Con los últimos estertores de su verga escupiendo mocos calientes y con las últimas nalgadas, Arturo se fue a descansar al sillón, yo me quedé recargada en el dintel de la ventana observando las cosas pasar, recuperándome de las tremendas embestidas de mi amante en turno, tambaleante por la excitación y por el alcohol ingerido hasta ese momento.
Aún seguía caliente, quería más acción, me desconocía, andaba ganosa, este chamaco provocó que mi apetito sexual estuviera al 100. Me vi en el espejo y con mi ropa sexy desaliñada, mis senos de fuera todos moreteados y despeinada me veía como una puta recién cogida, queriendo más verga y esperando su pago. Me empezó a escurrir los mocos calientes por mi entrepierna, embarrando mi tanga y mis medias, cuidando la vertical fui al baño a limpiarme. Me arreglé de nuevo y salí caminando de manera sexy a la recámara.
Me fui a servir otro tequila, me lo tomé de un solo trago y me bebí una cerveza. Eran pasadas la una, una y media de la madrugada. Se oía que el cogedero en el hotel estaba en su apogeo, se escuchaban gemidos, gritos, alaridos de mujeres de los otros cuartos, pensaba lo bien que se las cogían y que seguramente me escharon a mi así. Regresé dónde estaba sentado Arturo que aún tenía parada su verga, le di su tequila y se lo bebió de un trago. Al verme expresó:
– ¡Que puta se ve señora! De verdad se ve muy rica, muy sensual, como para lucirla.
– Hahaha, no exageres.
– De veras, se ve una puta fina, sensual, cachonda, las de ahí afuera se pondrían celosas, por lo bien que se ve, una puta rica. De seguro su marido la luce así, de putona, que envidia.
– Si le gusta que vista así, me gusta complacerlo, como yo a ti ahorita. Mientras le decía esto, le empecé a chupar su verga. ¿Y, cómo me lucirías?
– La llevaría a un antro vestida así, en la calle caminar con usted, no se… Entonces me dijo: sal al pasillo y llega caminando del elevador al cuarto, mientras te filmo, ¿sí?
– Hahaha… ¿ahorita?
– Seee y ojalá te viera alguien llegar.
– Bueno, ok. Deja me arreglo un poco más, oye pero me filmas con mi celular.
Abrí la blusa para que se me vieran mis tetas chupeteadas y me subí un poco la falda. Salí al pasillo, voltee para ambos lados, pero no había nadie. Eran unos cien metros al elevador, caminaba tambaleante. Al llegar al elevador éste se abrió sorprendiéndome, salió un mesero de él, de aspecto tordo (gordo, moreno, de mal aspecto) llevaba una charola con unas copas, iba a entregar un servicio.
Al verme me saludó con un buenas noches y se me quedó viendo de arriba abajo de manera lasciva, observó mis tetas moreteadas y bajó su mirada para ver mis piernas; me quería devorar. Correspondí el saludo y continué caminando sobre la otra ala del pasillo como buscando un cuarto. El mesero se fue en dirección contraria, esperé un poco y escuché cerrar una puerta. Regresé sobre el pasillo, pero me encontré a una pareja, ambos se me quedaron viendo de arriba abajo: el de manera sucia y ella con una mirada de celos.
Los saludé y continué mi paso, el mesero regresaba y me preguntó qué cuarto buscaba; le indiqué el número y me dijo estaba al fondo a la izquierda; agradecí la ayuda y seguí mi paso. Observé como Arturo semiescondido me filmaba, no sólo con mi celular, sino también con el suyo. Regresé y entré al cuarto y emocionado me dijo.
– ¡Qué rica te viste, que sabroso te vieron, de verdad que rica!
– ¿Te gustó, te gustó cómo me vieron?
– Seee me resultó excitante.
– Lo besé buscando su lengua en señal de sumisión, pues síguete excitando conmigo, ¿no?
– Cómo no mamacita, estas muy rica señora, me gusta que sea muy putita.
– Brindemos, salud. Me tomé de un solo golpe la bebida, estaba muy tomada, pero me sentía excitada a la vez, muy caliente. Quería más verga.
– ¿Quieres más verga?, ¿quieres que te la vuelva a meter?
– Seee cabroncitio, métemela de nuevo, dame más verga, hazme gemir como a esas putas que se oyen, dame duro, seee…
– Ponte en cuatro, sobre la cama, te la voy a meter así.
