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La señora de las Lomas

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Nunca me he considerado como un galán irresistible. Aunque mi 1.85 y la herencia nórdica de los genes de mi abuelo me han favorecido y siempre ha despertado el interés de las mujeres.

Sin embargo con el paso de los años me he dado cuenta del increíble efecto que una barba bien cuidada (pero con un aspecto descuidado), una fragancia que vaya con tu aroma natural y unos tatuajes producen en las mujeres.

Es casi inevitable que a dónde quiera que vaya más de alguna dama ya sea que vaya sola o acompañada terminen por coquetear un poco conmigo.

Chacales. Así nos dicen en ciertos extractos de la sociedad sobre todo las mujeres casadas aburridas con sus maridos.

Uno no pensaría que las señoras de las Lomas llenas de lujos y con maridos que les pueden dar todo lo que quieran se fijarán en alguien como yo, pero son ellas las principales damas con las que paso el rato.

Me buscan para distraerse.

Es tan placentero follar con una de ellas, la suavidad de su piel resultado de tantas cremas y tratamientos, su olor, su apariencia, que una vez que lo haces no querés dejar de hacerlo.

Son tan entregadas, complacientes, calientes. Están en una edad que no les falta nada, saben lo que quieren y lo disfrutan y sobre todo hacen conmigo todo eso que no se animan o no quieren hacer con sus maridos, es como si vinieran más desatadas que nunca, ellas saben que nunca las juzgaría ni les diría que están locas.

Conmigo vienen a divertirse, a entretenerse, así que la moral la dejan en su casa y aquí se divierten, mi especie: "los chacales" somos sus juguetes y los juguetes son para divertirse.

Buscan un trato diferente al que reciben en casa, un poco de rudeza, dejarlas recorrer los tatuajes con su lengua, les encanta sentir como la barba raspa en medio de sus piernas, hacerlas temblar de placer y dejarlas doloridas luego de follarlas duro, eso les gusta sobre todo sentir ese rico dolor y sonreír al recordar el motivo.

Les provocó sacar ese lado salvaje y oscuro que no con cualquiera sale, les gusta que las haga sentirse una golfas, unas gatas en celo dispuestas a ronronear al ritmo que les índico.

Buscan un cabrón que no involucre sentimientos, sólo placer.

Un cabrón educado que las haga gemir y mucho.

Un cabrón para follar y forrar rico que las haga perder los modales y la compostura de una señora de la sociedad…

Maye entró con su 1.65 y su precioso cuerpo construido a base de operaciones al pequeño restaurante en la parte baja del hotel de 3 estrellas de una cadena muy por debajo de su nivel, exudaba dinero contrastando enormemente con las demás personas que nos encontrábamos ahí, lentes y bolsa de diseñador; zapatos que cuestan más de lo que un mortal corriente puede ganar en varios meses o años, ropa fina y un reloj discreto pero lujoso; una pose que sin duda refleja su estatus: altiva como la mayoría de las señoras con maridos ricos. Hoy se ve particularmente hermosa, joven, jovial, son varias las miradas que se desvían en su dirección, viene con un conjunto claro que me hace recordar el día que la conocí en aquel restaurante tan distinto a donde ahora nos encontramos. Aquella primera vez fue uno de esos lugares donde lo políticos y poderosos van a hacer negocios o a cerrar tratos ya establecidos, ahí también es donde mujeres como ella buscan un hombre rico que las saque de su código postal y las lleve al de las Lomas, aquella vez Maye iba de la mano del señor Salvador, su flamante marido; y yo iba como escolta de un político que ellos necesitaban convencer para que votará a su beneficio.

En aquella ocasión Maye fue muy cuidadosa, pero yo reconozco las señales y vi perfectamente que se interesó por mí en cuanto me vio.

Fue cuestión de tiempo para que discretamente anotará en una servilleta su número de celular y un horario.

Soy su primera experiencia fuera del matrimonio, el primero que disfruta de ella, la toca, la moja y la hace vibrar fuera de la alcoba nupcial.

Hoy como aquella vez me deslumbra su belleza, su porte. Hoy trae el pelo amarrado en una coleta alta que la hace ver más joven, sus carnosos labios rojos resaltan sobre su piel blanca, los lentes negros disimulan su pícara mirada y esconden sus ojos color almendra, el escote de su blusa apenas deja ver una clavícula suave y delicada. El sacó llega hasta sus muñecas tapando el pequeño tatuaje que tiene en la parte posterior del brazo derecho, la falda horma perfectamente calza como guante en sus piernas, los tacones levantan su trasero, sabe que me gusta y usa todos sus artilugios para sacar provecho.

Cuando llega a mi lado me levanto y con caballerosidad la ayudo a sentarse, pido una cerveza oscura y un par de perros calientes para ella mientras que para mí pido también una cerveza dos perros y un par de hamburguesas con papas, hoy traigo un apetito voraz y no solo de comida.

