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La fantasía que me llevó a convertirme en una esposa liberal

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Hola, este es el primer relato que me animo a escribir, ya que cada vez que me acuerdo de cómo empezó todo esto hace que me vuelva a excitar muy fuertemente, no hay nada como la primera vez.

Tengo 36 años, soy mexicana y estoy casada desde hace 6 años con un hombre al que quiero, amo mucho y se ha convertido en mi cómplice. No tengo un cuerpo perfecto más bien soy llenita, cabello largo negro, mis tetas son normales talla 36 B y lo que si me caracteriza un tremendo trasero que siempre me he fijado que la mayoría de los hombres por más discretos que sean siempre los atrapo mirándomelo, y eso, antes me molestaba, después de lo que contaré, cambió mi forma de pensar y ahora me agrada.

Todo inició en una noche de esas cuando una termina de tener sexo con su hombre, en esas pláticas donde se puede hablar casi de cualquier tema, mi esposo me preguntó acerca de las fantasías sexuales que teníamos, a lo cual pues para mí era un poco difícil hablar de esos temas ya que fui educada de una forma donde siento la mujer es solo vista como una sirvienta y que se dedica a criar más a los hijos que como una pareja y los temas relacionados al sexo eran prohibidos, pues de niña viví en una comunidad rural, un pueblito como le decimos acá en México, a pesar de que mi esposo es un poco más abierto de mentalidad para hablar de esos temas a mí me costaba un poco expresarme, pero él insistió en que me fuera abriendo de mente y le contara, que no sintiera pena ya que no me juzgaría por lo que le dijera, me convenció diciéndome que de la cama no saldría, y fue como me animé a platicar de temas sexuales con él.

Le conté que una de mis fantasías es tener sexo con un hombre de color, podría sonar a un cliché, pero es que me llaman mucho la atención los hombres de esta raza por el color de su piel, muy independiente de su musculatura y de las dimensiones de su pene, que dicho sea de paso a veces es bueno darse un gusto culposo, pues disfruto mejor un miembro más grande y grueso que me llene. Mi esposo al oírme hablar de eso, noté que se sorprendió un poco porque creo no esperaba que yo tuviera esa fantasía, creo él pensaba que mi fantasía era algo así como ser cogida en un bosque, alberca, dentro de un auto, etc.

Él me siguió preguntado sobre esa fantasía, lo noté muy interesado, y me preguntó si en mi cabeza había imaginado como sería esa fantasía si es que se llegaba a dar.

Y lo que sigue es como le conté que a mí me gustaría que fuera:

Me imaginaba que conocía a un hombre afroamericano por alguna red social, donde después de una charla larga lográbamos llevarnos muy bien y concretar una cita para conocernos en algún lugar tranquilo (cabe decir que le dije a mi esposo que en esta fantasía yo estaría soltera porque de lo contrario para mí sería una infidelidad).

Una vez que nos conocíamos pues seguir con la charla y citarnos otro día para ir a bailar ya que eso me encanta y después de estar teniendo contacto físico por el baile nos iríamos a un lugar más “tranquilo”, donde yo estaría dispuesta a concederle todo lo que él me pidiera.

Mi amante y yo entrábamos una habitación de un motel, me gustan las que tienen garaje aunque no vaya uno en auto, para mí son más cómodas por la privacidad.

Una vez adentro del garaje, besarnos apasionadamente en las escaleras que conducen a la habitación donde yo me moría de ganas por ser la mujer de mi amante.

Él me ponía de espaldas y me tomaba por la cintura, así subíamos hacia la habitación sintiendo todo su cuerpo y su miembro que unos momentos más sería todo mío.

Dejaría que me hiciera lo que quisiera porque con un hombre de color me volvería sumisa totalmente hacia él, le obedecería en todo lo que quisiera y obviamente no dejaría de pasar la oportunidad de tener entre mi boca ese gran trozo de carne que tienen entre las piernas, ese hombre de pie, yo quitando cada botón de su camisa hasta desprenderla totalmente de su torso, olerlo y besar su cuerpo. Una vez que entrábamos a la habitación me giraba frente a mi hombre y al mismo tiempo desciendo lentamente hasta quedar arrodilla y esperar que solo baje el cierre de su pantalón para que yo sola encuentre ese miembro para tratarlo bien, pues más adelante será el que me provoque gran placer, tenerlo en mis manos acariciarlo suavemente y darle pequeños besitos en su glande e introducirlo lentamente en mi boca, chuparlo y tragármelo para que aquel hombre extraño se convierta en mi único macho todo el tiempo que estuviéramos en aquel motel.

