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El presente

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Me dijo que me sentara

y que no pensase en nada;

que ella me haría una mamada,

cuando se desocupara.

Es mi secretaria, Mara,

una mujer servicial.

Ella es así, muy formal,

y accede a mis peticiones.

Sus tetas son dos melones;

de su boca no hay rival.

"Antonio, ya voy acabando,

relleno este documento

y estoy contigo al momento,

ya ves que voy salivando,

tu polla estoy imaginando

que entre mis labios está,

que la chupo, que tendrá

que me gusta tanto tanto,

que la engullo me atraganto

y hoy la deseo mamar, ah".

Al fin Mara terminó.

Yo me bajé el pantalón

y por supuesto el calzón;

Mara hasta mí se acercó.

Su blusa desabrochó,

también su sujetador.

Se arrodilló asi es mejor;

sus tetas rozan mis piernas,

y las noto, son tan tiernas...

"Mara házmelo con amor".

Me lame el tronco primero,

luego, mi glande besando,

mi frenillo va buscando,

mi prepucio chupa entero.

Como quiero ser sincero,

avisaré de una cosa:

Mara hace tiempo es mi esposa,

me espera buena vejez.

Es como la primera vez:

se traga mi polla hermosa.

"Mara amor, querida mía,

disfruta de este presente,

duro, venoso, caliente",

le digo con alegría.

Oigo dulce letanía;

sus suspiros y gemidos

excitan tanto mis oídos

que a sus tetas echo mano.

Si la magreo, no es en vano:

sus pezones son los nidos

en que mis dedos se posan,

bellos, suaves, de mujer,

la leche que me dio ser

y voluptuosos rebosan,

cóncava palma, reposan,

carne más carne, pasión,

ya tienen mi admiración,

mi alimento preferido,

para mí lo más querido

si escapan del camisón.

Mara toma la postura

para pronto hacer correrme.

Me tiene rendido inerme,

mama con tanta dulzura...

"Mara, cariño, criatura,

me corro me corro estoy

ya ya ya dentro me voy".

Y Mara empuja excitada,

y el semen sorbe encantada,

como si su fin fuera hoy.

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