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Estrenando cuernos
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Tiempo de lectura: 10 minutos

No recuerdo bien cómo comenzó esta fantasía, tal vez algún video en Internet o al leer algún relato.

Lo cierto es que la idea de ver a mi mujer gozando con alguien que no fuera yo empezó a rondar cada vez más en mi cabeza.

¿Es raro no? La idea de ver a tu pareja gozando -porque va a gozar tenlo por seguro- con alguien más no parece lo más sensato.

Claro que tampoco es para todos, solo una relación fuerte y segura puede aventurarse en algo así, solo una persona segura de sí misma aceptaría eso.

Alguien seguro del placer que puede dar y provocar, alguien que sabe que solo será sexo y nada más.

Pero si ver sexo ya sea a través de una pantalla o en vivo es excitante ¿por qué no habrías de excitante viendo a tu pareja gozar?

La sola idea de escucharla y verla desde otra perspectiva era suficiente para endurecer mi falo en cualquier lugar y momento. Por algunos meses no dije nada por temor a un rotundo no, pero cuando estaba con ella lo imaginaba y esa idea provocaba que me corriera de forma muy placentera.

La primera vez que se lo propuse me quedé sin coger ese día.

Ella se ofendió y simplemente se le fueron las ganas, pensé en dejar las cosas así aunque no fue el caso, seguí intentando, investigando cómo podía meter la idea en su cabeza.

En alguna ocasión jugábamos a que era su doctor y al hacer la revisión la comencé a hacer preguntas e incitando la a preguntar, luego comencé tocar mas íntimamente, jugando con ella, haciendo que se moje, pidiendo que me explique como tocarla, preguntándole que si su marido le hacía eso, investigando que le gustaría hacer, llevándola poco a poco al extasis y pida que la folle ahí mismo.

Le recordé que solo era su doctor y que era solo accesoria para que supiera como disfrutar con su marido, al final ese día ella lo hizo con un doctor imaginario, pero lo importante es que en su cabeza no era a su marido a quien se entregaba.

Mientras la follaba como su médico le decía:

La próxima vez debes traer a tu marido de seguro le gustaría ver y escuchar como otro hombre la follaba y le daba placer.

Creo que ella ya comenzaba a fantasear con eso y era más receptiva a la idea. Así que seguí insistiendo de forma sutil.

Cierto día me pregunto.

—¿En verdad me quieres ver con otro?

—Sí, esa idea me prende como no te imaginas.

—Ok voy a pensarlo, ¿Con quién sea?

—Sí, tú debes elegir.

—¿Dónde puedo buscar? ¿Aquí entre nuestros conocidos? Me gustaría mejor alguien que tal vez no volvamos a ver.

—Podemos buscar en algún lugar para eso.

—¿Una aplicación?

¡Estás loco!

—Mira entra a tu red social.

Ella entró a su perfil de twitter.

—¿Listo ahora que?

—Préstame el teléfono.

Edith me dio el teléfono y me puse en el buscador tecleé la palabra clave cuckold y le di buscar.

Luego aparecieron varios perfiles de ese tema, en sumatoria eran de hombres que disfrutan ver a sus mujeres con otro, ella vio por algunos minutos. Luego le pedí de nuevo el teléfono.

Ahora puse en el buscador el termino corneador.

Ahora aparecieron perfiles de hombres que se dedican a complacer esposas con permiso del marido.

Vio muchos perfiles ese día y luego de no encontrar uno de su interés salió.

—Creo que por ahora es suficiente.

—Está bien, solo prométeme que lo pensaras.

—Ya veremos.

Por varios días estuvo investigando sobre el tema, cada vez más convencida. Sólo faltaba el candidato ideal, casi todos lo primero que pedían era foto de ella así, casi sin ningún tipo de interacción, la mayoría no tenían la intención de respetarme como esposo.

Así quedó el tema yo esperando que Edith se terminará de convencer en el asunto y con la idea cada vez más fuerte en mi cabeza.

