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Mario (20 de 22): Niños sin madre

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Me esperaba con una enorme sonrisa en su cara y al entrar me cogió en los brazos, sin besarme, y me llevó al salón, me soltó y se quedó plantado mirándome.

-¿Ni siquiera me saludas con una beso? -me cogió las manos y primero una, después la otra las llevo a sus labios.

-Te besaría hasta gastarte la piel pero ahora quiero mirarte.

Peru, durante este tiempo, había cambiado para bien, ahora se arreglaba la barba y se cortaba el pelo, había dejado las antiguas greñas y la barba demasiado larga olvidadas, también vestía mejores ropas.

A mi vez también experimenté un importante cambio, me había cortado la larga cabellera y ahora lucía un moderno corte, el pelo me llegaba al cuello y me hacía parecer más delgado. Cuando me presente con el nuevo look a Guillermo le pareció bien, para ello me cogió del cabello y comprobó si podía sujetarme por él.

Por lo demás, en el aspecto físico continuábamos lo mismo, quizá más maduros, Peru tenía veinticinco y yo veintitrés, aún éramos muy jóvenes.

Me abrazó largamente, recordaba otros momentos con él, y no podía evitar temblar al sentirme querido y deseado.

-¿Quieres tomar algo? -había roto el abrazo y me soltó las manos que aún seguía sujetando en mi espalda.

-Solo un vaso de agua. -mientras volvía de la cocina miré a mi alrededor, tenía la sala ordenada y había cambiado aquel incómodo sofá circular por otro más cómodo y clásico, me quité los zapatos y me senté mirando hacia la ventana. Peru se sentó a mi lado, también había traído un vaso de agua para él.

El deseo me empujaba a tocarlo, cuando dejó el vaso sobre la mesa no perdí el tiempo, aproveché el momento y corrí el cuerpo hasta quedar en contacto con él.

Se quedó en esa posición observándome, sin moverse, podía notar la dureza de su muslo tocando el mío, miré su paquete ligeramente abultado y la tentación se me hizo insoportable.

Peru debía esperar alguna señal de mi parte y finalmente me decidí y coloqué la mano sobre su bulto.

-Deseaba que habláramos pero creo que antes necesito otra cosa. -me sujetó la mano y la apretó contra su bulto.

-Tenemos tiempo de sobra para hablar y es mejor que lo hagamos cuando estemos relajados y tranquilos. -sin dejar de mirarme a los ojos se puso de pié y se bajó los pantalones, no llevaba interiores y el largo instrumento apareció impetuoso, se inclinó para sacarlos de los pies y metí la mano entre las piernas para tocarle.

Tenía en mi mano esa inmensa y larga barra de músculo sin endurecer aún, pero que crecía más y más al sentir mi mano acariciarlo. Sentía una gran ternura al notarle palpitar en mis manos. Me gustaba notarle como aumentaba el tamaño y la suave piel que lo cubría.

Peru se sentó a mi lado mientras se quitaba la camisa y empezó a tocarme lentamente retirándome mi ropa. Me puso de pié y él sentado me quitó el pantalón ceñido que llevaba y me sujetó de las nalgas.

-Marito mío, culito delicioso. -tocaba y apretaba mis glúteos para empezar a explorar mi cuerpo subiendo las manos por la espalda. Entraba en seguridad y se volvía más atrevido en su toqueteo.

Me gustaba recibir las caricias de sus manos y también de su mirada, cada vez más atrevido y audaz acercándome para posar los labios en mis nalgas. El calor de sus manos me hacía estremecer completamente, la sensación de entrega se apoderaba de mi al sentir la fuerza de sus manos recorrer mi cuerpo entero.

La sensación de escalofríos, cosquillas, y esa agradable y placentera corriente que me provocaban sus dedos y los labios al recorrer mi piel hasta hacerme temblar, me acometían incesantemente.

Después de un largo rato acariciándome y yo aprovechando para tener su polla en mi mano, me sentó en su regazo y unimos nuestras bocas para besarnos intensamente.

Todo lo que pasaba era habitual y ya experimentado en otras ocasiones, pero lo vivía como si fuera la primera vez que un hombre me tocaba, y respondía a sus requerimientos lamiendo su lengua, peleando con ella en un dulce retozar por nuestras bocas.

