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El deseo de la mente

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Sonó mi teléfono y era un WhatsApp. En un semáforo lo miré y vi su mensaje:

"Estoy sola en casa, trabajando online, y me estoy acordando de ti". Decía el primero de tus mensajes.

Se puso el semáforo en verde y continúe mi camino hacia el centro comercial a donde me dirigía. Bajé al parking subterráneo y después de aparcar volví a abrir el teléfono.

"Estoy en una vídeo y me aburro como una ostra. Me estoy acordando de la última vez que nos vimos y me estoy poniendo cachonda. Puedo decirte que se me han humedecido las bragas", decía el siguiente mensaje.

Al leerlo sentí como el miembro se me endurecía, también me acordaba de esa última vez, de como estuvimos follando y mi cabeza se llenó de ese sexo salvaje que me provocaba dicha visión.

"Cómo vas vestida?" Fue lo primero que se me ocurrió escribir.

"Llevo una camiseta, pues la parte de arriba se me ve en la videoconferencia, pero abajo solo llevo un tanga rojo, que como te he comentado se me ha mojado un poco". Fue su respuesta, y mi polla no tardó en reaccionar poniéndose más dura. Estuve a punto de sacarla del pantalón, pero me contuve, tan solo pasé la mano sobre la abultada tela.

"Me ha venido a la cabeza cuando te vendé los ojos, tu cuerpo semidesnudo esperando mis manos y mi boca, mientras mi cerebro no paraba pensando en todo lo que te iba a hacer y eso me ha provocado una fuerte excitación".

Mi polla siguió dura esperando su respuesta.

"Lo recuerdo, y también me excita pensar en ese momento. Acabo de bajar la mano y estoy tocando con mis dedos la zona húmeda de mis bragas". Su respuesta me excitó más. Pensaba en esa vulva cálida y deliciosa, y podía saborear los jugos que manaba tan solo con mis pensamientos.

"Tengo la polla que me va a estallar! Estoy por sacármela y hacerme una paja!". Fue mi respuesta instintiva y poco moderada.

"Me gusta ponerte cachondo, me excita mucho! Y no veas lo guarra que me pone cuando te siento excitado!". Fue tu respuesta inmediata, igual de poco moderada. Mientras pensaba que decirle volvió a llegar otro mensaje suyo.

"No te gustaría que te hiciera una buena mamada en vez de pajearte?". La cosa se calentaba y mi erección iba en aumento.

"Me encantaría, pero estoy en el parking y tú en tu casa en una vídeo. Parece bastante improbable que me la puedas chupar".

Su respuesta apenas tardó en llegar.

"Puedes venir a mi casa".

"Pero estás en plena video! Y tu marido?”.

Ahora su respuesta tardó algo más. Su mente pensaba en cómo afrontar la situación y la respuesta fue larga, pero muy clara y concisa. “Mi marido está trabajando y no va a venir. Podrías arrodillarse bajo mi mesa y ponerme más guarra de lo que estoy comiéndome el coño mientras acaba la reunión con estos pesados. Después te dejaré que me vendes los ojos y que me hagas todo lo que te apetezca."

Sabía que su oferta sería difícil de rechazar, pero continuó con más aderezos.

“He metido dos dedos en las bragas y se han humedecido más!”

Mi mente se turbo al leer su oferta. Sentado en el coche, con la polla cada vez más dura, intentaba tomar una decisión. Tenía un par de horas para hacer las compras que había previsto, pero mi deseo ya era tan fuerte que no podía rechazar esa deliciosa oferta. "En quince minutos estoy!" .Fue mi respuesta inmediata. Solté el teléfono y arranque el coche. A los quince minutos ya estaba aparcado frente a tu casa. Bajé del coche con la polla todavía dura, y miré el teléfono, había más mensajes. "Te dejo la puerta entreabierta pues tengo que hablar ahora en la vídeo. Estoy deseando que llegues. Cada vez estoy más mojada!".

