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Cómo logré cogerme a mi prima (capítulo 2)
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Tiempo de lectura: 20 minutos

Esa noche ambos nos fuimos a dormir un poco confundidos. Al otro día, ella se paró muy temprano, tocó mi puerta, y solo dijo: “ya me voy primo, te veo luego”. A lo que yo, medio adormilado, solo contesté: “espera, Anna”. Pero ella bajo rápidamente las escaleras y luego gritó: “se me hace tarde para el trabajo”.

Entonces yo me levanté, acomodé mi cama, me lavé los dientes y luego oriné. Que por cierto, me salió un poco de sangre al momento de orinar, como ya me lo había advertido mi prima.

Acto seguido, bajé a la cocina y comencé a prepararme una sincronizada. En eso, escucho que se abre la puerta de mi casa.

“Buenos días, hijo… qué tal, ¿cómo amaneciste?” – dijo mi tía.

Muy bien, tía – respondí.

Y luego pensé: “me gustaría decirle que amanecí muy cachondo, ya que su hija no me dejó que la penetrara y además tampoco me quiso chupar la verga”. En seguida eliminé ese pensamiento de mi mente y continué preparando mi sincronizada.

Entonces ella preguntó ¿qué estás haciendo?

Me estoy preparando algo para desayunar – contesté.

¿Pero por qué Anna no te preparó el desayuno? Se supone que está aquí para ayudarte… “Ay, qué voy hacer con esta niña” – expresó mi tía un poco decepcionada.

No sé preocupé, tía. Además, creo que a Anna se le hizo tarde – dije yo.

Ahora entiendo porque ahorita que fue a la casa, solo agarró su uniforme y se fue en chinga. En fin – dijo ella – y luego continúo diciendo: “si quieres yo termino de preparártela, tú vete a sentar… no quiero que el catéter lastime aún más tus parte nobles.

“Si ella supiera lo que pasó anoche con su hija, me mata” – Pensé.

No pasa nada, tía. Además, ya me siento mejor. Lo único que tengo que hacer ahora, solo es descansar un par días, y listo – dije en tono sonriente.

Luego ambos nos sentamos a desayunar, platicamos un rato de diferentes temas, y luego sucedió lo siguiente:

Ella: voy ayudarte un poco con la limpieza. Comenzaré por la cocina y terminaré en tu cuarto.

Yo: no es necesario, tía. Yo puedo hacer todo eso. Si quiere vaya a terminar sus pendientes. No se preocupe por la casa ni por mí.

Ella: olvídalo. Además, solo me hace falta ir a tomarme una foto para un cuadro que me están haciendo. Es más, mejor dime… ¿qué tal me veo?- me preguntó, mientras se daba una vuelta.

Yo: muy sexy y elegante. Ese vestido color gris claro resalta sus atributos.

(Mi tía es una mujer de 52 años. Todavía se mantiene bien. Tiene más tetas que culo. Se podría decir que tiene el mismo cuerpo que mi prima pequeña, pero mucho más arrugado, por supuesto. Pero en general, se conserva bastante bien)

Ella: “Ay, hijo… me estás chiveando”.

Yo: pues no debería chivearse, usted es una mujer muy guapa. Y si mi tío estuviera vivo, estaría más que de acuerdo conmigo.

Ella: Aaay… gracias hijo, que lindo eres. Pero bueno, antes de que me piropees más, mejor me pongo a hacer la limpieza.

¿Pero cómo va hacer la limpieza estando con ese vestido? Se va ensuciar, dije yo.

Ella: no te preocupes por eso, una mujer, ama de casa, tiene sus truquitos para cuando se presentan este tipo de cosas.

A lo que yo solo respondí con un “ok”.

Entonces ella comenzó a limpiar la barra de la cocina y a barrer. Por mi parte, yo estaba medio limpiando los sillones. Ya sabes, por si se manchó en la noche de los líquidos que salieron de la rica y deliciosa vagina de mi prima.

Unos minutos después, mi tía subió a mi cuarto para cambiar las sabanas de mi cama. Yo la seguí para darle un par de fundas y sabanas limpias. Fue entonces que ella se subió a la cama para zafar la esquina de la sabana. Y ahí, mientras ella estaba arrodillada, intentando zafar la sabana, pude verle su culo, que como te dije hace momentos, no es muy grande, pero está rico.

Incluso pude ver como se la marcaba su calzón. Era un calzón de señora, pero he de confesar que me excitó un poco. Tal fue mi excitación, que me acerqué un poco más a ella para preguntarle si le ayudaba.

Ella respondió que sí, sin mirarme.

Entonces yo me acerqué por detrás de ella, y con toda la intención del mundo, puse mis manos un poco más arriba de sus caderas. Y luego dije: “perdón, tía. Es que si me agachó de sopetón, me lastima el catéter”.

No te preocupes, hijo. Si quieres, mientras yo intento levantar la esquina de la cama, tú zafas la sabana, ¿de acuerdo? – dijo ella.