Respondía a la necesidad imperativa de comportarme como se esperaba de mi para satisfacer a un macho, mi Peru.

Estaba tan embobado en sus besos que me estremecí al sentir el calor de su verga entre mis piernas, con mi culito pegado a su entrepierna, descansando, posado en el abundante vello de su pubis.

-¡Ahhh! Peru, es tan largo que me sale por delante.

-Exagerado, vidita linda, es muy normal. -no lo sentía como él decía, salía entre mis piernas y llegaba a verse tan largo lo que salía como el mío.

-Es tan hermoso tu pene. -me moví y él lo sacó para dejarlo pegado a mis nalgas, mi piel estaba más fría que la suya y deliraba al sentir el calor de su verga pegada contra mis nalgas, al besarnos nos movíamos, a veces perdiendo el contacto y después volvíamos a juntarnos haciéndome sentir la dureza y largura de la verga.

Me agradaba estar rodeado por su brazos y me dejaba hacer para sentir sus avances, y como me colocaba llevándome con sus fuertes manos para poderme besar y acariciarme a su antojo.

-Peru, cariño, vas a tener que meterla, muero por sentirla dentro de mi.

-impulsivamente tiré el pompis hacia atrás incitándole a que actuara, pero en lugar de meterla me daba tremendos empujones deslizando la polla por el canal de mis nalgas.

Me gustaba y daba placer el roce de su polla aunque yo quería más y dejé que el hombre siguiera con su placer, porque Peru gemía cuando me torturaba de esa manera, soltaba abundante precum que hacía que la verga resbalara sobre la entrada del ano.

No paraba de temblar emocionado, notando su tremendo deseo de mi cuerpo y como se preparaba para conseguir tener la polla dura y caliente con el roce para que luego yo la sintiera mejor cuando me penetrara.

De pronto se bajó de la butaca y se colocó de pie, me tomó del brazo y me guió para que me arrodillara teniendo su polla enfrente de la boca, la cogió y me frotaba los labios con el glande sin permitir que la comiera a pesar de abrir la boca, y ensalivé mis labios para que la verga resbalara al golpearme con ella.

Cuando se cansó de jugar de esa manera y habiendo renunciado ya a chuparla, de golpe la empujó obligándome a abrir la boca y a aceptar que la metiera. La envolví con mis labios y dejé que él actuara.

Peru gemía y daba empujoncitos al sentir como mi boca la aceptaba, el precioso glande palpitaba entre el paladar y la lengua, hasta que lentamente y con seguidos movimientos me la iba metiendo, sin forzarme y facilitando que yo pudiera tragarla.

La sentía muy al fondo de mi garganta, con todo su cuerpo esponjoso alojado en mi, y mi mentón pegado a los testículos que me golpeaban la barbilla cada vez que Peru se movía follándome con suavidad la garganta.

Tenía la boca llena de él, de mi macho, intentando darle el mayor placer que pudiera, soportando las leves arcadas que me producía, pero gozando sus dulces gemidos.

Como la mamada se prolongaba empecé a masturbarme la polla, y a acariciarme el ano para no perder la intensidad de mis ganas, él guiaba mi cabeza y la orientaba para follarme sin dejar de suspirar.

Cuando elevaba los ojos le veía mirar como su pene recorría el camino de entrar y salir de mis labios. Me gustaba tanto seguir, obediente y sumiso hasta el más mínimo detalle, las instrucciones de sus manos, los movimientos que hacía para que yo obedeciera.

A veces todo transcurría en silencio, salvo los sordos murmullos y goteos que salían de mi boca, acompañados por sus placenteros gemidos y su actitud de macho decidido a dirigir y disfrutar a su hembra.

Lo mismo que me había dirigido para arrodillarme ante su polla, lo hizo para que que me levantara, me retiró la verga de la boca y me guió para que me tumbara en el sofá. En esos momentos él era mi dueño y yo solo obedecía sus mandatos, fueran de viva voz o con gestos. Se tumbó a mi lado de frente, mirándome a los ojos.

-¿Te gustó Marito?

-Tu polla me vuelve loco, adoro mamarla amor, me gusta mucho, si quieres sigo mamando hasta que te salga la leche.