Ella lo nota en mi mirada y se pasa la lengua por los labios.

Comemos en silencio casi sin decirnos nada.

Mientras el mesero nos lleva la cuenta que dejó que Maye pague enciendo un cigarrillo y le ofrezco uno a ella sabiendo que no fuma.

—Sabes que no me gusta fumar.

—Sé que prefieres tener otra cosa en tu boca, pero tranquila en cuanto entremos en la habitación haré que tengas tu boca ocupada.

Enseguida le ayudé a ponerse de pie y la tomó de la mano para comenzar a caminar rumbo a las escaleras sin importar que el mesero aún no traiga el cambio. Total que tanto es para ella un par de billetes menos en sus bolsillos.

Pongo una mano en sus nalgas y noto su sonrisa mientras subimos las escaleras hasta nuestra habitación. Ese pequeño cuarto que en nada se compara con a los que ella está acostumbrada, pero que durante los últimos meses se ha convertido en nuestro bunker de placer.

El cigarrillo se ha acabado, no importa más tarde tal vez encienda otro solo por el placer de echar el humo sobre su rostro.

La deseo y ella a mí, tenemos ganas de tener nuestros cuerpos desnudos uno frente al otro, de sentir el calor del otro: yo de estar dentro de ella y ella de que la penetre. Así que apenas nos esperamos a cerrar la puerta, y en cuanto estamos dentro todo se desata. Besos, caricias, mi mano subiendo por su cuerpo, la suya explorando el mío, su saco cae al suelo en medio de las caricias. Endurezco al sentir su lengua buscando entre mi boca, pongo mi mano en su cintura y la pego a mi cuerpo para que sienta mi falo listo para ella, siento su sonrisa en mis labios mientras ella se pega aún más a mí y frota su cuerpo contra el mío, una de sus manos busca mi erección al mismo tiempo que las mías van directamente a su blusa para arrancarla de su cuerpo y dejar sus tetas al aire.

Los acarició suavemente antes de pellizcar un poco sus pezones, juego con ellos mientras ella cierra sus ojos antes de echar su cabeza hacia atrás. Sé lo que viene así que con una mano la tomó de la cintura mientras la otra tira hacia atrás de su pelo y ella deja caer su peso de sobre mis brazos dejando sus tetas al alcance de mi boca: beso cada centímetro de piel, succiono los lugares sensibles, lamo el hueso de su clavícula, mi lengua recorre su cuello hasta llegar a su oreja que frotó y muerdo con mi lengua. Sus tetas siguen erectas aunque tengo algunos minutos que no las he tocado.

Ahora yo quiero sentir su boca sobre mi cuerpo así que me detengo y separando un poco mi cuerpo de ella me quito la camisa.

Mi putita como le digo de cariño toma el control y ahora es su boca la que juega a erotizar mi cuerpo sigue el patrón de mis tatuajes, siento su lengua recorrer cada resquicio. Ella comienza en mi pecho, besa cada brazo y regresa a mi abdomen. Sus manos buscan desabrochar mis pantalones mientras su lengua juguetea en mi ombligo. Cuando consigue bajar mis pantalones y dejarlos a la altura de mis botas ella ya está arrodillada ante mí.

Me encanta tenerla en esa posición y aunque para ella la primera vez fue un poco humillante ahora la desea y la disfruta.

Su mirada busca la mía Maye está esperando una orden. Sonrío antes de darla

—Cómeme y mira mis ojos mientras lo haces.

Luego ella lo hace, le gusta llevarse mi verga a la boca, la pone caliente prepararme de esa manera antes de que la penetre. A Maye le encanta dar sexo oral, le encanta mi sabor y olor, toma con su lengua cualquier líquido que salga de mi verga.

Hoy juguetea un poco antes de metérsela en la boca.

Su lengua primero juega en el frenillo luego baja por mi falo hasta llegar y lamer mis testículos que mete uno a uno en su boca. Su mano sube y baja por mi falo firmemente mientras los tiene en su boca.

Luego regresa la atención de su boca a mi pene y comienza a explorar las venas que se marcan, llega de nuevo al glande que ahora gotea de deseo y chupa el líquido transparente mirando mis ojos, luego el ansiado momento de gloria que estoy esperando, por fin mete mi falo en su boca baja acariciando con su lengua mi verga, se detiene cuando apenas tiene la mitad de mi falo en su boca.

La he llenado por completo y siento sus arcadas. Pero lejos de querer que pare mis manos toman el control, enredó su pelo en mi mano derecha y comienzo a empujar su cabeza más profundo.

—Vamos putita!!! cómela toda.

No puedes? No te preocupes ya irás aprendiendo.

Nunca ha podido tragarla toda, son pocas mujeres las que tienen esa capacidad, pero me encanta su esfuerzo y la dejó libre después que una lágrima sale de sus ojos y noto que le falta el aire.

