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Madre culona follada por sus siete hijos

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Cuando era más joven me cascaba terribles pajas frente al ordenador de mi escritorio. En una de esas ocasiones, mientras estaba viendo el video: "Madre cachonda folla con su hijo", de repente, oí que la puerta se abría detrás y me giré con la silla. Era mi madre, que venía con la bandeja de mi cena. Se quedó mirándome boquiabierta un instante y cerró la puerta de golpe desde fuera.

Yo solté tres descargas de mi polla dura en dirección a la puerta.

Diez minutos después, crucé el enorme pasillo de mi mansión de lujo. Bajé por las escaleras victorianas y crucé un recibidor con una lámpara del mismo estilo colgando del techo. Llegué ante la puerta del comedor y me detuve poniendo la oreja en ella. Adentro, mis padres estaban hablando.

-Pero cariño, ¿tú ves normal que nuestro hijo se toque pensando esas cosas de su madre?

-Todos lo hicimos alguna vez de jóvenes.

-¿Y qué debería de hacer?

-Hazle una rica paja de las tuyas -contesta mi padre, soltando una risotada al final.

-¿En serio?

-No, claro que no. Yo qué sé Marta. Puedes hacer como si nada y ya...

Agaché la cabeza, algo avergonzado, y me di la vuelta y me fui por donde vine hasta mi cuarto.

Al rato, tirado en mi cama oí que alguien tocaba la puerta.

-¿Sí?

Abrió mi madre y pasó adentro, cerrando detrás.

-Hijo. Me gustaría hablar de lo que acaba de pasar.

-No hay nada de lo que hablar mamá...

-Sí lo hay. Sabes que somos una familia muy decente y no me gusta que andes mirando esas cosas. Así que me he propuesto que sí me prometes que dejarás de ver esas cosas y te centras en tus notas, si apruebas todo el siguiente trimestre te haré una paja.

-Eh... ¿Cómo?

Mi madre se acercó y me apretó la polla por encima del pantalón.

-Pues algo así hijo,-subió y bajó la mano, lentamente y mirándome con ojos de zorra.

-¿Cómo te crees que convencí a tu padre de que formáramos esta familia una vez se volvió millonario? -me siguió tocando por encima del pantalón- Mira que grande se te ha puesto ya... Sí... Si te portas bien hasta puede que te eché un par de polvos.

Solté un suave gemido. Y mi madre lo que me soltó fue la polla. Me dio un beso con lengua y salió de mi cuarto dejándome pasmado.

Estuve así un par de segundos, hasta que me lancé a por mi mochila, saqué todos los libros de estudio de ella y me puse a leer como un poseso.

Un mes después, estaba a punto de acostarme a dormir, cuando de repente la puerta de mi dormitorio se abrió lentamente. Encendí la luz. Era mi madre.

-Hijo, lo prometido es deuda. Has aprobado todo este trimestre y no solo te haré una paja, sino que... como tu padre está fuera por viajes de negocios y tus seis hermanos ya están en sus cuartos, te echaré un polvo. Pero tratemos de no hacer demasiado ruido.

Se desvistió por completo ante mí. Observé maravillado y sin formular palabra alguna su esbelto cuerpo. Sus pechos naturales eran enormes, su culo grande y respingón y su boca gruesa y operada.

-¿Te gusta mi culo? -me preguntó-. Lo estuve entrenando con mi personal trainer. El primero en disfrutar los resultados de mis ejercicios siempre es él -me comentó, guiñándole un ojo.

Se puso encima de mí, me sacó la polla y me la empezó a pajear y luego a chupar con total devoción.

-¡Ah, sí, mamá!, llevaba mucho tiempo queriendo hacer esto contigo.

Se sacó mi glande de su boca haciendo ruido al succionarlo, y me pajeaba, mientras respondía:

- Lo sé hijo, mami te hará todas esas cosas que tanto te gustan. Ahora ya vas siendo todo un hombretón y tendrás que enseñármelo.

La cogí, le di la vuelta como un bruto y la puse en cuatro. Tenía el gran culo de mi madre delante de mí en una postura muy sensual. Le pegué una nalgada y se la metí sin vacilar.

-Sí, ahora mismo te lo demuestro mamá.