Acto seguido, ella levantó la esquina de la cama, entonces yo jalé la sabana y sin querer, me fui hacia atrás. Fue entonces que mi tía, en un acto de reflejo felino, soltó la esquina de la cama y me agarró. Sin embargo, ambos caíamos acostados en la cama.

Ella cayó encima de mí. Su cara estaba a unos centímetros de la mía. Y su cuerpo, sobre todo su vagina, estaba a la misma altura que mi pene. Entonces, por mi parte, solté la sabana y rápidamente tomé su cintura con mis manos, como si la quisiera quitar de encima.

Ella notó mis manos en su cuerpo. Y en lugar de quitarse, solo me miró a los ojos y dijo: “lo siento, hijo… ¿te lastimé?”.

No, al contrario, dije yo.

¿Cómo qué al contrario? – preguntó ella con confusión.

Si… digo… Es que hace mucho tiempo que una mujer madura, sobre todo una que huele muy rico, como usted, se ponía sobre mí.

En este punto, he de aclarar que yo estaba mintiendo. Ya que ayer, precisamente, su hija (mi prima, Anna) estaba encima de mí, frotando su vagina contra mi verga. Pero bueno, ella no lo sabía.

Entonces cuando mi tía escuchó lo del olor, pude notar en su rostro que le gustó el cumplido. A lo que ella dijo: “¿no será que lo que estás oliendo son mis labios?” Ya que siempre me pongo un poco de labial con olor a cítricos.

Tal vez, dije yo… Pero no lo podría confirmar, ¿a menos que…?

En eso, ella acercó sus labios a mi nariz. Y puede notar un par de cosas: primero, sus tetas se pegaron a mi pecho. Y las pude sentir mucho. Luego, pude notar que el olor de sus labios era cierto, y que además su boca estaba a menos de dos centímetros de la mía.

Entonces ella dijo: “si no fueras mi sobrino, te dejaría que probaras mis labios para que no te quedaras con la duda”. Acto seguido, se quitó encima de mí.

Cuando yo escuché esas palabras, solo pensé en tomar su cuello, traerlo hacia mí y besarla. Pero al igual que con mi prima, no quería arriesgarme. Así que en esta ocasión, cambié la estrategia; es decir, en lugar de besarla por sorpresa, preferí usar la psicología inversa.

“No sé preocupe, Tia… las mujeres maduras, aunque tienen mucha experiencia, suelen ser muy miedosas. Se asustan con cualquier cosa. Y para muestra, aquí está usted. Le da miedo mostrarle a un joven que ya no sabe besar bien” – Todo esto se lo decía mientras me ayudaba a levantarme de la cama.

“Ah, si… eso crees”… decía ella un poco enfadada.

“No se enoje, tía… Es normal ese miedo a su edad. No tiene que avergonzarse de nada” – seguía yo picando su ego.

Ya sé lo que estás haciendo y no va funcionar, eres mi sobrino y jamás haría una cosa, como darte un beso, solo para mostrar mi valentía – decía ella.

A lo que yo, sentando en la borde de la cama, revisando mi celular, solo contestaba: miedosa… miedosa… miedosa…

¡Ya basta! – dijo. Y acto seguido, se acercó a mí, se agachó un poco, me quitó el teléfono de las manos, lo puso a un costado de la cama y antes de que yo pudiera decir cualquier cosa, ella tomó mi rostro con su cara y me dio un beso de piquito.

A lo que yo, de forma sarcástica dije: “Ay, por Dios… Pero que besazo. De ahora en adelante no voy a poder dormir, ese beso me está matando por dentro. Ayúdenme”.

Entonces ella tomó valor y se lanzó sobre mí. Yo aproveché rápidamente la oportunidad para recorrer su cuerpo con mis manos. Comencé por apretarle un poco el culo, luego subí levemente por todas sus caderas hasta sus tetas.

Sin embargo, la excitación del momento hizo que ella me empujara hacia atrás, por lo que caí de espaldas a la cama, ella por su parte, se puso de nuevo sobre mí y ambos nos besábamos como locos. Yo no paraba de tocar todo su cuerpo con mis manos. Quería desnudarla en ese momento, ponerla de perrito y meterle una y otra vez mi verga.

Pero como no quería hacerlo de golpe, deje de besar su boca y comencé a besar su cuello. Ella solo disfrutaba con los ojos cerrados. Fue entonces que le pregunté, en modo cachondo, que hace cuanto no estaba con un hombre.

Aahhh… mmmm… Más de 2 años – dijo entre gemidos y jadeos.

¿Y te gustaría volver a sentir una buena verga dentro de ti? – pregunté.

Si… si… si… Por supuesto que si… Susurraba entre jadeos.

Entonces deje de besarla, levante sus hombros, y le dije… “Aquí tienes una verga, levante mi cadera para que la sintiera… si quieres tenerla dentro de tu vagina… solo tienes que pedírmela y luego decirme al oido que quieres que te la meta hasta al fondo.”