Si quedaba algún espacio en mi mente para el deseo, se llenó de inmediato. Mientras me acercaba al portal iba mirando a todas partes por si había alguien, no quería que me vieran con el pantalón abultado. Al llegar vi que alguien salía, y protegiendo mi abultado pantalón me apresure para que no se cerrará la puerta. Monte en el ascensor y apreté el botón con impaciencia, estaba tremendamente excitado, y la sangre circulaba por mis venas a gran velocidad. Metí la mano dentro del pantalón y comencé a sobarme la polla. Sentí las venas que recorrían el tronco totalmente hinchadas, pensé que iban a estallar. En mi mente podía verla con esas pequeñas bragas mojadas y las piernas abiertas bajo la mesa. Era una imagen que se había quedado fijada como un clavo en la pared.

Salí del ascensor y vi que la puerta, aunque parecía cerrada, estaba mínimamente abierta, casi inapreciable. Empuje con suavidad y se abrió. Pasé como un ladrón sigiloso y la cerré sin hacer ruido, tan solo el pestillo chasqueó turbando el sonido de tu voz lejana que se oía hablando a través de los cascos y el micro que llevaba puestos. Me asomé al llegar a la esquina del pasillo y la vi de espaldas, sentada en una banqueta por la que sobresalía su hermoso culo apoyado sobre ella. La sensación visual fue deliciosa. Me agaché para que no se me viera a través de la cámara del portátil sobre el que estaba trabajando, y me deslicé como un gato pegado a la terraza donde no se me podía ver a través de la cámara. Sonrió intentando disimular mientras hablaba por el micro, y abrió un par de veces sus piernas para provocarme más. De inmediato me quite la ropa quedándome tan solo con los bóxer, y pudo ver de reojo lo abultados que estaban.

Tiré de ellos y la polla saltó como impulsada por un resorte. Al verla no pudo evitar pasar la lengua por tus labios. Noté que sus palabras se entorpecían y eso me provocó cierto morbo. Me deslicé hasta el suelo metiéndome bajo la mesa sobre la que estaba el portátil, sus piernas se abrieron de inmediato y pude ver el pequeño tanga que apenas cubría los abultados labios de su vulva. Acerque mi cabeza, y mi boca y mi nariz se pegaron a esa pequeña tela húmeda y caliente para percibir, primero un olor que estímulo mi apetito sexual, después, cuando mi lengua paso por las húmedas bragas, el sabor llenó mis sentidos. Oí como sus palabras se entrecortaban y le debieron preguntar si le pasaba algo porque solo pude oír su respuesta, -No, no, estoy bien... bueno... tengo la boca... Sus palabras se iban enlenteciendo, como un tren al llegar a la estación, y las pausas entre una y otra se hacían más largas cuando comenzó a sentir mi lengua metiéndose entre la marcada raja que se formaba en sus bragas.

- Puedes seguir tu... Juanjo? La oí decir entre algún jadeo disimulado.

Note como ponía una mano sobre mi cabeza mientras miraba a la pantalla donde aparecían ocho cuadrados rellenos de caras interrogantes. Su cara intentaba disimular las sensaciones que llegaban a tu mente cuando retire la tela de las bragas y mi lengua buscó el endurecido garbancito en lo más alto de su vulva.

Juanjo decidió terminar la reunión y las caras fueron desapareciendo. Sus ojos se abrían y cerraban y ya no hacía caso a la pantalla del portátil, tan solo sentía mi lengua lamiendo tu coño, como un perro lame en un charco sediento después de una larga carrera. Pensó que ya se habían retirado todos de la vídeo y apagó la pantalla sin molestarte en apagar el ordenador, ya solo disfrutaba de la deliciosa sensación que producían mis lamidas en tu húmedo coño, mientras yo, bajo su mesa, de rodillas como un perro obediente, chupaba y mordía sin parar hasta hacer que los jugos de tu vagina salieran impregnado mi boca de un delicioso sabor. Su cara se iba transformando en un gesto de rotundo placer que Juanjo, que no había desconectado, podía ver a través de la cámara del portátil. Él no sabía que ella había apagado la pantalla y pensaba que quería que lo viera. No decía nada, pues la veía con los cascos quitados, y tan solo miraba algo desconcertado sin saber muy bien lo que estaba pasando.

