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Fede y Luli en el jacuzzi. Yo en la ducha con Ema (parte 6)

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Mientras Luli meneaba su cuerpo sobre las piernas de Fede, con su culo ensartado en la pija de nuestro amante, yo estaba sentado al lado de ellos y me besaba con ambos sin dejar de mirar de reojo el cuerpo mojado y enjabonado de Emanuel, éste terminó de enjuagarse, cerró el grifo y buscó una toalla, pero las teníamos nosotros.

Fede me pidió que le alcanzara una y que lo ayudara a secarse, mientras él sobaba los pechos de mi novia y alzaba sus caderas para encularla bien a fondo y ella berreaba como una oveja en celo. Acudí presto a llevarle un par de toallas a Ema, le di una y me quedé con la otra para secarle la espalda. Estábamos los dos al palo, así que lentamente le fui secando la espalda, luego las nalgas, bajé por las piernas torneadas y me arrodillé para llegar a sus tobillos, terminando de frotar de nuevo sus nalgas estrechas, firmes, redondas y torneadas como un durazno.

Me di vuelta para observar que Luli seguía su meneo sobre su semental y reclinaba su cabeza sobre su hombro para besarlo con lujuria mirándonos de reojo y Fede le sobaba los pechos con una mano y con la otra le acariciaba el clítoris, haciéndola estremecerse de placer.

Fede dejó unos segundos la boca de mi novia para decirle a Emanuel que girara hacia nosotros, éste respondió con voz ahogada que le faltaba secarse las piernas y Fede dijo que no importaba, que yo lo ayudaría. Emanuel se dio vuelta con la toalla tapando su erección, que quedó a la altura de mi cara y procedí a secarle las piernas por la parte delantera hasta que llegué a la entrepierna, lo miré a los ojos y le pedí que se sacara la toalla, por favor. Como dudó, despacio se la fui sacando de las manos y su pija parada y recta dio contra mi mejilla.

-Perdón, me dijo, avergonzado.

Le respondí que no se preocupara, que yo me ocuparía y así lo hice enseguida, engulléndome su glande para lamerlo y chuparlo como un chupetín, a lo que el chico dio un respingo, suspiró fuerte, cerró los ojos y levantó la cara hacia el techo. Sin dudar, me apoderé de sus glúteos de ensueño y me fui tragando lentamente su poronga que ya emanaba líquido pre seminal.

Chupé, lamí y tragué el manjar que se me ofrecía repetidas veces como si fuera un helado a punto de derretirse, sin dejar de mirar su cara por un par de minutos, hasta que se puso tenso y empezó a jadear.

Está a punto de caramelo, pensé, y le apreté bien fuerte con dos dedos la base de su miembro para evitar que se corriera enseguida. Gimió y jadeó de nuevo, pero pude contener su eyaculación a duras penas, ya que un poco de semen llegué a chupar y tragar.

Mientras le lamía el glande de nuevo que me sabía a gloria, normalizó su respiración, bajó la vista, me miró a los ojos y me tomó de la cara para que se la siguiera chupando, a lo que me dediqué con total empeño. Pasé del glande a comerme su tronco hasta el fondo varias veces, alternando con chupadas a sus huevos redondos y suaves, y llevando mi lengua hasta casi su agujero trasero, provocándole escalofríos repetidos.

Seguí chupando y tragando el néctar unos minutos más, apretando cada tanto la base de su pija y le fui metiendo uno y dos dedos en su estrecho ano para masajearlo y para que no se corriera. Más se lo masajeaba y más le chupaba la pija, más me empujaba la cara para cogerme por la boca. Yo me quería pajear o hacer algo porque no daba más de la calentura, pero tenía mis manos ocupadas con su glúteo y con su ano, ya más dispuesto a recibir mis dedos, cuando escuché que mi novia tenía otro orgasmo múltiple por enésima vez jadeando y aullando como una perra en celo, solo que ahora con su culo ensartado en la pija inagotable de Fede.