Escucha bien – dijo, mientras se bajaba los tirantes de su vestido para mostrarme sus tetas – “quiero sentir tu verga dentro de mi boca, quiero sentir tu verga entre medio de mis tetas y me muero de ganas por tener tu verga dentro de mi panocha”.

Cuando yo escuché eso, rodee su cuello con una de mis manos, y justo cuando la iba a traer hacia mí, para comerme su boca y sus tetas… sonó mi celular.

Tanto ella como yo, volteamos por instinto. Y aunque yo iba ignorar la llamada, mi tía no pudo hacerlo. Ya que alcanzo a ver que la me estaba llamando era Anna, su hija. Por lo que en ese momento, perdió la excitación, se cubrió las tetas y solo dijo: “no puedo hacerle esto a mis hijas… Eres mi sobrino. Todo esto fue un error. Lo siento… Ya me voy.”

Por mi parte, pensé en detenerla. Pero sabía que ya todo estaba arruinado, así que dejé que se fuera y simplemente tomé mi celular y contesté la llamada.

Yo: hola, prima… ¿qué pasa?

Ella: hola, primo… solo te llamo porque no puedo dejar de pensar en lo que hicimos anoche. Estoy tan avergonzada por lo que pasó, que ni siquiera tuve el valor para verte hoy por la mañana. Por eso me fui corriendo. Sé que ambos dejamos que eso sucediera, pero no quiero que nuestra relación como primos se vea afectada.

Yo: tranquila, Anna… No te preocupes.

Ella: me preocupa que lo que sucedió afecte nuestra relación de primos. Sé que no hablábamos mucho antes de tu operación, pero no me gustaría que por algo que no pudimos controlar, nuestra relación como primos se termine.

Yo: De verdad, prima… no pasa nada.

Ella: te quiero creer, pero se nota en tu voz que estás enojado conmigo.

Yo: no estoy enojado, solo que tu llamada me agarró por sorpresa.

Ella: pues que estabas haciendo, digo, si se puede saber.

Yo: nada importante… solo estaba acostando.

Ella: Ah, ok… pues discúlpame por haberte interrumpido.

Yo: No pasa nada, tranquila.

Ella: bueno, pues te dejo para que sigas descansando. Nos vemos al rato.

Yo: ¿Oye, Anna…?

Ella: ¿Qué pasó?

Yo: no quiero que malinterpretes esto, pero ya me siento bien. No es necesario que vengas. Te agradezco mucho tu ayuda.

Por cierto, hace rato que tu mamá vino, no le pude agradecer por su ayuda, ya que se tuvo que ir muy rápido. Pero dile que le muchas gracias por todo.

Ella: Ya ves… si estás enojado conmigo. Lo siento, primo. Espero algún día me perdones. Adiós.

Ese día, después de que Anna me colgara la llamada, pensé en todo lo que había sucedió con mi prima y mi tía. ¿Cómo llegamos a eso? – Me preguntaba una y otra vez. Yo nunca tuve interés en ninguna de ellas. Yo solo las veía como familia, y ahora estoy tan confundido que me tomaré unos días para aclarar mi mente.

Ahora continuaré la historia desde la perspectiva de Anna.

Sabía que estaría enojado mi primo. Pero no pensé que me alejará de su vida tan rápido. Solo espero que algún día me perdone – dije entre mí.

¿Qué te pasa Anna? – me preguntó Nía, una amiga del hospital.

Nada, respondí.

Pues parece como si tu novio te acabara de terminar, expresó Nía.

¿Qué? ¡Nooo!… Si ni novio tengo… Contesté un poco enfadada.

Oye, tranquila… yo solo decía – comentó Nía.

Pues no comentes pendejas, pensé. Pero bueno, ese día continúe trabajando hasta la 6 de la tarde. Sin embargo, no podía concentrarme en nada. Quería mandarle un mensaje a mi primo, pero me daba miedo que no me contestara.

Fue así que llegó mi hora de salida y me fui a casa. Llegando ahí, saludé a mi hermana y luego me dirigí a la cocina para saludar a mi mamá con un beso en la mejilla.

Mamá: Hola, hija… ¿Cómo te fue en el trabajo?

Más o menos – contesté.

¿Y eso? – Preguntó, mamá.

Yo: es que mi mente no quería concentrase en nada. Pero bueno, mejor dime tú, ¿qué tal tú día?

“Estuvo bien” – dijo mamá un poco esquiva.

Yo: “Me dijo mi primo que en la mañana fuiste a verlo”.

Ah, si… fui a verlo, pero como vi que ya se sentía bien, pues me vine a la casa.

Yo: Sí, eso me comentó. Me dijo que incluso te viniste tan rápido que ni siquiera te puedo agradecer por tu ayuda.

¿Y qué más te dijo? ¿Te dijo otra cosa? – preguntó mamá un poco desesperada por saber.

