Una semana faltaba para mi boda y más que estar nervioso por si me daban el si ¡yo estaba nervioso esperando que no me escucharan entrar a la casa de Lourdes!
Ella me había dado un juego de llaves para que entrara cuando quisiera, esa noche fría tenía muchas ganas de fornicar con ella, y es que mi Lety no estaba y la vería hasta la boda, Yesenia estaba enojada porque la compartí con otro y mis queridas amigas estaban enojadas porque me casaba, así que la única que me quedaba era mi tía Loulu.
Entre sigilosamente a la casa, ella no vivía sola, Yesenia su hermano David y su hermana de Lourdes Martha habitaban esa casa que se encontraba en lomas de Chapultepec.
Subía la escalera casi a gatas, su habitación estaba hasta el rincón del segundo nivel, abrí la puerta sin hacer ruido y la vi, ¡estaba acostada de ladito con un sexi blusón enseñando sus ricas piernas!, y sin que se diera cuenta me acosté detrás de ella y la abrace.
L: ¡Hola corazón! ¡Que rica sorpresa!
Lu: ¡Que piernas! ¿Me estabas esperando tía?
L: ¿Por qué me lo preguntas?
Lu: Tal vez por tu sexy blusón que traes, me provoca demasiado
Comencé a besarla, le besaba sus hombros su cuello y su mejilla, ella cerraba los ojos disfrutando el momento, mi pene comenzó a sentir ganas de endurecerse, y sus ricas nalgas estaban repujadas a él, ¡moviéndose de tal forma que el rosé nos ponía a mil!
Me empecé a quitar la ropa mientras ella quitaba las sabanas de la cama, ya desnudo ella comenzó a besarme de pies a cabeza, su boca besaba cada parte de mí, me excitaba lo que hacía y mi amiguito se endurecía cada vez más.
Lu: ¡Que rico tía!
L: ¡Me encanta tu cuerpo papi!
Ella poco a poco comenzó a besar mi verga dura, la lamia deliciosamente mientras yo le acariciaba la cabeza, ¡apretaba sus cabellos rizados mientras su boca succionaba mi pene! ¡Que rico! esa madura era una maquina sexual, y mi verga era su comida favorita.
L: ¡mi amor me encanta tu cosa!
Lu: ¡a mí me encantas tu tía hermosa! ¡Eres una diosa sexual, tu cuerpo, tus tetas, tus piernas! ¡Me enloqueces!
Ella se quitó la tanguita y subió en mí, se dejó caer en mi verga dura y comenzó a cabalgarme, ¡uf! Que movimientos, y sobre todo la forma en que se movían sus enormes tetas me ponía más y más.
Lu: ¡Dios que rico devoras mi pene!
L: ¡Que dura! ¡Hijo cógeme!
Lu: ¡Tía que nalgas! Muévelas, muévelas rico!
¡Ella me cabalgada delicioso mientras mi boca mordía sus pezones, la muy excitada apretaba mi cara a ellos para no dejarlos de morder mientras su concha tragaba toda mi verga!
L: ¡Luis que rico! muérdeme papi muérdeme!
Lu: Que tetas, ¡son un sueño!
Ella se acostó y se abro de piernas yo la penetre suavemente mientras la besaba, nos acariciábamos con pasión, mi boca besaba su cuello y su oreja y mis manos acariciaban sus piernas, ella me acariciaba la espalda y mi trasero, nos perdíamos en tremendos besos, sabíamos que si hacíamos ruido alertaríamos a los demás, ¡en especial a su hija!
L: ¡Métemela Luis! ¡Eres un amor!
Lu: Te quiero tía, ¡no me dejes nunca!
L: ¡Jamás dejaría de tenerte hijo!, ¡desde que te vi te traía ganas uf!
La puse de cucharita le levante su pierna y la penetre, mi boca devoraba su espalda y su cuello, ella gemía suave, ¡y se movía rico!, Que sensación saber que sus hijos podrían escuchar y venir me excitaba más, mis movimientos aumentaron de fuerza, apretaba sus nalgas y sus tetas, ella gemía más y más se mordía una almohada para que no la escucharan, ¡yo la miraba y la besaba y se lo daba más duro más fuerte!
La puse en cuatro y comencé a dársela suave, me gustaba acariciarle su trasero mientras ella gemía y lo movía, con mi mano comencé acariciarle le clítoris, su sensación aumento, ¡ella se movía como loca mientras yo con mi mano y mi verga la gozaba!
L: ¡Así que rico, dámela, dámela rico!
Lu: Si tía tómala, ¡es tuya uf!
L: ¿Así papi te gusta cómo me muevo?
Lu: Muévete rico tía, ¡me estás haciendo llegar!
L. Lleguemos juntos amor! ¡Dámela hazme venir!
¡Ambos nos movíamos fuerte, su concha trituraba mi verga y yo apoyándome en sus nalgas aumentaba mis movimientos de pronto, ambos nos venimos juntos, mis fluidos y los de ella, que orgasmo!, creo que hicimos un poco de ruido pero no nos importó, nos quedamos descansando un rato luego me levante me puse mi ropa y me despedí de ella con un tremendo beso, me dispuse a huir y al bajar la escalara…
M: ¿Luis que haces aquí?
L: ¡Martha! Yo estaba, vine a dejar unos papeles.
M: ¿Tan tarde? ¡Y a donde los dejaste?
Le di la vuelta a la conversación y convencí a Martha que sólo dejé papeles, ella se despidió de mí y cuando me iba me dijo…
M: Luis ahora que eres de la familia, te pido por favor que la respetes, a mis sobrinas y mis hermanas, ellas son muy mensas, ¡te pido las cuides por favor!
Le dije que no había problema y que confiara en mí que yo cuidaría perfectamente de todas.