-De acuerdo, pero ahora nos pondremos para que yo también te la pueda chupar. -no permitió que yo me moviera y cambió de posición, cuando tuve su polla cerca de mi boca empecé a lamerla, pero ahora acariciara su redondo y duro culito y le lamía también los huevos.

Peru centraba más su interés en chuparme el ano y de vez en cuando los testículos y el pene, de todas las maneras me daba tremendo goce, pero sobre todo cuando me perforaba el ano con la punta de la lengua y me lo besaba muy fuerte.

Hasta que fueron sus dedos los que empezaron a meterse en mi, yo ahora le chupaba mas despacio, no quería que se corriera, no de momento antes de que me hubiera follado el culo, me tenía bien sujeto pasando los brazos por mis piernas, cruzadas sobre las nalgas para que no me moviera.

Me iba preparando y gozando de comerme el ano, sorbiendo la saliva que le salía de la boca deslizándose en la raja de mis nalgas.

-Que rico tienes el culo mi amor. -y no dejaba de explorarme con los dedos y la lengua, mis gemidos le animaban a continuar hasta que se cansó y volvió a levantarse y cambió de posición, se puso mis piernas en los hombros y el culo sobre sus rodillas llegando con la punta del pene a mi ano.

-¿Estás bien? -me miraba muy emocionado y con la cara roja, húmeda por lo que me había estado haciendo en el culo.

-Si mi vida, dame ya tu rica verga. -sin más apuntó su duro pene y al tocar mi entrada empezó a empujar. Me miraba lujurioso, con la mirada encendida y conteniéndose para no meterla de golpe, me hacía notar que era él quien mandaba y que ahora, aunque quisiera, no podría evitar que me penetrara.

Se había apuntalado con la mitad de la polla metida y se disponía a meterla entera dando unos empujones de cadera. Después empezó la locura, el placer enorme que me daba con su verga. Estuve mucho rato disfrutando, Peru había aprendido muy bien a contenerse y hacer que aquello durase.

-Me voy a correr amor. -no necesitaba tocarme el pene, solo sentía como su polla me rozaba el interior del culo, haciendo que chorreara de semen antes de empezar a sentir los espasmo del orgasmo.

Sentía como me alcanzaba en la cara el semen que despedía de la polla, y a la vez como él aceleraba sus embestidas y luego se me clavaba para eyacular en mi. Le miré para enviarle una sonrisa, había sabido ser un macho y hacerme feliz siendo su hembra.

Después de ducharnos y sin vestirnos volvimos a estar en el gran sillón, mientras él me abrazaba y acariciaba mis glúteos, me quedé adormilado abrazado a él.

Me sentía muy a gusto de esa manera, abrazado por mi amante pero se levantó y me trajo una bata suya para que me pusiera.

-Podríamos seguir follando y tu viniste a que habláramos. -había venido a charlar, de acuerdo, pero también a pasar ese delicioso rato con él, me entregó un beso y marchó a llenar los vasos de agua.

-Guillermo me ha encargado que lleve la implantación de nuevos productos para añadirlos a la actividad de la empresa constructora, calderas e instalaciones de calor y nuevos elementos para baños. -no era un asunto nuevo, Guillermo me había estado instruyendo en sus trabajos e ideas desde meses atrás.

-Pensé que lo estaba iniciando él, por los numerosos viajes a Alemania e Italia que hace.

-Así es, las grandes lineas la tiene trazadas, pero necesita que alguien lo desarrolle en su totalidad. Me tiene bastante preocupado y no paro de analizar la forma de acometerlo con la menor inversión posible.

-Si quieres puedo ayudarte, mi labor en la red de concesionarios está muy adelantada. -bebió un trago de agua y se levantó para ir hasta la mesa del comedor donde tenía un montón de papeles y documentos junto a un ordenador portátil.

-No quiero que me ayudes, mira tu trabajo, no descansas cuando llegas a tu casa, necesito que me asesores, que me escuches lo que tengo pensado y me digas si tiene sentido. -me había exaltado al hablar y dejó el cuaderno y el lápiz que había cogido de la mesa.

-Conforme, solamente deseaba tomar alguna nota.

-No hace falta Peru, lo tengo dado tantas vueltas que lo está vivo en mi cabeza, solo tengo que dejarlo salir.