No, solo me dijo eso – respondí. Bueno, también me dijo que ya se sentía mejor y que ya no necesita de nuestra ayudaba, que gracias, pero ya no era necesario que fuéramos a cuidarlo.

Sí, creo que va hacer lo mejor. Además, por lo que vi en la mañana, ya no necesita nuestra ayuda. Así que es mejor que ya no lo molestemos – dijo mamá en tono serio.

Pues sí – respondí con tristeza mientras me dirigía hacia mi cuarto.

Estando en el cuarto, me quité el uniforme, y me metí a bañar. Y mientras el agua caía por todo mi cuerpo, recordé la primera vez que toqué el pene mi primo en la baño. La verdad es que al principio me pareció una locura, y lo era.

Sin embargo, he de confesar que en un momento, mientras se lo tocaba, mis pezones se excitaron. Incluso, mi panochita se estremeció – dije, mientras precisamente me tocaba mi vagina y mis tetas.

Oooh… Mmmm… si… mmmm… estos fueron los gemidos que salían de mi boca mientras me masturbaba lentamente en el baño.

Una vez terminé de bañarme y tocarme, me acosté en mi cama, entré a whatsapp para ver si mi primo me había mandado algún mensaje. Pero no, no había ningún mensaje de él. Y por lo que vi, su última conexión fue cuando le hablé por teléfono.

Así pasaron un par de días, en donde mi rutina consistía en ir al trabajo y luego casa. Yo intentaba no acordarme de mi primo y de lo que hicimos, pero a veces, mi mamá me pregunta por él, me decía que si ya me había mensaje o algo. A lo que yo contestaba que no, pero que en estos días lo iría a ver.

No, no vayas… si él te dijo que ya no fueras, entonces no vayas – me respondió mi mamá en tono preocupado.

¿Pero por qué no quieres que vaya a verlo? – pregunté con mucha curiosidad.

Por nada… simplemente que si él quisiera que lo fuéramos a ver, ya nos hubiera dicho, ¿no crees? Contestó mi madre esquivando mi curiosidad.

mmmm… tienes razón, mamá – dije yo.

Ya en el tercer día, y cansada de no saber nada de él, me atreví a mandarle un mensaje. En este caso, solo le mande un emoji de una carita triste. Él la vio unos segundos después, y la respondió con el siguiente mensaje: “una carita tan linda como la tuya, nunca debería estar triste, sino feliz”.

Cuando yo leí ese mensaje, me sentí tan feliz y emocionada, que por un momento pensé en mi primo como si fuera mi novio. Fue algo muy raro. Y como no quería tener malos pensamientos en mi cabeza, rápidamente me olvidé de ello.

Sin embargo, mi primo me volvió a confundir con su siguiente mensaje, ya que en él escribió: “Te extraño mucho, Anna”. A lo que yo, instintivamente, respondí: “Yo también te extraño mucho, primo”.

En ese momento, mi corazón me decía una cosa, pero mi mente otra. Y como yo confió mucho en mi corazón, pues me deje llevar. Así que le pregunté a mi primo que si lo podía ir a visitar a su casa.

A lo que él respondió con un “siii”.

Ese día me toco descansar, y como estaba de compras con unas amigas, me apuré para llegar lo más pronto posible con mi primo. Quería estar con él, y pedirle disculpas por todo, pero en persona. Ya que la última vez que lo vi a los ojos, fue esa noche.

Siendo las 5:12 de la tarde, llegué a la casa de mi primo. Toqué la puerta, él abrió, e inmediatamente nos abrazamos. Yo le dije al oído: “perdóname por todo, primo”. A lo que él solo decía: “te extrañé mucho, mucho, mucho”.

Luego de ese largo y afectuoso abrazo, ambos entrenamos a la casa, no sentamos en la sala y comenzamos a platicar por un rato. Yo le pregunté que cómo estaba progresando desde su operación, a lo que él dijo que muy bien… que los dolores que le producía el catéter ya no le daban. Y que además, todo funcionaba bien, me dio a entender mientras miraba su pene.

Yo me alegré al escuchar eso y simplemente lo volví a abrazar. Después de unos segundos, nos separamos del abrazo y yo tomé sus manos con las mías. Me puse en modo seria y viéndolo a los ojos le dije: “esa noche, perdí el control… no sé qué paso… una cosa llevo a la otra y cuando me di cuenta, había arruinado todo… Así que ahorita, estando frente a ti, quiero que me perdones”.

Entonces él agachó su cabeza, sin soltar mis manos, y luego dijo: “todo eso no hubiese pasado si no te hubiera insistido en que te quedaras a ver la película conmigo. Tú me dijiste que no, y yo insistí. Por lo que ahora, estando en el mismo lugar y viéndote a los ojos, te pido que me perdones”.

Y antes de que yo pudiera decir algo, él llevo mis manos a su cara y luego les dio un beso cariñoso mientras las sostenía. Eso me sorprendió tanto, que me quebré en ese instante. Lo único que hice fue darle un beso en el cachete y decirle mientras lo abrazaba, te quiero mucho, primo.

