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Juego erótico de mi masajista

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En esta ocasión les relato mi última visita a un lugar de masajes. Los que leen mis relatos se habrán dado cuenta que mis últimos relatos han sido estas experiencias en lugares de masajes cuya reputación caen en esos que no se puede esperar que haya cosas ilegales y la verdad que no hay cosas ilegales, pues el sexo se da por puro consentimiento de ambos y no se involucra un pago extra que lo pueda colocar como un acto de solicitar u ofrecer prostitución. En esta ocasión me encuentro en línea un lugar que ya lo había visto en la calle, pero nunca me llamó la atención visitarlo, pues este no queda en un lugar comercial, este negocio es una casa común y corriente que queda en un bulevar principal y por tanto también puede funcionar como lugar de negocio.

Viendo la información en línea, parece que solo se atiende con cita pues uno debe de pagar un pago mínimo de $50.00 y el resto dependiendo el servicio se paga al llegar al lugar. Debo decir que el sitio en la red muestra los certificados de cada una de las masajistas, lo que te da la impresión de que estas chicas son profesionales y que uno no debe esperar nada más que un rico masaje. Además de los certificados, estas mujeres tienen en común un bonito rostro, pues muestran un perfil de las masajistas, aunque la foto solo muestra sus rostros. Todas parecían tener una edad entre 25 a 35 años, al menos ese es mi estimado y decidí hacer la cita con una chica de rostro muy bello de nombre Alisa.

Llegué vistiendo mis pantalones y chaleco deportivos y para agregar un poco de morbo me llevé puestos de esos calzoncillos estilo bikinis de tela semi transparentes de color blanco, lo cual es como estar desnudo y prácticamente se me mira el paquete comprimido cuando algo me excita. Toqué el timbre lo cual activa a la vez una cámara y escucho la voz de esta chica diciendo que aguarde y que llega en cinco minutos. Como siempre, soy de los que llegan de diez a quince minutos antes a cualquier cita, es mi naturaleza. Con los minutos veo llegar a esta hermosa mujer en un Mercedez Benz deportivo de color plata y Alisa se baja vistiendo unos leggins de color blanco y también por el frío de estos días lleva un suéter de color rojo que infortunadamente le cubría buena parte de su trasero. Aun así, estimé que debería tener un bonito y redondo trasero, al igual que inclusive vistiendo ese suéter, estimaba que Alisa debería usar brasieres de talla de copa C. No muy grandes, pero tampoco pequeños. Me saludó por mi nombre y me hizo pasar al interior.

Entré en lo que parecía una sala normal muy bien decorada y Alisa se excusó y me pidió que aguardara unos minutos en lo que ella se alistaba y preparaba las cosas para el masaje. Cuando salió con los minutos Alisa me sorprendió porque se había hecho una cola con su cabello rubio que le llegaba a media espalda y el suéter se lo había removido dejándome ver una cintura bien definida y unos pechos que sobresalían en una blusa roja con un escote bastante sugestivo. Era una delicia ver a esta rubia, pero lo más rico y que hizo reaccionar a mi amigo fue ver ese redondo y perfecto trasero bien definido por ese ajustado leggins y que ahora podía leer el emblema de la marca en su parte trasera. Me pidió pasar a uno de los cuartos y este estaba semi iluminado y se escuchaba música de relajamiento y me invitó a tomar el baño en un yacusi que se podía sentir el agua con una agradable temperatura. Me pidió que me desvistiera y que tomara el baño y que ella vendría en unos cuantos minutos para empezar el masaje. El yacusi estaba condicionado para este tipo de negocios, pues prácticamente uno se podía acostar y ponerse cómodo y recibir como masaje previo la presión del agua que aparecía con fuerza por diferentes partes del cuerpo. Alisa salió y yo me desvestí y quedé totalmente desnudo en el yacusi a solas. A los minutos volvió a llegar y me pidió que me parara pues ella me iba a secar con unas toallas que llevaba. No dude en hacerlo, pues imaginé que Alisa estaba acostumbrada a ver a hombres desnudos todo el tiempo. Alisa quizá mida el metro sesenta, pues me llegaba al hombro y ella se paró en una de las gradas de la pileta para secarme la cabeza y el cuello. Creo que se incomodó en algo cuando me secaba la verga y esta había reaccionado con el estímulo de ese toque y el morbo que esto implica.