-Sigue, sigue!! Llevo largos minutos deseándote! Susurró mientras movía la pelvis para sentir más mi lengua.

-Desde que escribiste que venías, estoy mojada pensando en esto!

Juanjo seguía sin saber lo que pasaba, tan solo podía ver la parte del cuerpo que enfocaba la cámara tras la mesa, pero la expresión de placer que veía en su cara le estaba poniendo más caliente que una sartén de aceite hirviendo.

Mi boca abierta, lamiendo todo tu coño, ya degustaba los jugos que partían del interior de su vagina. Disfruté de ese sabor a la vez que mis oídos se deleitaban con sus jadeos ahogados. Toda mi cara se empapó al cabo de unos segundos y los jadeos llegaron a convertirse en gemidos y gargajeos impregnados de lujuria.

Retiré mi boca de su coño y gatee bajo la mesa para salir cuando la oí decir con la respiración alterada.

-Ven, quiero tu polla en mi boca! Te la voy a chupar hasta dejarte seco!!

Juanjo estaba estupefacto. En ese momento no sabía si se lo decía a el, pero al instante supo que no era así. Vio como mi cuerpo aparecía por un lateral de la pantalla y ella se tiraba de la banqueta para agarrar mi polla con las manos con los dedos curvados como garfios. La lengua salió de tu boca y sentí una lamida deliciosa en mi glande hinchado y brillante. Juanjo ya se dio cuenta que ella no sabía que seguía conectada. Su polla también estaba dura y la pajeaba con una mano mientras miraba con los ojos muy abiertos la escena. Su boca se abrió y mi capullo penetró en ella, sentí una suave succión, y otra y otra...

-Como me has puesto de cerdo por el WhatsApp! Se me ha puesto dura en el parking y desde entonces no se me ha bajado! -Susurré mientras sentía como mi polla ya entraba y salía de tu boca.

En ese momento la sacó para decir. -Tenía ganas de chupártela, pero después de la comida de coño que me has hecho... ahora ya no son ganas, ahora es un deseo asquerosamente lascivo!

Su boca se abrió de nuevo y sentí como se metía mi polla hasta el fondo de la garganta. Cerré los ojos para sentir esa sensación caliente y húmeda de tenerla entera en tu boca. Noté como la chupaba una y otra vez, cómo hacía que mi capullo penetrara en tu estrecha garganta haciendo que disfrutara como un verdadero cerdo rebozándose en el barro.

Juanjo estaba viendo en primer plano como me la chupaba, como desaparecía entera en su boca, y pensó que nunca la había imaginado así. Siempre hablando de trabajo o de cualquier otra cosa irrelevante, pero el tema sexual había sido tabú, y al ver cómo me la chupaba había despertado sus instintos más animales, ya solo pensaba en proponerle algo la próxima vez que la viera.

- Si sigues chupándomela así, vas a hacer que te llene la boca de leche!

Sacó mi polla de tu boca y con sonrisa maléfica susurró.

-Todavía no, nos quedan muchas cosas por hacer antes de que me impregnes de semen!

