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Fui su juguete sexual

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Adoro despertar así…

Sentir que su brazo me busca y me cobija, sentir su calor corporal en mi espalda, en especial cuando el día es como hoy; frío y gris de esos que invitan a permanecer más tiempo en cama esos en los que no se antoja ir a trabajar, me encanta sentir como se pega a mí y que su calor cobije mi cuerpo, disfruto sentir su nariz oliendo mi cabello mientras se abre paso hasta besar mi nuca, sentir su mano traviesa abrirse paso entre las sábanas hasta llegar y tomar por asalto alguno de mis senos, su respiración uniforme en mi cuello, la suavidad y dulzura de sus primeros besos repartidos entre mi hombro, cuello y brazo.

No sé qué hora es, pero los rayos del sol más fuertes me indicaban que él ya casi me soltará para luego salir de la cama solo cubierto por su ropa interior, por lo regular bóxer pegados a su figura, por lo regular mis ojos lo seguirán hasta que se pierda detrás de la puerta.

Ya es tiempo comenzó con sus movimientos para salir de cama, sentí que se movió un poco para despegar su piel de la mía, lo detuve un poco sosteniendo con mi mano la suya sobre la redondez de mi seno izquierdo, no lo quería dejar ir aún mi niña mimada quería seguir sintiendo sus brazos en mi cuerpo.

Ya era tarde y él siempre ha sido muy puntual así que imaginé su impaciencia por salir de cama y empezar con sus rutinas.

Se movió en lo que supuse era para salir de la cama sin embargo hizo lo contrario, me abrazó más fuerte, se quedó quieto, sin acariciar ni besar nada solo apretando fuerte, parecía como pensativo como si estuviera viajando en su imaginación.

Sentí curiosidad por saber qué era lo que su sádica mente estaba planeando.

No estaba tan equivocada luego de unos pocos minutos susurro en mi oído:

—¡Quiero que cargues un par de juguetes!

La curiosidad creció de forma exponencial en mi cabeza, fue tanta que no resistí girar la cabeza para preguntar:

—¿Cuáles?

—El micrófono rosa y el vibrador morado -No pude evitar mojarme con su respuesta, esos son los dos juguetes que más usamos y con los que más nos divertimos.

Luego se despegó de mí y me besó en la frente antes de salir de la habitación con rumbo a la ducha.

Solo vi de reojo su sonrisa.

La forma de despertar hoy fue estupenda y su abrazo me llenó de calidez para el resto del día, pero su propuesta me dejó llena de ganas y con la entrepierna llena de humedad.

Me encanta eso de él, su mente pervertida y en ocasiones perversa, sádica y dulce al mismo tiempo.

En cuanto salí de cama busqué en la caja de los juguetes para ponerlos a cargar.

Casi podía imaginar el encuentro, había momentos que casi podía sentir con anticipación; sus besos y caricias, sus labios recorriendo mi cuerpo mientras sus manos también acarician partes sensibles de mi anatomía.

Anhelando ese momento en que entra en mí y me quita el aliento, esa primera invasión que tanto disfruto mientras siento como va abriéndose paso poco a poco. Como me voy amoldando a su grosor y dureza.

El día pasó lento en la oficina algunos pendientes inconclusos por fin tuvieron solución y eso me ponía feliz pero tarde se me hacía poder salir para ir a casa a esperar su llegada así que sí, hoy fue un largo día un poco más de lo habitual.

Por la tarde me dediqué a mí, entré en el baño y me di un largo y relajante baño, depile las partes que tenía que depilar, unte cremas para suavizar la piel me puse un poco de perfume y elegí mi atuendo algo sexi, provocativo y sugerente.

Debajo de la ropa lencería fina, iba elegir el virginal blanco que lo vuelve loco, pero ese color no me emociona en una noche donde pienso ser de todo menos inocente, así que elegí color verde oliva seco, todo a juego: ligueros, bragas, brasier completo transparente.