Pasaron cerca de dos meses, yo ya no tenía muchas esperanzas de que ella lo tomará en serio. Pero una tarde que llegué de trabajar me dijo:

Creo que lo he encontrado.

Luego me mostró su teléfono ya estaba en el perfil de su principal candidato. Era un hombre que parecía tener cerca de cincuenta años, un caballero.

En su perfil había muchas publicaciones con distintas mujeres de todo tipo, aunque la mayoría muy hermosas y bien acuerpadas también las había no tan agraciadas físicamente pero igual de mente abierta.

En cada publicación describía un poco la escena y era en verdad muy erótico en sus pequeños relatos y ver sus videos era un pequeño placer.

De inmediato supe por qué lo eligió como primera opción, aparte de parecer un caballero, se veía muy limpio y educado, pero la forma de tratar a cada una de las mujeres que salían con él es única.

Por los videos te podías dar cuenta que siempre buscaba primero complacerlas a ellas y luego de darles una verdadera dosis de placer el terminaba, cada toma era cuidada solo se miraban los cuerpos, los rostros de todos los involucrados eran editados para que no se vieran, nunca caía en lo vulgar, sino que todo era sumamente excitante.

Era pervertido y divertido, caballeroso, podía fácilmente controlar la situación o depende la mujer podía dejarse controlar sin ningún problema.

Lo mejor es que vivía en una ciudad a tan solo una hora de distancia, estaba relativamente cerca y podría ser.

—¿Qué sigue?

—Hay que contactarlo.

—¡Si que fácil verdad¡ ¿Solo le escribo y le digo que quiero estar con él?

—Bueno, antes que nada vamos a cambiar esa foto de perfil que tienes -tenía una foto de un paisaje-, ven vamos a escoger otra foto.

Comenzamos a buscar en la galería unas fotos sensuales que alguna vez hicimos para jugar.

Elegimos una donde la luz era roja y escasa, ella estaba en el marco de la puerta y se podía apreciar su cuerpo de perfil.

Sus manos estaban estiradas hacia arriba atrás de su cabeza y sus caderas echadas un poco hacia atrás, así que su silueta era perfecta, se notaba el contorno de sus senos y las prominentes caderas que tiene resaltando su culo.

—Bien, ahora puedes darle me gusta a sus publicaciones y comentar alguna que otra. Ya veremos si le interesan.

Nos dedicamos a ver vídeos y comentar alguno que otro. La respuesta estaba al otro día, Edith muy emocionada me llamó por teléfono al trabajo.

—Escucha Oliver, ya me contestó, me da las gracias por ver sus publicaciones y me pregunto si busco algo. ¿Qué hago?

—¿Estas segura que es el indicado?

—Sí

—Habla con él por privado ya veremos a dónde nos lleva todo esto, todavía hay que verlo en persona y luego decidir.

Poco a poco las conversaciones fueron subiendo de tono entre ellos, se pasaron números de teléfono y se escribían a menudo por whatsapp. Sus pláticas ya eran más íntimas y él siempre le preguntaba por sus gustos, que esperaba del encuentro, que le interesaba probar, le contó que nunca había estado con alguien más, que era la primera vez que hablaba de estas cosas con alguien desconocido, que yo poco a poco le había metido esa idea.

El saber que él iba ser el primero en disfrutar con ella le interesó mucho y más al saber que yo era quién había provocado su deseo, preguntó también cuál era el motivo y que era lo que yo esperaba, si prefería estar viendo, si quería participar, si Edith iba sola, si me dejarían fuera del cuarto.

También le contamos de nuestra afición al bdsm y al femdom que en ocasiones practicamos, aquí él se interesó mucho.

Una infinidad de posibilidades.

Se mandaban audio y fotos íntimas. Él le describía a detalle lo que quería hacer con ella.