La habitación era de buen tamaño, pues además del yacusi había una cama con su tocador, un pequeño sofá con una mesa, a un lado estaba la camilla de masajes y también una cama que, si no era matrimonial, era de buen tamaño. Me llamó la atención que no escuché llegar a nadie más en esos minutos y todo parecía que solo éramos ambos en toda la casa. Alisa me preguntó si quería que abriera las cortinas o si prefería el ambiente de semi luz del lugar. Opté porque las abriera, pues ella también me decía que los vidrios eran polarizados y que no se podía ver hacia adentro. La vista era agradable, pues era un bonito jardín con algunas fuentes de agua y una pequeña piscina entre unos pastos muy bien cuidados. Me acosté en la camilla especial boca abajo y Alisa comenzó con el masaje, primero con una toalla en forma de secarme y luego con otra más pequeña y seca me cubrió el trasero y se dedicó primero a masajear mis hombros posándose ella en la punta de la camilla dejándome sentir no solo sus manos, pero también su pelvis friccionando mi cabeza.

No sé si estas mujeres lo saben, pero uno comienza a imaginar cosas con solo ese roce de su cuerpo. Alisa, desde ese punto llegó a mis glúteos y obviamente podía sentir su abdomen sobre mi cabeza y el roce de sus pechos de vez en cuando y todo junto a su perfume me estaba excitando que la verdad con los minutos mi liquido preseminal vertía y sabía que iba a dejar mojada esa sabana. Por un momento estiré mis brazos hacia adelante y Alisa seguía haciendo más de lo mismo en esa posición y ahora ella estaba entre mis brazos y sentía ese roce con sus bien definidas caderas. No sé si llevaba tanga o algún tipo de bragas, pues la verdad no se le traslucía o definía sus relieves. Me echaba algún tipo de aceite cuando me hacía plática acerca de mi colonia. Le di el nombre de esta y fue cuando me lancé a ver qué posibilidades había para terminar el masaje con algún final feliz.

-¿Eres casada? – le pregunté.

-Si… y usted ¿casado?

-No… soy soltero.

-¡Wow… eso no me lo esperaba!

-¿Por qué lo dices?

-¡No sé! Me parece un hombre muy elegante, un hombre de familia. Lo menos que usted representa es ser un hombre soltero. Aunque si había hecho una observación, pues no se le nota ninguna marca de anillo en sus dedos. ¿Pero si tiene alguna amiga especial… una novia?

-Tampoco… quizá no tanto me (Y pare el hilo de ese pensamiento y se me cruzó en la mente decirle). – Bueno, para que tengas una idea, el único contacto con alguna mujer en los últimos tres meses fue una chica como tú que me dio también un masaje.

-Difícil de creerle, pues como le dije, usted me parece un hombre muy elegante para que sea soltero.

-¿Tienes hijos? -le pregunté.

-Si, tengo una nena de 10 años.

-¡Eras una adolescente cuando la tuviste?

-No… tampoco. ¿Cuántos años cree que tengo? Tenía 22 cuando di a luz a mi hija y ya con eso le dije mi edad también. – y Alisa se ponía a reír.

-Solo una nena… ¿No piensas ir por el varón? Ya pasaron diez años.

-Uh… no lo creo. Tuve una cesaría en ese parto y el médico me dijo que los más probable me harían otra cesaría si salgo embarazada. Es que soy muy reducida… mire lo que le estoy diciendo. – dijo ella como sorprendida.

-¿Reducida? -Repetí.

-Si… soy reducida… usted sabe de dónde. -dijo como sugiriendo pena.