Se la saqué y metí como quise. Ella hundía su cabeza mordiendo la almohada, entregándome totalmente su culo y ahogando sus gemidos como podía para que mis hermanos no nos oyeran. Mi polla salía y entraba en su coño húmedo. Le toque las tetas desde abajo sin sacársela, le retorcí los pezones y me la seguí follando.

Al rato, saqué mi polla de ella. Le di la vuelta, le levanté las piernas a los lados y se la metí con sus rodillas sobre mis hombros. Ella estiró la mano buscando una de mis almohadas para morderla y ahogar sus gemidos de alguna forma.

-Ugh, ugh, ugh, vuelve de donde te parí hijo. Eso es métesela a mami hasta el fondo, muy bien.

Le solté un escupitajo en toda la cara.

-Agh, ¿¡Pero qué te crees!? ¡Esas cosas solo me las hace a quién yo dejo, niñato!-se quejó con mi lapo en toda la cara.

-Pues va a ser que no mamá. Tengo la webcam de mi portátil grabándolo todo. Así que si no quieres que ese vídeo le llegué a mi padre con la confesión de que además te tiras a tu personal trainer y a yo qué sé quién más, serás mi perra cuando me apetezca.

Le seguí rompiendo el coño a mi madre.

-¡Ah, eres un cabrón! -exclamó.

-Sí -le contesté.

Saqué mi polla de ella me puse ante su cara, y le ordené:

-Ahora abre la boca perra.

Me corrí en toda su boca soltando tres fuertes chorros y dejándole restos de semen por toda su cara.

Mi madre pestañeaba con dificultad. Se limpió la cara directamente en mis sábanas, dejando parte de su maquillaje en ellas.

-¡Ja, os pillamos! -entró diciendo el mayor de mis hermanos, con un móvil en la mano, seguido de los otros cinco.

-¿Mamá, cómo has podido hacer esto? -preguntó el siguiente.

-¿Cómo es que eres tan guarra mamá? -preguntó otro de ellos.

Todos estaban en mi cuarto con una cara entre pasmada y decepcionada.

-¿Qué nos darás para que no le enseñemos este video a papá? -preguntó el mayor con gesto perverso, moviendo el móvil en su mano.

Mi madre se arrodilló ante mis seis hermanos, agarrándose del pantalón del mayor.

-No, hijos, por favor. No podéis destruir vuestra propia familia. Vuestro padre no debe de saber nada de esto, por favor.

-No podrás mantenernos callados a todos -dijo el más ofendido de entre todos, el que la había llamado guarra.

-Os daré lo que querías. Convenceré a vuestro padre de que os compre lo que deseéis.

-Creo que lo que todos deseamos es a ti mamá -dice el mayor.

-Ya... Pero hijos... No puedo acostarme con todos ustedes...

-¿Con Carlos sí, pero como nosotros no? -preguntó otro de mis hermanos.

-Hmmm, a ver que harás cuando no tengas ni un duro mamá -dijo otro de mis hermanos.

-Bueno, ya habéis oído chicos, a enviar el vídeo -dijo el mayor.

-¡¡¡No!!! -exclamó mi madre y se lanzó a por las pollas de mis hermanos por encima de sus pantalones como si no hubiera un mañana.

Una mano en la del mayor, otra en la del que se quejaba y su cara en la de él de en medio, a los otros dos los miraba con lascivia mientras repasaba con la lengua la bragueta.

-Por favor, os lo suplico. Haced conmigo lo que os apetezca -dijo.

-Danos tu cuerpo -ordenó mi hermano mayor con firmeza.

-¡Carlos, quítate de la cama! -dijo mi madre y se acostó de espaldas, con las piernas levantadas y las manos extendidas.

Todos se empezaron a sacar las pollas bajándose los pantalones.

-¡Sí, mi sueño húmedo por fin hecho realidad! -dijo uno de mis hermanos y se la chocó con la mano libre al mayor mientras se pajeaba con la otra.

-Yo me pido la boca primero -dijo el menor, metiéndola entre los gruesos labios de mi madre.

-Yo me pido el coño -dijo el que se había quejado mucho.

-Y yo el culo -dijo el mayor, poniéndose debajo de mi madre de espaldas también.

Sus sudorosos cuerpos se empezaban a rozar entre sí.

-A nosotros ve pajeandonos hasta que se nos ponga dura del todo -ordenó otro de mis hermanos.

-Yo me follaré sus tetas -dijo el último de ellos.