Se levantó de la silla subida en los altos tacones y se abrazó a mi cuello besándome profundamente. Sentí sus labios carnosos, y su lengua paladeando mi boca. Después penetró la mía y lamí todo el interior de la suya que ardía como un volcán. Mis manos tiraron de su camiseta sacándola por la parte de arriba de tu cuerpo. Sus tetas, con los pezones duros y turgentes, fueron un deleite para mi vista, y también para la de Juanjo, que pudo ver todo su cuerpo desnudo tan solo cubierto por las pequeñas bragas rojas. También vio como mis manos la manoseaban, bajando por toda la espalda, palpando cada centímetro de tu fina piel, hasta llegar a tu hermoso culo y apretarlo con deseo, ese deseo que poco a poco se iba apoderando de mí como una droga.

-Has sido mala? Susurré a tu oído mientras lamía su cuello.

-Muy mala!! Vomitó con lascivia.

-Tendré que castigarte!!

-Estoy deseando sentir esos azotes!

-Yo estoy deseando calentártelo hasta ponerte muy guarra! Zas! Zas!

Sintió como mi mano abierta te daba un par de azotes.

-Ya estoy muy guarra! Pero quiero que me pongas jodidamente guarra! - Fue su expresión descarnada cautivando mis sentidos con la lujuria de tu aliento.

Cogió mi polla y la puso entre tus piernas. Sentí mi capullo entre los labios que daban paso a tu vagina, y cómo su rico coño la engullía como un depredador hambriento. Movió las caderas he hizo que penetrara a la vez que mordía mi labio inferior.

-Te gusta verdad, cabron! -Susurró mirándome con ojos brillantes y felinos.

-Me gusta, zorra! Y te voy a follar por delante y por detrás!

-Eso espero, que me folles por todos lados! Estoy más salida que una perra en celo y quiero correrme como una cerda!

Su mano sujetaba el trono venoso de mi polla y su cuerpo se movía sin parar haciendo que entrara y saliera de tu vagina. Mis manos apretaban su culo con más fuerza, y mis dedos se clavaban en él como garfios afilados.

-Aprieta fuerte, cabron!! Ya sabes que he sido muy mala!!

Su provocación hizo que lo azotara de nuevo... Zas, Zas!! Después lo abrí, lo cerré y lo volví a apretar. El deseo desbordaba mi cabeza, y en mis ojos ardía la lascivia y el deseo que provocaban más su lujuria. Su mano se clavaba en mi culo para que mi polla penetrara más. Su boca ya no me besaba, solo se habría para jadear, y la mía recorría su cuello estirado y sus pechos turgentes llenándolos de cálida saliva.

Note como su coño se volvía a llenar de jugos cuando su cabeza se inclinó hacia detrás y su boca comenzó a emitir gritos ahogados de placer.

-Diosss, como me puedo poner tan zorra follando contigo! Has vuelto a hacer que me corra como una perra!!

Se echó hacia detrás, y todavía jadeante me dijo.

-Necesito una ducha!! Estoy ardiendo por fuera y por dentro!!

Sus piernas chorreaban de tus propios fluidos mientras la veía caminar hacia el baño. Su culo moviéndose subido en los altos tacones me excitó más de lo que ya estaba. Sabía que lo estaba mirando con deseo y antes de entrar en el baño giró la cabeza y se dio un suave azote provocador.

-Lo quieres, verdad!

-Ya sabes que me encanta!

Se inclinó levemente abriendo mínimamente las piernas y susurró con la cabeza girada mirándome.

-Después te lo dejaré para que me lo abras con tus manos y me lo revientes con tu polla!

Le gustaba provocarme y sabía que esas palabras me iban a poner como un puto cerdo salido.

Juanjo miraba a través de su pantalla mientras se masturba como un poseso. No se había corrido pero estaba a punto. Pensó en desconectarse, pero el deseo de seguir mirando era superior a cualquier otra idea. En el fondo le encantaba mirar y ya lo había reconocido alguna vez.

Salió del baño con el tanga y sin camiseta, se veía tu deliciosa carne húmeda y brillante, y mi apetencia por ella se hacía cada vez más voraz. Las deliciosas tetas avanzaban delante de tu cuerpo, y como armas punzantes sus duros pezones las precedían. Yo la miraba desde el medio del salón con mi polla como un mástil, húmeda todavía de los jugos de tu coño. Mi mano la sujetaba fuerte para que mantuviese la dureza en espera de tu llegada, pero se paró en el marco de la puerta de la habitación.