Se había ido la primera hora de masaje y en esta plática y ahora Alisa me pedía que me volteara y hasta me puso una almohada. Vi que sus ojos enfocaban mi verga que estaba erecta pero no a su máxima potencia y ella con cierta delicadeza me puso la misma toalla que antes me cubría el trasero, ahora me cubría la verga, aunque por su estado se miraba levantada y ella como que se sonrió. Pensaba al resumir el masaje enviarle el mensaje y decirle que era una mujer muy hermosa, pero fue ella la me dio un cumplido similar:

-Tiene un cuerpo bien tonificado… parece que se ejercita mucho.

-Tú no te quedas atrás. Tienes un cuerpo muy atlético y sin que no me lo tomes a mal, tienes un rostro muy hermoso.

-¡Gracias! Mire que ya me hizo que me sonroje. A propósito… disculpe mi desconcentración. Olvidé preguntarle si tenía alguna precondición… Algún lugar donde no tenga que aplicar presión o, al contrario, algún lugar donde deba aplicar más presión.

-No te preocupes… todo me ha parecido muy rico, pero una vez más no te me molestes, he disfrutado de tu perfume de mujer y de tu belleza y solo con eso valió la pena hacer esta cita. Realmente eres una mujer muy bella.

Ella estaba por la zona de mi cabeza cuando me masajeaba mis pectorales y tenía esas tetas que parecían se le salían por ese escote, obviamente mi verga ahora si estaba en su potencia erecta. Y como he dicho antes; las mujeres se excitan igual que uno. Si… mi verga estaba bien tiesa de solo oler su perfume y sentir sus manos sobre mi piel, al igual ella creo estaba excitada tocándome e imaginando mi verga que hacía levantar aquella toalla. Realmente yo no me iba a lanzar en las primeras, especialmente que era una chica muy linda, con una hija y casada y no quería arruinar ese ambiente amigable y sensualmente mágico que su naturaleza creaba, pero creo que ella estaba más excitada que yo por todo ese ambiente y fue ella la que poco a poco me fue guiando a tomar ciertos pasos. Todo comenzó por su observación a sentido de pregunta:

-Es usted todo un caballero… realmente me encantan los hombres maduros como usted.

-¿Por qué lo dices?

-Bueno… quiero buscar las palabras apropiadas. Bueno, después de media hora de masaje es el primero que no se ha sobrepasado y no me insinuado alguna propuesta indecente. Y eso me hace calificarlo como todo un caballero.

-La verdad… te juró que me ha costado y si pudieras haber leído mi pensamiento, no pensaras lo mismo de mí. – Alisa sonreía con un tono de risa.

-Bueno… eso es lo que hace a un caballero; ese autocontrol. Me gusta su personalidad y quizá sea esta la que me pone a riesgo a mí. ¡No sé si me estoy saliendo de mis fronteras!

-¿De qué hablas?

-¿Mire… usted sabe lo que es un masaje de b2b? (termino en inglés)

-No… realmente no lo sé. (realmente no lo sabía)

-Mire… siempre lo he querido hacer, pero con la persona adecuada. ¿Usted cree que se puede controlar con ese tipo de masajes?

-Creo que debes explicarlo porque no tengo idea de lo que hablas.

-Mire… lo que significa b2b es que es un masaje de cuerpo a cuerpo. Yo masajeo su cuerpo con todo mi cuerpo, pero… usted se debe de controlar. ¿Quiere que lo intentemos?

-¡Por supuesto! Espero no decepcionarte.

-No creo que me decepcione… creo que usted es el candidato perfecto.

-No sé si tú estás contra el reloj… ¿Y esa puerta tiene llave?

-No se preocupe por el reloj… y de esa puerta, le aseguro que nadie la abrirá más que usted o yo. -me dijo.

No sé si aquello era un experimento social, pero la idea no solo me encantaba, me excitaba. Me pidió pasar hacia la otra cama… cama que era más tradicional para los trotes del sexo o el ring de las batallas del amor. Me moví hacia esa cama cubriéndome con mi toalla como si fuera realmente necesaria. Me acosté poniendo una almohada y vi como esta hermosa mujer comenzó a remover sus leggins y quedo solo en sus bragas que eran del mismo color y que eran como una especie de pantalón corto deportivo de una tela elástica pero muy suave y no tenía costuras gruesas que se le marcaran a través de esos pantalones. Ella se subió sobre la cama y su rostro se acercó a mi oído y me dijo en forma de advertencia o condición:

-Creo que usted es el hombre adecuado para esta fantasía… por favor no me toque y no me diga ninguna palabra. Al final, creo que usted y yo gozaremos de este momento.