Todo me puso como una moto, así que aceleré la mamada a fondo varios minutos más, hasta que Emanuel se tensó y eyaculó siete u ocho chorros de semen espeso y caliente en mi boca, sin dejar de estremecerse y sin que yo dejara de chuparle la pija para limpiar todo resto de su leche. Seguía temblando y parecía que sus piernas no le respondían, así que lo sostuve por las nalgas sin sacarme su poronga de la boca, que seguí chupando con fruición ya que seguía enhiesta y buscaba su mirada en vano porque estaba con los ojos cerrados, pero no me soltaba la cara. Chupé y lamí su poronga unos minutos más hasta que se recompuso, abrió los ojos, me miró y me dijo gracias, con voz ahogada.

Me puse de pie y lo metí de nuevo en la ducha para lavar su transpiración y le enjuagué bien los genitales con una mano, sin dejar de masajearle el ano, ya con tres dedos que entraban con relativa facilidad, rozándole el culo con mi pija al palo, pero sin intentar nada. Se dejó hacer y aproveché para acariciarle el torso, de abajo hacia arriba varias veces, de ida y de vuelta, empujándolo contra mi cuerpo y empecé a lamerle el cuello de un lado y del otro, los omóplatos, la columna vertebral y toda la espalda, hasta llegar al paraíso de sus glúteos que lamí con avidez y mordí con suavidad.

Le pasé la lengua por todo el culo hasta llegar a la separación de los glúteos, que abrí muy despacio para lamer y horadar su ano a lengüetazos, haciéndolo estremecer de nuevo de placer. Al notar la buena recepción, separé un poco más sus cantos, lo hice inclinarse un poco y metí mi lengua lo más que pude en su hoyito virgen. Gemía como un perrito lastimado y empujaba hacia atrás, así que aproveché para volver a meterle los dedos mientras subía mis lamidas por su espalda y columna hasta llegar al cuello, apoderándome con la otra mano de su pija dura y palpitante para pajearlo con suavidad. Suspiraba, gemía y jadeaba, cuando le susurré al oído si podía seguir o lo dejábamos ahí.

-Seguí, por favor, alcanzó a responder resoplando y giró su cara hacia la mía con la boca entreabierta y mirándome a los ojos.

No me pude resistir y lo besé dulcemente primero, también con la boca entreabierta, para luego aventurarme y meterle la lengua a fondo, a lo que respondió con muchas ganas, intercambiando lengüetazos, chupones y miradas, mientras se tomaba de mis nalgas para apretarme contra su cuerpo estilizado de bailarín, lo que me volvió loco de placer, lo besé más apasionadamente aún y lo fui girando para ponerme frente a él debajo de la ducha, sin dejar de morrearlo y abrazarlo.

Me animé á alzarlo tomándolo de las nalgas y cruzó sus piernas en mi espalda, le pedí que cerrara el grifo y en andas lo llevé hasta el jacuzzi, donde los amantes no paraban de coger en todas las posiciones posibles, sin dejar de mirarnos, pero ahora Luli se apoyaba en los bordes y Fede la embestía sin tregua con la pija a fondo de su conchita insaciable.

Le pedí a nuestro semental que me ayudara a entrar con Emanuel montado a horcajadas de frente a mí, lo que hizo con una mano, sin dejar de acometer a mi novia que no dejaba de empujar hacia atrás, jadeando y pidiendo más. Llegamos a sentarnos dentro del jacuzzi, con Ema encima de mí, su poronga dura pajeándose con mi abdomen y mi pija buscando su agujero, sin poder conseguirlo, pero sin dejar de besarnos y chuponearnos furiosamente.

Muy a desgano conseguí despegarme de sus labios ansiosos y le dije que se sentara en mis piernas de espaldas a mí y de frente a la lujuriosa escena sexual que montaban Fede y mi novia.

¿CONTINUARÁ? Comenten si les gustó y quieren que siga la narración.

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