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Ella quiere jugar
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Tiempo de lectura: 13 minutos

Miraba atento como la curva del cuello bajaba convirtiéndose poco a poco en una curva que se bifurcaba y se convertía en dos pechos de piel brillante y…

-oye! ¡Me estás viendo el escote!

Cuando lo dijo volví a ver a sus ojos, estos brillaban, su risa era una deliciosa mueca de amplia sonrisa, labios carnosos y unos cachetes sonrosados… me reí nerviosamente.

-disculpa, es que…

-disculpa pero qué? Dime qué, a ver? -me recriminó sin contener la risa, poniendo los brazos en jarras, sin inmutarse de que mi vista se fuera nuevamente a ratos a ver su escote.

Me quedé en silencio un buen rato, no tenía forma de decirle que mentalmente me vi entrando a ese espacio que se formaba tan sugestivo y no podía dejar de verlo. Las curvas de sus pechos destacaban tanto en su escote que imaginaba zambullirme ahí, la blusa no estaba abierta de forma exagerada, pero aun a pesar de la chaqueta de anchas alas, resaltaba de forma muy reveladora, la prenda de color rojo, formaba pliegues que seguían las curvas de su pecho, se juntaban ambos lados en un broche que parecía flotar frente al espacio de sus pechos, revelador cada vez que ella se inclinaba; alcanzaba a ver el pequeño puente frontal del sostén que usaba, que aunque tenía un color crema muy discreto, que trataba de disimularse con su piel, era notorio, por como parecía quedar suspendido por el bamboleo de los dos hermosos pechos. Ella hizo un ligero amago de cerrar más la blusa, pero era imposible, pronto sus pechos empujaban la blusa para mostrarse.

Raquel tiene unos 32 años, mide 1.62, pelirroja, cara redonda con pecas en las mejillas, ojos café claro… la recordaba muy delgada y apenas desarrollada, pero ahora era una mujer madura, había florecido bastante desde el colegio, ahora sus apenas incipientes pechos eran foco de atención, aún más que sus caderas, esa noche vestía de falda oscura, botines de tacón alto, blusa tallada a la cintura con un escote que parecía deslizarse hacia abajo abriéndose para mostrar unos pechos generosos y firmes.

Hacía unos días una amiga del colegio, Gabby, con quien mantenía una amistad de años me dijo que deseaba que nos reuniéramos para tomar algo, que se había encontrado con otra compañera del colegio que de seguro me gustaría ver, me quede intrigado y cuando me dijo que era Raquel, me remonte al tiempo del colegio, a la pelo alborotado e infantil adolescente, que le gustaba hacerse trenzas en el cabello, que una vez me dio un puñetazo en el estómago por una vez que jugando le palmee la nalga en el recreo, la que siempre quería ganar en todos los juegos y si no, se enojaba, que al final del tercer año de compañeros, cuando ya empezaban a notarse más sus curvas femeninas, el último día de clases, se fue a escondidas detrás de mí y me abrazó, yo me di vuelta y me dio un beso, dijo que me extrañaría, pero que yo era un zonzo…

-¿y entonces? ¿Vas a decirme porque me mirabas los pechos?- volvió a fustigarme.

-fue un accidente nada mas- fue lo que le dije, pero ella no parecía creerlo, pues me quedo viendo siempre muy sonriente y se inclinó para sorber de la pajilla en su coctel; no estoy seguro si adrede lo hizo, porque al inclinarse se miraba más profundo en su escote… vi dos lunares gemelos entre sus pechos.

-¡Sí, me estabas viendo los pechos, no hay duda!- Esta vez no tenía forma de negarlo, me miraba con sus grandes ojos y una expresión de gusto increíble. En ningún momento hizo amago de ocultarse el escote, creo que le fascinaba esa atención a su cuerpo.

-ok, si lo acepto! Se me fue la vista!- tuve que ceder y ella muy contenta se acomodó en la silla, aun mas sonriente y con los labios rojos.

-Tengo un niño pequeño, apenas termine de darle de mamar, pero todavía me sale leche, eso hace que los pechos se vean más grandes- Lo dijo con gran naturalidad, además de pasarse las manos alrededor de los pechos, como si fuera un anuncio de productos, haciendo movimientos para destacar las formas. Luego se rio alzando la copa y mordiendo la pajilla.