-Es una prueba difícil, pero si eso es lo que quieres, creo que tienes al candidato adecuado. -le dije.

Alisa tomó la posición como si me fuera a montar de enfrente y ella continuaba con su pantaleta blanca y su blusa roja con ese escote llamativo. A penas pude observar sus bragas, pero esta tela revela fácilmente la humedad y supe que los tenía ya mojados. Me sonreía coquetamente y me volvía a recordar esa misma condición. Me pidió que pusiera mis brazos cruzados y con mis manos acomodar mi cabeza. Tenía en mi cerebro esa manera ceremoniosa de como se bajaba los leggins y esa imagen de ver esas piernas de tes blanca y estructura alargada realmente me excitaban. Ella removió la toalla que cubría mi verga y podía sentir el calor de su vagina y pude sentir plenamente su hueco húmedo cuando mi falo se vio comprimido en esa abertura divina. Solo era la tela de esos calzones deportivos los que separaban nuestros sexos y no pude resistir en decir: ¡Que rico!

Ella me daba otra condición de no decir nada y que me mantuviera callado. Se miraba tan hermosa cuando me lo decía y Alisa se llevaba un dedo a los labios como señal de silencio. No entendía el porque el silencio si no había nadie en aquel lugar e inclusive la música de relajamiento había cesado y solo se escuchaba ese friccionar de las rodillas de esta mujer en la cama. Ella se llevó las manos hacia el extremo bajo de su blusa y la tiró hacia arriba para removérsela. Me quedaba ante mi solo con ese brasier blanco y podía observar ese cuerpo tan perfecto de piel blanca salpicado por algunas pecas por los hombros. Ese brasier le elevaba las tetas y se las hacía ver más grandes a través del escote y su parsimonia me desesperaba por querer ver eso pechos desnudos, pues estos desde mi posición se miraban espectaculares. Estuvo así por un par de minutos y con sus manos me frotaba los pectorales o masajeaba alguna de mis rodillas. Yo me mantenía callado.

Parecía que se tomaba su tiempo, pero solo habían pasado dos minutos, los cuales me parecían eternos y se desabrochó el brasier de la parte frontal y ante mi quedaban desnudos uno de los más perfectos pechos que mis ojos hayan visto en mi vida. Tenían una forma redonda con un pezón café claro que parecían erectos, pues al igual que sus pechos estos también eran redondos y me llegó la sensación de tocarlos y mamarlos, pero no quería arruinar el juego o examen erótico de Alisa. Ella se levantó de la posición que estaba y me pidió que me pusiera boca abajo. Hice caso a su pedido y luego siento que esta linda mujer se acostó por sobre mí y siento esos dos hermosos pechos en mi espalda mientras Alisa masajeaba mis brazos con sus pequeñas manos. Su calor y su perfume eran deliciosos, pero esa sensación de sentir sus pechos sobre mi espalda hacía que mi verga vertiera mucho más liquido preseminal. Me dio un par de besos por la espalda mientras friccionaba su cuerpo en contra el mío. Ella se dio vuelta y ahora estábamos espalda contra espalda y podía sentir esas nalgas contra mi espalda baja y toda esa sensación más la imaginación volvía todo aquello extremadamente erótico.