Note que los días que hablaba con él estaba más dispuesta y fogosa a la hora del encuentro, no, no era por las fotos que él pudiera enviar prácticamente lo conocíamos entero de tanto ver sus videos, era más bien por las cosas que él le decía o escribía, poco a poco estaba en su mente y creo que en más de una ocasión pensaba en él mientras cabalgaba arriba de mí.

Una mañana Edith mandó a mi teléfono un par de imágenes, era ella en ropa interior quería saber cual foto le gustaría más a Fabián.

Saber que le mandaría alguna de esas fotos provocó mi deseo de que pronto se llevara el encuentro.

En otra ocasión fue él quien mandó una foto de mi mujer al abrir la foto pude reconocer los senos de Edith sin nada más que sus manos con todo y anillo de matrimonio levantando de ellos.

Lo siguiente fue acordar el encuentro y el lugar, elegimos ir a su ciudad de residencia y vernos en una plaza comercial.

Cuatro días antes del encuentro Fabián tomó el control, le daba instrucciones de lo que quería que hiciéramos Edith y yo para el encuentro.

Lo primero fue dejarnos sin sexo desde ese día, pero si teníamos que jugar un poco sin llegar a terminar.

Edith quería que le comprara lencería nueva para la ocasión, así que fuimos a la tienda a buscar algunas.

Elegí un juego color gris oscuro, una tela suave al tacto y un diseño de flores en el bordado las bragas eran de tipo cachetero y el brasier era de media copa sin tirante.

Edith insistió también en llevar unas bragas extras por si acaso, busco unas clásicas color negro semitransparente de corte mas pequeño que las que yo elegí, también se llevó unas medias de seda que llegan hasta medio muslo.

La noche antes del encuentro la recosté sobre la banca de nuestra habitación puse una toalla bajo sus caderas; lleve un poco de agua, mi navaja de afeitar y un poco de jabón. Comencé a depilar con cuidado sus piernas y su sexo. Solo deje un poco de vello en forma de triángulo en su monte de venus.

Cuidamos cada detalle, Edith quería estar espectacular para él. Quería sentirse la mujer más guapa del mundo -para mí lo es- y quería verse bien ante la cámara ya habíamos aceptado grabar el encuentro, ya habíamos aceptado que lo subiría a su perfil. Extrañamente eso nos causaba un gran morbo.

Lo último fue ayudarla a vestirse, puse crema sobre su cuerpo, brazos, piernas, espalda, sus nalgas, luego la ropa interior. Optó por usar la que yo elegí; se puso un pantalón claro pegado a sus piernas sin bolsa atrás, una blusa strapless negra dejando ver sus hombros, un pequeño collar y unos aretes largos.

Para mí sacó un uniforme de chófer; un blazer azul marino, corbata, y gorro, me sorprendió cuando lo sacó del vestidor, eso era nuevo para mí, al parecer no estoy enterado de todo lo que le pidió Fabián.

Antes de ponerme el uniforme me aventó las bragas y medias que ella había elegido, Fabián quería que fuera en un uniforme de chófer con medias y bragas de mujer.

Edith sonreía divertida ante mi asombro.

—Tú querías esto ¡Ahora te aguantas!

Jajaja era verdad pero no esperaba que fuera hacer así. No es que fuera la primera vez que usaba bragas de mi esposa, de hecho cuando jugamos a que ella me domina hay ocasiones en que me obliga a usarlas, cuando Fabián lo supo no quiso desaprovechar.

Nos encontramos en el café acordado dentro de la Plaza comercial. En persona era un poco más alto que yo, más moreno y delgado, iba acompañado de su pareja, una linda mujer de unos cuarenta y cinco años, cabello alborotado y una gran sonrisa, ella era la que se encargaba de las cámaras y las tomas.

Platicamos un rato los cuatro mientras tomábamos un café, luego ya con todos los detalles listos nos fuimos.

Elegimos ir en su camioneta, yo como chófer abrí la puerta trasera para que subieran, solo entraron mi esposa y su corneador.