Le hablé largamente del proyecto, de como lo veía encajando en la actividad general de la constructora, fue un largo monólogo al que Peru daba su conformidad sacudiendo la cabeza.

-Lo tienes medido al milímetro, algo siempre falla y es difícil estar en todo, pero me parece correcto, ¿ya se lo has expuesto a Guillermo?

-Primero deseaba saber tu opinión. Tengo miedo a fallarle y tu lo hiciste muy bien, si a ti te parece correcto entonces se lo mostraré.

En esos momentos Peru ya conocía algo de mi estrecha relación con Guillermo, y pienso que podía hasta sospechar la verdad. Llevaba más de un año haciéndome acudir a sus reuniones con los gerentes de sus lineas de negocio, y al cónclave anual de gerentes.

Aunque cada linea de sus negocios funcionaba independiente, Guillermo aprovechaba las sinergias que la cooperación entre ellas pudieran ser beneficiosas para el conjunto.

En esas reuniones me mantenía a su lado, como oyente que no intervenía en nada, pero era obvio que se hablaban entre ellos de lo que mi presencia pudiera significar.

-No vas a fallar Marito, el jefe te lleva preparando durante mucho tiempo para que hagas bien tu trabajo, todos los gerentes somos conscientes de que ocuparás su lugar cuando el falte o se retire.

Aunque Guillermo nunca me había dicho nada a ese respecto, también sospechaba que eso era lo que pensaba, de momento. Si lo que me encomendaba resultaba exitoso sería así, Guille no admitía los fracasos, y aunque sabía muy bien que siempre se daban problemas, exigía soluciones rápidas.

Lo que también había mandado a su notario fue preparar un extenso poder a mi favor para que, en caso de que él faltara, pudiera ocupar su lugar en el funcionamiento de las empresas exclusivamente.

-He pensado pedirle a mi primo quitándole de la instalación de andamiajes, tu ya lo conoces, sabe formar y mandar equipos, lo quiero para los montajes de instalaciones y mantenimiento, pero también necesito un ingeniero, yo no soy técnico y tu sabrás mejor lo que necesito para mi trabajo, en eso me puedes ayudar. El resto lo obtendré aprovechando el personal de la constructora y así ahorraremos.

Esa tarde se la robé a Peru, le obligue a pensar y trabajar duro en detallar los aspectos que se me escapaban y que deseaba incluir en mi exposición ante Guillermo.

Ahora que trabajaba para él, sabía de su inquebrantable tesón para valorar cada detalle antes de decidirse a exponer su dinero. Aunque mis planes le parecieron bien añadió nuevos detalles, me pidió que lo expusiera ante una reunión de gerentes para que ellos también aportaran sus conocimientos.

Las largas conversaciones mantenidas con él durante cinco años me rendían la utilidad que antes no apreciaba. Sin darme cuenta Guillermo había conseguido enseñarme mucho de lo que él conocía por su experiencia.

Al final tuve asignados los fondos que el proyecto requería, y el personal para llevarlo a cabo. A Marcos le encantó su nuevo cargo, mejor valorado y con mayor sueldo, buscó entre los hijos de los empleados, muchachos jóvenes e inquietos, con valía y conocimientos demostrados, para contratarlos y añadirlos al personal de la constructora.

Peru me ayudó a seleccionar el ingeniero apropiado a los fines de la labor, y empezamos a trabajar, primero formándoles y enviándoles a Alemania e Italia donde los prepararon, tuve que acompañarlos en alguna ocasión, pero de eso mayormente se encargó Manuel, mi flamante y nuevo ingeniero asesor técnico.

Llevábamos trabajando un año y todo se iba desarrollando según lo previsto, aunque con pequeñas correcciones sin demasiada importancia cuando surgió un viaje a Italia, debíamos resolver ciertas dudas en el montaje de una línea de sanitarios que estaban dando problemas con las válvulas de vaciado. Acompañaba a mi primo en ese viaje para resolver otros problemas contractuales.

Había terminado mis reuniones y mientras esperaba a que Marcos finalizara el suyo en la fábrica volví al hotel donde nos hospedábamos, estábamos en Milán y pensé en dar una vuelta por la ciudad para volver a reencontrarme con ella, la había visitado varias veces y no la conocía en profundidad, claro que una ciudad es muy difícil conocerla en detalle.

