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En pijama y zapatillas

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Se pasea en casa mi esposa
en pijama y zapatillas, 
y yo la miro a hurtadillas:
ya mi vista va y la acosa. 
Ah, mi esposa, qué preciosa;
la veo un ratito y me empalmo, 
si no follo no me calmo, 
le diré algo por probar. 
Esta noche quiero amar, 
que su cuerpo sea mi ensalmo.
Le hablo de la lejanía
que siento de los placeres, 
siendo que estos menesteres
deben ir en sintonía.
Me habla de que su día a día, 
demasiado complicado, 
tiene su tiempo ocupado, 
"yo te amo, querido mío".
Le hablo que su piel ansío. 
Me habla "yo estoy de tu lado".
Me acerco a ella muy despacio;
me mira y está confundida, 
tiene la vista perdida:
voy reduciendo el espacio.
Mi físico era antes lacio, 
ya se va robusteciendo:
mi polla ya está creciendo;
su boca empapa mi baba. 
Elvira, que antes no estaba, 
me da su boca gimiendo.
Libres del sujetador, 
ella sus tetas ofrece. 
Las chupo como merece, 
entusiasmado fervor. 
Me quiere hacer un favor
y comienza una mamada. 
Ah, sí, cuánto lo deseaba,
ahora parece una zorra.
Quieres que pronto me corra, 
mas quiero follarte amada.
En la cama la desnudo;
voy a sus muslos impaciente; 
le lamo el chocho caliente;
a mí me gusta peludo.
Y que me llamen suertudo 
porque penetro en Elvira:
dentro dentro es una pira, 
qué me arde polla y cabeza.
Follo a mi amor con fiereza, 
y ella suspira, suspira.
"Oh, querido, más, oh deo", 
dice Elvira mientras yo..., 
"Oh, querido, más, más, no
pares", de gusto jadeo.
De fondo escucho el jaleo
del somier y el cabecero, 
ecos de un amor sincero
que se consuma en el acto.
Me voy a correr ipso facto:
"uf, Elvira" y fue el primero.
No necesito decir
"follamos toda la noche";
eso fue todo un derroche
de semen, líquidos fluir. 
Tampoco quiero insistir 
en la atracción que profeso
a mi esposa: soy un obseso, 
(ahí está, viene del trabajo). 
Ahora me he puesto debajo 
y ella me goza, pues eso. 

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