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Gordito delicioso

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Habían pasado tres días desde que un motero me había follado el culo, aún tenía ese escozor que te queda en el esfínter cuando te lo abren bien abierto, recibí una llamada de José María.

-Hola Jóse, ¿qué ocurre?

-Hola Einar, ¿cómo estás?

-Bien, no me puedo quejar.

-Oye, ¿tú no tenias un piso donde recibir a los amigos?

-Sí, ¿por…?

-¿Podíamos vernos allí esta tarde digamos… sobre las siete?

-Ehhh, sí claro.

-¿Te importa que lleve a un amigo?

-No, por supuesto que no, cuantos más seamos mejor, por cierto, ¿Juana sabe algo de esto?

-No, y no tiene por qué saberlo.

-Entendido.

Llegué temprano, le di una excusa a mi mujer y desde el trabajo me fui directamente, lo primero que hice fue ducharme, me coloqué un kimono, me encantan, tengo varios, de verano y de invierno, siempre que puedo voy así por casa, es lo único que llevo puesto, arreglé un poco el piso, cambié las sábanas, limpié el polvo, fregué algunos vasos y me senté a esperar.

Llegaron pasadas las siete, José María elegante como siempre, con un traje gris oscuro, camisa blanca y corbata burdeos, le acompañaba un individuo mas bajo, regordete, calvo, con perilla, traía un blazer azul marino, pantalones beige, camisa celeste y corbata azul también, sin duda, uno de los comerciales del concesionario que dirigía.

-Hola Einar, mira, te presento a Fernando, un amigo.

-Encantado – estreché la mano que me tendía – pero pasad.

Les acompañe al salón y les invité a sentarse, ambos lo hicieron en el sofá, en los extremos, dejando libre el hueco central.

-¿Queréis tomar algo?

-Sí mira, para ti – José María me tendió una bolsa que traía de unos conocidos grandes almacenes.

-¡Vaya! – dentro había una botella de brandy Rey Luis Felipe – toda una delicia, ahora vengo.

Lo serví en tres copas de balón como se merecía esa exquisitez, las coloqué en la mesa de centro y fui a sentarme en uno de los sillones laterales.

-Ven, siéntate aquí – José María palmeaba el hueco que habían dejado libre en el sofá.

-Por supuesto – me senté entre ellos dos.

-¿Y ese kimono?

-Me gustan, siempre que puedo voy así por casa.

-¿Y llevas algo debajo? – desató el cinturón y abrió el kimono, naturalmente iba desnudo.

-Joder

-¿Ves Fernando? Te dije que te iba a gustar.

-Siiii, me encanta.

José María se acercó a mí, puso su mano en mi cara y me atrajo hacia él, nuestras bocas se encontraron, mordió mis labios, nuestras lenguas se cruzaron, pellizcó mis pezones, acarició mi pecho y mi vientre, mientras, su amigo agarraba mis cojones, se agachaba y se metía mi pene en su boca.

-Oh, -Fernando sabía comerse una polla y José María me estaba derritiendo besándome el cuello mientras me acariciaba.

-Diosss.

Coloqué mi mano sobre la cabeza de Fernando que me estaba haciendo una mamada increíble, chupaba, succionaba, lamía besaba y su mano jugueteaba con mis huevos, José María y yo continuábamos besándonos, con mi otra mano había desabrochado su bragueta y sacado su polla dura como una piedra.

-Slurp slurp slurp – Fernando seguía encelado con mi polla.

-Ah, aah, que rico.

José María se levantó, dejó caer los pantalones y el slip y se los sacó, luego se quito la chaqueta y cuando se disponía a quitarse la corbata y la camisa lo detuve.

-¡No! No te las quites, me da mucho morbo que un tío con corbata y camisa me folle.

-Que golfa eres.

Se subió al sofá apoyando sus nalgas en el respaldo dejando así su polla a mi alcance, agarré esa hermosura, chupé y me introduje alternativamente sus huevos en la boca, recorrí con mi lengua todo el tronco venoso hasta llegar al frenillo, llené de saliva el glande y me tragué aquel pene entero subiendo y bajando mi mano extendiendo con ella la baba que me salía.

-Ay, ay Einar, ay que rico.

-Slurp, slurp, slurp.

-¡Qué boca tienes, maricón! Ay

Fernando abandonó mi polla que ya estaba a punto de reventar y se unió a mí en la mamada a José María, nuestras lenguas recorrían su polla, se entrelazaban se la chupábamos alternativamente…

-Ay, ay, me vais a matar maricones.

-Slurp, slurp slurp, -nuestros chupetones eran sonoros, a José le temblaban las piernas.

-Siéntate, quiero que me folles.

Le obligué a sentarse, me abrí de piernas dándole la espalda, agarré su polla dura y llena de nuestras babas, la orienté hacia mi esfínter y poco a poco me fui sentando sobre aquel cetro sintiendo como me abría hasta que mis huevos tocaron los suyos.

-Ay que rico, ay, ay.

-Maricón, mi polla mi polla.

-Es mía cabrón, ahora es mía.

Con el miembro dentro de mi culo comencé a moverme adelante y atrás mientras él me agarraba por las caderas, Fernando había comenzado a desvestirse, un tipo gordito con una increíble mata de vello por todo el cuerpo, mi sorpresa llegó cuando vi su pene, aquello era un micro pene, no más grande que una bellota, tampoco sus testículos se veían entre aquel vello.

-Ay, ay, mi polla. – yo seguía moviéndome, alternaba movimientos adelante y atrás con sentadillas metiéndomela y sacándomela.

-Mis huevos puta, me vas a partir los huevos.

-Aguanta cabrón, aguanta.

