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Con mi hijo nos enfiestamos con madre e hija
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Tiempo de lectura: 5 minutos

– ¿Viejo, que opinión tenes de Raquel, la amiga de mamá? Me pregunto Cristian, mi hijo de 25 años.

– Ehhh, una interesante mujer. Dije tratando de evadir la pregunta.

– No te hagas el boludo. Dale. Me dijo.

– Por lo que dicen, tremenda puta. No lo he comprobado, lo juro. Dije.

– Te creo. Podes creer que me mandó un mensaje para salir esta noche.

– ¿Qué vas a hacer? Pregunté.

– Bajarle la caña, como corresponde. Dijo riéndose.

Cristian es jugador de futbol, un metro ochenta y cinco, como yo. Con un cuerpo perfecto por todo el entrenamiento que tiene, y muy fachero de cara. Y como pude ver cuando nos cambiábamos en el club, un pene de muuuy generosas dimensiones.

Yo tengo cuarenta y cinco, y no tengo el cuerpo que tiene él, pero para mi edad bastante bien. Y mi pija, es algo más chica aunque más gruesa.

Con María, mi esposa y su madre, tenemos buen sexo, pero… la pasión por su parte fue bajando. Y la mía se mantiene. Cristian sabe que he salido con otras mujeres incluso alguna vez hemos estado los dos con dos mujeres.

Al día siguiente de nuestra charla, después de almorzar me hizo una seña que quería hablar.

– Cris, me das una mano que quiero revisar algo del auto.

– Dale viejo, vamos.

Fuimos al garaje y cerró la puerta, por las dudas abrimos el capot del auto.

– ¿Cómo te fue?

– Tremenda puta, como dijiste. Y para la edad que tiene, buen cuerpo. Gracias por el dato.

– Por favor.

– Pero tengo un problema y te necesito. Dijo sonriendo.

– No me metas en kilombos. Dije.

– Te va a gustar. Me propuso hacer un trio con vos…

– Estas proponiéndome que le meta los cuernos a tu madre. Dije.

– Como si fuera la primera vez, dale viejo, no jodas. Mañana el marido se va de viaje al mediodía. Nos espera a la tarde.

– ¿Ya le dijiste que sí? Sos un hijo de puta…

– Che, que es tu mujer. Mamá se va todo el día a lo de la abuela, ya me dijo que no vuelve hasta la noche.

– No esta mala la idea… vamos.

Se fue mi mujer y pasado el mediodía llegamos a lo de Raquel. Nos recibió con una bata de satén, y ropa interior.

– Pensé que no ibas a venir, Guille. Dijo mordiéndose el labio inferior.

– No lo iba a dejar solo a Cristian.

– Que buen padre que sos. Dijo sacándose la bata.

Raquel mide 1,70 mtd. De buen físico, pechos grandes a fuerza de siliconas, y un culo impresionante. Cuando llegamos a su dormitorio casi estábamos desnudos. Treinta segundos y los tres estábamos desnudos en la cama. Ella en medio de los dos, chupándonos la pija.

– Prometanme ser suaves. Dijo entre chupadas.

– Seee, seguro. Dijo Cris.

Nos chupaba y masturbaba, mucha experiencia. No tardamos estar bien duros los dos. Cris se levantó y la empezó a coger por la cocha mientras ella me chupaba, gimiendo y dando grititos de placer. Luego fue mi turno. Mi pija entró fácil, y para calentarla más, pasaba mi mano por debajo de su cuerpo y le acariciaba el clítoris.

– Hijos de puta, que bien que cogen los dos. Dijo

– Callate y chupa. Dijo Cris.

Estuvimos un rato así, hasta que Cris se puso de rodillas y le empezó a coger la boca como un animal. Ella se ahogaba, tenía arcadas, mientras yo cogía con todo su concha y le daba al clítoris. Los dos acabamos adentro, ella tuvo un orgasmo y trago toda la leche de Cris. Yo le llene la concha.

Nos tiramos en la cama, ella limpio nuestras pijas y fue al baño.

– Chicos, son geniales, me cogieron con todo. Dijo Raquel.

– Y te vamos a coger mejor. Dijo Cris.

– Quiero ese culo. Dije.

– Guille, no va a entrar… Dijo Raquel.

– Eso lo veremos. Dijo Cris y la puso a chupar la pija nuevamente.

Yo me puse atrás, escupí su orto, y le metí dos dedos. Ella gimió de placer e hizo fuerza para que entren totalmente.