-Vi en tu Facebook vi que estabas con tu bebe y tu esposo- le dije para distraer que seguía viendo como su piel blanca relucía en las curvas del escote al esconderse entre los pliegues que se cerraban de la blusa.

-¿quién te dijo que era mi esposo? Casada no estoy, vivimos unos tiempos juntos y tuve al niño, pero no nos casamos

-entiendo, disculpa el comentario

-olvide borrar esas fotos, no le pongo mucha atención al Facebook, ya hace tiempo no somos pareja

No seguí mencionando el tema pues pareció agriarle el ánimo, ella agito su copa y tomo un sorbo, era una piña colada, luego pensé que la había pedido con alcohol.

-oye! No se supone que no puedes tomar si das de mamar?

Tomo un sorbo más grande y empino la copa, luego me miró con un poco de fastidio, pero después me sonrió…

-que fastidias! Ya mi niño esta grande, me saque suficiente leche antes de venir para dejarle, aunque siempre estoy produciendo más

Se apretó el pecho con una mano y siguió sorbiendo de su coctel

-hoy es noche para disfrutar, no para fastidiar

-Entiendo… salud!- dije alzando la copa para brindar y ella hizo lo mismo

-¿Te acuerdas cuando me fui?

-¡sí, claro! No dijiste que no volvías al instituto y además me abrazaste de sorpresa a la salida

-¡zonzo!- alcanzo a decirme

-¡si! ¡Eso me dijiste!- me reí con la copa en mano y ella me quedo mirando sin decir nada, pero me lanzo una mirada asesina, haciendo una mueca con los labios que no supe interpretar si era de risa o de ira.

Pero justo me salvo nuestra amiga, que volvió acompañada de su esposo y otra pareja que había estado en el evento, la plática siguió un rato más, tiempo en el que Raquel me hablo poco, pero al rato revisando mi teléfono vi un mensaje de ella, en el que me decía que me retirara, que dijera que me iba porque tenía trabajo temprano mañana, me intrigue, le lance una mirada y ella hizo como que no era con ella, después de un rato recibí otro mensaje que me pedía que lo hiciera ya, que después me explicaba, otra vez la vi de reojo y esta vez no evito hacerme una sutil mirada y un gesto de asentimiento.

-disfrute mucho la velada, pero ya tengo que retirarme, debo trabajar mañana temprano

Gaby dijo que no me fuera todavía, pero volví a decir que tenía trabajo mañana, así que no siguió insistiendo, ahí fue cuando Raquel dijo si podía llevarla, que ella debía ir a ver como estaba su niño, que ya era tarde, que otro día seguían, le insistieron que la podían llevar más tarde, pero Raquel inteligentemente dijo que no quería arruinarles la noche a sus demás amigos, que igual yo podía hacerle el favor de llevarla, que ya mañana podían seguir al corriente.

Nos tomamos unas fotos antes de irnos y salir del lugar, íbamos caminando y para no hacer incomodo el rato comentaba que era una agradable noche.

-apúrate, vamos a tu carro- me apremió tajante, así que apreté el paso, en el lobby le dije que esperara a que volviera con el auto, pero insistió en que fuéramos directo a buscarlo, le dije que estaba algo alejado, pero insistió… no aflojo el paso hasta que llegamos.

-¡ufff, abre rápido! ¡Quiero sentarme!- me lanzo apenas toco la puerta del pasajero.

Se subió apenas le abrí la puerta y me apretó con ansias el brazo, además de su sonrisa de oreja a oreja, luego me fustigo a que me diera prisa. Apenas me subí al auto, bueno, era más una camioneta que un auto, cómoda y amplia; ella me quedo viendo…

-¿que fue todo eso?- le pregunte mientras me acomodaba en el asiento.

Ella se giró hacia mí y me fije como frotaba las piernas, además sonreía de forma curiosa, con la boca ligeramente abierta, mostrando sus dientes, resaltaba el lunar que apenas arriba del lado derecho de su boca.

-zonzo!- me lo dijo como hacia tanto tiempo atrás, con esa vocecita chillona y demandante.

