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Cogiéndome a Karina
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Hola amigos como están, hoy les contaré una historia más con Karina, la compañera 10 años mayor que me cogí en la fábrica.

Solo habían pasado dos días de aquella ocasión, Karina como lo conté andaba con el chofer, pero eso no impedía que cada que podía el acariciara las nalgas o nos besáramos apasionadamente, era una adrenalina que me encantaba.

Por allá del 2007 no existía Whatsapp, ni Facebook, nos comunicábamos con Live Messenger o mensaje de texto normal, y así yo le escribía diciéndole que s eme antojaba una mamada de su boca, ella me respondía que le gustaría coger conmigo ya, fue entonces que entre mensaje y mensaje quedamos en vernos el sábado para coger, así literalmente.

Llego el viernes la hora de salir ya justo cuando estaba por salir ella me tomo del brazo:

K: ¿Me puedo ir contigo?

T: ¿Y tu viejo?

K: Va air a entregar, ¡quién sabe a qué hora regrese!

T: ¡Pues vámonos!

Íbamos caminando hacia el metro cuando salió la plática de lo acordado.

T: ¿Entonces a qué hora te veo mañana?

K: Uhm, pues a las 6, para que no legue noche a casa, ¡luego él va a verme!

T: Jajá, ¡pobre como lo corneas!

K: Ni modo, ¡él sabe cómo soy.

La plática cada vez subía de tono, fue llegando a la última calle antes del metro, que la abracé por atrás y comencé a besarle el cuello, ¡mis manos bajaban a sus muslos y comencé a sobar su pucha por encima del pantalón!

K: ¡Tyson!! ¿Qué haces?

T: ¡Uhm, que rica concha!

K: ¡Nos van a ver!

T: Y que importa, ¿ya saben cómo eres no?

Se dio la vuelta y nos besábamos apasionadamente, mis manos entraron como pudieron en su pantalón y comencé a apretar sus nalgas, le besaba el cuello, ella me mordía y trataba de chupetearme, la verdad nos pusimos cachondos.

T: ¿Oye y si vamos de una vez?

K: ¿En serio? ¡No te puedes esperar!

T: La verdad no, además solo vamos a hacer eso, ¡qué importa si es hoy o mañana!

K: Jajá, ¡me saliste cabron!, pues vamos!

Subimos al metro y nos bajamos en la estación Coyuya para entrar al famosos “ROSEL” pedimos la habitación y subimos para darle rienda ¡nuestro deseo!

Antes de empezar nos tomamos una cerveza, puse música de salsa y ella comenzó a desvestirse al ritmo de la música.

Su ropa caía al suelo y mi verga más dura se ponía, comencé a desvestirme con desesperación, quería ya tenerla en la cama, ¡ella se tomaba su tiempo mientras empinaba se daba más a desear!

T: ¡Te ves bien rica con tanga!

K: ¡Cuando acabemos te la regalare!

Subió a la cama y comenzamos a besarnos, le acariciaba sus tetas, le mordía el cuello, sus manos apretaban y masajeaban mi verga, al cual ya escupía fluidos.

La acosté en la cama y baje mi lengua por sus tetas, su abdomen, hasta llegar a su cosita, la bese, ¡le mordí sus labios y luego metí mi lengua comenzándole a dar una rica mamada!

¡Llevaba mi lengua de su anoa su clítoris, le abría su concha y metía hasta ahogarme de sus fluidos, Karina se retorcía riquísimo, no sé qué tenía esa concha, pero me encantaba tenerla en mi boca!

K: ¡Ah!! ¡Que rico papi!

T: ¡Ahora si puedes gritar!

Mis dedos ya hacían acto de presencia dentro de su concha, Karina se retorcía riquísimo, mi lengua se encargaba de su clítoris, lo apretaba con mis dientes y seguía metiéndole ahora tres dedos a máxima velocidad, sin más comenzó a venirse.

K: ¡Uhm!!!

Su orgasmo fue genial, la infiel gritaba y se retorcía, eso me puso más loco que sin decir más, le abrí las piernas y se la metí ¡hasta el fondo!

K: ¡Ah!! ¡Así, métemela, que rico!

T: Aquí la tienes, ¡uhm!

K: ¡Mas, dame más papi, no pares!

T: ¡Karina, uhm!!

Que rico se sentía, mejor que aquella ocasión en el trabajo, me abrazaba con sus piernas, se movía en círculos que rico sentía estar dentro de su coño.

Le levante las piernas y la embestía fuerte, me hacía un poco para atrás para empujarme con fuerza, hasta que sus nalgas chocaban en mi pelvis, ¡ella solo gemía y no paraba de gozar!

K: ¡Que rico coges, uhm!

T: ¡Súbete a cabalgar!

Se al saque y me acomode en la cama, pero antes de subirse bajo a chuparme mi verga.

La tomaba con sus dos manos y la devoraba riquísimo, mi cabecita era víctima de su hambre, luego como boa abría toda la boca y se metía lo máximo que el cabía, yo apretaba su cabeza, esa madama era ¡única!

T: ¡Uf, así chiquita traga, uhm, que rico comes, uhm!

K: ¡Me encanta tu grosor!

T: Devóratela, uhm, ¡que boca más sabrosa!

Ahora si, después de comer un poco su comida favorita, Karina subió a cabalgarme como ella sabe hacerlo.

Primero se puso en cuclillas y comenzó a darse sentones de lujo, sus tetas rebotaban genial, yo acariciaba sus nalgas y apoyaba sus movimientos, ¡le encantaba estar así!

Luego se movía riquísimo, de adelante para atrás, en círculos, movía riquísimo su cadera, me tenía gimiendo destrozando mi verga.

T: Que rico, uhm, síguele, muévete rico, ¡que rico lo haces!

K: ¿Te gusta?

T: ¡Me encanta, que rico coges!

Montada arriba de mi moviéndose sabroso, Karina tuvo su segundo orgasmo, yo estaba ya en las ultimas así que le pedí se pusiera de perrito.

La tomé de las nalgas y se la metí sin perder tiempo, ¡me movía rápido tomándola de los hombros y empujándosela hasta el fondo!

K: ¡No mames! ¡Qué rico coges, uhm, la tengo hasta el fondo!

T: ¡Muévete nena, uhm, que rico!

K: ¡Ah!! ¡Uhm, ah, no pares!

T: ¡Te voy a llenar de leche!

¡Mis embestidas aumentaron la velocidad y fue en ese momento que ya no aguanté más y comencé a venirme dentro de su coño!

T: ¡Ah!!! Que rico!!!

K: ¡No mames!!! ¡Ah!!

El orgasmo fue fenomenal, ambos quedamos pegados como perros, le besaba su espalda y le acariciaba las nalgas en lo que reposábamos.

Una vez recuperado, cogimos hasta la madrugada, me vine una y otra vez, dentro, en sus tetas, en su boca, que rica tarde pase con ella.

Esa fue la última vez que cogí con ella ya que comenzó a andar con un morrillo que traía bien pendejo, así que mejor me aleje, pero aún recuerdo lo rico que la pase con ella.

Saludos.

Tyson.

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