– Soy muy puta. Dije.

– Y muy es poco, méteme otro. Dijo Raquel.

Le di el gusto y metí un tercer dedo. Los metía y sacaba dilatándola con todo, mientras la daba golpes en el culo y ella chupaba como loca a Cris.

Cuando lo tuvo dilatado, empecé a meter mi pija. Ella gemía y se quejaba de dolor al principio, pero después era todo placer. Tenía un culo delicioso, y escuchar como gozaba me alentaba a darla cada vez más fuerte. Cris me hizo una seña y me acosté a su lado.

– Montame y métetela en la concha. Le dije.

– Me van a hacer mierda… Dijo mientras lo hacía.

Cris se puso detrás de ella y se la metió en el culo. Ella dio un grito y me mordió el hombro.

– Me están haciendo mierda hijos de puta. No paren. Dijo Raquel.

Estuvimos un buen rato haciéndolo, yo por la concha, Cris por el culo. Ella tenía orgasmos y gritaba de placer.

– Quiero su leche en mi boca. Dijo.

Nos paramos en la cama y ella de rodilla estaba con la boca abierta masturbándonos con todo. Primero acabe yo y le llene la boca de mi leche. Ella nos mostró la boca y trago toda mi leche. Cris me siguió y ella hizo lo mismo.

– Mamá, escuchamos la vos de Cintia, la hija desde la puerta.

– Estas son dos pijas y dos hijos de puta cogiéndome con todo. Le dijo.

– Pero mamá…

– Ya van dos polvos que me echan, pero no dudo que te pueden hacer el favor. Dijo y fue al baño.

Con Cris nos tiramos en la cama y la pendeja se acercó. Era una rubia delgada con no muchas tetas y un buen culo. Calculo que andaba por los 19 años, ya que estaba en la universidad.

– Sacate la ropa y subí a la cama. Dijo Raquel.

La pendeja obedeció y se puso de rodillas en la cama. Raquel se puso a chuparme la pija y Cris hizo que la pendeja se la chupe. Cintia no tardó mucho en empezar a gemir chupando la pija. Cris no tardó mucho en hacerla acostar y poner las piernas de la chica en sus hombros. Cuando le metió la pija en la concha Cintia dio un grito.

– Chupale las tetas Raquel.

Raquel se puso en cuatro patas para chuparle las tetas a la hija, yo me puse atrás y le empecé a dar con todo por el culo. Las dos gritaban de placer. Estuvimos unos minutos y Cris dijo:

– Te quiero bien puta y caliente Cintia. Raquel, ponete boca arriba, le vas a chupar la concha a tu hija.

Las hizo hacer un 69. Cintia gozaba con todo, gemía sin parar. Yo seguía en el culo de Raquel. Cris me miró y me guiño un ojo. Saco la pija de la concha de Cintia y la apoyo en el orto.

– No, por favor, nuncaaa.

La empezó a meter de a poco. La pendeja respiraba jadeando. Raquel gritaba de placer mientras chupaba la concha de su hija y veía como le hacían el culo mientras yo se lo hacía a ella.

– Llenemosla de leche. Dijo Cristian.

Saque mi pija del culo de Raquel para cogerle con todo la boca a la hija. Los dos bombeábamos con todo. Raquel le chupaba la concha y se masturbaba con tres dedos en la concha. Los dos acabamos al mismo tiempo. Cintia se ahogó con mi leche pero algo tragó. El resto cayó sobre la concha de su madre. Me limpió mi pija y luego chupo toda la leche de la concha de su madre. Raquel limpio la pija de Cristian.

– Sos dos animales cogiendo. Dijo Cintia.

– De lo mejor que hay en el mercado. Dijo Raquel.

Fueron al baño y trajeron cerveza. Cristian lo le sacaba la mirada a Cintia, que trataba de evitarlo.

– Pendeja, metete dos dedos en el culo y Pajeate. Dijo Cristina.

– Cristian… Dijo ella.

– Hacelo, mientras nos vestimos.

La pendeja se puso en cuatro patas y se metió los dedos en el culo, y se masturbaba con todo.

– Sos muy putita Cintia. Y vos peor Raquel.

– No lo dudes. Dijo Raquel.

Nos fuimos a nuestra casa. En el camino Cristian me dijo.

– Estas dos las tenemos cuando queramos viejo. Juntos o separados.

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