Paulina iría adelante conmigo, la camioneta tenía un vidrio que nos impediría ver lo que ocurría en la parte trasera.

—Ahora a dónde me dirijo.

—Arranca la camioneta ya tiene programadas las instrucciones solo síguelas.

En cuanto encendí el motor comenzó a sonar Rhiana en las bocinas mientras que en una pantalla de la consola central empezó a darme indicaciones la voz del GPS.

Luego de avanzar un poco sin hablar nada, Paulina me preguntó con una sonrisa.

—¿Apuesto que quisieras ver lo que ocurre atrás?

—Sí, la verdad que me está ganando la curiosidad.

—Yo puedo decirte.

Para estas alturas ya no deben ir charlando, están tan calientes que ya deben estar explorando sus cuerpos.

Tragué un poco de saliva ante la idea, debajo del pantalón las pequeñas bragas empezaron a apretar aún más. Saber que detrás iba mi mujer disfrutando de otro…

—En estos momentos él debe estar besando y manoseando a tu esposa, tal vez ella ya está besando y acariciando su polla. ¿Quieres ver un poco?

No dije nada, solo moví la cabeza de forma afirmativa.

—Todos quieren ver un poco.

Ya lo verás y te aseguro que no lo vas a olvidar. ¡Jajaja!

Luego oprimió un botón y el vidrio bajó. Pude ver por el espejo retrovisor a Edith sentada con la cabeza echada para atrás, sus ojos estaban cerrados aunque su blusa seguía en su cuerpo la tela estaba enroscada debajo de sus senos Fabián besaba y acariciaba cada centímetro de piel.

Luego Paulina tomó una cámara y comenzó a grabar un poco.

—Conduce, no queremos matarnos.

Ya no volvió a decir nada, se dedicó a grabar lo que ocurría en el asiento trasero.

Algunos minutos más llegamos a donde el GPS indicaba el final del viaje. Entramos en el motel y estacione en la habitación que me indicó la recepcionista.

Bajé de la camioneta y como buen chófer abrí la portezuela de atrás para que bajaran.

Cuando Fabián pasó por mi lado puso un billete en la solapa de mi blazer.

—Espera aquí hasta que vengan a cobrar lo de la habitación. Después puedes subir.

Luego los tres subieron la escalera. Edith volteo a verme sonriendo y diciendo adiós con su mano.

Espere por cerca de diez minutos que me parecieron mucho más.

Cuando por fin subí la puerta estaba abierta, las cámaras estaban listas; había tres una en la cabecera de la cama, otra en un caballete justo enfrente del colchón y otra que tenía Paulina colgada de su cuello.

Edith ya no tenía la misma ropa se había quedado solo en bragas, tacones y una camisa blanca mía que le tapaba solo un poco más allá de la cintura.

Todo lo dirigía Fabián.

—Entra, siéntate en esa silla y pon tus manos detrás del respaldo.

Camine mirando a mi esposa estaba frente a la silla de pie, sostenía un libro es sus manos en el lomo pude leer "Travesuras en pareja" mire que tenía un juguete morado debajo de sus bragas luego me senté y puse las manos donde me indico.

Luego Fabián camino hasta mí y puso una cuerda alrededor de mis manos dejándolas inmóviles y sin que me pudiera levantar.

—Comienza a leer pequeña que tu marido debe estar acuoso por ver tu rostro cuando te corres.

Luego volteo a verme y me dijo:

En la camioneta pude verla, es realmente fantástico escucharla y observar.

Cuando Edith comenzó a leer, Fabián sacó su celular y pasó su dedo por la pantalla, el leve zumbido me indicó que el juguete había comenzado a funcionar y controlaba el juguete que mi esposa tenía entre sus piernas.

Subía y bajaba el dedo de la pantalla provocando que mi mujer detuviera la lectura y se le fuera la voz por momentos, luego la hizo terminar mientras ella oprimía sus piernas y se doblaba de placer.