-Ay, putón, ay que culo, ay

-Dame cabrón, dame por el culo, Follame, follameee.

-Sí, siii, puta, puta, putaaa.

-Ay que me corro puta, me corro, me corrooo.

-Sí cabrón, déjame preñado maricón.

Me abrazó pegando su cuerpo al mío, sus manos me agarraban los pezones, yo me movía adelante y atrás y el me mordía la espalda mientras apretaba su pelvis contra mi culo.

-Ooh. Me corro, ay, me corro.

Comenzó a eyacular dentro de mí, yo notaba los espasmos de su cuerpo cada vez que soltaba lefa, Fernando que había estado mirando, se puso a cuatro patas entre mis piernas y comenzó a chuparme la polla, agarró mis huevos y se metió mi pene hasta la garganta.

-Sí, si, siii – José María continuaba abrazándome, su polla la tenía clavada en el culo y tenía las entrañas llenas de su leche y ahora la boca de Fernando me chupaba el miembro con una maestría sin igual.

-Es bueno ¿verdad puta? Es muy bueno con la boca.

-Sí, si que es bueno es buenooo.

-Siii, ay que me corro, me corro.

Comencé a soltar lefa, me corrí en su boca y el se la tragó toda, no dejo escapar ni una gota, me levanté, la polla de José María salió de mi culo y un reguero de leche recorrió mis piernas, Fernando a gatas agarró el pene de su amigo y la limpió dejándola reluciente, yo seguía caliente como una perra y él estaba ahí a cuatro patas, con esa espalda morena llena de pelo y esas nalgas blancas, me agaché, le agarré los cachetes y se los abrí dejando al descubierto su esfínter, le pegué un buen lametón por toda la raja, luego me centré en su ojete y comencé a follárselo con mi lengua, se la metía y sacaba y el respondía con gemidos de placer mientras chupaba la polla de José María.

-Mmmm, ah, aah.

-¿Te gusta Einar? ¿Te gusta mi regalito?

-Siiii, este chochito ha catado muchas pollas.

Le abrí las nalgas, coloqué la punta de mi glande en aquel coñito lleno de saliva, le agarré por las caderas y de un golpe de riñones le metí la polla hasta los huevos.

-Aaaah, hasta el fondo perraaa.

-Aaarg – la polla de José María le llegó a la campanilla.

-Ugh jooder Einar, vaya estocada.

Comencé a moverme metiendo y sacando mi pene de aquel culo que parecía querer succionarlo.

-Ay, mi culo, ay ay ay.

-Este coño que tienes es mío maricón, te lo voy a dejar bien follado puto, puto oooh.

-Ay, ay mi chochito, ay – había dejado de comerse la polla de José María y estaba a gatas.

-Huy que culo, te lo voy a reventar puta puta puta.

-Préñalo Einar, préñalo, dale, dale fuerte a esta zorra.

-Sí, te voy a dejar preñada golfa, ay, me corro, me corro, me corrooo.

Di un empujón tan fuerte, clavando mi polla tan hondo que la putita que me estaba follando cayó de bruces manteniendo la grupa levantada ya que yo lo tenía sujeto por las caderas.

-Hijo de puta, ay mi culo, ay.

-Me corro, me corro, me corrooo.

Empecé a largar lefa, estaba soltando la leche en el fondo de ese culo, me estaba corriendo por segunda vez, José María me hizo señas y en cuanto acabé me aparté, saqué mi polla y le dejé mi sitio.

-No, no la saques

-Ssh, tranquila putita, que a este coño no le va a faltar carne.

Lo obligó a levantarse e hizo que se tendiera sobre la mesa de centro, como era bajita su polla estaba a la altura ideal, obligó a Fernando a llevar sus piernas dobladas sobre el pecho, me hizo señas para que se las agarrara manteniéndolas así, su ojete, rezumando mi leche quedaba abierto, se colocó en posición y aprovechando que mi semen lubricaba aquel chochito metió su polla de un golpe.

-Ay, que me partes cabrón.

-Relájate putilla, ya te has comido este salchichón alguna vez.

-Ay ay mi culooo, ay.

-Uf que chochito, me vas a exprimir zorra.

Yo le agarraba las piernas por los tobillos manteniéndolas sobre su pecho, José María se movía embistiendo aquel culo mientras Fernando gritaba.

-Ay, mi culo, mi chochito, ayyy, me lo rompes cabrón.

-debido a mi leche, la polla de José María emitía un sonido líquido.

-Zorra, Einar ya me ha abierto el camino, toma perra, perraaa.

-Ay ay, mi culo mi culooo.

-Vaya dos culos que me he follado hoy, vaya dos culos.

Yo seguía soltando leche del culo mientras sujetaba las piernas de Fernando, su pene erecto era como una bellota y sus testículos casi testimoniales, apenas tenía escroto.

-Ay, mi culo, mi culoooo.

-Zorra, zorraaa, te parto el coño perraaa.

-Ay dios, ay, ay.

-Puto maricón, te gusta ¿verdad?

-Sí, ay siii, me gusta, me gustaaa.

-Sii perra te gustan las pollas.

-Ay que me corro, ay que gusto, ay, me corro cabrón, me corro.

Fernando comenzó a temblar, puso los ojos en blanco y empezó a soltar lefa sobre su vientre peludo, un pequeño río de leche que se quedaba sobre su vello, José María sacó su polla y ayudándose con la mano se corrió también sobre sus diminutos testículos.

-Joder que polvo.

-¿Dónde lo has encontrado? -Le señalé al delicioso gordito que estaba desmadejado sobre la mesa.

-Es un vendedor de mi concesionario, una verdadera joya.

-Tiene una boca increíble.

-Sabía que os ibais a llevar bien.

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