– Seee, me gusta así, de a perrito, dame duro. Se acercó me levantó la falda y acomodó su palo en la entrada de mi panocha y me la dejó ir de un solo golpe. Ahhh qué rico cabrón, ya me la metiste toda, ayyy seee, dame así, aahhgg que rica verga tienes, que ricaaa, aahhh…
– ¿Te gusta que te metan la verga así puta, te gusta así? Como perra en celo meneando las nalgas, ¿eh, te gusta verdad? que ricas nalgas tienes.
– Ayyy seee, así me gusta cómetelas todas, muévete rápido, dame nalgadas cabrón, métela toda, duro, qué verga tan rica tienes, ahhh dame, ayyy seee… dame nalgadas.
– Plaf, plaf, plaf, así te gusta, ¿así? Plaf, plaf, ¡Qué nalgotas tienes! Ricas.
– Ahhgg, así dame, así dame, con tu palo rico ayyy que rico, hummm si, así rico.
Con mucho deseo me bombeaba, me la metía toda arrancándome gemidos intensos de placer, grito de éxtasis. Me nalgueaba mientras me la metía, me nalgueaba con lascivia. En eso estaba cuando sonó mi celular, era mi esposo. Le pedí a Arturo que me lo pasara y que se esperara unos momentos mientras contestaba. Me lo pasó, pero hizo caso omiso de lo que le dije y me la metió de nuevo de un solo golpe, se quedó sin moverse unos segundos con el palo hasta el fondo y me dijo que hablara mientras me la metía.
– Hola, si, ¿dónde andas? ¿Todavía no llegas a la casa? Ahhh, seee, con tus amigos, ahhgg, si, yo también aja, si me la estoy pasando rico mi vida, seee con mis amigas, ahhh es que estoy bailando ahhgg, pero en el baño, es que me anda mucho, estoy formada. Te oyes tomado, ahhh con tus amigos, seee yo también me eche unos tequilas, pero todo bien, ayyy es que me anda y hay cola, seee, ahhgg, hummm, si mi vida, ahhh ya mero me toca, seee unos tequilas, seee yo creo que voy a estar un rato más, ajaaa es que me anda mucho amor, seee ahhh ya voy a entrar.
En eso sentí que Arturo colocaba su verga en la entrada de mi ano, nooo, nooo por ahí nooo, es que se quería meter alguien, ahhgg, seee te voy a colgar mi vida, ayyy si mi cielo nos vemos al rato, ahhgg te quiero mucho ahhh seee, bye besos y colgué. Nooo por ahí no me la metas, sácala sácala, ayyy nooo, la tienes muy grande… ayyy me duele, nooo y en lugar de sacarla empujó y me metió la mitad de su palo, haciéndome gritar de dolor. Ayyy cabrón, ayyy nooo me duele tu vergota ayyy sácala, te lo ruego ahhgg hummm, yaaa no, yaaa no la metas toda, nooo hasta ahí, ahhgg la tienes muy grande, hasta ahí no la metas másss aayyy, por el culo nooo por favor, nooo ahhgg, sácala, sácala, no la metas másss…
Sin importar mis ruegos y sin sacar su verga, Arturo se movía suavemente, pero firme, sentía como horadaba mis entrañas con su palo. Mi ano sin dilatarse lo apretaba, sintiendo dolor al moverse. Con mucho deseo y lascivia me nalgueaba, me daba nalgadas que retumbaban por todo el cuarto, acompañando mis gemidos y gritos de dolor. Sin compasión, empujó con fuerza y terminó de meter todo su palo en mi culo arrancándome un grito intenso.
– Ayyy cabrón, me la metiste toda, ayyy qué verga tienes, ahhh que grande la tienes ayyy, me duele mucho ahhgg, no la muevas ayyy, qué verga tienes, hummm me estás rompiendo el culo cabrón, muévela despacio por favor aahhh, despacio, nooo despacio ayyy, con mucho deseo Arturo se movía más rápido sin hacer caso a mis súplicas.