Y arrancaron casi a la vez. Todos usaban el cuerpo de mi madre a su antojo. Se la follaban duro, se la metían y sacaban, eran pajeados por ella, le daban golpes con el glande en la lengua y se la metían hasta la garganta y la enculaban. La disfrutaban como siempre quisieron. Yo no pude evitar empezar a cascarme una buena paja.

-¡Cambiemos! -exclamó el mayor de repente.- Ahora yo me pido su coño.

-Y yo su culo -dijo el otro.

-¿Y cuándo nos tocará a nosotros? -preguntó uno de los de la pajas con las pollas ya duras.

-Cuando nos hayamos corrido adentro -respondió mi hermano mayor- Tranquilos. Habrá mamá suficiente para todos -añadió.

Mi madre se sacó la polla de uno de mis hermanos de la boca.

-¿Adentro? ¿Es que queréis dejar a vuestra madre embarazada Dios sabe de cuál de sus hijos? -preguntó.

-¿Debes de andar tomando pastillas del día después, no? Vamos... no me dirás que el personal trainer es el único al que te tiras a escondidas...

-No... ¿Qué más da? Ya sé que mantendréis vuestras sucias bocas cerradas para follarme cuando os dé la gana... Así que... Todos sois unos bastardos de los tíos que me fui tirando... Me tiré al personal trainer, al jardinero, al chófer, al chef, a diez clientes de vuestro padre sin que él lo supiera para que firmarán contratos con él, a sus cinco socios para que siguieran colaborando, haciendo tríos con sus mujeres además, al inspector de Hacienda, a dos jueces y a todos vuestros tíos, incluidos mis hermanos.

-¡Mamá eres una auténtica zorra! -gritó el mayor corriéndose al sacarla de su coño.

-Y vuestro padre un puto pagafantas.

-Agh, me toca el coño -dijo el mayor.

-Y a mi la boca.

-A mí déjame con sus tetas.

-Carlos, ¿te nos unes? -me preguntó uno de ellos.

-Sí, claro y me pongo de pie y camino hasta una de las manos de mi madre.

Ella me miró enojada, aunque luego, resignada, me empezó a pajear con sus manos de uñas de gel. Todos nos pusimos nuevamente a usar el cuerpo sudoroso de nuestra hermosa madre. Se la sacamos y se la metimos sin descanso, nos hacemos pajear por ella, la follamos probándole todos los agujeros y nos terminamos vaciando adentro.

Un momento después, al acabar, todos nos quedamos contemplándola desde mi escritorio.

-Bueno, hasta la siguiente vez ya estaréis todos satisfechos, me imagino... -dijo mi madre.

-¿Cuándo volverá papá? -preguntó el mayor.

-Mañana por la tarde.

-¿Os apetece darle un bukakke adicional a mamá?

-¡Sí, bukakke! -exclamó uno de ellos volviendo a pajearse.

-¡Vamos a soltarle nuestras corridas todos a la vez!

-¡Sí!

Me puse a tocarme otra vez. Mi hermano mayor se la metía por la boca a mi madre. Y otros dos la tenían en el suelo pajeandoles las pollas. Me acerqué con mi polla y la metí junto a la de mi hermano mayor en la boca de nuestra madre.

-Esperad, que donde caben dos caben tres -dijo otro de nuestros hermanos y la metió en la boca de mi madre.

Mi madre se trataba nuestras pollas como podía con los ojos llorosos.

Al rato, todos nos separamos de ella. Algunos de mis hermanos se aguantaban las ganas de correrse. Yo me seguía pajeando.

Mi madre estaba con su hermosa cara de labios gruesos operados y sus tetas naturales grandes, rodeadas por nuestras siete pollas duras.

Mi hermano mayor empezó a hacer la cuenta atrás.

-Tres, dos, uno.

La puerta se abrió de repente.

-Cariño, ya estoy en casa.

Los siete nos corrimos a la vez en toda la cara, el pelo y las tetas de nuestra madre. La dejamos embarrada completamente de semen.

Miramos hacia nuestro padre. Estaba confundido, con un ramo de rosas en las manos.

-Ah... Pero... ¿Seréis hijos de puta?

Le solté la última descarga que me quedaba en la polla a mi madre.

-Al parecer sí -respondí- Pero tiene sus ventajas.

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