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El desafío de ser amado: padre e hija
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Me llamo Luz, soy una chica pelirroja de cabello largo. Tengo unos ojos color avellana y expresivos que llaman la atención. Mi piel es pálida, con algunas pecas que resaltan en mis mejillas y unos labios carnosos y rosados.

Con una figura esbelta y curvas marcadas, mi cuerpo atrae las miradas. Un busto firme y una cintura delicada completan mi armonía. Mis piernas, largas y tonificadas, son el resultado de mi pasión por el deporte. Siempre elijo prendas ajustadas que realzan mis curvas y shorts cortos que exhiben mis piernas con orgullo.

Durante el año estudio y vivo en la ciudad con mamá. Pero en vacaciones, visito a papá en el campo. Desde que mis padres se separaron cuando era pequeña siempre fue más o menos así.

El terreno estaba en un lugar hermoso. Cada vez que visitaba a mi padre en las vacaciones, experimentaba una paz inigualable, lejos del bullicio urbano. Aquel rincón perdido en el campo se convirtió en mi refugio frente al estrés de la ciudad y en mi hogar en mi corazón.

En la universidad estoy estudiando Derecho y me encanta, siempre me había interesado y sobre todo era la carrera que mi padre quería estudiar de joven pero lastimosamente nunca pudo lograrlo. Ahí conocí a Martín, mi novio. Con él perdí mi virginidad. Siempre que la gente me veía con el decían que estábamos hechos el uno para el otro.

A pesar del asqueroso calor, estaba feliz de volver. Después de todo, no vi mucho a papá este año. Al parecer mi padre se volvió a separar de la que sería ahora su tercera pareja y fue muy duro para él.

Él me recibió con los brazos abiertos. Al llegar a su casa nos sentamos en el sofá, uno al lado del otro, en silencio. De repente mi padre pareció perder la entereza que había logrado mantener y se abrazó a mí llorando. Lloró mientras lo abrazaba. Conmigo proporcionándole consuelo.

"Papá, ¿Estás bien?" pregunte

"Depende que entiendas por bien" contestó. "Está claro que no soy bueno con las mujeres y voy a terminar solo, hice tanto por ella"

"Estoy aquí para ti, papá. No estás solo en esto."

"Gracias, hija. Realmente apreció tu apoyo. A veces me siento tan solo. He trabajado duro toda mi vida para construir una vida para mí y mi familia, y parece que todo siempre se va a la mierda."

"Papá, no digas eso. Yo te quiero y estoy para ti. También tienes tu granja, que es tu pasión y tu hogar. No te culpes a ti mismo. Que te fuese mal no significa que no puedas encontrar la felicidad. Tal vez ella no era para ti."

"¿Crees que algún día podré encontrar el amor?"

"Por supuesto, papá. Siempre hay esperanza en el amor."

"Gracias, hija. Eres lo único que tengo en esta vida. Te quiero mucho"

"Te quiero mucho también, papá. Siempre estaré aquí para ti, te lo prometo"

Estuvimos toda la tarde hablando

"Si hay algo que pueda hacer para ayudar, dimelo. ¿Está bien, papá?"

"Gracias, hija" suspiró. "Es tan … triste. No sé, veremos qué pasa".

Decidí cocinar para mi papá, quería demostrarle lo mucho que lo aprecio y agradecerle por todo lo que ha hecho por mí. El ha estado trabajando mucho y sé que está preocupado por mi futuro en la universidad.

Me puse manos a la obra en la cocina, preparando su plato favorito de pollo a la parrilla con verduras al vapor. Mientras cocinaba, pensaba en cómo había sido mi experiencia en la universidad hasta ahora. Estoy estudiando Derecho y me encanta, siempre me había interesado ayudar a las personas y sobre todo era la carrera que mi padre quería estudiar de joven pero lastimosamente nunca pudo lograrlo.

Finalmente, la cena estuvo lista y llamé a papá para que viniera a sentarse a la mesa. El olió el delicioso aroma y sus ojos se iluminaron al ver la cena que le había preparado. Durante la cena, hablamos sobre mi experiencia en la universidad y mis planes para el futuro. Le conté sobre mis clases, sobre mi novio y lo emocionada que estaba de ser una abogada en el futuro.

Papá estaba orgulloso de mí y me alentó a seguir esforzándome y persiguiendo mis sueños. Le di las gracias por todo lo que ha hecho por mí y por siempre creer en mí. Era una noche especial, y estaba agradecida por tener a mi papá en mi vida.

"¿Quieres un poco de vino?"

Sus brazos se estiraron cuando me ofreció. Tomé un poco mientras ambos nos sentábamos a hablar.

Un par de copas más de vino y pude sentir las manos callosas de papá deslizarse por mi muslo. Sus callosos dedos acariciando mis piernas largas y jugando con mis shorts.

El acaricia suavemente mis mejillas y me dice: "Eres una bendición en mi vida, hija".

Sonreí y me dice: "Te quiero también, papá"

"Eres mi luz en estos momentos. Y eres tan hermosa", dijo él mientras me miraba a los ojos. Sonreí tímidamente, "Gracias", respondí, y luego bajé la mirada hacia el suelo, avergonzada y con el corazón acelerado. Él se acercó y tomó mi mentón con delicadeza, levantando mi cabeza para que lo mirara a los ojos. "No tienes que estar avergonzada, eres hermosa de verdad", dijo él mientras acariciaba suavemente su mejilla con su pulgar. Ella cerró los ojos, sintiendo la calidez de su tacto.

