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El sereno de la fábrica (Parte 2): El reemplazo
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Tal como habíamos establecido en nuestro primer encuentro con Mario, el sereno de la fábrica, estuve visitándolo varios lunes seguidos, deben haber sido al menos 10 noches en las que fui a acostarme con él aprovechando que debía quedarse allí vigilando el lugar, pasábamos el tiempo en la cama y debo decir que era un hombre muy guapo y su forma de ser, de tratarme y su miembro, me conquistaron, en nuestra primer noche, fue muy dulce, atento, cuidadoso y protector, eso hizo que cada vez que nos acostamos me fuese entregando cada vez más.

Desde el primer momento en que me llevó a su cama, me llenó de besos y caricias, me hizo sentir deseado, desde el primer momento hizo que aflore mi lado femenino, y eso me fascinó, su forma de tratarme provocó que baje totalmente mis defensas y le permita hacer conmigo lo que deseaba, puse nuestra relación en sus manos, yo me dedique a disfrutarlo y complacerlo, desde el momento en que me desnudó por primera vez, fui suyo y me convirtió en su hembra.

Cada vez que me llevaba a su cama, me entregaba completamente, sentí que me estaba enamorando de ese hombre maravilloso que me colmaba de caricias y me hacía sentir muy especial, ya no era solo follarme, no era solo penetrarme, ni sodomizarme, era mucho más que eso, comencé a sentir que me hacía el amor, me lo hizo de todas las maneras posibles, besó y penetró cuantas veces quiso mi cola y mi boca, llenándolas con su esperma dulce, blanco y espeso, que saboree y tragué con mucho placer. Sus chupadas de ano eran sublimes, su lengua lamiendo mi hoyo o mi conchita, como el la llamaba, me llevaban a tocar el cielo con las manos y hacían que pierda la razón, que me sienta flotar sin tener dominio de mi cuerpo.

Pasaba los fines de semana, solo pensando en la llegada del lunes, e imaginando como iba a rendirme en los brazos de mi amante, pero un lunes después de más de 10 encuentros, sucedió algo inesperado, llegué a su puerta ansioso y excitado como siempre que iba a pasar la noche con ese hombre que era mi macho.

En su lugar, el que me recibió fue su hermanito menor, aquel joven que nos había visto desnudos en la cama, aquel que había abierto la puerta del cuarto sin llamar y me había visto siendo sodomizado por su hermano, el solo hecho de que me mire a la cara, me llenaba de vergüenza, al abrir la puerta mi sorpresa fue mayúscula, traté de comportarme normal y pregunté si estaba Mario, el me miró reconociéndome y noté una sonrisa que me pareció burlona, me respondió que Mario se había retrasado y estaba por llegar, que lo había llamado pidiéndole que me haga pasar y lo espere.

Dude un segundo, pero mis ganas de acostarme con mi macho eran muchas y mi calentura hizo que decida pasar a esperar a mi amante, la situación me resultó muy incómoda, me invitó a sentarme en un sillón bien amplio que había en una oficina en la que no había estado nunca, Mario siempre me llevaba directamente a su cuarto y prácticamente lo único que conocí fue su cama, este joven que era mayor que yo se llamaba Carlos el tenía 25 años y yo les recuerdo que solo 18 y mi despertar homosexual había ocurrido hacía pocos meses con un hombre que me había terminado entregando a un maduro, por eso esta nueva situación me asustaba un poco, esperaba no terminar sodomizado contra mi voluntad por este chico.

Me senté en ese sillón grande, como Carlos me lo indicó y él lo hizo en uno individual que estaba frente a mi, por un instante se hizo un molesto silencio, yo no sabía que decir y estaba realmente incómodo, me pareció notar en su mirada que disfrutaba hacerme sentir así y no dejaba de mirarme a los ojos, para confirmarme eso, me preguntó “¿ y vos, para que venís a ver a mi hermano?”, él sabía perfectamente porque estaba yo ahí, pero buscaba avergonzarme o burlarse de mí, seguramente Mario le había dicho que yo era "SU" putito y que no quería encontrarme con él, además ambos sabíamos que me había visto desnudo en la cama, pero yo estaba haciendo como si ese episodio no hubiera existido.

Se me ocurrió responder su pregunta sin entrar en detalles obviamente y dije que éramos amigos, por supuesto no se conformó y siguió indagando, “¿y de donde son amigos, donde se conocieron?”, no sabía que contestar y lo primero que pensé fue decir que nos conocimos en una reunión con amigos comunes, entonces fue al grano y me dijo directamente "Vamos, no mientas, yo vi cómo te estaba follando en su cama".