Luego de ese momento sensible y romántico, nos levantamos y nos fuimos a la cocina. Tanto él como yo, nos íbamos a preparar algo de comer. Parecíamos dos adolescentes enamorados, ya que de repente el me aventaba un pedazo de verdura y yo hacía lo mismo. Incluso, hubo un momento, en donde él se acercó por detrás de mí, rodeó mi cintura con sus dos manos, y luego me cargó mientras yo intentaba bajarme.

Si alguien hubiera visto esa escena, pensarían que él y yo tenemos una relación. Sin embargo, no era así. O al menos eso intenté decirme a mí misma desde esa noche, en donde si bien, no follamos, sí pudimos sentir nuestros cuerpos casi desnudos.

¿Oye, prima…? – dijo él, mientras terminábamos de cocinar

¿Qué pasó? – respondí yo.

Hoy se estrenó en HBO, una película que según los expertos en cine, es una joya. ¿Quieres quedarte a verla conmigo o te tienes que ir? – preguntó mi primo.

Yo: pues mira, se supone que en este momento yo estoy de compras con mis amigas. No le dije a mi mamá que iba venir contigo, porque últimamente se pone muy rara cuando hablo de ti. Dice que no quiere que te vea, para no molestarte y cosas así.

A lo que mi primo no contestó nada, solo meneo la cabeza y encogió los hombros como diciendo “que quieres que te diga, yo no sé nada”.

Pero bueno, le diré que me quedaré a dormir con Nía, una amiga del trabajo. Y que mañana llegó como a las 9:00 – le comenté a mi primo.

¿Pero que no se supone que mañana trabajas? – Preguntó él.

Sí, pero mañana entro hasta el turno nocturno, respondí.

Ah, ok, comentó él.

Unos segundos después le dije a mi primo: “Listo, primo”… Ya le mandé el dicho mensaje a mi madre. Y por lo que veo se creyó el cuento que me iba a dormir con mi amiga Nía. Así que pon la película y veamos si de verdad es una joya o solo otra película más.

¡Genial, Anna! – respondí, mientras buscaba la película en la plataforma de HBO.

Siendo las 7:23 de la noche, ambos nos sentamos en la sala y comenzamos a ver la película. Nos reíamos y comentabas una que otra escena. Y como en toda película, siempre hay una escena de sexo. Y en esta ocasión, no fue la excepción.

Ambos nos quedamos callados mientras veíamos ese momento íntimo entre los protagonistas. Fue entonces que mi primo preguntó en voz alta: “¿cómo se supone que un hombre debe saber si a una chica solo quiere sexo y ya, o si realmente quiere hacer el amor y que después haya algo más?

A lo que yo, como toda mujer, respondí: “es muy simple, primo… ella misma te lo va a decir con su lenguaje corporal, su forma de hablar y por supuesto, con su forma de vestir. Por ejemplo, yo hoy salí con mis amigas con el fin acostarme con un chico. Es por ello, que hoy decidí ponerme esta blusa blanca y esta mini falda negra para insinuarle al chico que me guste que estoy disponible.

A lo que mi primo, mirando mi atuendo, me dijo: “oh, ya veo… eso quiere decir que acabo de arruinar tu noche, ¿cierto?

No, para nada – contesté yo rápidamente.

Además – dije- prefiero pasar la noche contigo que con un desconocido. Bueno, tú sabes que no me refiero a ese tipo de noche, sino estar contigo viendo una película como ahorita y platicando como familia.

Lo entiendo, Anna. No tienes que explicarlo – dijo él.

Después de esa pequeña conversación, seguimos viendo la película hasta que terminó, luego seguimos platicando un rato mientras nos tomábamos un café para luego irnos a dormir.

Siendo 10:40 de la noche, le dije a mi primo que me ya me iba a dormir. Luego le di un abrazo cariñoso, a lo que él lo respondió con mucho cariño y luego me beso la mejilla y dijo que descanses, prima.

Una vez estando el cuarto, me quité mi blusa y la falda, solo me quedé con mi tanguita negra puesta y las tetas al aire. Así que me acosté en la cama y comencé a ver mis redes sociales.

La verdad, si te soy honesta, hoy era una noche de chicas y estoy segura que iba a encontrar un chico con quien follar. Pero se presentó esta oportunidad de hacer las paces con mi primo, y pues no quería desaprovechar esa oportunidad. Pero bueno, ya habrá otra ocasión para tener sexo. Por lo el momento solo voy a cerrar mis ojos e intentaré descansar – me dije a mi misma.

Siendo las 12:38 de la madrugada, mis ojos se abrieron, ¿por qué? No lo sé… simplemente no podía dormir. Así que tomé mi celular, entra al navegador en modo incognito y busqué un video porno. Luego de que lo encontré, me quité la sabana de encima, y me comencé a masturbar por encima de mi tanga. Luego con esa misma mano me tocaba mis tetas y me pellizcaba los pezones. Era un poco incómodo, ya que con una mano sostenía el celular y con la otra me tocaba. Así que acomodé el celular en una almohada, y listo… me volvía a masturbar…

En esta ocasión era mucho más fácil y placentero. Ya que con una mano me tocaba mis labios vaginales y con otra me sobaba mis tetas… oh… siii… mmmm… ohhh… gemía en silencio.

