Con mi lector Brian

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T. Lectura: 4 min.

Hace unos meses empecé a dialogar con uno de mis lectores mexicanos, él se llama Brian y tiene 27 años, yo soy de Argentina como muchos de ustedes ya saben y me llamo Ana.

Pensé que no tendría oportunidad de ir a México hasta que me llego una oferta inesperada de mi facultad, me han ofrecido irme a estudiar durante unos meses en otro país, mi universidad se hace cargo de mi pasaje y de mis gastos, cuando supe de esa oportunidad dije inmediatamente que si y elegí ir al país de Brian.

Hoy me preparé mis cosas y decidí ir hasta el aeropuerto de Buenos Aires a tomar un avión lo más pronto posible para llegar hasta él.

Dentro de unas horas mi avión se detuvo en el aeropuerto de México, ya era de noche cuando llegue, pero él estaba esperándome, era más atractivo que en sus fotografías, tiene el pelo negro en cantidad abundante, las facciones de su rostro son las más hermosas que he visto, vestía un pantalón rojo y una remera negra con una chaqueta de cuero.

Me dedico una gran sonrisa apenas me vio.

Fui corriendo hacia él y me lancé en sus brazos, Brian me tomo de la cintura y me hizo dar vueltas mientras me daba numerosos besos.

-Mi hermosa escritora, no puedo creer que estés aquí- me dijo tomando mi rostro con sus cálidas manos.

-Sin embargo, estoy aquí contigo y en este mismo instante soy feliz- le respondí, él no pudo resistir más y junto sus labios con los míos, pasaron unos segundos y nos empezamos a besar apasionadamente, las manos de Brian estaban masajeando mis nalgas en público, no importaba quienes nos vieran solo existíamos nosotros.

Cuando nos separamos le di otro beso rápido.

-Ven, vamos a mi casa- dijo tomando mi mano.

En unos minutos ya habíamos llegado a su casa, yo me saque mi abrigo y nos volvimos a besar.

-Debería enseñarte la casa, pero no puedo parar de besarte- me dijo Brian.

Yo le di un último beso y luego hicimos el recorrido por toda su bonita casa hasta que llegamos a su habitación que era increíble, las paredes estaban pintadas de rojo, tenía un televisor grande que quedaba enfrente de la cama, en un rincón tenía un escritorio con carpetas y un mueble para los libros.

Me fije en la cama que tenía sabanas azules, era una cama muy grande de dos plazas.

-Tu habitación es hermosa- le dije.

-No tan hermosa como tú- me respondió tomándome de la cintura y luego poniendo sus manos en mis nalgas, comenzamos a besarnos otra vez.

Brian me acarició todo mi cuerpo, sus manos estaban en todos lados y cada vez que me hacía una caricia me quitaba una prenda de ropa, él me hacía sentir la mujer más sensual del mundo por la manera en que me miraba y me desnudaba, luego se fue quitando sus ropas el mismo y ambos quedamos desnudos.

Luego Brian se acostó en el suelo de su habitación y me dijo:-Siéntate con las piernas bien abiertas sobre mi rostro, te quiero hacer un delicioso sexo oral- hice lo que me pidió y posicione mi vagina en el centro de su boca, empecé a moverme y él me penetro con su lengua muy profundamente haciendo que yo suelte un gemido, pues, en esta posición iba a sentir mejor las lambidas.

En la posición donde me encontraba podía sentir la profundidad de sus lambidas, y también sentía cuando esa lengua entraba y salía de mi vulva para seguir haciendo movimientos circulares, apreté más mis piernas y él puso ambas manos en mi cadera.

Se sentía tan rico frotar mi concha contra su rostro, fue tan delicioso que me hizo eyacular en unos minutos.

Luego del sexo oral que él me ha brindado, es mi turno de darle una buena estimulación.

Me puse encima de él y le di besos con lengua en su cuello, seguí hasta la zona de su pecho donde deposité más besos y le acaricie su bonito vello masculino con mis dedos, fui bajando lentamente hasta llegar a la zona de su pelvis, ahí fue donde comencé a lamber hasta llegar a la cabeza de su miembro grueso y metérmelo todo entero en mi boca para poder acariciarlo con mis manos.

Le recorrí todo su pene con las caricias sensuales de mi lengua, primero bien lento y mirándolos a sus ojos, luego cada vez más fuerte hasta que él me tomó la cabeza y con su pelvis empezó a embestirme la boca para acompañar mejor mi ritmo del oral.

Cuando él estaba a punto de eyacular no le permití hacer eso, me senté a horcajadas sobre Brian y me clave su miembro en mi vulva para empezar a saltar.

Él me agarro de las caderas y así nos empezamos a unir.

Esa bonita habitación pronto se convirtió en un paraíso para mí, donde solo existían nuestros gemidos, los besos húmedos que yo le daba mientras él me penetraba, solo existían sensaciones eróticas y la unión de nuestros sexos que encajaban perfectamente bien, su miembro dentro de mi apretada vulva se sentía exquisito.

Pasaron un par de minutos más y cambiamos de posición.

Brian me levanto del suelo con mucha delicadeza y me puso contra la pared.

Puso una de sus manos detrás de mi nuca, yo enrede mis piernas en su cintura y luego muy suavemente me empezó a penetrar, yo mire hacia el frente de la otra pared y vi que había un espejo.

-Quiero ver tu cara de placer cuando eyacule dentro de ti- me susurro en el oído, luego empezó con las embestidas rápidas.

Duramos un par de minutos en esta posición, él no tardo en eyacular porque era muy estimulante todo, la penetración contra la pared se sentía bien profunda. Finalmente Brian tenía razón y pudo ver mi rostro cuando sentí su semen caliente en mi interior.

Nos acostamos en la cama, Brian me abrazo y yo sentí una paz absoluta e sus brazos.

-No vallas a tu hotel mañana.

-Es el que me asignaron de la facultad- le respondí mirándolo a los ojos.

-Quédate en mi casa durante estos cuatro meses que estés estudiando, quiero pasar muchos momentos lindos contigo.

-Está bien, mañana voy a hacer una llamada y lo arreglaré, vamos a construir muchos recuerdos juntos- le dije mientras lo tomaba de la mano.

Correo: [email protected].

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