Di vueltas y vueltas paseando despreocupado cuando me llamó Marcos, se iba a queda a comer en la fábrica para finalizar su trabajo y yo decidí a hacerlo en un restaurante para continuar después mi paseo turístico.

Cuando regresé al hotel aún no había llegado mi primo, me di una ducha y me senté para analizar la documentación con los acuerdos que llevaba para que los viera Guillermo.

Compartíamos la misma habitación con dos camas, la noche anterior había llegado tan cansado que después de cenar, y a pesar de que Marcos quería que saliéramos, me tumbé en la cama y me quedé dormido al momento. Ahora me encontraba mejor a pesar de haber estado andando.

Cuando mi primo llegó se dejó caer en una cama sin llegar a saludarme. Miré su musculoso cuerpo como lo estiraba mientras se contorsionaba sacándose el pantalón y la camisa.

-¡Qué jodidos y retorcidos son estos italianos! -exclamó antes de volverse a levantar y sentarse sobre ella mirándome.

Continuaba observándole y deseándole al mismo tiempo, había empezado a cuidarse y ya no bebía tanto, la adiposidad de su barriguita se había evaporado y ahora era todo músculo cubierto de negro vello, noté como mi polla respondía al estimulo que le transmitía mis ojos.

-¿Será tan difícil hacer lo que les pido? Todo un problema por un taponcito de plástico. -parecía realmente molesto.

-Lo importante es que hayas averiguado cual es el problema, ahora prepárate para la cena. -se marchó al baño mientras yo continuaba descifrando mis documentos pero tenía la cabeza en otros asuntos, esperaba que Marcos se portara como todo un macho esta noche.

Salió del baño secándose el cuerpo con la toalla y ya no podía centrarme en nada que no fuera aquella estatua de carne recién bañada.

-Porque peguen esa pieza no pasaría nada, evitaríamos que se pierda en la mayoría de las ocasiones en los montajes. -me miró y veía que no le prestaba atención a lo que decía, que solo miraba su espléndido cuerpo de macho exhibiéndose para mi, sonreía con picardía al acercarse.

-Piensas en otras cosas, no me atiendes. -solo tenía ojos para su hermoso pene moviéndose como un badajo de campana, acompañado por sus inseparables amigos redondos y enormes que seguían el mismo movimiento de la polla enfundada en piel dorada.

Tiró la toalla sobre la cama y se acercaba peligrosamente.

-Teníamos que viajar más a menudo y compartir la habitación, anoche no tenías ganas y ahora no puedes quitar los ojos de mi verga.

Sin pensarlo más caí de rodillas frente a él, le sujeté su polla pendulona aún, la metí en la boca y comencé a chuparla. Era hermosa, venosa y gorda, con el tiempo se le volvía más gruesa y se le marcaban más los nervios y las venas, me gustaba aquel cilindro que terminaría convertido en veinticinco centímetros de dura carne.

Me apoderé de su pija y jugué con mi golosa lengua en su glande. Chupaba su polla en toda la extensión a la vez que Marcos sujetaba mi cabeza haciendo presión para que su verga me entrara, un poco desesperado cuando aún no la tenía dura totalmente.

Con mis manos tomaba sus testículos y los estiraba hacía mi boca para pasarlos por los labios, a veces me dejaba que sacara su polla y se los comía con ganas tirando de ellos con los labios.

Marcos me tomó por los hombros y me ayudó a levantarme, me dio la vuelta y me apoyó el cuerpo para que sintiera su polla ya bien tiesa contra mi culo.

-Me gustaría que mis muchachos pudieran verme ahora, como el jefe se arrodilla para chuparme la verga y como me follo lo que algunos de ellos desean.

Me acariciaba el abdomen y comenzó a bajarme los calzoncillos, lo único que tenía puesto, me empujó con brusquedad haciéndome caer en la cama donde había tirado la toalla, me sujetó de las caderas para colocarme en la situación que deseaba.

Me separó las nalgas y ensartó la lengua entre ellas comenzando a lamerme el culo, arañándolo con los dientes y la incipiente barba del día de una manera impresionante. Yo estiré el brazo y le cogí la polla empezando a masturbarle, eso le estimulaba y le gustaba porque se acercaba más para que llegara a sus huevos.