-Me calentó que me estuvieras viendo el escote- se llevó las manos hacia las solapas de la chaqueta y las jalo hacia atrás, haciendo que su blusa se apretara más contra sus pechos y el escote se proyectaba más profundo. Me miraba muy sonriente y tomo mi mano derecha y la llevo directo a su pecho, apretó su mano sobre la mía y lo sentí firme, pensé que serían casi como globos de agua, algo flojos, pero realmente se sentía muy firme.

Comencé a explorar por los bordes, el contacto con la piel se sentía suave, metí la mano bajo la copa y tantee hasta tocar el pezón, se sentía más cálido y duro, me excite al instante.

-¿Te está gustando?- preguntó, con una innegable expresión de deleite, relamiéndose los labios.

-¡se siente maravilloso!- Fue lo que alcance a decir, mientras recorría sus pechos con la mano, sintiendo la suave piel y el ligero contraste de rugosidad de los pezones. Ahora tenía las dos manos entibiándose al contacto de la piel… su suavidad, su redondez. Ella me miraba sonriente y sin desviar la mirada, sabía que me tenía en su dominio, desde que me cacho viéndole los pechos.

-chúpalos- su voz me sonó caliente al oído, la quede viendo y note su satisfacción ante mi incredulidad.

-¡chúpalos, quiero que me los chupes!

Se bajó una de las copas y un pezón grande y tono rosado intenso apareció… podía ver la rugosidad del pezón con un ligero brillo lechoso alrededor, se notaban ligeras líneas marcadas del sujetador en la piel. Acerque la cara y pose la boca sobre el pezón y empecé a chupar, a lamer y ella soltó un largo bufido y me apretó la cara contra su pecho.

-¡chúpalo fuerte, más fuerte!

Apreté el pezón con los labios, presionando la punta con mi lengua; sentí un líquido cálido y dulzón llenar mi boca, ella gimió nuevamente y siguió alentándome a que la chupara… le chupe con ganas y salió un buen chorro de leche, me aparte un poco, pero fue lo justo para que me apretara el rostro nuevamente sobre su otro pecho, igual que en el otro, lo chupe hasta que me inundó la boca. Pasaron varios minutos en los que succione sus pechos, no podía imaginarme pasar antes por esto, sentía el líquido de sus pechos bajar por mi garganta, succionaba con ganas y apretaba los pezones con los labios y eso la estremecía, y no dejaba de salir leche de sus pechos. Al terminar sentía un sabor dulzón en la boca y una sensación muy cálida en mi estómago. Ella respiraba agitada y tenía muy sonrojada la cara. Se recostó en el asiento, con los pechos al aire.

-que rico me los chupaste… me prende como mueves la lengua!- me decía, ajustándose los pechos con el sostén, pero sin abrocharse la blusa. Le puse la mano en la pierna, acariciándola desde la rodilla y poco a poco por su muslo, ella no se inmutaba.

-me gusta eso… sigue por favor!

Comencé a subir por su muslo izquierdo, acariciando en su parte interior, rozando su otra pierna a medida que se reducía el espacio entre ambas, la mire a la cara y seguía sonriente, con los ojos cerrados, pero con toda la expresión de que le gustaba. Seguí explorando bajo la falda, se me humedecía la mano solo con el calor de sus piernas, comenzó a frotárselas apretándome la mano, pero seguí haciendo fuerza, eso le gustaba, tenía mis dedos ya rozando su pantaleta, presionando contra su pubis.

-dale más, más fuerte- su voz era casi un gemido, y lo fue más cuando presione con más energía los dedos y sentí como se metían con todo y prenda entre los pliegues de su sexo que parecía estar hirviendo y borboteando por cómo se humedeció. Seguí un buen rato hasta que empezó a jadear y ya sentía que aplastaba mi mano con la sola presión, con sus jadeos me calentó y me acerque nuevamente hacia sus tetas, estas descansaban sobre su pecho, ligeramente desplazadas a los lados, ella se frotaba el cuello con una mano y con la otra agarraba el cabezal del asiento con fuerza.

Me gustaba el contraste de lo claro de su piel con el color intenso de su sostén, me acerque a su vientre y le di un beso, mientras que con la otra mano agarre un pecho, eso la hizo reaccionar y dejo de apretar las piernas con lo que metí más profundo los dedos, antes de que volviera a presionar. Esta vez sentí el calor de su fuego sobre mis dedos, empecé a rozar muy adentro y ella se mojaba con intensidad…

Saque la mano cuando relajo los músculos de la entrepierna, me dolía, pero ella estaba con expresión de satisfacción.