Cuando terminó la lectura mi esposa caminó hasta mí subió una pierna en la silla y luego la otra. Arrimo su sexo a mi rostro para que pudiera olerlo, su aroma me impregnó, olía a sexo, olía a ganas, olía a deseo…

Después caminó hasta la cama y se subió a ella bajando hasta pegar su torso en el colchón, sus caderas las dejó en alto como ofreciéndole a Fabián.

Luego dijo:

Fabián quiere que veas me así, que observes bien lo que se va a comer enfrente de tu cara, quiere que sepas que estás a punto de observar y escuchar a tu mujer mientras está con otro…

Paulina no dejo de grabar cuando se detuvo a mi lado, Fabián se quitaba la ropa mientras mi mujer estaba a la espera de que por fin ese extraño la tomará e hiciera suya frente a nosotros.

Ya todo estaba listo, no había necesidad de más juego previo. Fabián se puso detrás de Edith que con sus manos busco la daga dura para guiarla hasta su gruta sagrada; él se clavó de golpe, provocó un gemido que tantas veces yo he escuchado al hacer ese movimiento luego enredo su pelo en una mano y jalo un poco de ella mientras sus movimientos aumentaban.

La ropa me estorbo, sentía mi dureza contenida por la ropa interior y mis pantalones, no podía tocarme y deseaba hacerlo, Paulina dejó de grabar con la cámara que tenía en el cuello y ajusto la de la cabecera para tener una toma frontal de los rostros, en especial el de mi mujer justo en el momento en que se corriera.

Después abrió mis pantalones y comenzó a subir y bajar su mano por mi falo erecto, le agradecí con la mirada pero sonrío al dejar de masturbarme.

Justo después de que mi esposa grito fuertemente en señal de que había terminado, Paulina libero mis ataduras. Fabián salió de mi esposa metió un par de dedos luego los olio y los metió en su boca.

—¡Delicioso!

Enseguida se sentó en el borde de la cama y mi mujer se sentó sobre él, dándole la espalda.

—!Ven aquí cornudo! Quiero que lamas a tu esposa mientras la penetro, quiero que bebas sus fluidos mientras se corre de nuevo.

Me hinque frente a ellos, Edith subía y bajaba dejando a la vista parte de la gran daga de Fabián, mi boca comenzó a chupar los húmedos labios de mi mujer y cuando estaba sentada hasta el fondo alcance a chupar las bolas y la base del falo de Fabián.

—Así cornudo ¿A qué te sabe?

¿Verdad que te gusta?

Sentí como sus muslos se tensaron, un chorro de agua salió disparado entre sus piernas, Fabián la tomó por la cintura y comenzó a mover más sus caderas llevando su falo a lo más profundo en cada movimiento salía otro chorro de mi esposa.

Cuando alce mi vista vi que Paulina también tocaba y besaba a mi mujer tenía tres personas acariciando, besando y dando placer al mismo tiempo…

—Creo que ella te ha dado suficiente placer ahora merece algo ¿no crees?

Mi esposa jalo de Paulina le quito la ropa y la recostó sobre la cama, luego se sentó en su rostro dejó que ella lamiera un poco y después se inclinó hasta alcanzar el sexo de ella ambas se dieron placer hasta correrse mientras nosotros dos las observamos.

Fabián jalo de mi mujer la puso de nuevo en la orilla de la cama, dejó su rostro cerca del sexo de Paulina de modo que pudiera seguir dando sexo oral mientras ella era penetrada.

Todos disfrutaban mientras yo miraba.

—¡Paulina! chúpale la polla a nuestro cornudo.

Paulina volteo a verme y me hizo un gesto de que me acercara.

Metí mi dureza en su boca y empezó a follarla mientras enfrente miraba como Fabián disfrutaba de mi esposa, pero ahora buscaba su propio placer.

Me corrí en la boca de Paulina mientras Fabián hacía lo mismo en el sexo de Edith.

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