Dejé mis hombros y cuello al descubierto con una blusa escotada y manga larga, cuide muy bien el escote quería que se viera el nacimiento de mis senos solo una anticipo de lo que la tela cubría para él, la falda era pegada desde mi cintura hasta las rodillas aunque luego se abría un poco no me dejaba dar pasos largos,

Puse una fina cadena sobre mi tobillo por encima de los tacones de aguja que me hacen ver más alta y provocan que mi trasero se vea más voluminoso.

Una gargantilla con una gema roja y unos pendientes son mis únicos accesorios.

Cuando él llegó a casa lo esperaba de pie en el medio de la sala de estar me miró y pasó la lengua por sus labios tenía esa mirada que me pone nerviosa y al mismo tiempo hace que me sienta como una diosa griega.

Me deseaba, su mirada no dejaba lugar a las dudas. Tomó mi mano y me acercó a él tan cerca que sentí su aroma mezclado con el aroma de su perfume, siempre me vuelve loca su olor de hombre.

Él lo sabe y se aprovecha de ello, jalo de mi mano y fuimos hasta la ducha sin importarle que yo ya me había bañado, dentro del baño me desnudo poco a poco, quitando una prenda por vez y admirando mi figura cada que un pedazo de tela dejaba al descubierto una parte de mi piel. Cuando terminó hice lo mismo lo fui desnudado prenda por prenda deje para el final sus bóxer que para esta altura ya estaban bien marcados por una firme y gloriosa erección.

Libere del bóxer la erección, su pene se movía arriba y abajo frente a mis ojos mi dedo índice se posó en la cabeza y ejerció presión hacia abajo luego lo solté y los movimientos ascendentes y descendentes continuaron hasta que con firmeza lo tome con toda mi mano y acaricie en círculos el glande con el pulgar de la otra mano. Estaba embelesada con mis manos en él disfrutando su calor y textura.

Placer, fuego… el paraíso en medio de sensaciones de calor, morbo, lujuria.

Luego de unos minutos me detuvo.

—Espera mi niña que hay mucha noche por delante.

Luego abrió la regadera y me hizo entrar bajo el chorro de agua tibia.

Le susurre una frase que de casualidad hoy escuché pero que describe mi día sin él.

Solo dije: me has tenido todo el día "con tu ausencia derramada entre mis muslos"

Me beso, beso cada parte de mi anatomía bajo el chorro del agua.

Luego como si fuera un bebé tomó el jabón y comenzó a frotarlo con suavidad por mi cuerpo me deje bañar, masajeo mi pelo suavemente mientras masajeaba mi cabeza.

Luego fue mi turno de bañarlo.

Me baño y lo bañe en medio de un erótico momento de intimidad, nos calentamos mutuamente sin llegar a más que las caricias con el jabón y nuestras manos sobre los cuerpos resbaloso y húmedos luego salimos del baño con rumbo a la habitación donde nos esperaban los juguetes listos para ser usados principalmente en mi anatomía.

Vio los juguetes sobre el colchón y con un suave empujón me lanzó junto a ellos, yo estaba lista y él también.

Entró lentamente en mí tal como lo deseaba empezamos un baile erótico una melodía que solo nosotros sabíamos bailar, miraba mis ojos mientras cada centímetro de él se iba enterrando en mi cálida y húmeda gruta.

Mientras comenzaba sus movimientos una de sus manos tomó un juguete, abrió los ojos y una sonrisa pícara asomo en sus labios. Se tumbó encima de mí para decirme lo que estaba pensando.

—Sabes quiero usar el columpio este sábado ¿tienes ganas?

Ahora era yo quien sonreía mientras mi mente volaba con la idea de subirme al columpio y jugar en el, simplemente arriba de ese juguete se llega a unos ángulos que de otra forma no.

Estábamos calientes y con ganas, todo el día nos habíamos cocinado lentamente en nuestros pensamientos libidinosos.

Él sabía mi respuesta desde antes que mis labios se abrieran

Seguía moviéndose lentamente dentro y fuera de mí sin dejar de mirarme, casi estoy segura que podía sentir mis ganas a flor de piel, apenas había comenzado a moverse y yo estaba a punto de correrme, dice que mi rostro cambia, que mi mirada cambia aunque yo creo que debe notar mi creciente humedad, mis manos aferrarse desesperadamente a lo que sea, la espalda que comienza a arquearse o tal vez solo sean mis ojos.

