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El sobrino (Parte I): Viernes
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Hola, mi nombre es Tatiana, tengo 50 años y esta es mi historia:

Primero quiero aclarar que me he encontrado con esta página por casualidad (la vi en el historial de mi computadora) y me decidí a entrar algunos meses atrás, confieso que soy caliente a la hora de tener sexo y me gusta ver porno por lo que la utilizaba en ciertos momentos. La zona de relatos era la que menos me llamaba la atención ya que no me considero buena lectora, pero vengo aquí a contar algo real que me sucedió apenas hace una semana y que no me ha dejado dormir desde entonces. Tengo varias amigas y amigos pero esto es tan intenso que no me confío para contárselo a alguien. Bueno aquí vamos:

Para ponerlos en contexto debo decir que soy casada hace 20 años y tengo hijos, soy Doctora de profesión y vivo una vida relativamente normal. En mi país la gente acostumbra mucho a estar en familia sobretodo en fechas especiales como navidad, año nuevo, reyes, cumpleaños, en fin… siempre compartimos muchas de esas fechas con la familia de esposo en una casa campestre familiar de ellos que está destinada para celebraciones, pues hasta una piscina tiene.

Hace una semana cumplía años el hermano mayor de mi esposo por lo que el viernes empacamos las maletas y salimos ya de noche para allí donde nos esperaba el resto de la familia para pasar el fin de semana, entre ellos el antagonista de esta historia, el hijo de mi cuñado que cumplía años, Joaquín, mi sobrino.

Más o menos a las 8:30 de la noche estábamos nosotros estacionando el auto afuera de la casa, en un espacio en el que apenas cabíamos pues la cantidad autos ya estacionados nos decía que éramos los últimos en llegar. Adentro estaban todos ya: los hermanos y hermanas de mi esposo cada uno con su familia y su padre, o sea mi suegro.

Después de cenar acompañé a mi hijo menor a acostarse en un gran cuarto repleto de literas donde duermen todos los sobrinos, grandes y chicos. Las parejas dormimos en habitaciones individuales, entonces después de acostar a mi hijo fui a mi cuarto para ponerme mi pijama: una blusa blanca y unos shorts cortos. Soy una mujer de curvas pronunciadas, mis pechos son grandes, también mis nalgas y mis piernas, ese día llevaba una tanga color negro por lo que se notaba un poco encima de los shorts, además era una noche fría y mis pezones se notaban encima de la blusa por su color y su tamaño, por lo que no consideré apropiado salir así no más de nuevo donde estaban todos y me cubrí con una cobija alrededor de mi cuerpo.

Al llegar de nuevo con todos empezamos a beber cervezas, whisky y ron mientras yo ponía música desde mi celular a un amplificador, era la Dj de la fiesta y los animé a bailar. Todos se negaron al principio pero a medida que todos bebíamos nos poníamos más felices hasta que apagaron casi todas las luces y empezaron a bailar. Era muy divertido y todos la pasamos bien hasta que mi esposo (ya ebrio) decide invitarme a bailar, yo me niego ya que seguía envuelta en aquella gran cobija, pero él insistió tanto que no le importó mis motivos, pues me dijo que nadie le pondría atención a lo que llevaba puesto y yo finalmente acepté.

Me quité la cobija y quedé en mi pijama blanca esperando que la poca luz no dejara que se notara demasiado que no llevaba brasier ni tampoco mi tanga debajo del short. Bailamos de forma normal hasta que me soltó para tomar más whisky y yo mientras me iba por mi cobija sentí que me tocaban el hombro. Al voltearme veo a Joaquín, mi sobrino, el hijo de mi cuñado a quien conozco desde que nació y que ya había bebido también algo de alcohol. Me pidió que bailáramos y yo me negué totalmente, pero mi esposo volvió y prácticamente me obligó a aceptar.

Al principio me sentí incómoda pues las mujeres siempre nos damos cuenta cuando nos miran y mi sobrino me miraba el cuerpo más de lo normal, intentaba disimular pero era demasiado obvio que no le interesaba demasiado verme a los ojos. A medida que pasaba la canción yo me alejaba pues él quería pegarse a mi cuerpo, o sea a mis senos, que de vez en cuando le rozaban su pecho por el movimiento.

Yo sentía cada roce de su pecho con el mío y cada vez que se intentaba pegar lo hacía con fuerza haciendo que mis senos se hundieran un poco y yo no podía hacer nada, pues siempre estuve pensando que era normal y que todo esto era mi imaginación, cómo iba a pensar que mi sobrino intentara tomar ventaja de esto, así me convencía que nada estaba pasando fuera de lo normal.