Con los minutos me pedía que volviera a la posición original y se sentó sobre mí al nivel de mi abdomen y me pidió que me llevara los brazos hacia atrás, como antes los tenía y por primera vez me pone su rostro frente al mío y veo como saca su lengua de una forma muy provocativa y sensual y la pasa por sobre mis labios. Tenía tiempos de no sentir una sensación así, pero ese roce de su lengua me mandaba un torrente de electricidad por todo el cuerpo comprimiendo mi glande suelto y llegando a mis huevos. Se acercó a mi lóbulo derecho y me dijo de una forma muy seductora: -Eres un hombre muy guapo y todo un caballero… verdaderamente me gustas, tienes una carita tan seductora de angelito bueno, pero intuyo que has de ser un diablillo en la cama. – Y volvió a lamer mis labios sin yo corresponder. Deslizó sus tetas por todo mi pecho y podía sentir esos pezones recorriendo mi abdomen hasta que los sentí llegar a mi verga. Mi verga estaba tan mojada que sus tetas quedaron empapadas de mi lubricación. A ella no le pareció importarle y por primera vez me toma del falo y se pegaba con mi verga en las tetas. Llegó rozando con sus tetas mis entrepiernas y rodillas y luego regresó haciendo el mismo recorrido y haciendo las mismas pausas en los lugares claves. Alisa estaba jugando con mi ansiedad, juego que muchas veces yo he sometido a muchas mujeres. Ella no sé con qué propósito lo hacía, pero la verdad me gustaba su juego. Volvió a tomar la posición de montarme y nuevamente mi falo quedaba doblado apuntando mi rostro y esta chica comenzó a mover su pelvis como si lo estuviera follando. Movía sus caderas de una manera muy seductora y me miraba con esa carita inocente y desde mi ángulo miraba como frotaba su conchita sobre mi verga y por más esta en decir que sus bragas blancas se miraban semitransparentes de lo mojado que estaba esa zona. Podía oler las feromonas regadas por toda la habitación de nuestros sexos y esta chica sin decir palabra, pero con su mirada me decía que lo estaba disfrutando.

Con los minutos volvía a hacer otra pausa y esta vez se dio la vuelta para montarme a la inversa y esta vez podía ver ese redondo trasero cubierto solo por ese calzón deportivo y la verdad se le miraba precioso, que si alguien no tiene ese control mental capaz se va por sobre ella o simplemente te hace acabar a las primeras. Esa carita y ese hermoso cuerpo es la pócima perfecta para encontrar el paraíso fácilmente. Ese movimiento de sus caderas es una delicia y desde mi ángulo era una delicia ver como friccionaba mi verga que tal parecía no había esa barrera de la tela de esos calzones. Me tenía al borde y creo que ella también estaba en ese borde. Por lo delgado del calzón supe que tenía un tatuaje en una de sus nalgas, (Era una gatita) también había observado en la parte frontal una mancha oscura que no sabía si ese día los iba a descubrir. Por suerte Alisa hizo una pausa con sus movimientos y en esta ocasión se para por sobre la cama y me dice de nuevo: -Tienes un autocontrol que me dejas admirada… ya me imagino como has de ser en la cama. – Yo continuaba en silencio y solo le brinde una sonrisa y luego ella frente a mí se removió su calzón mojado por la secreción de ambos y me dijo de esta manera: Este masaje es cuerpo a cuerpo y ahora quiero que cierres los ojos, pues esto no quiero que lo veas, solo quiero que los sientas. – Y diciendo esto, me pidió que cerrara los ojos y me puso su calzón en el rostro y esa parte mojada me la puso al nivel de la nariz, que podía oler nuestras secreciones. Luego sentí sus labios por sobre mi glande y pensé que me iba a dar una mamada como final, pero me equivocaba, el beso a mi glande lo siento tan rico, pues fue algo delicado que apenas sentí las paredes de su boca y luego sentí que volvía por sobre mí en la misma posición montándome de enfrente y esta vez no había barrera, era su concha friccionando mi verga.

