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Dalia, la amiga de mi madre

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Esto sucedió con Dalia, una amiga de mi difunta madre. Comenzamos por el principio, Dalia es una mujer blanca de unos 70 años, blanca, delgada, aún con buen ver, ojos negros, cabello a los hombros, coqueta, alegre, buen vestir, senos medianos, piernas largas, mide 1,70 aproximadamente, aún su cuerpo mostraba que en sus años mozos gozaba de excelente belleza.

Desde que yo era joven siempre me llamó la atención, ella venía a la casa, ya que había sido compañera de trabajo de mi mamá y habían cultivado una hermosa amistad. Recuerdo una vez, tenía yo como 22 años, que vino a la casa y mi mamá había salido y no había llegado, no sé porqué me ubiqué detrás de ella y la sentí nerviosa, sentí la tentación de abrazarla porque le expresé que estaba bella, pero me ganaron los nervios, no quise armar un escándalo, dañar la amistad de mi mamá, en fin, no pasó nada.

Así pasaron los años, me casé, mi mamá a los años enfermó y posteriormente murió, pero cuando venía a visitar a mi mamá y yo recibía a Dalia y me preguntaba como estaba, risueño respondía: "No tan bien como tú, pero ahí vamos". Respondiendo ella: "Si estás como yo, estás muy mal, jajaja" y le repicaba que aún conservaba sus encantos, lo cual ella agradecía.

Un día, luego de varios meses de mi mamá fallecer la llamo para saber cómo estaba, me comenta que ha estado enferma. Dalia tuvo 2 hijos varones y adoptó una hija, Carolina, quién por la situación de Venezuela en el 2016 se fue a Panamá, su hijo Luis, el menor y más irresponsable se fue a Perú a comienzos del 2018. Arnoldo el mayor un poco enfermizo a sus casi 48-49 años la medio atendía entre sus obligaciones laborales, ya que es profesor en un colegio, tiene 2 niñas y bueno últimamente ha estado algo enfermo.

Yo para diciembre del 2019 tenía 42 años, voy el lunes 9 de diciembre del 2019, en la mañana a eso de las 7:30, estaba Dalia recién despertándose, vestía una bata semi transparente, se le notaba un bikini, corte tradicional, sostén color beige, se alegró al verme, me hizo pasar, tomamos un café mientras hacía una arepa para ella y otra para mí, conversamos un rato, me dijo que extrañaba hablar con mi mamá, que le hacía falta que se sentía sola, no pudo evitar romper en llanto, lo cual en la mesa de la cocina la abracé, lloró amargamente por unos minutos, los cuales se aferró a mi pecho, le traté de transmitir ese cariño en ese abrazo, lo cual produjo que mi pene fuera animándose, sentí un poco de pena, ya que ella ya un poco más calmada me pidió disculpas por sonar fastidiosa, lo cual reparé expresándole y pidiéndole disculpas por mi abandono, aún abrazados y con mi pene ya erecto, mi respiración agitada pero tratando en mostrarme calmado, Dalia se sorprende ya que la arepa (comida venezolana, torta hecha de harina de maíz molido y se puede rellenar con queso, carne, etc., se puede hacer frita o asada) empezaba a quemarse, ya solucionado lo de la arepa la rellena con queso y nos dispusimos a desayunar, terminado de comer, me dispongo a dirigirme al lavaplatos con mi plato y vaso lo cual Dalia me dice que no, que ponga los utensilios y me quede tranquilo, haciendo caso omiso me apresuro a fregar, ubicándose Dalia a un lado mío, forcejamos por unos segundos quedando atrapada entre el fregador y mi cuerpo, nuevamente mi pene empieza a reaccionar, noto a Dalia un poco nerviosa, ya que le digo en son de broma que la voy a mojar, me dice:

Dalia: hay Ale siento un bulto y no voy a la escuela! Aludiendo a mi erección.

Me quedé cortado, y sólo atino a responderle:

Yo: Pues la culpable de ese bulto eres tú...

Dalia: A pues no te creo, como te vas a estar fijando en una vieja achacosa y fea que puede ser tu madre muchacho?

