían más de 20 minutos.

No necesité terminar el desayuno para estar ya caliente y húmeda. Ni bien supe que sería poseída por mi suegro otra vez, la calentura me llenó y sentí como mi vagina se humedecía, incluso hasta imaginarla chorreando sobre mi tanga. Los últimos minutos del desayuno se me hicieron interminables y en el instante que mi esposo salió y cerró la puerta, sentí la mano de mi suegro en mis nalgas.

Volteé y lo besé apasionadamente, con locura. Como si lo amara. Sólo lo deseaba y mucho, pero en ese instante la pasión lo era todo. Entre besos salvajes ambos nos desvestimos y nos acomodamos en el sofá de la sala. Mi mano ya tenía cogida su poderosa y tiesa verga. Me senté a su lado y comencé a mamársela con deseo loco. Quería tomarme ya su semen, pero también quería sentirlo dentro.

Tras unos minutos de mamársela como una perra en celo, me senté sobre él, besándolo. Sentía su verga llenarme el coño que chorreaba sobre él. Me mamaba los pezones y tuve un primer orgasmo que me hizo temblar completamente por casi un minuto. Cuando dejé de temblar mi suegro me pidió el culo, me levanté y me senté de espaldas a él.

Con una mano acomodé su verga en la entrada de mi culo y me fui sentando lentamente sobre ella. La sentí entrar lentamente, llenándome de placer. Era sólo un juego, pues estaba tan excitada que hubiera podido metérmela toda en un solo empujón. Pero así quise y así lo disfruté, centímetro a centímetro fui sentándome hasta tenerla toda dentro y mis nalgas muy pegadas a sus piernas.

Me quedé quieta y sin decirle nada, el viejo zorro supo que hacer. Comenzó a moverse con violencia hacia arriba y hacia abajo y en movimientos laterales. Tuve dos orgasmos seguidos y sentía como seguía chorreando mi panocha.

Me empujó y me levanté. Me ordenó que me pusiera como perra. Lo obedecí, me puse como perra sobre el sofá y él, de pie detrás mío, me la volvió a ensartar en el culo, me decía lo puta que era, lo perra que era, lo zorra que era, lo cachera que era.

Siguió así, bombeando e insultando hasta que se me vino un nuevo orgasmo que lo hizo venirse. Con rapidez la sacó y se acomodó junto a mi boca. La abrí y la tiro dentro. Sentí el sabor de su semen y el sabor de mi culo. Me sentí tan puta, en la sala de mi casa, sobre mi sofá, con el papá de mi esposo, que casi diría que tuve un nuevo orgasmo. Cuando dejó de eyacular me dijo que se bañaría. Se fue rápido.

Recogí mi ropa tirada en el piso y fui al baño de mi cuarto. Con toalla húmedas me limpié bien el coño y el culo. Me lave el rostro y los dientes. Cuando mi esposo y mi suegra llegaron, estaba lavando los servicios del desayuno. Mi esposo me dio un tierno y amoroso beso.

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