—Eres un cabrón. Me dice en cuanto liberó su boca y toma aire.

—Y a ti eso te enloquece por eso vienes a buscarme. Eres una niña buena y esforzada. Quítame las botas que voy a follarte duro.

Esta es otra cosa que al principio no quería hacer, pero que ahora necesita. Saca las botas una a una y luego termina por sacar el pantalón que dobla y deja sobre las botas.

Es mi turno de terminar de desnudarla así que sacó los zapatos uno a uno y deposito un beso en cada dedo de sus pies meto uno a uno en mi boca y los succiono.

Sé que le encanta sentir mi lengua en ellos así que la consiento y beso cada parte de sus pies antes de bajar su pantalón y dejarlo encima del mío.

Ahora está solo en bragas y por Dios que es una belleza.

—Sabes. Compre estas bragas exclusivamente para este encuentro.

Me gusta ponerme bien perra para ti.

—Y lo lograste, te ves perra y parece que estás en celo.

Me deleitó en su cuerpo, la disfruto con la vista antes de con mi Tacto.

Meto mi mano entre la tela de sus bragas y me doy cuenta que ya esta empapada, mis dedos sienten la humedad evidente de su sexo. Adoro ese momento, sentir la humedad en mis dedos, saber que esta excitada y lista para mí. Muevo los dedos por su vulva mientras mi boca se pega a sus tetas.

Sacó mi mano de sus bragas y meto un dedo en su boca.

—Dime a qué sabes?

No me contesta nada, pero meto otro de mis dedos en mi boca y pruebo la acides de sus fluidos.

—Maye hoy sabes a gloria.

La levantó por la cintura hasta llevar sus piernas a mis hombros dejando su sexo al alcance de mi boca.

Sí ella disfruta darme sexo oral, yo soy un apasionado de que se corra en la mía, muevo la lengua por su vulva, siento su clítoris hinchado y con movimientos circulares de mi lengua la voy llevando a la gloria, siento sus manos aferrarse a mi cabello, siento como sus piernas comienzan a temblar alrededor de mi cuello. Alterno los movimientos entre su clítoris y su vagina, chupo, lamo, muerdo, introduzco mi lengua y succiono.

Maye está lista y sus manos presionan mi cabeza indicándome que no quiere que me mueva de esa zona hasta que no se corra.

Eso hago mientras sus gemidos escapan de su boca pega aún más su sexo contra mi cara siento como sus nalgas se tensan y luego de un breve momento se relajan, sigo jugando con mi lengua y repito el proceso un par de veces más antes de bajarla de mis hombros y apoyarla de espaldas contra la pared.

Los primeros encuentros lo hicimos con protección, pero desde que me pidió exámenes negativos para ets no es necesario.

Así que solo me pongo detrás de ella siento la suavidad de su espalda y acarició sus nalgas antes de penetrarla junto a la puerta de entrada.

Su cuerpo se arquea al recibirme y me da la oportunidad de acariciar sus tetas desde atrás mientras le susurro al oído lo bien que se siente estar dentro de ella. La levantó en peso y sin salirme de ella la llevó hasta la cama donde la dejó al borde para poder verla en 4 mientras follamos, me encanta verla así, me vuelve loco su manera de ofrecerse a mí y penetrarla profundamente en esa posición.

Es fácil lubricar su ano con sus mismos fluidos y pronto mi dedo gordo está insertado en su culo la primera vez que se lo hice se corrió enseguida entre la sorpresa y el placer que le provocó tener mi verga en su concha y mi dedo en su trasero.

Y hoy tiene un efecto similar.

Cuando se recompone me tiró de espaldas sobre la cama y ella se sube en mí, toma mi verga con su mano y la sostiene fuerte mientras se empala ella sola, se da un par de sentones antes de moverse más rítmicamente me vuelve loco verla saltar sobre mi falo. Se detiene un poco solo para cambiar de posición, ahora me da la espalda y apunta mi verga a su ano, se sienta sobre la cabeza y luego deja actuar a la gravedad bajando lentamente hasta quedar sentada sobre mi pelvis.

Es imposible describir el placer que me produce sentir como se va abriendo para mí, sentirla bajar por mi falo y llenarla por completo.

Gira su cabeza y puedo ver su sonrisa pervertida antes de comenzar a cabalgar nuevamente sobre mí.

—Espero que disfrutes la vista.

—La vista es fantástica. Sé que disfrutaras el paseo…

Si yo sé hacerla gozar, ella también sabe como complacer a un hombre y por más autocontrol que tengas es imposible seguirle el ritmo cuando comienza a mover sus caderas.

Ella lo sabe y lo disfruta. En menos de un par de minutos mi verga se pone aún más dura y el orgasmo es inminente gira su cabeza para ver mi cara al momento de explotar y aprieta mi verga con su concha eso me lleva al límite y siento como descargo mi leche dentro de su culo…

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