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Luis y José Luis (4)

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Mi relación con Luis estaba pendiendo de un hilo, después de mi aventura en Brasil, las cosas con Luis se habían apagado un poco, seguíamos sin conectar sentimentalmente y ahora el sexo también se estaba desgastando, él estaba cada vez más ocupado en su trabajo y yo en el mío, su cumpleaños cincuenta estaba cerca y habíamos planeado ir a pasar el fin de semana en una casa que tenía en Cuernavaca, yo esperaba que ese fin nos sirviera para poder tener sexo como antes, así que compre velas aromáticas, un conjunto de lencería color vino casi transparente y muy pequeño, una pijama de seda delgada y sexy y un traje de baño pequeño y provocativo, quería demostrarle que quería volver a como éramos al principio.

Esa fue la primera vez que usaba mi auto en autopista y estaba muy emocionada. Al llegar a su casa en Cuernavaca noté que había otro auto estacionado en el garaje, no quise preguntarle de quien era o por qué estaba ahí, entramos por el jardín y ¡oh sorpresa! Sus hijos estaban platicando cerca de la alberca, sentí un hueco en el estómago, en definitiva no esperaba que hubiera otras personas con nosotros durante el fin de semana.

Nos acercamos a ellos y me los presentó, eran José Luis de 26 años y Rafael de 20. Me miraron fijamente, examinaron cada centímetro de mi ser y siguieron con su conversación como si nada.

Subimos a la habitación principal y Luis me dijo que había planeado ese fin de semana para que conociera mejor a sus hijos, porque creía que eso iba a reforzarnos como pareja, le sonreí con desagrado y me fui al baño. Cuando salí él ya estaba en la alberca tomando con sus hijos, me tragué mi orgullo y me puse mi traje de baño que había comprado especialmente para esa ocasión.

Me tome a prisa dos cervezas para evitar que me diera vergüenza salir con tan poco ropa y convivir con los hijos de mi novio.

Luis al verme cambio su expresión lucía enojado, pero trató de disimularlo, yo me metí a la alberca y seguí como si nada, seguimos tomando tequila toda la tarde, prepararon una parrillada en el jardín y comimos todos juntos, al terminar subí a bañarme y preparar el cuarto para la sorpresa que había preparado para Luis.

Prendí las velas, acomode una botella de vino y unas copas cerca de la cama, me puse mi lencería y encima la pijama de seda, me maquille un poco y me puse perfume, una vez lista me acomode en la cama para esperarlo. Luis entró al cuarto y miró alrededor, cerró la puerta y me pidió que quitara todo eso, me dijo que no era “apropiado” porque estábamos en la misma casa que sus hijos, me enoje, apague las velas, tome la botella de vino y salí del cuarto, me senté en la escalera y destapé el vino, me sentía muy decepcionada, empecé a tomarme el vino directo de la botella, baje a la cocina, prendí la luz y me senté junto al refrigerador, me termine la botella de vino, de pronto entro a la cocina José Luis y se quedó viéndome fijamente sin decir nada, alcé la mirada y traté de levantarme pero estaba tan mareada que no logre hacerlo, José Luis se río y se sentó junto a mí.

Estuvimos platicando como si fuéramos los mejores amigos, teníamos muchas cosas en común y él era muy gracioso, de pronto sin esperarlo me besó, cuando separo sus labios de los míos me quede observándolo un instante y lo volví a besar, esta vez fue un beso más dulce y largo, al terminar me levanté a prisa y salí de la cocina, él me siguió y me tomo de la mano, “tranquila, está bien, no te preocupes” me dijo susurrando, volví a mirarlo fijamente y algo me impulso para volverlo a besar, me tomó de la cintura y empezamos a caminar hacia el jardín, una vez afuera me soltó y me retó a entrar a la alberca, le sonreí y sin pensarlo me lancé, el entro justo después de mí, estuvimos nadando unos minutos, se acercó a mí y me empujo hasta la pared de la alberca, me acomodo el cabello y me beso apasionadamente, rodeé su cuello con mis brazos y peque su cuerpo con el mío, me quitó la blusa de seda y se sorprendió al ver mi casi inexistente brasier, mis pezones se transparentaban, estaban tiesos por el frio y la excitación, aun así me lo quitó, puso sus manos mojadas en mis senos y los apretó juntándolos para después empezar a besarlos, eso me encanta, hace que pierda la cabeza, bajé las manos y le quité el short, no traía ropa interior, así que empecé a jugar con su pene, José Luis me soltó las bubis y me bajo el short de la pijama, tomó los pequeños resortes de la tanga que traía y los jaló de manera que rasgó la delgada maya que cubría mi pubis, se volvió a recargar en mí, pasó sus manos por mis nalgas, siguió bajando por mis muslos y me levanto las piernas, gracias al impulso del agua logró poner mis piernas alrededor de su cintura, tomé su pene completamente duro que era más grueso que el de Luis, lo guie a la entrada de mi vagina y él me empujo de la espala baja para lograr metérmelo hasta el fondo, lo saco un poco y me lo volvió a meter, seguimos así unos minutos, me clavaba su pene de una manera suave pero hasta el fondo, quería gemir pero no lo hacía por miedo a que alguien nos descubriera, así que opté por morderle la oreja para sofocar mis gritos de pasión, me volteo y me empezó a agarrar la nalgas, las estrujaba y las levantaba para que quedaran más cerca de él, me empujaba su pene duro entre las nalgas sin penetrarme, con una de sus manos recorrió mi cadera y al llegar a mi ingle bajo sus dedos lentamente hacia mi vagina, de una manera brusca me metió el dedo medio y solté un gemido casi ahogado, sacó su dedo, subió su mano a mi cara y me lo metió a la boca, yo lo lamí como si se tratara de su pene, me empujó aún más con su pelvis y se separó de mi cuerpo, salió de la alberca y se sentó en la orilla por fuera de la alberca solo con los pies colgando dentro del agua, la alberca no era muy profunda en agua apenas alcanzaba a cubrir mis pechos, por lo que su pene quedo casi a la altura de mi cara, me acerqué más a la orilla, tome su pene con mis dos manos y le lamí la punta, después me lo metí completo e hice una pequeña succión, seguí lamiéndolo un rato más, me cercioré de que nadie nos estuviera viendo y salí de la alberca, lo empuje de los hombros recostándolo en el pasto y me subí en él, me senté en su pene y sin sacármelo me recline a besarlo, él doblo las rodillas para tener más impulso al momento de penetrarme, mis senos estaban completamente pegados a sus cuerpo y rozábamos con fuerza con cada metida que me daba, seguía besándolo para que mis gemidos no se escucharan, sacó su pene y termino afuera.

Recogí mi ropa y entré a la casa, un sentimiento de culpa empezó a darme vueltas por la cabeza, subí a la habitación y tome una ducha, al salir observe a Luis y me di cuenta que ya no quería seguir con él, no después de haberlo engañado dos veces, me vestí, tomé mis cosas y le deje una nota en el buró “lo siento”, no sabía que más podía decirle, salí de la casa y me subí a mi coche, llegue casi al amanecer a mi casa, decidí bloquear el número de Luis y me dormí.

No volví a saber de Luis, pero a veces pienso en todo lo que me hacía en la cama y los recuerdos me llevan a masturbarme y a querer experimentar más como lo hice con Luis.

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