Él calor estaba expandiéndose por mi cuerpo y la electricidad comenzaba a recorrer mi columna vertebral rumbo al cerebro, sentía la humedad brotar en mis labios.

Mis caderas le pidieron más energía en sus movimientos para poder explotar.

Pero él hizo lo contrario bajó el ritmo de sus movimientos hasta casi detenerse por completo antes de decir:

—Tengo algo en mente.

Seguía entrando y saliendo rítmicamente en mí aumentando la sensación acercándome de a poco al orgasmo estaba esperando que le preguntara lo que tenía en mente pero yo no le decía nada, podía ver su morbo crecer mientras esperaba el momento de explotar…

Sus ojos preguntaban lo que su boca no se atrevía.

Por fin le pregunte:

—¿Qué es?

—Voy a colgar el columpio muy bajito, lo suficiente para sentarme en una banca y penetrarte así, pero antes de follarte te voy a amarrar en el columpio, te daré placer con el par de juguetes que hoy cargaste hasta que mojes el piso solo entonces te follaré.

Podía sentir cómo sus palabras tenían repercusiones en mi entrepierna cada vez más húmeda y caliente lista para el primer orgasmo.

Luego solo me dijo: te usaré toda la semana para mi placer pero tú no podrás acabar hasta el sábado, serás mi juguete hasta entonces; ¿estás de acuerdo?

En ese momento estaba cegada por el placer haría cualquier cosa que me pidiera así que acepte moviendo la cabeza de arriba para abajo.

—¿Segura? Es toda la semana haciendo tareas para mí, son siete días donde usaré tu cuerpo, te calentare pero no obtendrás satisfacción; será frustrante.

—Sí

Esa idea activó un chip en mi cerebro solo quería complacerlo y ganarme una sesión de placer el sábado.

—Bien, esto será rápido.

Después de solo dos embestidas más sentí como su verga se puso más dura dentro de mí, adoro esa sensación. Luego sentí la descarga con esas convulsiones descontroladas que me indicaron que él se había corrido.

Miró mis ojos y tomó un juguete lo prendió frente a mi rostro una luz rosa fosforescente cobró vida, comenzó a zumbar sentí las vibraciones en mi seno derecho luego en el izquierdo bajó por mi abdomen hasta llegar a mi entrepierna…

Estaba tan cerca de correr me que suplique para que lo retirará.

—Shhh mi niña. Aguanta un poco más.

Cambio la velocidad de las vibraciones ahora no era un continuo movimiento ahora la luz parpadea de a poco y aumenta la intensidad para luego volver a bajar, él mueve el juguete de arriba a abajo a por mi vulva, masajea todo el contorno de mis labios mientras con su mano libre frota mi botón hinchado y sediento.

Mis piernas dejan de obedecer y se mueven por sí solas, se elevan buscando algo; liberación, placer. Mis manos vuelven a aferrarse a las sábanas y se cierran con fuerza sobre ellas ahora es inminente ya esta aquí, justo cuando estoy por explotar baja la intensidad y el orgasmo no explota como debería solo encuentro un pequeño porcentaje de lo que yo quiero. Él lo sabe en ese instante la luz fluorescente muere, y el único sonido es mi respiración agitada.

Siempre he preferido venirme con el calor de su orgasmo pero hoy es distinto empiezo una semana donde seré su juguete casi su esclava sexual por mi propia voluntad.

¿Qué si estoy loca?

Lo más probable es que así sea, pero lo disfruto, nuestra relación va más allá de él placer en la alcoba, la intimidad entre nosotros es mucho más que estar desnudos uno frente al otro.

Luego de unos segundos abrí mis ojos y me encontré con los suyos expectantes debo tener una cara de frustración más que evidente, yo quería más, mucho más y lo sabe.

—Ya te di mucho más de lo que te había prometido para hoy, además mañana no me correré tan rápido así que tu frustración irá en aumento.

Soltamos las risas abrazados en medio de la cama.

Ahora espero con ansia el sábado para poder cobrar mi recompensa.

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