Entonces aceleré mis movimientos y comencé a gemir un poco más fuerte… oh… si… oh… si… mmmm… si… oh.

En eso, cuando ya estaba a punto de llegar al orgasmo. Mi primo toca la puerta y me dice… Acabo de salir al baño y escuché un poco de ruido… “¿estás bien, Anna?

eh… siii… estoy bien, primo… Solo estaba viendo un video aquí en tik tok… Perdón por el ruido, no que creí que se escuchará hasta afuera – le dije, mientras uno de mis dedos aún estaba dentro de mi vagina.

Ok, entonces te dejo continuar con tu video – dijo mi primo mientras caminaba hacia su cuarto.

Yo ya no contesté nada. Solo quité saqué mi dedo de mi vagina, me volví a poner mi tanga, quité el video porno y luego me tomé la cabeza y pensé: “no puedo creer que mi primo me escuchará gemir.”

Y en eso, mientras me moría por dentro por lo que acababa de pasar, me llega un mensaje de whatsapp de mi primo, el cual decía: “lo siento, prima… no quería interrumpirte. Espero que si ya hayas terminado.”

No puede ser, dije, mientras leía el mensaje. Y ahora que carajos le contesto, pensé.

“No pasa nada, primo… Y sí, ya había terminado”- fue el mensaje que le envié.

¿Segura? – preguntó mi primo con el emoji que está pensando.

“Bueno, la verdad que no había terminado, pero eso ya no importa. En este momento estoy más apenada que otra cosa”.

Mira – dijo él – te voy a confesar un secreto para que no te sientas apenada: “yo también estaba a punto de masturbarme. Por eso salí al baño, para tomar un poco papel”.

“Gracias por ese intento, primo. Pero no te creo nada. Solo estás diciendo eso para que no me sienta mal – le dije mientras le envía una carita apenada”.

Unos segundos después, me llegó otro mensaje. En esta ocasión era un video de 15 segundos… el cual decía: “mira, para que veas que no te estoy mintiendo” y en el video se veía a mi primo masturbándose.

Yo me sorprendí mucho en ese momento, tanto, que mi respuesta ante tal video fue enviarle un emoji con la carita de sorpresa. A lo que él respondió con un “si quieres, puede usarlo para terminar lo que interrumpí.”

Cuando yo leí eso, no sabía que pensar. Así que por instinto volví a mirar el video. Luego, en lugar de contestarle a mi primo, miré nuevamente el video. Y después de verlo un par de veces más, toqué mi vagina por unos 7 segundos y luego le envié el siguiente mensaje a mi primo: “Tal vez lo haga”.

Pasaron dos minutos y mi primo no respondió el mensaje. Entonces mi cabeza comenzó a dar muchas vueltas. ¿Será que ya la volví a cagar? ¿Será que ya se habrá dormido? ¿Será que se estará masturbando? ¿Será que…?

Y antes de terminar de formular esta última pregunta, escucho el sonido de mi puerta “”toc toc”… Yo me quedé paralizada por un par de segundos, pero luego me puse mi falda, mi blusa (sin brasier), me acomode un poquito el pelo, esto último no sé porque lo hice, pero lo hice. Y entonces abrí la puerta.

“Hola” – dijo mi primo con una voz temblorosa. A lo que yo contesté “Hola” de la misma manera.

“oye… sé que… tal vez… tu y yo… ay, es que no sé cómo decirlo” – comentaba él un poco confundido.

“¿Decirme qué…?” – pregunté con mucha, pero mucha, pero muchísima curiosidad.

A ver… dame un par de segundos… 1… 2… 3… comenzó a contar mi primo. Yo solo lo veía su cara de preocupación y la mía con mucha expectación.

Fue entonces que mi primo tomó valor y dijo ”¿te gustaría que nos masturbáramos juntos?”… Y antes de yo poder responder, él tomó una de mis manos y dijo: “sé que ya pasamos por esto y que no resulto nada bien para ninguno de los dos, y para serte honesto, no quiero alejarme de ti otra vez… Pero…

Alto, yo no sigas, por favor – le dije a mi primo mientras le sostenía la mano. No quiero que ninguno de los dos vayamos a decir o hacer algo de lo que nos arrepintamos mañana, o peor, que nos aleje nuevamente.

“Tienes razón, Anna” – dijo él. Y luego continúo diciendo: “tú eres una chica muy linda y no te mereces esto… simplemente que siento algo por ti… y no sé cómo explicarlo” Pero bueno, perdóname, prima.

En ese momento, mi primo me soltó la mano, se dio la vuelta e iba a comenzar a caminar hacia su cuarto. Sin embargo, no sé por qué, pero le volví a tomar su mano y solo le dije “ven” y nos metimos al cuarto.