Me quedé paralizado, sentí que me había puesto colorado por el calor que sentí en mi cara, intenté decirle que no podía ser y que estaba confundido, pero insistió y dijo que no solo me había visto la primer noche que fui, sino que en varias ocasiones nos había visto por una rendija que hay en la habitación de Mario y desde donde se ve todo lo que ocurre en la cama, y que obviamente había visto como su hermano me penetraba la cola, creí que me moría, todavía no sé porque no me levante de inmediato y me mande a mudar de allí.

Por alguna razón pensé que levantarme e irme iba a ser peor y se podía enojar, la verdad es que tenía cara muy seria y me daba un poco de temor, pensé que eso podía no terminar bien para mi, la verdad es que soy bastante cobarde, Bah… lo que se dice un maricón, digamos que no soy, lo que se dice un machito, es obvio que esa es mi personalidad, por algo busco y disfruto tener sexo con machos de verdad que me hacen sentir mujer.

Tampoco sé muy bien que hizo que me quede y siga hablando con Carlos, quizás tenía la esperanza que Mario llegue pronto, me rescate de esa situación y esa pesadilla termine o en el fondo deseaba tener sexo de todas formas, ya sea con Mario o con su hermanito.

Entonces el chico remató su frase lapidaria con "Sabes muy bien que yo vi como mi hermano te cogió y te dio por el culo, bien que te escuche gritar como una puta, y hasta vi cómo le chupabas la pija y tragabas su leche".

Hablando de tragar, pensé, trágame tierra, y siguió diciendo "Y la verdad es que me encantó verte desnudo, tenés un culo hermoso como el de una mujer" se me hizo un nudo en la garganta, su halago sobre mi culo, hizo que baje un poco la guardia y piense que en realidad este chico no quería humillarme ni burlarse de mi sexualidad, sino lo que quería era cogerme, como decimos en Argentina o follarme como dicen los españoles.

Entonces algo provocó que se lance y me diga, "Desde que te vi desnudo y vi esa cola divina que tenés y ver a mi hermano garcharte (otra forma de decir follarte) me muero de ganas de cogerte esa cola, de penetrarte bien y preñarte", bueno dije, "pero vos sabes que soy amante de tu hermano" bajándole un poco el tono, pero sin cerrar del todo la posibilidad de que suceda lo que él quería y en el fondo yo también, porque negarlo. Mario no era mi marido ni le debía fidelidad absoluta, además creo que no hay persona más infiel que un puto, los habrá, pero no la mayoría, y sí, yo soy así y ante todo, me gustan los hombres, no los necesito lindos, los preciso buena gente, con un buen miembro que me haga gozar como mujer y que sepan tratar a un marica como yo.

El hecho de no haberme negado rotundamente a su insinuación tan directa, y de haberme quedado allí sentado provocó que Carlos interprete que yo podía acceder a tener sexo con él, la verdad es que si yo no hubiera querido hacerlo, debería haberme levantado y marcharme, entonces se paró y caminó hacia mí, me quedé paralizado en mi asiento, me dijo claramente y para que no queden dudas "Te quiero coger putito".

Yo seguía paralizado y mudo, tragué saliva, se paró justo frente a mi a muy pocos centímetros, tenía puesto un pantalón corto muy ajustado que resaltaba el pedazo de carne que tenía entre las piernas, y que puso justo frente a mis ojos, se lo tocó manoseándose el mismo y preguntó “¿Te gusta esto que tengo para vos?”.

No pude responder nada, bajé la vista avergonzado en señal de sumisión, se inclinó hacia mí, tomó la parte de abajo de mi remera al tiempo que dijo "dejame ver tus pezones paraditos" era verdad, mis tetillas se habían puesto duras como dos botones y se notaban a través de mi ropa. Entonces dejé que levante mi remera, la levantó pasándola por mi cabeza y me la quitó, yo seguía mudo pero empezó a notarse que respiraba agitado por la excitación, confieso que se me pusieron los ojos vidriosos, eso extrañamente me sucede cuando estoy muy caliente y un hombre está a punto de poseerme.

Tiró mi remera al suelo y empezó a rozar muy suave mis pezones, tengo mucha sensibilidad en mis tetillas, cerré los ojos y comencé a gemir como una nena “bájame el short", le obedecí, tire de la tela del borde hacia abajo, no tenía calzón, y apareció como si tuviera un resorte su hermoso miembro ya casi duro, con su glande rojizo por la calentura, era un poco más corto que la de su hermano, pero notablemente más grueso, y unos huevos grandes como dos pelotas de golf. Para mi, era la cuarta polla que me iba a comer en mi vida, pero claramente era la más gruesa que había visto, al verla tan cerca de mis ojos, se me nubló la vista, exclamé "ay papi, que grande la tenés", él me replicó, "no, no es más grande que la de Mario".