Pero no dejaba de pensarlo pues cada roce era más y más seguido y cada vez se me pegaba más y yo lo despegaba mientras mis senos brincaban muy cerca de él hasta que sentí algo raro por mi cuerpo, un escalofrío que me llevó a mirarme los pechos y darme cuenta que tenía los pezones muy parados y seguían rozando con el cuerpo de mi sobrino. Todos los pensamientos me atacaron en un segundo y yo me di cuenta que estaba pasando algo porque en una de las veces que se me pegó al cuerpo pude sentir dura su entrepierna.

En ese momento me puse muy nerviosa pues no podía pensar en otra cosa y quería que se acabara la canción, pero también estaba confundida, le eché la culpa a los tragos que me había tomado de whisky y me dije a mí misma que eso no podía ser verdad, cómo iba a tener una erección mi sobrino conmigo, las personas de su edad pueden tener chicas jóvenes, sus compañeras de estudio o alguna de sus novias seguro habrían sido más sexys que yo, entonces pensé que debía confirmar lo que había sospechado y sin pensarlo dos veces dejé que en uno de sus intentos de pegarme a su cuerpo lo lograra por completo, él y yo quedamos totalmente juntos y ahí pude sentir lo que sospechaba: una erección completa que iba desde mi vagina hasta mi obligo, así se sentía y cuando la tuve pegada a mi pude sentir también cómo se movió en ese instante tal vez para hacerme saber que estaba allí o tal vez porque noté que mis senos estaban totalmente pegados a él y seguro debía estarlos sintiendo en todo su esplendor sobre su pecho.

No sé cuánto tiempo duramos así pero cuando reaccioné lo alejé bruscamente y me fui a sentar, mi sobrino me dijo que volviera pero preferí envolverme en mi cobija y cerciorarme que nadie había notado lo que acababa de pasar allí. Afortunadamente nadie se dio cuenta y mi sobrino se sentó en una silla alejado de mi, yo me tomé otra copa de whisky y decidí irme a dormir, pues las miradas de mi sobrino no paraban y yo ya me sentía bastante ebria. Le dije a mi esposo que me acostaría ya y él aunque no quería me dejó, así que me retiré a mi cuarto.

Entré y cerré la puerta, dejé caer la cobija al piso para darme cuenta que mis pezones seguían parados y duros, me pasé las manos por encima de ellos y los pellizqué con mis dedos fuerte hasta que sentí otro escalofrío por mi cuerpo entonces apagué la luz y me tumbé en la cama boca arriba, busqué mi celular pero me di cuenta que lo había dejado en la sala con la música, entonces solo cerré los ojos y me quité el short, metí una mano debajo de la tanga, tenía empapada la vagina no me había dado cuenta de lo excitada que estaba, entonces empecé a pasar mis dedos de arriba a abajo acariciando mi clítoris y sintiendo todo cada vez más húmedo, con la otra mano me subí la blusa dejando salir mis tetas, tocando mis pezones desnudos que cada vez se endurecían y me hacían sentir más.

Me masturbaba como casi todos los días lo hacía pero esta vez no entendía por qué estaba tan excitada, tan mojada, tan sensible, esa confusión me preocupaba pero a la vez recordar los instantes bailando con mi sobrino me ponían a mil, soltaba un gemido cada que recordaba como se sentía su duro pene contra mi vientre, como mis pezones le rozaban el pecho y habrían provocado semejante erección que me hacía retorcer en la cama de pensarla mientras mis dedos cada vez estaban más mojados y yo gemía cada vez más fuerte… oh, dejé escapar uno muy fuerte a la vez que me metía los dedos cada vez más rápido y más fuerte, oh, oh, oh, oh, lo repetía mientras imaginaba eso que había pasado allá frente a todos, frente a mi esposo y su hermano y toda su familia había sentido el gran pene de mi sobrino que me tenía así de mojada gimiendo, hasta que un ruido fuerte de la puerta me hizo detener en seco pensando que mi esposo podía estar por entrar al cuarto.

Con mucha velocidad me subí las tangas, cubrí los senos y paré de gemir, pero al cabo de unos minutos no entró nadie, entonces decidí pararme a mirar qué había sonado, encendí la luz y me di cuenta que la cerradura estaba entreabierta, la abrí por completo y no había nadie en el pasillo, afuera se escuchaba aún la música y todos de fiesta, hasta mi esposo, entonces decidí cerrar, apagar de nuevo la luz y acostarme a dormir.

Me desperté tiempo después, cuando sentí llegar a mi esposo muy ebrio y cayó acostado a mi lado casi dormido ya. Yo aún estaba mareada por el whisky y también tenía muchas ganas de ir al baño, así que me levanté y cuando quise buscar el short para ponérmelo noté que mi esposo se había acostado encima de él, así que, aprovechando la oscuridad y la soledad ya que todos se habían ido a dormir Dios sabe hace cuánto me decidí a salir en tanga.

No tengo mucho más tiempo para continuar así que la segunda parte la dejaré para el siguiente relato.

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