Pasamos unos minutos platicando muy relajados, ella aun con el sostén a la vista y yo acariciando sus muslos

-Te la debo… y no quiero estar en deuda- dijo, mientras su mano se posó sobre mi entrepierna y comenzó a frotármela, rápidamente se me fue poniendo dura, más de lo que había aguantado mientras disfrutaba la dulce leche de sus pechos. Sus manos se aventuraron más y desabrocho el pantalón y me saco el miembro, comenzó a masajearme las bolas, se pasó la mano por la boca y luego me unto su saliva en la punta, me hizo una última sonrisa al momento de bajar la cara y meterse el miembro en la boca… tuve que hacer fuerzas para levantarla y mirar alrededor para no ser sorprendido por alguien pasando por ahí.

-vamos a donde estemos más a gusto, quieres?- al solo decirlo con su voz en tono muy sugerente, supe a donde ir, tome camino al mejor motel que conocía, que era en dirección al aeropuerto.

Pedí una de los mejores espacios, estacioné el vehículo, se cerró la cortina y apague las luces, rápidamente subimos unas gradas para entrar a la habitación.

Subimos casi con los pantalones abajo, porque solo tuve unos instantes para caminar sin que ella me siguiera chupando, logre que se detuviera y me cerré el cierre del pantalón, apenas entramos al apartamento ella se vino sobre mi otra vez, nos lanzamos a la cama y se vino sobre mi entrepierna.

Se fue acomodando poniendo sus nalgas contra mi cara, chupaba mi verga con gran pericia, mientras miraba hacia su trasero alzándose, fui deslizando mi mano entre sus piernas, acariciando sus muslos generosos, fui subiendo la falda y la aparté hasta sentir la viva piel de sus nalgas y aproximarme hasta su sexo. Habia un gran espejo montado sobre la cama, podía ver su cabellera pelirroja sobre mis piernas y el movimiento de su cabeza mientras chupaba, a la vez aproveche a descubrir sus nalgas para verlas bien, unas nalgas redondas y blancas, le di varias palmadas y empecé a meter mano entre las nalgas y me electrizó sentir que cuando lo hice, ella me dio una chupada tan fuerte que sentí que me corría, pero logre aguantar, ella paró un rato para recuperar aire, mientras seguí manoseando entre sus nalgas.

-cariño, mete tus dedos por ahí- me dijo entre jadeos en los que tomaba aire para volver a meterse mi miembro hasta la garganta.

Metí dos dedos y fui masajeando entre sus pliegues.

-mas! Mas! mete la mano, me gusta tu mano!

Le pase casi la palma entera por los labios vaginales, quedo empapada de sus jugos…

Ella volvió a chupar y a masajearme las bolas. Seguí frotando y frotando ella chupaba fuerte, fue cuando me corrí y ella lo recibió todo en la boca, un poco fue escurriendo por sus labios, pero seguía chupando y cuando termino me dio una lamida por las bolas y el tallo, yo seguí con mis dedos dentro de ella, hasta que sentí que un gran chorro salía y ella se estremecía, cuando ya estaba seco, ella volvió a lamerlo y acariciarlo, me lo estaba parando de nuevo.

-te quiero duro papi…

Me lanzo mirada de que me acomodara detrás de ella, me termine de quitar el pantalón y me coloque detrás de sus nalgas, ella se preparó, abrió sus piernas para mí, me miraba con una sonrisa lujuriosa, sus bellas tetas al aire, se abrió la falda del todo y se reclino sobre sus brazos, me pegue a sus piernas y jale de su pantaleta hasta sacársela por las piernas, ella lanzo una risa muy animada, mientras le levantaba las pantorrillas con las manos.