Entonces mi primo cerró la puerta, luego me jalo hacia él, me tomó de la cintura y me comenzó a besar lentamente. Yo rodee su cuello con mis manos y lo besé con esa misma lentitud. Era tan romántico ese momento, que lo único que quería era entregarme a él.

Fue entonces que tomé la iniciativa y comencé a quitarle su playera, el levanto su manos y mientras le comencé a besar el pecho, él metía su manos sobre mi cabello y me acariciaba el cuello.

Yo, por mi parte, continué bajando mi boca sobre abdomen y entonces lo mire hacia arriba y mientras su miraba con la mía se cruzaban, mis manos comenzaron a bajar su short y bóxer. En ese momento, saltó frente a mi cara su gran pene.

Yo miré a mi primo nuevamente, como pidiendo aprobación… así que tomé su pene con mis manos y luego, en lugar de metérmelo en la boca, saqué mi lengua y comencé a lamerlo por todos lados. Incluso, le lamía sus rasurados testículos. Fue sublime ese momento. Ya que él, en lugar de tomar mi cabeza y “forzarme” a metérmelo en mi boca, me levantó y me dijo: “aún no”.

Acto seguido, me besó nuevamente y lentamente me repegó en la puerta. Ahí, comenzó a besar mi cuello y a morderme pícaramente mis orejas… luego me quitó mi blusa y comenzó a chupar eróticamente mis ya excitados pezones.

oh… si… que rico…, decía yo entre gemidos.

Entonces el hizo lo mismo que yo, comenzó a lamer todo mi abdomen y cuando llegó hasta donde estaba mi falda, comenzó a bajar el cierre con su dientes. En este punto, yo ya estaba súper excitada. Pero en lugar de interrumpir su momento, solo me deje llevar.

Fue así que mi falda cayó al suelo y solo me quede con mi tanguita puesta. Entonces, las manos de mi primo comenzaron acariciar mis piernas mientras que su boca comenzó a besar mi vagina sobre la tela.

En este punto, mi tanguita ya estaba tan húmeda que lo único que quería es que la hiciera a un lado y comenzara a succionar mis clítoris, chupar mis labios vaginales y penetrar mi panochita con su lengua.

Sin embargo, él no lo hizo. Me dejo con la ganas. Solo volvió a subir hasta mi cara, luego me volvió a besar y lentamente me dio la vuelta. Me dijo: “pon la manos en la puerta” yo obedecí inmediatamente. Entonces él comenzó a besarme toda la espalda. Luego bajó hasta mi enorme y ancho culo y comenzó a besarlo y chuparlo.

De un de repente me dijo “abre tus piernas e inclínate un poco”… Yo lo hice en un solo movimiento. Y entonces noté como una de sus manos sacaba el hilo de la tanga de mi culo y luego pude sentir su lengua recorriendo mi raya hasta mi ano. Cuando llegó a él, bajó mi tanga por completo. Y acto seguido, se levantó y se pegó a mí. En ese momento Y pude sentir su enorme polla entre mi culo. A lo que de mi boca solo salió un “mmm… qué rico”.

¿Te gusta? – preguntó.

¡Me encanta! – respondí.

Mírame, dijo él, dándome la vuelta de nuevo.

¿Quieres tener sexo o hacer el amor? – preguntó mientras nos veíamos a la ojos y mientras su erecta polla tocaba mi vagina.

Estoy tan excitada en este momento, que lo único que quiero es tener tu verga dentro de mí. Pero si he de escoger alguna, me gustaría que me hicieras el amor – dije en tono súper cachonda.

Dicho esto, me dio un beso, me tomó de la mano y me llevó hasta la cama. Luego apago la luz del cuarto y solo prendió la lámpara del buro. Ambos quedamos parados en la orilla de la cama, entonces me senté, el quedó parado, y sin decir nada, me metí su verga en mi boca. Me la metí un par de veces toda completa. El solo decía… “que rico la chupas, Anna… Me encanta.”

Eso a mí me excitó mucho y comencé a chuparla una y otra vez. Le chupaba los huevos, le lamia la cabeza con mi lengua y me la volvía a meter hasta la garganta. Está muy rica – le dije mientras lo miraba y mis manos lo masturbaban.

Después de un par de minutos de chupadas, el me tiró hacia la cama. Luego se arrodilló, puso mis piernas sobre sus hombros y comenzó a chuparme toda mi panocha. Yo gemía como loca en cada chupada… ah… mmm… oh… cómetela toda…

Por su parte, el continuaba lamiendo los labios vaginales, intentando penetrar mi hoyito con su lengua y mientras hacía eso una y otra vez, con sus dedos me presionaba el clítoris… Era tan, pero tan excitante ese momento, que yo lo único que hacia era agarrarle su cabeza y empujarla hacia mí.

