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La vulnerable amiga de mi esposa

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Tenerla así era magnifico, mi verga entraba y salía muy rico, ella entre sollozos y gemidos de placer, ¡la reciba muy bien!

Cenia es amiga de Lety, ¿pero cómo es que la tenía en cuatro?, mirando su rico tarsero moreno mojarse al recibir mi verga!

Ese día estaba yo solo, Lety había quedado con una pareja para hacer un trio, entre sus mensajes, fotos audio y video que me andaban estaba excitadísimo, ¡ver a mi esposa como gozaba me tenía a mil!

En ese momento llego Cenia quien buscaba a Lety para platicar, no sé si porque estaba muy caliente o ella es así, pero se veía muy bien, ¡una calza negra que marcaba bien sus muslos y piernas y una blusa blanca que mostraba unas tetas grandes de pezón moreno y grande!

C: Hola Luis, ¿esta Lety?

L: ¡Hola amiga, pasa, no está, pero pasa!

C: ¿Gracias, oye y cuánto tardara?

L. No sé, tenía cita de trabajo, creo que va para largo!

C: Dios, debí avisar, bueno me retiro, ¡que este bien!

L. Espera, toma un vaso de agua o tequila y relájate, como de que vienes y te vas, jajá!

Yo la miraba con lujuria, imaginar a Lety cogiendo rico me ponía todo caliente, Cenia estaba sentada platicándome sus cosas, pero yo no ponía atención, ¡solo me imaginaba desnudarla y darle pito hasta que no pudiera más!

Me senté a lado, seguí platicando con ella mientras leía los mensajes y miraba los videos de mi esposa gozando a todo lo que da, puse mi mano en su pierna, la tenía dura y al parecer torneada, me acerqué más a ella, aprovechando para sentir sus nalgas con mis brazos, ¡fue entonces que no aguante más y me lance al ruedo!

L: ¡Yo pienso que deberías pagarle de igual manera!

C: ¡Pero es el papa de mis hijas!

L: Y que, si él se tira a otras, tu haz lo mismo, ¡ojo por ojo!

C: ¡Ay Luis que cosas dices!

L: Es más, ¡si quieres yo te ayudo!

C: ¿Qué???

L. Si, te ayudo a vengarte!

C: ¡Idiota, no te pases!

L: ¡Créeme, no te arrepentirás!

C: ¡Sabes que, mejor me voy!

Indignada se levantó del sofá y se dirigió a la puerta, justo cuando la iba abrir la abrace por atrás, tenía mi verga durísima y ella se percató, lanzo un pequeño quejido mientras trataba de zafarse de mí, sus movimientos de forcejeo masajeaban rico mi verga, ¡esas nalgas que estaban duritas me daban un buen masaje y más caliente me ponía!

Comencé a besarle el cuello, mis manos apretaban los muslos carnosos que siempre escondió, ella me pedía que la soltara, pero poco a poco cedía ante mi calentura.

Le quité su blusa y descubrí una hermosa espalda la cual empecé a besar y lamer, ella apoyándose en la puerta parando más las nalgas, poco a poco se desataba.

La lleve a mi sofá y le quite su calza, una tanga negra de nylon ya humedecida me impedía ver su peluda concha, aunque parecía una selva, ¡cual bestia salvaje se la arrebate y comencé a meter mis dedos en ella!

Al mismo tiempo lamia sus tetas duritas, su pezón era enorme me encantaba morderlo mientras ella en el éxtasis cerraba los ojos y se aflojaba para mí.

C: ¿Qué haces?

L.: Mmm, nunca imagine que estuvieras así!

C: ¡Esto no está bien!

L: Nada lo está, ¡así que mejor abre bien las piernas!

Me baje de un solo golpe el pantalón y l trusa, mi verga ya estaba hasta roja de la cabeza de tanto arrimón, ¡y de un solo golpe apoyándome en sus piernas la penetre salvajemente!

Apretaba riquísimo, mi verga estaba durísima, me agachaba a besarle las tetas, las mordía, le mordía el cuello, con una mano le agarre sus dos manos, parecía una violación, pero consentida, ella poco a poco movía su pelvis, ¡sus quejidos y sollozos se convirtieron en gemidos de placer!

C: ¡Agh, que grande, agh!

L: ¡Este si es una verga, uhm, toma!

Levante sus piernas para penétrala más rico, se la dejaba caer fuerte, ella se apretaba las tetas, se le había olvidado que era amiga de mi esposa, coloque sus rodillas en su frente y le embestí salvaje, me apoyaba en sus pies, me movía tan fuerte como si estuviera corriendo, ¡el sonido de mi pelvis chocando en sus nalgas se convirtió en una erótica música!

L: ¡Uhm, Cenia aprietas magnifico!

C: ¡Que rico, no pares, no pares!

L: ¡Te dije que te gustaría!

C: ¡Cállate y cógeme!!

Me senté en el sofá, la subí ensartándola rápido, le mamaba sus tetas y agarrándole la cintura la dejaba caer sobre mi verga, lo hacía rápido, ¡le entraba toda! Ella sacaba su lengua y sudaba a chorros, ¡nunca la habían cogido tan alocadamente!

¡La tome del cuello casi haciéndole una llave de lucha, ella empezó a mover su cadera, ese rico meneo hacia que sintiera una trituradora en su vagina! Me cabalgaba delicioso, ¡nos besamos apasionadamente y ella empezó a moverse más rápido!

L: ¡Si, muévete nena, uh!

C: ¡Que dura, agh, nunca me había entrado una tan grande!

L: Ves, te dije que aproveches las situaciones, ese idiota aparte de que no te cumple, ¡te es infiel!

C: La tiene chiquita, ¡no como tu descomunal animal, que envidia me da Lety!

L: ¡Jajá, toma, toma mi verga!

C: Si, agh, dame, dame más, ¡métemela toda!

Cenia estaba gozando, en sus 39 años de vida apenas estaba conociendo el placer, estaba logrando envolverme y hacerme olvidar de las imágenes de Lety en cuatro siendo cogida por un moreno gordo.

C: ¡Luis, que rico coges!

L: ¡Mmm, toma, agh, aprietas magnifico!

C: ¡Que rica verga, uhm, me matas, me matas!!!

L. Ugh, que rico, gime nena, toma, toma tu verga!

La puse en cuatro, la imagen de su trasero en forma de corazón escurriendo fluidos pro sus piernas me enloqueció, unas fuertes nalgadas y unas mordidas para marcar mi nuevo territorio, ¡ella sollozando y ya sin arrepentimiento movía su colita para ser empalada por el esposo de su amiga!

La ensarté de golpe, sentí riquísimo como mi verga se hundió en ella, me movía fuerte, sensación era de lo mejor, ella también movía su cuerpo empinándose al máximo, mis movimientos eran rápidos y fuertes, ¡golpes en sus nalgas y tirones de cabello eran los que recibía de mí!

C: ah, uf, papi, me duele, agh!

L. Y eso que no es tu culo!

C: Más, me vas hacer venir, ¡dios mío!

L. Sí, yo también me corro, toma leche, recibe leche nena!

C: ¡Dámela, ah, sí, que rico, agh!!!

L: ¡Carajo!! ¡Qué rico dios!!!

¡Mi leche salió con muchísima presión, el orgasmo era maravilloso, ella babeaba y gritaba, un orgasmo de verdad la había hecho sentir!

Reposamos un poco, ella se vistió y yo descaradamente la miraba sobándome mi verga, ella me miro sonrió y salió de mi casa.

Continúe mirando a mi esposa coger con otros, ¡pero yo ya me había desquitado con su amiga!

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