Yo: Veja la plaza Bolívar y aun para palomas jajaja, y me gustaría mas que seas mi mamacita... -Apretándola fuerte hacia mí, arriesgándome a besarla rápidamente, siento una débil oposición, pero a medida que se ve doblegada por mi fuerza, siente la pasión en mis besos, va cediendo, abre su boca y nuestras lenguas se van mezclando poco a poco, voy aflojando mis manos para acariciar su espalda.

Dalia: Ay Leo esto no puede ser... -Respirando agitadamente...

Yo: Vamos Dalia, nadie se enterara por mi, si eso es lo que temes, me gustas, mira como me pones, me tienes tieso, ya mi pene estaba todo lubricado, erecto, me dolían mis testículos.

Dalia, estaba roja, respiraba agitadamente, sin perder tiempo y arriesgándome le levanté su bata dormilona, introduciendo mi dedo medio por sus cachetes vaginales mientras le besaba por el cuello, Dalia tenía los ojos cerrados, ambas manos las tenía apoyadas sobre la mesa, sus piernas parecían gelatinas de lo que temblaba, su vagina estaba desbordada en líquidos, su boca decía que no, pero su cuerpo pedía a gritos esa caricia de un hombre, quería sentirse mujer, quería sentirse nuevamente deseada, estaba caliente y no era de forma literal, le levanté la bata, besándole el camino entre sus pechos, la subí en la mesa de su cocina empotrada, abrí sus piernas, levanté un poco para despojarle de su pantaleta, facilitándome ella misma la tarea, quedando a mi vista una vagina con cañones, tendría como unos 2-3 días de haberse depilado, como loco empecé a comerle ese coño, haciéndome Dalia un candado en mi cuello con sus piernas blancas, ya estaba el camino hecho y abierto, Dalia comenzó a gemir, moverse, diciendo:

Dalia: Leo que rico que haces? -Al mismo tiempo que me templaba de las orejas como queriendo introducirme por su cuca.

Yo seguía inspirado lamiendo y acariciando su clítoris que ya se había asomado, su cuca era una mezcla de aromas a mujer, orine y toallas protectoras, mientras lamía con mi mano le amasaba sus carnes pequeñas que tenía por senos, mientras que con la otra le metía un dedo en su boca con el fin de aplacar sus gritos, ya que a pesar de que la casa de Dalia es grandísima, no quería que los vecinos se enterasen y asustasen. Ambos estábamos en la gloria, Dalia recibiendo una lengua que invadía su caverna vaginal, proporcionándole ese placer que hace algún tiempo el inepto de Fidel, el papá de Luis era incapaz de darle, le estaba otorgando caricias negada por años, mientras que yo aprovechaba cada segundo en degustar esa mujer a quien le había dedicado más de una paja, estaba perdido en mi mundo, el cual era besar la rica vagina de Dalia, cuando por fin explotó en un rico orgasmo, sin perder tiempo la bajo del mesón de la cocina, respirando ambos entrecortados, mi bella dama sentada en el mesón, pero con sus piernitas flaqueando, la voy guiando a su habitación, mientras le recostaba mi pene erecto entre sus nalgas, introduje un dedo en su vagina y la iba dedeando, mientras besaba su cuello y oreja, simultáneamente su corazón latía como queriéndose salir de su pecho.

Una vez en su recamara, la tumbo suavemente en su cama, me desvisto rápidamente, quedando mi miembro libre, erecto, duro, para seguir disfrutando de la vagina de mi amante de turno, me hace señas para ubicarse cerca de mi miembro, lo cual procedo a introducir en su boca de labios delgados y finos, su lengua comenzó a jugar con la cabeza de mi pene, magistralmente lo engullía, Dalia era una experta en el arte de la felación, sus labios finos se deslizaban por el tronco de mi miembro dándome el mayor de los placeres, cuando llegaba a la cabeza de mi pene chupaba como queriendo extraer el semen desde mi cerebro a través dela cabeza de mi pene, estaba en la gloria, seguí besándole su vagina en eso le doy vueltas para quedar yo abajo y ella arriba de mi cara con su vagina en mi boca, le mordía muy suave sus cachetes de la vagina con mis dientes, mientras introducía mi lengua en su vagina como cogiéndola con mi lengua, Dalia no gritaba ya que tenía mi pene hasta el fondo de hecho, la estaba cogiendo por la boca ya que hacía como sí se cepillara los dientes con mi pene, estaba disfrutando al máximo ya que su vagina estaba destilando chorros de líquidos, no me aguanté y sacando Dalia mi pene de su boca alcanzó a decir:

Dalia: Échame tu leche en mi boca, vamos ale quiero tragar leche, que tengo tiempo que no me dan...