-dale amor, dale! Quiero que me la metas ya!- entonces jale de sus pantorrillas y me pegue a su entrepierna, comencé a frotarle directo sobre su pubis, era una suave capa, un vello púbico suave y húmedo…

Agarre uno de sus pechos, al tiempo que mi verga se deslizó dentro de ella, a pesar de ya haber dado a luz, su coño se sentía apretado y el roce era sabroso, me rodeo con una pierna y comenzó a frotarme una nalga, ella se divertía… cerraba los ojos, alcanzaba mi mano con la que le agarraba un pecho y me jalaba los vellos del brazo, me acerque nuevamente a chuparle un pezón y otra vez… sabia cálido y dulzón, le seguía produciendo leche… esos pechos estaban cargados, deliciosos… chupaba sus pechos y le clavaba profundo la verga, ella se reía, se ahogaba con largos bufidos entre las arremetidas.

-¡cógeme… quiero tu palo adentro!- me rodeaba la cintura con la pierna, una pierna pesada, carnosa

-¡que rico me lo haces!- le palmoteaba los pechos, se los estrujaba y se sentían duros y firmes.

Mire hacia arriba para ver la imagen reflejada de sus tetas rebotando y la expresión de su cara con los ojos cerrados, la cara roja y la boca aun con semen escurriéndole.

-¡que rico! ¡Esa pendeja se tardó mucho en juntarnos! ¿Te la cogías verdad?

Ella empezó a mencionar a Gaby, todo por el tiempo que no había arreglado una reunión, dijo que seguramente ella le gustaba mi verga, le dije que no había pasado.

-¿no? que pendeja! ¡Ya tiempo te la hubieras montado!- acelere el ritmo y ella jadeo con más intensidad, trate de aguantarme más tiempo.

Dijo que ella se había cogido al profesor de Algebra para pasar, que solo ella lo sabía, que era una caliente asolapada.

-¡dame más! ¡Le voy a decir lo pendeja que es!- Ya estaba a mi tope, trataba de aguantarme, de llegar a más tiempo.

-¡que rico me lo haces papito!!

Con ese último chillido de su boca me corrí fuerte, ella jadeo y también se corrió. Ella siguió estremeciéndose un rato más, quise descansar, darle aire a mi palo para aguantar el fuego que esta mujer traía consigo, pero aun no me soltaba, hasta que los dos nos corrimos y ella lanzo un bufido cuando mi leche se mezcló con sus jugos en su interior. Nos desplomamos en la cama, tras unos minutos fui estire para alcanzar una pequeña nevera al lado de la cama, saque algo de tomar, le traje a ella una cerveza y casi se la toma de un solo, dejo que un poco le escurriera por el cuerpo desnudo y luego me ofreció el cuello para que se lo chupara, me acerque y lamí de su barbilla a sus pechos, luego se dio vuelta, mostrándome sus nalgas rojas de tanta acción, pero aun queriendo más, así que me acomode y me la jale un rato pasándola por sus nalgas para ponerme duro otra vez, se la fui metiendo fuerte, agarre sus pechos como pude, porque se sentían pesados, busque los pezones y los masajee hasta sentir como escurría leche por mis dedos, ella jadeaba, era ruidosa, pero excitante, su voz a ratos era chillona, más cuando hacia movimientos de lado a lado, como rellenándola, sus nalgas se batían y sus robustos muslos temblaban, brotaban jugos de su cuerpo a montón, las sábanas ya se miraban empapadas de sexo, sudor, semen y jugos vaginales, la lavandería tendría que darle mucho cuidado a la ropa de cama; le froté y la acomode con su culo bien en alto, le puse un lubricante que había también en la mesita de noche, además de un poco de mi saliva para metérsela bien por el culo, así logre que entrara y me corrí dentro y ella soltó un largo bufido y su cuerpo tembló, mi leche saturaba su interior y mi cuerpo seguía bombeándola sintiendo el golpeteo de sus nalgas, sus gemidos de gata en celo, paso un buen rato hasta que nos relajamos, yo aún pegado a sus nalgas rojas, frotando su espalda y caderas, escurriendo sudor y jugos entre sus piernas, hasta que volvimos a quedar tendidos en la cama.

Mirando nuestro reflejo, los dos cuerpos desnudos, mi miembro aunque aún hinchado estaba ya flácido; su cuerpo voluptuoso y hermosos, con su pubis recortado y sus pechos y cara rojos de tanto agite.

-¿Y ahora te vas a casar conmigo?- Me hizo la pregunta mientras seguíamos acostados boca arriba en la cama desordenada, gire la cara para verla a los ojos y ella se había acostado de lado sobre su brazo izquierdo, sus pechos inclinándose por su propio peso, me miraba con los ojos muy abiertos y la boca haciendo muecas insinuantes.