La tomé con una mano mientras con la otra acaricie sus pelotas que debían estar cargadas con mucha leche, le manoseé sus genitales con delicadeza, mientras él seguía rozando suavemente mis tetillas, yo estaba re agitada no dejaba de gemir y le dije "es muy gruesa papi", lo escuché decir, "que puta sos, ¿sabes que te voy a coger, no?", “Si lo se amor" "te la vas a comer toda, te voy a romper bien el culito".

A esta altura, ya se había envalentonado y su trato era más áspero conmigo, notó mi timidez y mi evidente sumisión y sacó provecho de eso, entonces me acomodé bien, primero lamí sus pelotas con devoción, y luego llevé ese rico pedazo de carne fibroso y grueso a mi boca, empecé a chupar con suavidad y delicadeza su glande y de a poco fue introduciéndola cada vez más, era tan gruesa que tenía que esforzarme mucho para que entre en mi boca hasta donde el pretendía, pasado un minuto o dos, su verga se puso redura y más grande, ya me era imposible contenerla dentro de mi boca, seguí chupando y succionando como pude, comencé a ahogarme y las arcadas eran continuas, pero como dicen por ahí, no hay mamadas sin arcadas, y él demostró quien era el que mandaba, y me estuvo metiendo la pija hasta que casi vomito.

Después de varios minutos haciendo que me coma su verga, dijo "Te voy a coger ahora". Me hizo incorporar y me quitó los zapatos, el pantalón, el calzón y me hizo poner de rodillas sobre el sillón mirando al respaldo y dándole la espalda a él, me inclino bien y me dijo que saque la cola bien para afuera, bruscamente me agarró de los tobillos y me los separó bien, mi agujerito quedó a su merced, entonces al verme así exclamó "que lindo culo de nena que tenés, como voy a darte verga en ese orto, a partir de ahora vas a ser mi puta".

En ese momento pensé en Mario y le dije "Tu hermano no se va a enterar, ¿no?” Y me contestó "Él no va a venir más, se fue lejos, ahora vas a ser mi perra", entonces se escupió la mano y pasó saliva por mi orificio, cerré los ojos, y sentí como me mojaba toda.

Apoyó esa cabeza gruesa en la entrada de mi culo, se me hizo un nudo en la garganta al sentir esa terrible polla y esperé poder soportarla, apenas empujo un poco y un dolor agudo me invadió, "auu por favor papi, no lo hagas me duele mucho", entonces me dijo "Aflojate puta, seguro que te comiste más grandes que la mía, aguántatela, no te muevas de donde estás". Agarró un pote de crema que tenía sobre la mesa, se embadurno la verga y metió un dedo encremado en mi culo lo deslizo por mi conducto anal, fue bastante bruto y me hizo gritar, pero logró lo que buscaba, me lubrico bien, y dijo "no grites marica, vos te lo buscaste”, volvió a apoyar el glande en la puertita de mi ano y la verga prácticamente sola se deslizó hasta bien adentro, igual grité como una yegua "ay por Dios que pedazo tenés papi, me estas matando amor, Dios mío que grande la tenés ¿qué estás haciendo corazón? Como me coge este hombre Dios mío".

Mis palabras lo incitaron a darme más fuerte y me ensartó toda esa morcilla negra y gruesa en mi cerradito culo, se pegó bien a mi cuerpo sentí su pelvis pegada a mis nalgas, y poco a poco empezó a aflojar el dolor y éste se convirtió en placer. Al ensartarme y metérmela hasta los huevos, agarró mis pezones y los retorció, pellizcó y tirones con fuerza, el dolor en mis pezones me distrajo y dejé de sentir tanto dolor en mi conchita de marica, me dio meta y ponga bien fuerte, entraba y salía casi completo continuamente.

Yo no podía articular palabra, solo emitía sonidos ininteligibles, "mmm, ayy, ahh, oh", por Dios creí que moría de tanto placer, luego de bombear dentro mío un buen rato, gritó que se venía "acabo puta, te lleno de leche perra, ahí va, ahí la tienes", yo abrí todo lo que pude mi culo, entregándome completamente el saco un poco la verga dejándome adentro solo la cabeza de su pija, lo que me hizo sentir los chorros de semen que escupía su verga, descargó tanto esperma que parecía estar dándome una enema, cuando terminó y la sacó, sentí caer por mis piernas la leche que rebalsaba mi año, si hubiera sido mujer de verdad, seguro que me dejaba embarazada.

Esa noche me fui a mi casa muy cogida y con la promesa de Carlos de volver a hacerlo todas las veces que yo quiera, le juré que volvería el lunes siguiente, y el otro, y el otro y me siguió haciendo su mujer, durante bastante tiempo, antes de irme esa noche, me pidió que la semana siguiente traiga puesta debajo del pantalón una bombachita porque me quería bien puta.

A Mario lo encontré 10 años después casualmente por el centro, nunca le dije que me había acostado con su hermano.

Espero que les haya gustado y excitado leer mi relato, tanto como a mi recordarlo y escribirlo.

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