“Me encanta tu panocha, prima” – decía él, mientras me la chupaba. “Tus labios se hinchan tanto, que quisiera morderlos. Y además, me encanta que te hayas dejado un poquito de vello púbico en tu vagina… eso me excita mucho.

Y a mí me encanta tu pene y me encantas tú – le dije mientras que con mis manos traía su cabeza hacia mí.

¿De verdad te encantó yo? – Preguntó él.

Sí, desde esa noche mi mente no deja de pensar en ti. Y aunque sé que esto no es correcto, quiero estar contigo en todos los sentidos. Me gustas y te quiero – le confesé en ese momento de intimidad.

¿Y yo a ti te gustó, primo? – pregunté.

“No”- dijo él.

Y cuando ya estaba a punto de echarme a llorar… Él dijo: “no me gustas, prima”…. “Me encantas”… “me fascinas”… Y también quiero estar contigo, me dijo mientras que su pene se introducía lentamente por toda mi vagina.

Uh… oh… ah – dije mientras su verga penetraba mi hinchada panocha.

¿Te gusta que te penetre? – me preguntó.

Si… si… me encanta… métela más duro – gemía yo.

Oye, Anna… ¿te puedo confesar algo? – dijo mientras que mis piernas estaban en sus hombros y me cogía.

Si – contesté entre un gemido y un jadeo.

Eres una mujer hermosa y todo me gusta de ti. Sin embargo, tienes un culo que me vuelve loco. Y quiero que sea mío, comentó él.

De ahora en adelante soy toda tuya, primo. Y cualquier cosa que quieras de mí, es tuyo. ¿Quieres mis nalgas? Entonces tómalas, dije en modo cachonda.

En eso, mi primo sacó su verga de mi vagina, me puso en 4 patos, y comencé a cogerme por la vagina pero posición de perrito. Él decía… oh… siii… que ricooo… cuantas ganas tenia de tenerte así…

Por mi parte yo solo gritaba…  asi… ma… oh… ah… si… oh… follame…

Mientras mi primo y yo disfrutábamos del uno al otro, mi primo me preguntó “¿eres virgen de tu culo?”

Sí, respondí rápidamente.

¿Te gustaría que…? – preguntó, y antes de que terminara de preguntar, yo le dije” Si… Quiero que tú seas el primer hombre que entre ahí y me quité la virginidad. Solo hazlo con cuidado, primo.”

Entonces él sacó su pene de mi panocha y luego me dijo: “ven… lubrícamelo con tu boca”… yo obedecí rápidamente y se lo comencé a chupar como si no hubiera un mañana. Entonces él dijo: “Listo… voltea y ponte la almohada entre tu estómago” Y así lo hice.

Una vez estando todo preparado, mi primo acerco su boca mi culo, le escupió y luego con sus dedos comenzó a dilatarlo. Yo esta mega hyper excitada en ese momento y solo mordía la sabana para no gritar.

Fue entonces que puso la punta de pene en mi ano, pude sentirla, luego la empujo lentamente y aunque me dolía un poco, yo le dije que la empujara más fuerte. Él obedeció y de un solo empujón la metió. Yo grite un poco por el dolor.

Sin embargo, mi primo se quedó quieto y dijo… “espera que pase el dolor”. Y esperé a que pasara, y listo. Después de unos segundos, le dije: hazme tuya, amor – fue la primera vez que me salió decirle eso a mí primo.

No sé si él escuchó eso del “amor” porque no me dijo nada. Solo noté como empezó a meter y a sacar toda su verga de mi culo. Era una sensación rica, pero rara. Luego otra vez la saco y la metió, cada embestida era más fácil y menos dolorosa.

Después de unos minutos de coger por el culo, mi primo me dijo: “ya me quiero venir, Anna”… ¿quieres que lo haga dentro de tu culo?

No, mejor hazlo dentro de mi vagina y así nos venimos los dos juntos – dije en tono excitado.

Va… entonces sacó su verga, me dijo que me pusiera en forma de cucharita, luego me levantó la pierna izquierda, metió su verga en mi panocha y mientras me penetraba ferozmente, con su dedos me comenzó a masturbar.

Haz que me corra… ah… si… soy toda tuya… eran los gemidos que hacia mientras me cogía.

Después de unos segundos se cogida, me dijo: “avísame cuando ya estés a punto de correrte, amor”.

Cuando yo escuché eso, me emocioné mucho y solo dije: “ya estoy lista cariño”.

Genial… Entonces mi primo comenzó acelerar su embestida con su verga y su movimiento con sus manos…. A lo que yo, en punto solo gemí lo fuerte que pude… Ah… ya… me corro, amor… si… oh… si.

Mientras que mi amorcito en ese mismo momento solo dijo… Oh… que rico amor… Me encantas.

Luego saqué mi verga de su vagina, la cual estaba escurriendo con todo mi esperma y le dije a mi prima… espero que no te quedes embarazada, A lo que ella, metió un par de dedos a su vagina, tomó un poco de mi esperma y se lo comió…

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