-Que te apetece? Me dijo con una mirada maléfica en la que se reflejaba el deseo.

-Quiero follarte, y ver a la vez como te follo! Dije con deseo impaciente.

-Y como lo vas a hacer?

-Conectaré el móvil a la tele y pondré la cámara enfocándonos de lado!

-Pues dime dónde me coloco!

-Ponte detrás de la mesa baja mirando a la tele y lo pondré sobre el brazo del sofá, así veremos los dos como te follo!

-Eso quizás me ponga más guarra!

-Eso espero! A mi seguro que si!

Movió un poco la mesa y se inclinó apoyando las manos sobre ella. Al momento ya había conectado el móvil y lo coloqué en la posición adecuada para una buena visualización. Miró a la tele y pudo verse de lado… inclinada… expectante.

Me acerqué hasta ella, me puse detrás mirando tu hermoso culo, lo acaricie, lo bese y lo sobe con sobradas ganas. Podías ver cómo agarraba mi polla y la metía entre tus piernas a la vez que sentías como mi capullo rozaba los labios de tu coño todavía algo húmedo de la ducha. Lo restregué varias veces hasta hacer que esos ricos labios se abrieran, se calentarán y se impregnaran de deseo. Mi capullo penetró lentamente y pudo ver en la tele la expresión de lujuria que emitían las facciones de mi cara.

Mi polla penetró hasta el fondo y la mantuve así unos segundos abriendo tu culo con las manos. Fueron unos segundos maravillosos sintiéndola dentro, rodeada y apretada por la fina piel de tu vagina. La saqué y volví a empujar, ahora algo más fuerte. Otra deliciosa sensación me invadió a la vez que oí un suave gemido de placer.

-Venga, dame más!! -Susurró mirando en la pantalla como me apretaba contra tu culo.

Mi cara empezó a cambiar cuando comencé a embestir con más fuerza.

-Así, perra? Te gusta así!! Dije con los dientes apretados mientras empujaba una y otra vez contra tu coño. Ella veía cada embestida, cada empujón, y también podía ver mi cara de salido de la que desprendía un deseo animal. La furia se apoderaba de mi cuerpo a cada penetración y las embestidas se hicieron más brutales.

-Síii, me gusta, dame más fuerte!! Quiero verte y sentirte muy cerdo!!

Juanjo estaba viendo lo mismo que nosotros en su pantalla, y se pajeaba con tantas ganas que su polla estalló saltando la leche por sus pantalones.

- Joder, que manera de follar, diosss!! Fue su expresión cuando acabó se sacarse toda la leche.

Ella ya no paraba de gemir, de gritar, de sollozar como una verdadera perra caliente y salida.

-Venga cabron, dame más que me voy a correr como una puta perra!! Quiero toda la leche dentro de mi coño!!

-Toma zorra!! Tomaaa!! Tomaaa!! Gritaba yo agarrado a tu culo mirando como se movía todo tu cuerpo a cada empujón.

Note como chapoteaba tu coño cuando en uno de los empujones mi polla estalló dentro de tu mojada vagina. La leche comenzó a manar entre los gritos mezclados que salían de nuestras bocas.

-Siiii, siiii!! Más fuerte!! No pares!! La quiero todaaa!! Gritaba sintiendo como llenaba su ardiente vagina de leche hirviendo.

Mis embestidas provocaron que su inundado coño se desbordara, y el líquido blanco mezclado con tus jugos comenzó a resbalar entre tus piernas

-Diosss, que placer!! Fueron tus palabras después de la última embestida que me dejaba exhausto.

Mis ojos se cerraron y disfrute de ese momento de tremendo placer.

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