Volviéndose a meter mi pene en su boca no me aguanté y presionando mi cintura para emburrarle mi miembro hasta el fondo le mandé una buena cantidad de leche, la cual se la tragó degustándola, siguió mamando y mostrándome que no quería desperdiciar nada me dejó el pene limpio, hasta que se me puso algo flácido, nos levantamos y dirigiéndonos al baño, nos metimos a bañar, nos cepillamos la boca, siguiendo el recitar de besos, la posicioné en la poceta y seguí besándole su vagina, diciendo entre dientes pero con mucho morbo, placer y dando a entender que estaba gozando de lo lindo:

Dalia: Ale que rico, mijo no sabía que la mamabas rico, así dame más, uuufff que rico papi...

Me tenía agarrado de ambas manos por las orejas, ya estaba nuevamente listo, la cargué y me la llevé a la cama, tomé mi pene con mi mano derecha y le acaricié la raja 3-4 veces, expresando Dalia lo siguiente:

Dalia: Métemelo no joda, que lo que quiero es guevo!

Esta expresión en Dalia me desconcertó ya que casi nunca le había escuchado decir groserías, pero me excitó mucho más de lo que estaba, de hecho Dalia me tomó por mis nalgas ensartándose ella misma mi guevo hasta las bolas, empezó a mover sus caderas circularmente marcando el ritmo, primero suave y despacio, luego rápido, mientras decía un poco de palabras subidas de tono estaba poseída disfrutando, después me dijo que tenía como 6 años que Fidel el papá de Luis su hijo menor, un señor mayor que ella, ya ni la tocaba, y ella era muy fogosa.

Dalia: Ale, que rico así, así papi muévete, que duro lo tienes, escoñetame esa cuca, coño e tu madre! dame pipe, ah ah aha aaaa así que rico, métemelo hasta el fondo, asi aaahhh!

Tuve que besarla para aplacar sus gritos, entonces como me tenía agarrado por las nalgas llevando el ritmo, me clavó las uñas, estaba excitado, también la tenía agarrada de sus nalgas, le pedí cambiar de posición, para eso, me tumbó en la cama y empezó a mamarme el pene con un arrebato, la coloqué en cuatro patas y le ensarté mi miembro hasta que mis testículos chocaban con sus nalgas, estábamos sudados, Dalia llevaba como 5-6 orgasmos le dije que no aguantaría mucho tiempo más, me pidió aguantar un poquito más que estaba por tener otro orgasmo, que quería mi leche hasta el fondo...

Dalia: Ale aguanta un poco más papi, que ya me vengo otra vez, así papi así, me gusta coño e tu madre que rico, estás haciendo a esta vieja puta feliiizzz ah que ricooo!

Acabando Dalia y soltando yo mi chorro de leche en la vagina de ésta vieja puta como ella misma se dijo caí desmayado yo encima de ella exhausto, respirando aceleradamente, sudados ambos pero muy satisfechos, aún con mi pene medio erecto dentro de la vagina de Dalia fue volviendo a su estado normal hasta que fue expulsado de la vagina de esta mujer, abuela, pero que me había dejado exprimido, se acurrucó en mi pecho, la abracé, diciéndome y pidiéndome perdón por los mentazos de madre (Coño e tú madre, grosería de alto sentido ofensivo, pero en este caso fue alto sentido placentero) pero me dijo que tenía tiempo, años que no disfrutaba de un buen sexo, que es muy fogosa y que le supe tocar muy bien sus partes sensibles del cuerpo, ya iban a ser casi las 12 h, le pido el baño para asearme, mirándome pícaramente me pide bañarnos juntos, la tomo de la mano y nos dirigimos hacia el baño, abro la llave y nos metemos ella se lava su cuca, y procede a enjabonarme el miembro, estaba en el paraíso, ésta mujer me lo sobaba de una manera que rápidamente empecé a tener otra reacción, me quitó el jabón que cubría mi guevo y arrodillándose se lo llevó a la boca, el agua cayendo por nuestros cuerpos, ver a Dalia mamándome el guevo como una perra desesperada, mirándome de forma morbosa, chupándomelo, aprisionándolo con sus delgados labios, masajeando mis nalgas, le tomé de su melena de tamaño mediano, la medio enrollé en mi mano y le guiaba el ritmo, le pedí irnos a la cama, me preguntó sí no me gustaba como lo estaba haciendo:

Dalia: Que pasó Ale? no lo mamo bien?

