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Hay una confusión en mí
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Hay una confusión en mí, soy un hombre de contextura física normal de principios éticos y morales que gusta de los placeres de la vida a lado de mi esposa, pero les debo confesar que en mi interior existe una mujer deseosa por explorar nuevas aventuras, raro verdad, un hombre deseando ser mujer a la vez; pero así es.

Hay momentos en que el porcentaje de hormonas femeninas que conforman mi ser, predominan a las hormonas masculinas llevándome a tener una rara transformación, me siento una mujer de un físico no exuberante, que desea ser poseída por un hombre de buenos sentimientos, amoroso y que posea una gran herramienta gruesa y venosa, que satisfaga mis instintos sexuales, a la vez imaginar que sus manos manoseen mis tetas deliciosas.

Si, así es mi diario vivir bisexual, con esta doble personalidad disfruto a plenitud en mi intimidad con mi hermosa esposa; mi cómplice, mi hombre imaginario que con un dildo grueso y ventoso me hace sentir y venir en orgasmos múltiples.

Hombre y mujer a la vez eso soy, pero no me acompleja dejando todo tanto atrás, el sexo se hizo para disfrutar en todas sus formas y mucho mejor con la mujer que amas, es confuso pero a veces siento que somos lesbianas mi esposa y yo.

Todo comenzó en aquella noche de pasión, lujuria y sexo, de ser un hombre que penetra una vagina, ahora gusto de ser penetrado analmente; tan solo con un beso apasionado, poco a poco nuestras prendas de vestir fueron cayendo al piso, quedando totalmente desnudos como Adán y Eva.

Tan solo con la mirada, disfrutábamos de nuestros sexos listos para copular, solo fue testigo nuestra cama en que ella se recostó boca arriba, y luego de mutuas caricias suaves disfruté de sus redondos senos, su vientre y de masturbar los labios vaginales, a la vez correspondió con una paja en mi pene; seguido crucé su cuerpo con mis rodillas colocando mi pene en su boca, pase mi glande por sus labios como que quisiera pintarlos de un rojo carmesí, ella abro su boca, suavemente saco sublingual para que me hacerme un rico sexo oral.

Mientras tanto con mis manos hacia atrás manoseaba sus enormes senos blancos, que delicia sentir sus labios húmedos como absorbía mi glande y todo el tronco a la vez, con el vaivén del mete y saca, sentía espasmos musculares como aviso que pronto mi néctar va a fluir, cerraba mis ojos para sentir los espasmos de placer y prepararme para llenar de semen su boca.

Pero no fue así, corto este gran momento, luego bajo a lamer mis testículos que estaban rojos a punto de reventar y que nervios, porque sentía sus nuevas intensiones de explorar otros campos de acción, como experimentar el beso negro en mi ano; nunca pensé que un hombre disfrutaría de lo prohibido, cerré mis ojos, suspire, sentí el latir de mi corazón, abrí más mis piernas un poco más, para que su boca pueda mamar el monte de Venus recién depilado, entre en éxtasis, sin importar lo que me hiciera, de pronto, me miro, yo le mire, cerré los ojos nuevamente y di el consentimiento para que por primera vez una lengua femenina explore mi ano.

Lentamente sentí su lengua tibia recorrer mi orificio anal, instante en que me hizo sentir mujer, sacándome un orgasmo rico, mi cuerpo sudaba, pero la acción debía continuar, al sentir el segundo lenguado, me estremecí, arqueando mi columna vertebral, acompañado de un gemido de nena sumisa y de forma involuntaria leve mis manos a mis imaginarios senos, quería más, pensé que aquella lengua era un pene, así pase disfrutando, gimiendo y convirtiendo me en una mujer.

Desde ese día mis gustos son divididos, hoy uso hilos, tangas, cachetes, como prendas para aumentar en los dos nuestro libido sexual.

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