Estuvo un buen rato mamándome el culo y a veces la pija, hasta que pensó que que ya me tenía a punto, sin cambiarme de postura apoyó la cabecita de la polla en mi culo y lentamente fue penetrándome hasta que sus cojones le impidieran seguir. Tenía dentro de mi su imponente rabo de veinticinco centímetros.

Se sujetó a mis hombros y comenzó a follarme de forma salvaje con su tremenda fuerza hasta hacerme pensar que me destrozaría el culo con sus avances brutales, yo me dejaba hacer tan a gusto ya que me encantaba esa manera que tenía mi primo de follarme.

Me separaba las nalgas con las dos manos para mirar como su tremenda polla entraba en mi culo y como salía además de facilitar así la penetrada de polla.

Pasó una mano por delante y me sujeto la verga comenzando a masturbarme.

-Así, primo, así dame duro, quiero que me folles fuerte. -me tiro del pelo para que moviera la cabeza y me mordió la oreja.

-¿Así primito puto?, ¿así quieres que te coja? - me la clavaba hasta el fondo haciendo que jadeara y gimiera, como una auténtica puta, como verdadera perra.

Cuando comenzó a correrse me sacó la polla y los torrentes de leche me cayeron en las nalgas y la espalda, recogió el semen con la mano izquierda y me llevó a la boca, con la otra mano no cesaba de pajearme muy rápido. Ya estaba para terminar y entonces volvió a enchufarme la verga de un golpe fuerte. Y me comencé a correr sin poder aguantar más.

Caí rendido en la cama y él encima mío con la verga aún dura en mi culito y jadeando muy fuerte.

-!Marcos¡ Marcos, quiero que me atiendas lo que voy a decirte. -mi primo estaba de costado mirándome de frente, ya se le había bajado la calentura y su verga volvía a estar floja.

-Dime primo mariconcito, ¿quieres más verga putito.

-Quiero hacerte una advertencia, no me importa ser tu puta, tu mujerzuela en la cama, es más, me encanta esa manera tuya de tratarme, pero deseo que tengas en cuenta una cosa, no voy a tolerar que pongas en riesgo mi mando y auroridad ante los trabajadores. No juegues con fuego para no quemarte.

-Pero si es verdad, a todos no los puedes despistar y saben tus preferencias sexuales, a varios no les importaría follarte.

-No me importa lo que ellos puedan opinar, pero tu no debes darles disculpas para que me pierdan el respeto, en caso contrario no me va a temblar la mano para devolverte a montar andamios, u ordenar que te preparan la cuenta.

Mis palabras habían sonado duras, ásperas, y era lo que quería, ponerle en su lugar, hacerle ver que era su jefe, marica o no, y por mucho que me gustara la verga, yo era el que mandaba en la empresa.

-Esta bien ¡joder!, no era más que una broma, una forma de hablar.

-Lo mío es una forma de explicarte como quiero que me trates cuando el personal esté delante.

Subimos después de cenar en el mismo comedor del hotel, al principio Marcos estuvo molesto y mostraba su enfado guardando silencio a pesar de que yo le hablaba durante la cena.

Cuando entramos en la habitación sus ganas de seguir follándome habían superado a su enfado.

-Para hace la paces, ¿qué tal si me das una mamadita, no se me quitan las ganas de follarte? -no pude responderle por la llamada entrante en mi móvil, miré la pantalla y se trataba de Guillermo, recibí la llamada con la desazón de que algo malo sucedía.

-Marito, tienes que coger el primer avión y venirte.

-¿Qué sucede Guille?

-Se trata de la familia de Robert, el avión donde viajaba Shizu y sus padres se ha perdido.

****************

Pasaron tres meses hasta que Guillermo dio por concluida su estancia en Japón, El aeroplano particular de los padres de Shizu se había perdido en el mar y las autoridades aún no habían podido localizar los restos.

Se suponía que había sido tragado por las aguas por su propio recorrido, en el trayecto entre Hong Kong y Tokyo, el seguimiento del vuelo había finalizado al sobrevolar Taiwán. Tres meses más tarde continuaban las pesquisas sin suerte.

Guillermo no llegaba solo, En Japón había dejado a un desbastado Robert y se traía a los dos muchachos con él, Jesse de cinco años y Swan con tres.

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