De un momento a otro, él se inclinó y me besó suavemente en los labios. Respondí a su pasión envolviendo mis brazos alrededor de su cuello y profundizando el beso. Separamos nuestras bocas, estaba ruborizada como nunca. Y lo último que pensaba era sobre si estaba bien o mal.

"Quiero más de ti, ahora mismo", dijo él con una voz y ardiente. Ella se estremeció ante sus palabras y lo miró a los ojos con una mirada de deseo.

Él la tomó de la mano y la llevó a la habitación, cerrando la puerta detrás de ellos. La habitación estaba oscura, pero la luz de la luna entraba por la ventana, iluminando el lugar.

Sin decir una palabra, él la llevó a la cama y comenzó a desnudarme apasionadamente.

"P-papá, creo que tenemos que parar estamos yendo muy lejos con esto", eso llamó su atención y se detuvo de repente. Y me mira. Sus ojos parecen oscuros. "No le diremos a nadie, ¿verdad?" dijo de repente. Su voz era tranquila pero fuerte y me heló la sangre. "Deja que papá se divierta un poco", dice mientras obliga a mi cuerpo a acostarse y separa mis piernas.

Me quita los shorts y metió sus gruesos dedos callosos en la humedad de mi interior. Dejé escapar un gemido mientras él abría los labios de mi vagina.

"No lo pienses mucho. Voy a hacer que te sientas muy bien, hija", murmura antes de sumergir su rostro en mi entrepierna.

Gemí en respuesta, sintiendo el fuego de la pasión arder en mi interior.Me siento atrapada por su masculinidad, su rudeza y su capacidad para hacerme sentir cosas que nunca había sentido con mi novio. No pude evitar gemir de placer cuando él metió su lengua al mismo tiempo que me tocaba el clítoris.

"Sólo déjate llevar", me dijo mientras continuaba.

Sentí una ola de placer cuando papá comenzó a chupar mi clítoris. Cuando la ola estrelló, sentí cada parte de mi cuerpo temblar.

"Cariño, voy a meterla"

"E-Esta bien, papá."

La forma en que masajeó mis piernas, abriéndome y reclamándome como suya… como si fuera un agujero rogando ser rellenado con su semen, me excitó tanto.

En algún momento, comenzó a empujar la punta de su verga en mi interior. Mi cuerpo se tensó. Luego empujó aún más profundo dentro de mí. Sentí que me estaba tratando de partirme por la mitad. Me metió toda su verga sin cuidado. Sentía lágrimas en los ojos mientras mi corazón se me aceleró.

Sucedió tan rápido. Estaba empujando dentro de mí con golpes largos y duros, llamándome su "nena" una y otra vez. Mis uñas se clavaron en su espalda, y él gritó empujando más fuerte contra mí. Estábamos en celo como animales. Gimió y se corrió fuerte dentro de mí. Sentí su semen incestuoso corriendo dentro de mí y liberó algo en mí tan primitivo que no pude parar de pedirle más.

"Papá… papá… más…"

Me corrí por segunda vez y nunca he vuelto a sentirme tan bien en mi vida como lo hice en ese momento. El placer carnal de ello quedo grabado a fuego en mi alma.

La perfección de eso que transmuta el vicio en virtud, la dicha de eso. La forma en que su deseo y el mío se unieron en un momento de placer y plenitud. Mi padre, había entrado dentro de mí en ese acto fugaz y efímero, convergían los contrastes y dualidades de la elevación y la caída, la pasión y la razón.

"Papá, más, más fuerte"

Con cada embestida más realizada me sentía. Aunque no sea virgen, su gran circunferencia me estiraba ampliamente. Todavía sobre mi, las bolas de mi padre se estrellaban contra mi delicado trasero. Coloqué mis manos sobre su pecho bañado en sudor.

Mientras gemía le dije:

"Tu verga se siente tan bien, papá. Sigue hasta que todo tu semen esté dentro de mi".

Papá se corrió tanto y tan fuerte que podía sentir como caía bastante por mi entrepierna hasta las sábanas.

Lentamente dejó de bombear. Podía sentir su semen deslizándose fuera de mí. Mis piernas estaban alrededor de su cuerpo y atrayéndolo hacia mí.

Papá se movió, saliendo de mi cuerpo, me miró y de inmediato pudo ver mi amplia sonrisa. Ahora lo habíamos hecho y el placer se apoderó de nosotros. Lo besé y lo sostuve contra mí el mayor tiempo posible. Realmente me agotó.

"Realmente te amo, cariño. Quiero que lo sepas".

"Yo también te amo."

Durante los días siguientes, hicimos el amor lo máximo posible. Cuando no estábamos comiendo o durmiendo, hacíamos el amor. Tomó cada uno de mis agujeros. Exploramos nuestros cuerpos hasta el punto en que mi padre sabía cada pequeña peca o lunar en mi cuerpo con los ojos cerrados.

Él me agarraba y simplemente me hacía suya cuando y donde quería. Trague tantas veces su semen que no podría contarlo y se vino sobre cada parte de mi cuerpo. Me encantaba tanto que empecé a olvidar que tenía un novio, que en algún momento tendría que irme a la universidad de nuevo.

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