Podía sentir ese calor hirviente de su panocha y ahora concentrado en el olor de su calzón y mi vista nublada por estos, mi sentido auditivo se volvía mas agudo, pues ahora por no poder ver, imaginaba lo que pasaba guiado por ese chasquido del friccionar de nuestros sexos, lo que antes no le había puesto atención porque todo lo podía ver. La respiración de Alisa se volvía profusa y su vaivén semi lento en todo esto se volvía un poco más acelerado. A través de una imagen difusa pues sus calzones me bloqueaban la vista vi la silueta de esta bella mujer jineteando hasta encontrar el cielo del placer. Se llevó las manos a sus preciosos pechos y comenzó a gemir del placer. De repente elevó su ritmo a revoluciones extremas y solo dijo una pequeña frase que me hizo saber estaba viviendo un orgasmo: ¡Oh my god! -dijo. Yo no resistí más, pues el olor de su calzón, los gemidos despavoridos y el calor de su vientre hicieron que explotara y todo mi semen cayo por sobre mi abdomen. Se sentía el olor, se vivía el placer del sexo y me quitó su calzón de mi rostro y de nuevo me volvía a saborear mis labios con su lengua y me dijo: ¡Eres increíble!

El reloj marcaba 20 minutos más de la hora de masajes pactada y Alisa me llevó al baño para que nos aseáramos y estando ahí comenzó la plática:

-¿Te gustó el masaje?

-¿Puedo hablar? – le dije sonriendo.

-Tú no pareces sumiso… gracias por hacer caso de mis locuras.

-La verdad tú sabes que me encantó. Lo único que no me gustó, es que no podía tocar y hablar y quizá eso hizo que aguantara lo que aguanté. Tener esa barrera, como que bloqueaba en ciertos momentos la excitación. ¿Haces esto con tus clientes?

-Honestamente se me ocurrió hacerlo contigo porque simplemente me caíste bien y te mostraste muy respetuoso.

-No sabes lo mucho que me costó. ¡Eres una rica tentación!

-Cuando estiraste tus brazos cuando comenzamos el masaje, pensé que me ibas a tomar del trasero… la verdad que me excitaste, pero también sentí como halago el hecho que no te hayas atrevido. Entonces supe que trataba con todo un caballero. Dime Antonio ¿verdaderamente eres soltero?

-Si… ¿Por qué… no me lo crees?

-Es que eres un hombre muy guapo y con seguridad podría decir eres un seductor. De seguro has de tener algunas mujeres.

-No te niego que de vez en cuando tengo suerte y hoy mira que he tenido suerte… encontrarme con una chica tan hermosa como tú y vivir esto.

-En mi caso, yo he sentido que he tenido suerte encontrarme con alguien como tú. Quizá por tu seriedad y tienes un instinto que no sé cómo llamar es que me atreví a hacer lo que hice.

-No me digas que esta es tu primera vez haciendo esto con un cliente.

-La verdad que si… nunca lo había hecho con un cliente y hoy como si todo se puso en su sitio. Están remodelando las otras habitaciones y no ha venido nadie por ello, ni clientes ni las otras masajistas y luego tú te apareces con esa sonrisa tan seductora.

-¿Le habías sido infiel a tu esposo antes?

-¿Cómo? No hemos tenido sexo… solo ha sido un masaje b2b… no ha habido penetración. -Y sonreía.

-Bueno, para mi todo lo que hicimos fue sexo.

-Para mi es como haber llegado a segunda o tercera base. Un Home Run ya es otra cosa. Y no te miento, le he sido infiel a mi esposo en varias ocasiones con uno de mis exnovios. Es que… es difícil de explicar. Mi esposo es monótono y cuando me sentía presa de esa monotonía siempre recurrí a mi ex, pues con él era más libre en la cama.

-¿Todavía lo miras?

-No… es que el cometió el error de casarse y quizá hubiera continuado, pero se movió para otro estado.

-¿Te lo hacía más rico tu ex entonces?

-Ni dudar… una diferencia entre el día y la noche comparado a mi esposo. -me dijo.

La verdad que había tenido una rica corrida a pesar de que de cierta manera me corrí en el vacío, solo friccionado por la panochita exquisita de esta bella mujer. Ahora la tenía frente a mi bañándonos ambos desnudos y realmente yo quería más, pero no sabía si ella quería más. Si te gustaría saber que pasó después de este baño, escríbeme a mi correo electrónico y hazme las preguntas que quieras y te enviare el resto de esta experiencia exclusivamente a ti. Quizás recibas una rica sorpresa.

[email protected]

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