Casi 10 años después que le inauguré el culo y fui su amante por unos meses, mi cuñada y mi hermano fueron de vacaciones a Lima. Yo ya estaba casado y tenía una hija. Se quedaron ambos en mi departamento, en el cuarto de visitas.
Desde que habíamos tenido esa relación durante mi estadía por trabajo en mi ciudad natal, no había vuelto a pasar nada con mi cuñada. Había retornado muchas veces a mi terruño, pero nunca se había producido un reencuentro, ni siquiera unas palabras que lo recuerden o que lo inciten. No pensé sucedería algo durante las vacaciones de mi hermano con ella en Lima, pero estaba deliciosamente equivocado.
Ella ya debía andar por los cincuenta años. No era una mujer que pudiera decirse era atractiva ni menos que tuviese un cuerpo bien cuidado y formado. Pero tenía un culo notable, interesante de ver y mejor de tocar y disfrutar. Pensé que me contentaría con mirarlo, rápidamente lo volví a usar.
Al siguiente día de su llegada, sábado, como de costumbre, me desperté temprano para ver tv en la sala, mientras mi esposa seguía durmiendo. A los pocos minutos salió mi cuñada de la habitación de visitas, que compartía con mi hermano. Estaba en un ligero pijama de verano, que me permitía verle sin problemas el sabroso culo. Pasó frente a mí, me dijo buenos días y fue con rumbo a la cocina. Donde la vi buscando algo.
Sin pudor se puso en noventa grados buscando en los reposteros de abajo, lo que hizo que su culo resaltara notablemente. Finalmente se levantó y cogió un vaso de los reposteros superiores. Donde sabía que estaban, pues el día anterior mi esposa se los había mostrado. En esos pocos segundos tuve una violenta erección. Ella se sirvió agua y me miró, en su rostro sentí el llamado que sus labios no articulaban. Bajé un poco el volumen del televisor y fui hacia la cocina.
Al llegar, sin mediar palabras, la besé y sentí sus labios húmedos por el agua que ya iba bebiendo. Ella puso su mano en mi verga y al sentirla dura me dijo “Alonso la he extrañado”. Sabiendo ambos que el tiempo era muy breve, nos movimos un poco, quedando fuera de la vista de alguien que pudiera salir hacia la sala. La incliné sobre el repostero, le bajé el short de pijama, me unté la verga con algo de saliva y entré en su coño que estaba ya muy jugoso. Fue delicioso volver a sentirla perra y húmeda, dispuesta a ser mi amante siendo la esposa de mi hermano mayor.
Estuve dos o tres minutos en esa posición y le dije “quiero tu culo”, ella no respondió a mi pregunta y entendí que era un sí, unté mis dedos con saliva y se la puse sin dejar de cogerla por el coño. En ese instante escuchamos la voz de mi hermano llamándola y pidiéndole un vaso de agua. Se la saqué inmediatamente, ella se subió el short y le respondió “te lo llevo amor”. Con sigilo volví a la sala, donde aún erecto volví a seguir viendo tv.
Pensé que mi encuentro sexual matutino había concluido. Pero no fue así. A los pocos minutos mi cuñada salió de la habitación y fue a la cocina. En silencio me levanté y fui tras ella. Sin más palabras, ella se arrodilló, bajó mi short de pijama y me hizo una rápida mamada que puso mi verga aún más dura. Fueron muy pocos segundos, pues era obvio que eso la excitaba, pero quería otra cosa.
Se levantó y se puso de espaldas a mí, sobre uno de los reposteros bajos de la cocina. En voz muy baja me dijo, pidió, casi ordenó “métemela por atrás”. Ensalivé su ano con mis dedos y sin más puse mi verga en la puerta de su culo.
Para mi sorpresa, encontré resistencia al entrar. Sentí que no había sido usado en años, lo que me motivó a preguntarle al oído “¿tu culo sólo ha sido mío?”. Asintió sin responder verbalmente. Eso me excitó aún más y comencé una suave penetración, poco a poco, en mi cuñada casi 10 años virgen anal.
Me tomó quizás un par de minutos introducir totalmente la cabeza de mi verga, mientras ella gemía ahogadamente de dolor y placer, pero como es lo usual, si va la cabeza, va todo y tras sentir que su culo se abría a mí, empecé a empujar lentamente, hasta tener toda mi verga dentro. Ella levantó su mano derecha para indicarme que me detenga y eso hice. La mantuvo levantada unos momentos y cuando la bajo, empecé a moverme hacia atrás y hacia adelante.
Fue delicioso sentir ese culo apretado, pero a la vez deseoso de ser llenado, sentir los gemidos ahogados de mi cuñada siendo poseída en la cocina de mi departamento, mientras su esposo, mi hermano, seguía tirado en la cama y mi esposa dormía en la mía.
Pensé que yo llegaría antes que ella por la excitación que llevaba, intenté bajar el ritmo, pero al sentir su respiración acelerarse supe que el orgasmo le llegaba y comencé a empujar con todas mis fuerzas, en pocos segundos más ella llegó, contrajo el culo con intensidad y llegué dentro. La abrace por la espalda, pegándola a mí. Me dejé estar dentro de ella unos instantes más y finalmente le saqué la verga del culo.
Volteó y me beso con desesperación, lo que me volvió a poner duro. Le dije “ponte de espaldas cuñadita”, eso hizo y justo antes de volver a penetrarla escuché la voz de mi esposa diciendo “amor, me traes agua”. Odie el agua en ese momento. Pero fue el inicio de unas sabrosas vacaciones de mi hermano y su esposa en mi casa.