– Ya te la metí toda, ahora disfrútala ahhh, plaf plaf plaf, qué culito tienes, qué nalgotas tan sabrosas tiene señora puta, ya le entró toda ahora afloje y disfrútela, mueva las nalgas rico, muévalas golosamente plaf, plaf, plaf…
– Ahhh la tienes muy grande cabroncito, ayyy muévela rico, aunque me duela, ya me la metiste toda, aprovéchate para eso soy tu puta ¿no? Para eso me trajiste aquí, para cogerte a la señora casada que busca vergas ricas como la tuya, ayyy así hummm dame duro, por el culo, por el culo ahhgg, así seee me gusta, me duele pero me gusta ayyy, dame, dame así, así cabrón, ahhgg que verga, que verga tan rica tienes seee así…
Por unos cinco minutos me estuvo bombeando sin piedad, mi culo se había dilatado y aunque me dolía lo estaba disfrutando. Le pedía que se moviera más rápido, me nalgueaba, me decía palabras obscenas, mis gemidos se escuchaban en el cuarto y supongo que en los demás, me estaba filmando, me hacía como quería. De repente aceleró sus movimientos y jalándome de los cabellos me la encajó hasta el fondo, bramando me dejó ir sus mocos por tercera vez.
– Ahhh ahí te van, ahí te van mis mocos puta, ahhh te los hecho todos en tu culo cabrona, ahhh todos en el culo…
– Seee échalos todos, ayyy que ricos se sientes, calientes, rico ahhh, en mi culo, eres una cabrón, eres un cabrón, ayyy que rica verga, qué rica, ahhh…
Arturo sacó su verga de mi culo, yo temblaba de las piernas y con el culo adolorido. Con su verga totalmente adentro en él, me hizo venir el cabrón. Recuperando el aliento, me vi en los espejos y parecía una puta con la ropa y la lencería que me puse, me veía muy sexy. La leche me empezó a escurrir por las piernas, por lo que fui al baño a asearme, me limpié y me iba a quitar esa ropa, pero al verme Arturo me dijo que no, que así me fuera vestida, le dije que estaba loquito…
– Así vete, de verdad te ves muy sexy.
– Cómo crees, si llegó así a mi casa me van a decir que onda.
– Yo te acompaño a tu casa, nos vamos en el mismo Uber, te dejo y me sigo a mi casa.
– Pero si está mi marido, nooo…
– Ándale a ver que le inventas. Me gustaría que te vieran así vestida, ¿si?
– Lo caliente que estaba y tomada me hicieron decirle: híjole, bueno está bien.
Eran pasadas las tres de la mañana, terminamos de arreglarnos y salimos del cuarto. En el pasillo nos encontramos a unas personas platicando y se me quedaron viendo con deseo. Bajamos por el elevador y pasamos por el lobby en donde había más gente. En la entrada del hotel Arturo sacó su teléfono y pidió un Uber, se alejó un poco de mi para tener mejor recepción. La gente que entraba en el hotel se me quedaba viendo y un coche se paró enfrente de mi. El tipo que manejaba bajó su vidrio y con la mano me preguntó cuanto cobraba. Me estaban confundiendo con una prostituta, eso terminó por excitarme a mil, pensaban que era una puta. Decidí seguir el juego y me acerqué al coche, me incliné y pregunté que se le ofrecía.
– Hola, ¿qué se te ofrece?
– ¿Cuánto cobras por tus servicios?
– Se me ocurrió decir una cantidad: Quinientos pesos.
– Mmmm suena interesante. ¿Y es por todo el servicio?
– Insegura le dije que si.
– Ok, súbete,
– Pero, es que ya me contrataron.
– Aaah y ¿en cuánto te desocupas?
– En una hora aproximadamente.
– Bueno, regreso preciosa.
– Ok.
En eso regresaba Arturo y me dijo que en tres minutos llegaba el Uber. Me dio que si me habían confundido con una puta, le dije que sí.
– ¿No te molestó?
– No, me excitó.
– ¿Te hubiera gustado irte con el del coche?
– Mmm tal vez, aunque el tipo se veía desagradable.
– Pues te hubieras ido.
– Si, verdad. Regresa en una hora, hahaha…
– Pues espéralo
– No, ya es tarde, vámonos.
En eso llegaba el Uber y nos dirigimos a la casa. Durante el trayecto Arturo me puso mi mano en su miembro e increíblemente lo tenía parado. Se lo fui sobando todo el trayecto. Llegué a la casa, me despedí de él con un beso y entre al edificio. Llegué al departamento y mi esposo aún no llegaba. De la que me salvé.