Nuevos relatos publicados: 6

Soy tu mascota (Parte 1)

  • 5
  • 11.199
  • 9,42 (12 Val.)
  • 0

Nunca he tenido contacto íntimo con una persona “igual a mí”, tengo meses encerrado en mi habitación; he descubierto un par de cosas sobre mí:

1- Cualquier persona me puede atraer sexualmente.

2- Soy una zorra.

Primero lo primero, nací con pene, pero no estoy segura si me identifico como “masculino”. Mi nombre es Jacob, soy el tipo que podría sacar llevar un arma a la escuela, soy el callado, serio y de pocos amigos (o ninguno). Mi piel delata que incluso, antes de la cuarentena, no pasaba mucho tiempo bajo la luz del sol, estoy muy pálido pero, por el contrario, mi pelo es casi tan oscuro como mis deseos sexuales por la noche. Soy lo suficientemente delgado para que piensen que tengo problemas alimenticios, pero como como cerdo, simplemente no puedo subir de peso.

Últimamente mis deseos sexuales están controlando mis pensamientos y gran parte de mis acciones, supongo que reprimirme tanto tiempo no fue bueno; ahora solo quiero ser la mascota de alguien, su juguete, dormir en sus pies, obedecer cada maldita orden que me dé.

Soy un excelente estudiante, soy un gran hijo, soy el tipo de persona que tendría éxito en la vida sin importar el camino que tome pero, como soy responsable, probablemente terminaría como ingeniero o doctor. Mi camino fue recto, sin manchas, incluso el favorito de algunos profesores, con inclinaciones al arte, inclinaciones frustradas.

Pero el “soy” de hace unos meses ya no existe, ya no quiero hacer ensayos, ni armar circuitos, quiero ser una puta.

Hace unas semanas abandoné la universidad cuando estaba a tres meses de culminarla, hice los trabajos finales, pero no los entregaré, mi tesis, en la cual trabajé años, la podría meter en un horno.

Llevo meses encerrado, es hora de salir como el nuevo yo, toda mi vida he ahorrado para invertirlo en mi futuro como profesionista, con eso puedo conseguir un departamento y pagarlo por unos meses hasta que me consiga un dueño. Odiaba cada decisión que tomaba, fue curioso cuando me di cuenta que no sentí eso al decidir ser la puta de alguien.

No pido mucho, solo alimento, un lugar para dormir (aunque sea una manta en el suelo) y mucho sexo.

Mudanza

Por obvias razones, no le dije a mis padres porqué me mudé, ellos creen que conseguí un empleo y dejé mis estudios por ello, tampoco les dije la ciudad en donde ahora vivo.

Resido en un pequeño pero bonito departamento, no gasté mucho en él. Pero renové por completo mi closet, jamás volvería vestir como antes, los pantalones los cambié por faldas y las camisas por tops, además de lindas zapatillas, mallas, largas calcetas, entre otros accesorios como pequeñas orejas de gato y algo de maquillaje. Quizá después consiga unos juguetitos que se acomoden a mi nueva personalidad.

Cuando te das cuenta que nada importa, que la vida no tiene un sentido real, es cuando puedes ser libre. Lo único que importa es disfrutar cada maldito segundo de nuestras miserables vidas.

Podía buscar empleo en algún bar, en lugar de eso, decidí abrirme una cuenta de internet para que el mundo me vea, vea cada centímetro de mí, y que me deseen tanto como yo a ellos.

Desde que me abrí la cuenta, cada noche platico con un hombre diferente, algunos igual de jóvenes que yo, otros que tienen el triple de mi edad. Ellos solo se toman una mala foto de su pene, yo me convierto en contorsionista para que se puedan “venir”, disfruto que lo disfruten, me encanta algo que comienza con un “hola”, en cinco minutos, termine con dos cuerpos desnudos.

Así fue, noche tras noche por un mes, hasta que conocí a alguien tan perfecto que no creí que fuese real, por lo menos, al principio.

Por una semana estuvimos chateando, enviándonos un par de fotos, no solo hablaba conmigo ara masturbarse, a veces me contaba su día y me preguntaba por el mío, era una persona súper dulce, pero un diablo cuando se trataba de quitarnos la ropa, y eso me encantaba.

Como regla, yo no mostraba mi rostro y ellos hacían lo mismo, pero Hyun y yo, confiábamos lo suficiente para hacer un video llamada.

Video llamada

Estaba acostado, traía algo de ropa interior que no correspondía a mi sexo, por lo que debajo era muy revelador y arriba ocultaba algo que no existía. Tenía algo de brillo rosado en mis labios y estaba listo para ver a Hyun.

Acepté una llamada en mi laptop, mi mundo tembló, Hyun era un dios de pies a cabeza, no podía creer como alguien, como él, podía estar con alguien tan insípido como yo. Estuvimos 20 minutos solo sonriéndonos por la cámara, fue lo suficiente para terminar de enamórame.

Lo único que me cubría era un suéter, cuando el momento llegó, me deshice de él, mientras Hyun, desabotonaba su pantalón y me convertía en un sumiso solo con su mirada.

Entonces, bebé ¿por dónde comenzamos? – dijo con un perfecto español, pero con un acento torpe, lo que lo hacía más excitante.

Comencé con un par de dedos en mi boca, eso parecía gustarle, lo hice hasta que la saliva sobrara, el no dejaba de mirarme, su pene comenzaba a ponerse más duro cada vez, igual que el mío, me coloque en una posición algo incómoda para satisfacer a mi amo; levanté mis piernas y las crucé detrás de mi cabeza.

Cierra esa apretada entrada y guárdala hasta que estés aquí.

Fin (de la primera parte ¿quieres más?)

(9,42)