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La puta de mi vecino (II)

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Después de la primera ronda de sexo ilícito entre mi esposa y su amante, ambos se levantaron, Mauricio se puso los pantalones y dejo sus zapatos a un lado y se tumbó en el sillón, Laura se levantó y tal como había quedado se dirigió al baño para asearse, yo trataba de encontrar el momento y la excusa perfecta para despertar, ya no aguantaba la firmeza de mi miembro que quería desahogarse pero tuve que aguantar, vi mi oportunidad cuando unos minutos más tarde mi esposa regresaba del baño y tropezó con algo, tal vez una silla, (la verdad no se) el punto es que tiro algunas cosas haciendo mucho ruido y creando la excusa perfecta, tanto el invitado como yo (que “desperté” sorprendido) nos apresuramos a ver lo que había pasado.

Al verme Mauricio se quedó de pie en el pasillo y se limitó a preguntar si todo estaba bien, yo me acerque aparentando confusión y preguntando que paso, Laura estaba levantando algunos cubiertos del piso y yo me acerque a ayudarle, mientras lo hacía dirigía discretamente mi mirada a su escote buscando algún rastro de su humectante encuentro anterior, pero lo único que vi fueron sus pezones erectos presionando contra el ceñido vestido que apenas podía contener sus deliciosas tetas en libertad.

Escondí como pude el bulto en mi pantalón y me dirigí al baño tratando de no parecer ansioso, en cuanto cerré la puerta deje libre mi verga y masturbándome me puse a buscar el sujetador de mi esposa, supuse que estaría colgando en la regadera después de lavarlo pero no estaba ahí ni en los muebles cercanos, ya desesperado abrí el mueble debajo del lavabo y al fondo encontré un rollito de tela lo primero en desenrollar fueron sus tangas húmedas con sus jugos vaginales, no pude evitar olerlas y pensar que se las quito para estar lista y a la orden, después desenrolle el sujetador húmedo y me encontré con la aun espesa lefa del vecino, me da pena admitirlo pero inmediatamente me lo acerque a la cara para olerlo, sentí una sacudida por todo el cuerpo y estuve a poco de chorrearme, la combinación del aroma de mi esposa y el olor de la corrida de Mauricio me pareció delicioso en ese momento, Instantáneamente envolví mi miembro con el sujetador de mi esposa para masturbarme y me corrí inmediatamente.

Estando ya más tranquilo, enrolle nuevamente las prendas y las deje donde las había encontrado, me asegure de asearme bien y haciendo suficiente ruido anuncie mi salida del baño, ellos estaban sentados en el sillón “platicando”, me serví una copa y me uní a la conversación, poco a poco se fue terminando mi trago y fingiendo una embriaguez severa intente servirme un trago más asegurándome ser tan torpe que incluso el vecino tuvo que ayudarme, unos minutos después me levante del sillón -ahora regreso- fue lo único que dije.

Tambaleando me dirigí a la habitación donde dormía nuestro pequeño y me recosté en la cama, tal vez una 10 minutos pasaron y la figura de mi mujer se dibujó en la puerta, estaba ahí para averiguar el estado en que me encontraba y al ser recibida por una orquesta de profundos ronquidos me llamo por mi nombre en reiteradas ocasiones solo para asegurarse, salió de la habitación cerrando la puerta tras ella.

Deje pasar un tiempo y cuando juzgue seguro me levante para ver a través del hueco que había alrededor del pomo de la puerta, mi esposa cabalgaba al vecino moviendo sus caderas deliciosamente en círculos y después de adelante atrás intercaladamente, al tiempo sujetaba la cabeza de Mauricio que hundía su cara entre las tetas de mi esposa y el con ambas manos masajeaba y estrujaba sus firmes nalgas, me sorprendió el aguante del vecino que después de unos 15 minutos aún seguía recibiendo tan increíble cogida de mi mujer sin terminar, para entonces yo me estaba corriendo tras la puerta donde me refugiaba.