Después de chuparlo por un largo tiempo, aflojar su cinturón para quitarle completamente el pantalón y ahora admirar todo su cuerpo totalmente desnudo ante mí, ponerme de pie y besarnos muy apasionadamente, ponerme delante de él y dándole la espalda porque es turno de que me quite el vestido y que caiga muy suavemente al suelo, quedando puesta solamente una tanga que he elegido especialmente para el encuentro, sentir sus brazos como rodean mi cuerpo al mismo tiempo que me besa el cuello y al oído me susurra que voy a ser solo suya. Estando apretada por los brazos de ese macho, me lleva al borde de la cama tan solo para que él se agache y gentilmente me baje la tanga y se dé cuenta de lo mojada y ansiosa que está mi almejita por recibir placer. Después imaginaba que me acostaría sobre la cama, y poner a su disposición todo mi sexo y que me dé un rico oral que tanto me gusta, que me meta lengüita, mojarme toda, señal inequívoca para recibir su gran trozo de carne entre mis piernas.

Después tendría que llegar el momento más esperado por ambos, hacerme suya al colocarme boca arriba en posición de misionero y que me introdujera lentamente ese gran pene, sentirme suya y yo soltar un gran gemido, sentir el vaivén rápido y duro como me gusta, apretar su trasero mientras me tiene en esa posición, llenarlo de besos en su rostro y pecho mientras él me reclama como su mujer para finalmente fundirnos en un beso largo y apasionado y seguramente yo ya habría tenido semejantes orgasmos, porque si con mi marido siento orgasmos muy placenteros, con mi moreno de fuego creo que serían viaje a las estrellas. Yo siguiendo totalmente entregada a él sin ningún tipo de culpa, tan solo disfrutar de ese momento, después de esa posición de misionero le pediría me cogiera en mi posición preferida, de perrito, donde pondría a su total disposición todo ese gran culo que me observan todos los hombres y que en esa fantasía solo sería de ese macho, mmm que rico estar conectada a él en esa posición sujetándose de mis caderas y sentir sus bolas chocar con mi trasero, después de estar disfrutando de ese rico vaivén le diría que se subiera en mí o de otra forma explicada, que me montara, en esa posición he sentido que es más profunda la penetración y estoy segura que sentiría un gran orgasmo. Así seguiríamos, provocando que nuestros cuerpos sudaran de tanto placer y provocando que la habitación de ese motel sea más caliente, él continuando encima de mí penetrándome y al mismo tiempo apretando fuerte mis ricos melones y besándonos, me encanta que me tengan así en esa posición porque me gusta sentirme “la mujer de su hombre” no sé si me explique, un poco sumisa mas bien.

Después cambiamos a otra posición, ahora es mi turno de convertirme en una vaquerita y montar a ese macho, acuesto a mi hombre boca arriba y yo coloco mi almejita en la punta de su miembro y lo introduzco lentamente, hasta ser clavada totalmente y estar así hasta que por último se venga dentro de mí, es muy rico sentir el semen calientito y como me inunda, me gusta que una vez termine no se salga de mí hasta que pierda flacidez su miembro, besarnos y recostarme sobre de él por un largo rato, me gusta la sensación de estar así con un hombre y que al mismo tiempo me abrace, es muy ricooo después del after sex.

Así es como le dije a mi esposo que esa era mi fantasía, pero pues le comenté que tan solo era eso, fantasías, a lo cual a él lo noté muy atento a todo lo que le conté y estaba muy excitado, me sorprendió y me preguntó:

Marido: ¿Qué me respondes si te digo que me gustaría llevar a cabo contigo esa fantasía?

Su pregunta me causó un poco de sorpresa puesto que yo le dije que eran solo fantasías, y de ninguna manera me imaginaba con otro hombre por muy moreno que éste fuera ya que me debía a él como esposa, a lo que él insistió:

Marido: Bueno, es que yo no lo consideraría infidelidad de tu parte puesto que es un acuerdo, yo te propongo llevar a cabo algo de eso para que explores más tu sexualidad y seas más de mente abierta porque no me gustaría caer en la asesina de los matrimonios que es la rutina.

Le dije que estaba loco, yo pues negándome a todo eso, era muy difícil para mí porque si para él no era infidelidad para mi si lo era porque estaba casada, entonces me dijo:

Marido: vamos a ver si eres valiente y estás dispuesta a que demos un paso más en nuestra relación y seas de mente abierta, vamos a jugarlo al azar, yo lanzo una moneda, escúchame bien, si tu ganas te propongo una cena en el restaurante de la ciudad que mejor te guste y te incluye un vestido de regalo, uñas y pestañas y los tacones que mas te gusten (sabe que todo eso es mi debilidad), pero si gano, aceptas ir conmigo a un lugar sin preguntar y a participar en una actividad, no te diré cuál actividad, tan solo quiero que vayas dispuesta con la mejor actitud de pasarla bien.

Entonces le respondí que de ninguna manera aceptaría tener sexo con alguien más porque no estaba preparada para eso, si eso era su actividad pues desde ahorita quedaba descartada y me dijo que no era nada de sexo que incluso hasta yo perdiendo la apuesta aun así salía ganando.

Me dejó intrigada y acepté porque me prometió que no era nada de sexo, y sobre todo porque yo salía ganando en ambos casos, pero lo que más quería era mi cena y los regalitos que eso conlleva.

En otro relato les contaré que pasó en esa actividad que quería mi esposo porque efectivamente… me tocó perder.

Besos.

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