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Con el pibe de la Terminal de Córdoba

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Esto pasó hace casi 20 años en la terminal de ómnibus de Córdoba Capital. Estaba despidiendo a mi mujer e hijo que viajaban a Bs As esa noche, el micro partió y yo bajaba las escaleras de la terminal hacia la calle cuando lo escuché. Era un flaquito de unos 20 años de edad, trigueño, muy atractivo de cara, un poquito afeminado y bastante humilde para vestirse (sin ofender). El pibe estaba muy nervioso, se escuchaba que hablaba con alguien por teléfono y ese alguien lo había citado y dejado plantado en la terminal y sin un peso para volver a su casa. Me quedé admirando la escena porque estaba con tiempo de sobra y ningún apuro de regresar a mi casa temprano ya que estaba solo.

La cosa se le complicaba cada vez más a Fulano, lo voy a llamar así porque no sabía su nombre, el pibe se quedó sin crédito, y no se le ocurrió otra que ir al telecentro de la planta baja y pedir fiado una llamada para hablar con su amigo. Logró comunicarse por última vez y le suplicó que no lo dejara regalado, que fuera a su encuentro porque no tenía plata y además ahora hasta debía la llamada que estaba haciendo, yo me encontraba a pocos metros de él porque me había acercado a escuchar que decía. La cuestión que salió de la cabina entre nervioso y amargado y se sentó a un par de asientos de donde yo estaba.

Me quedé observándolo fijamente hasta que se dio cuenta y me dijo "discúlpame, te debo algo? por qué me miras tanto?" Yo solo me sonreí y le dije que solo tenía curiosidad de cómo iba a zafar de la situación en que estaba metido, sin un peso y encima con el tipo del telecentro que lo miraba con cara de pocos amigos; Le dije "perdóname pero con lo nervioso que estabas hablabas muy fuerte y te escuché". Él se sonrió y me pidió disculpas, le dije que la llamada se la pagaba yo, que mi familia recién salía de viaje y si quería, ya que lo habían dejado clavado, lo invitaba a comer a casa.

Aceptó de una, era un pibe de esos que te das cuenta que son buena gente, tomamos un taxi y él iba re nervioso, frotándose sus manos, parte por el frio y parte por sus nervios. Llegamos a casa, picamos algo rápido y le pregunté si quería darse un baño, hacia frio pero accedió. Lo espié por el ojo de la cerradura, era hermoso, tendría 1.75 de altura y no sé si llegaba a los 60 kg, fibroso, lampiño, piel trigueña, poco vello púbico, y un cuerpo muy bien proporcionado. Pene normal a pequeño que le quedaba justo para su rol de pasivo y una colita también pequeña pero bien parada y sin un pelito. No sabía cómo encararlo, por eso no interrumpí su baño, pero cuando salió lo invité a acostarse y taparse en la cama mientras me bañaba yo.

Salí del baño completamente desnudo y me empecé a secar frente a él mientras le hablaba de cualquier cosa, como para entrar en más confianza, mi plan funcionó, ya que se hizo terriblemente notoria su excitación y no podía dejar de ver mi pene a media erección. Me acosté a su lado, él estaba boca arriba, tenso, todo su cuerpo era una piedra, no hablaba nada, toque su panza, estaba bien marcada, toqué su pecho y sus tetillas que estaban súper duritas, le dije "Tenés frio" y me dijo que un poco, me acosté encima de él y comencé a lamer sus tetillas, comenzó a aflojarse un poco y a respirar un poco más agitado. Mi ombligo rozaba su pene bien erecto y duro y mientras lamia su cuerpo acariciaba su miembro y testículos, él solo hacia pequeños suspiros.

No aguanté más y me bajé a chupárselo, no era muy grande, era fino y un poco torcido hacia su izquierda pero cuando tiré de su piel para chupar su glande, éste ya estaba empapado de su líquido pre seminal, un sabor saladito y delicioso y un tamaño para poder chuparlo hasta el tronco sin provocarte arcadas.

Lo chupé no sé cuánto tiempo, chupé sus huevos, le levanté las piernas lo más que pude y lamí su ano. El dejaba que hiciera en él todo lo que yo quisiera, los primeros segundos con un poco de vergüenza o timidez, después, se dejaba llevar y disfrutaba.

Me dijo, ahora me toca a mí, y me hizo acostarme boca arriba, comenzó a lamer mi verga hasta que la metió a toda en su boca, me masturbaba con su mano y me la chupaba al mismo tiempo, bajaba hasta mis testículos y volvía a subir recorriendo todo el tronco. Estuvo también un muy buen rato hasta que le dije que quería estar dentro de su cola, quería acabar dentro de esa cola pequeña perfecta.

Me dijo que íbamos a probar, pero que mi verga era muy gruesa y no creía que iba a poder aguantarla. Se sentó arriba mío y mojo mi verga y su cola con bastante saliva, apuntó mi verga a su culo y comenzó a bajar lentamente mientras respiraba con rapidez, yo sentía como mi glande intentaba abrirse paso en ese culito tan estrecho, él me apretaba la pija con fuerza para que no se doble y seguía insistiendo. En un momento el glande entró y un gemido de dolor se escuchó en la habitación, había pasado la cabeza, pero a medida que el resto iba entrando dentro suyo el dolor se le hacía insoportable, se notaba en su rostro.

Dos centímetros después, más o menos, me dijo “no puedo más, perdóname, me duele muchísimo”.

Hasta ahí llegamos, sacó mi verga de su cola y se quedó arriba mío rozando nuestros miembros, después nos masturbamos mutuamente hasta que acabamos los dos; Al final nos acostamos y dormimos hasta la mañana siguiente.

A la mañana siguiente le di plata para el colectivo y lo saqué medio a las corridas, no por deshacerme de él, sino por mis vecinos chusmas que no quieren perderse de nada.

Nunca más lo vi y olvidé su nombre, tampoco le pedí su teléfono, espero que algún día lea este relato.

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