Repentinamente recordé en donde me encontraba y busque con que limpiar el desastre que acababa de hacer, por fortuna había mucha ropa que desecharíamos, tome cualquier prenda y una vez que logre asear el área afectada me dirigí al hueco en la puerta esperando no haberme perdido el final, fue una increíble sorpresa ver a mi esposa acostada boca abajo en el sofá con su vestido alrededor únicamente de su cintura mientras que Mauricio, encima de ella le encajaba su verga igual que la primera vez, lo que me trajo recuerdos…

No paso mucho tiempo hasta que Mauricio comenzó a penetrarla desesperadamente entre sus contracciones y los deliciosos gemidos de Laura apenas audibles por la música que aún seguía sonando, mientras él se corría dentro de mi mujer yo me masturbaba nuevamente detrás de la puerta aunque esta vez logre contenerme esperando que más tarde Laura, entrara a la habitación y me permitiera desahogarme, me recosté en la cama, para evitar sorpresas y después de un buen rato escuche la puerta que da a la calle abrirse y cerrarse, obviamente era el vecino que se retiraba satisfecho por el momento.

Espere mucho tiempo pero nada pasaba, supuse que Laura se estaría bañando pero no había ruido alguno, cautelosamente me levante para asomarme nuevamente por el hueco de la puerta y la vi aun recostada boca abajo en el sofá, extrañado espere un rato más pero termine desesperándome así que salí y me acerque para confirmar mis sospechas y efectivamente estaba profundamente dormida o inconsciente por la gran cantidad de alcohol que había ingerido, solo la cubría una sábana vieja que había por ahí la cual retire inmediatamente y quede sorprendido de que aún estaba tan desnuda como Mauricio la había gozado.

Sin esperar me desnude y me dispuse a desahogar mi calentura, pase mi rostro por su cuerpo oliendo el sudor y sexo impregnado en ella, suavemente la acaricie de arriba abajo hasta llegar a su entre pierna embebida en jugos, abrí sus piernas para concretar mis intenciones, un pequeño chorro traslucido escurrió de entre sus nalgas, inmediatamente se las separe y sentí un extraño vuelco dentro de mí, Mauricio le rompió el culo a mi esposa a placer hasta vaciarle toda su leche dentro, me quede con la boca abierta por un momento pero cuando logre reaccionar, decidí aprovechar la situación.

Temblando por la excitación que sentía, lentamente le fui hundiendo la verga en el culo lleno de leche del vecino, mi sorpresa siguió creciendo cuando pude metérsela sin problema hasta el fondo, la enorme verga de otro hombre le abrió el ano a mi esposa tan profundamente que me evito cualquier esfuerzo, no podía dejar de imaginar su enorme tranca entrando y saliendo, abriendo a mi mujer que gemía de placer sin importarle quien la escuchara, no aguante más y se la metí tan duro y rápido como pude sin importarme si despertaba (lo cual, sorprendentemente no paso) la sensación de su culo caliente lubricado por la leche del vecino y la imagen de mi mujer clavada en esa enorme verga me excitaron tanto que no aguante mucho, cuando empecé a correrme no quise hacerlo adentro, se la saque y me vine en sus nalgas, entre ellas, en su espalda, tenía unas ganas inmensas de bañarla en mi semen, obviamente no tendría suficiente pero me conforme con lo que logre que sin presumir, fue bastanteaste.

Sin dejar de verla me levante exhausto y me quede ahí viéndola por un rato hasta que recordé que mi hijo estaba en casa, volví a la habitación y me asegure de cerrar la puerta de modo que mi hijo no pudiera salir si despertaba antes que nosotros pues deje a Lan tal cual sin cubrirla con nada porque quería ver como reaccionaria al día siguiente esperando que me dijera que sí se dio cuenta y me cuestionara al respecto, quería contarle todo lo que sabía, que eso me tenía inexplicablemente bien caliente y que lejos de ser un problema quería cogérmela junto con el vecino pero no me atreví en el momento, pero que me gusto ver como se la cogieron y conocer a la puta que lleva por dentro, que yo también quería gozar a esa puta la próxima vez.

Pero nada paso, al día siguiente fui el ultimo e despertar, el desayuno estaba listo mi hijo ya estaba desayunando y Lan estaba fresca, limpia y feliz aunque con resaca igual que yo, todo el día me concentre en ella para descubrir cualquier indicio que me diera la pauta para sincerarme con ella, pero en resumen fue un día común, de mi competencia imaginara… bueno, que puedo decir.

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