Yo: Mi amor no quiero acabar todavía, no joda lo mamas muy bien...

Dalia: Cuando vayas a acabar quiero que me eches tu leche en la cara, según leí y que es excelente para las arrugas...

Nos secamos y ella con su mano en mi pene me fue llevando hasta la cama, me tumba para llevarse mi miembro a su boca, lo escupió un poco y procede a mamármelo, para luego centrarse y enterrarse mi guevo en su cuca, una vez que su vagina devoró mi pene empezó a moverse rítmicamente, adelante atrás, hacía círculos, apretaba un poco su vagina, empecé a darle nalgadas, lo cual le fascinó:

Dalia: Si papi (plas una nalgada) trátame como una puta, (plas otra nalgada) dame pipe, (plas nalgada) cógeme así rico como lo haces, lo tienes duro papi grrr que rico no jodaaaa!

A cada grosería le asestaba una nalgada, lo cual excitaba a mi amante, era sumamente hermoso y rico como su cuca derrochaba líquidos, mientras cabalgaba mi pene, Dalia amasaba mi pecho, yo aparte le bajé un poco para dedicarme a esos pechos de pezón rosados, con un pico mínimo, los cuales sabían a gloria, suavemente se los mordía, Dalia si que resultó ser una mujer muy ardiente, sus movimientos con la cadera eran muy placenteros, varias veces tuve que bajarle la velocidad para no venirme, quería exprimirla, tantos años deseándola y ahora que la tenía ensartada quería enviciarla, esa faceta de perra puta pervertida era totalmente contrastante, es decir era algo de religiosa, pero en la cama la tenía totalmente transformada, provocándome mucho morbo y placer, al cabo de un rato cuando le cambié de posición para ponerla en cuatro patas, le estaba dando en su cuca, y para hacerla gozar, le bordeé mis piernas a la altura de sus nalgas por los lados, y mis manos en su cuello y hombros para tratar de meterle mi guevo hasta las bolas, veía ésta escena en el espejo la cara de placer de Dalia con la cara sudada, despeinada, pero feliz, le expresé que no aguantaba más y me venía, pidiéndome Dalia echarle mi leche en su cara, parado sobre el colchón y ella sentada en la cama le acerqué mi guevo a su cara derramando mi leche ya algo transparente era la tercera vez que eyaculaba, la muy perra de Dalia me agarró el guevo aún con rastros de semen y empezó a cubrirse la cara de mi leche, lamiendo mi pene con su lengua, caí agotado, satisfecho, Dalia terminó de limpiar mi pene, expresando lo rico que la había pasado:

Dalia: ay Ale que rico, espero me sigas cogiendo así sabroso, gracias por este regalo de niño Jesús anticipado jajaja...

Yo: Corazón gracias a ti ahora no más paja en tu nombre...

Dalia: Nooo, no botes mi lechita por ahí, dámela a mi en mi cara, cuca, y si gustas en mi culo...

Yo: Con gusto corazón...

Dalia: espero no te molestes por las groserías, pero tenía mucho tiempo que no tiraba, Fidel el papa de Luis mi hijo, la edad lo está embromando...

Yo: Tranquila corazón, cuando quieras guevo llámame o avísame y te doy tu ración de leche y guevo...

Dalia: bueno me vas a tener que atender a diario porque tengo años de desabastecimiento y soy muy caliente, Fidel en sus buenos años no me llenaba, quedaba incompleta...

Yo: Bueno corazón como te dije solo llámame y te atiendo...

Luego almorzamos y ya en la tarde echamos otro polvo pero ahí si me sacó fue agua, y desde ese día aunque sea 2 veces por semana estamos juntos, cuando no voy a su casa ella viene a la mía, falta un trío que hicimos con Marlene otra amiga de ella y mi mamá y vecina que con su boca mamando guevo hace maravillas, pero esa es otra historia que voy a contar en su momento...

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