-¿Te asustaste verdad? ¡Jajaja!- Se puso sobre mí, dejando que sus pechos se rozaran conmigo, sintiendo sus pezones ponerse duros nuevamente. Se inclinó ofreciéndome los pechos para que se los apretara otra vez, sentí su mano acariciándome otra vez la verga y agarre nuevamente sus caderas, su calor me excitaba.

-tranquilo precioso… no te quiero casado!- se inclinó hacia mi aun riéndose de su comentario y mi reacción.

La empuje con la cadera para que sus pechos quedaran al alcance de mi boca, se los volví a chupar, me gustaba el contacto de mi lengua con la rugosidad del pezón erecto, me los restregaba alternadamente para que le diera igual atención a cada pezón, mientras con las manos se los acunaba y estrujaba, aprovechando a ratos a darle nalgadas, me gustaba como sonaba el manotazo en su trasero redondo y carnoso.

Cuando al fin nos agotamos, me aparte para verla descansar, sonreía con los ojos cerrados y la boca abierta en mueca de placer, se giró para quedar con los pechos viendo al cielo, ella ladeo la cara, estaba agotada, empapada en sudor el cuerpo y sus nalgas en semen, pero estaba satisfecha; yo me sentía extasiado de haber disfrutado cada momento de tener esta mujer sobre mí y de haber probado la leche de sus pechos y que me dejara clavarla por todos sus espacios.

Cuando nos despertamos, ya unas horas después, nos metimos a la ducha para quitarnos el olor a sudor, fluidos y sexo del cuerpo; nos restregamos el cuerpo, me entretuve pasando la mano por los rincones de su cuerpo, tenía dos lunares entre las nalgas, otro muy cerca de sus labios vaginales y dos entre los pechos.

-¿Que tanto me estás buscando? Ya sabes por donde hacerme gozar, ya no hay más dónde meterla

-Es que si te quiero extorsionar por sexo, debo saber dónde están tus señas más íntimas…- le dije a son de broma.

Me dio una cachetada más o menos suave entre risas, antes de agacharse ella y agarrarme nuevamente la verga…

-Pues yo también ya se tus señas, hacia donde se te va la verga

Se la metió a la boca y me la chupo un rato más, antes de salir de la ducha, arreglarnos y salir.

-Una cosa más- me dijo antes de acercarnos a donde me indico que la llevara

-Si te llama Gaby le dices que me dejaste a donde vamos, pero ayer en la noche… no quiero que me ande preguntando a donde me fui.

-¿Y ahí donde es? Le pregunte cuando me dijo a donde llevarla.

-Pues es donde una tía con quien deje a mi niño

-¿No venias sola?

-Me vinieron a dejar a la ciudad con mi niño, pero llame para decirles que me quedaría donde mi amiga

-Lo tenías planeado?

-¡Jajaja! ¡Claro que no! pero ya que se prestaba la ocasión…

-No sé si creerte- le dije

-Bueno, ya no importa. ¡Ya lo hicimos y muy rico fue! Ahora llévame a desayunar y después me pasas dejando

Pasamos por un desayuno a un restaurante, en el salón que estaba vacío a esa hora de la mañana no dejaba de rozarme la pierna y al subir al auto nos dimos un morreo corto pero intenso, yo apretaba sus pechos y después ella iba con su mano metiéndola en mi pantalón acariciándome la verga, pero al llegar frente a donde su tía, se acomodó la ropa y únicamente me dijo adiós ya cuando se bajó rápido del auto, casi que tiro la puerta al salir, solo volteó a verme nuevamente cuando ya estaba por entrar a la casa, hizo un gesto de despedida con la mano y desapareció tras la puerta de entrada.

Después que me fui de ahí, pude ver que dejo su pantaleta en el asiento, con el olor de su sexo aun tibio; unos días después me llamo la otra amiga queriendo saber que había pasado esa noche y le dije tal cual lo que me había dicho Raquel que dijera, así que no siguió preguntándome más. Ella me contó que Raquel había vuelto con el papa del niño y que incluso se había casado… fui su desahogo antes de enseriarse, pero bueno, nadie me quita lo gozado también.

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