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Mi amigo y las prendas de mi esposa (3)

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Ya tiempo sin darle continuidad a esta historia, que se desarrolló con mi amigo Martin y mi esposa.

Después de varias pláticas con mi esposa al calor de las copas, un día decidí preguntar si a ella le parecía atractivo mi amigo, ella por la confianza que nos tenemos, comentó “no es feo y uno de los pocos amigos que me agrada que me observe sin sentirme incómoda”.

Ella cuestionó a qué me refería con la pregunta de mi amigo. A lo que yo le conté lo sucedido, en un momento pensé que se molestaría, pero no fue así, solo preguntó “y por qué lo hizo?”. Le expliqué que muchas veces uno siente un extraño deseo por las cosas prohibidas, en este caso el hacía ella al ser mi esposa. La incertidumbre le invadía y la calentura también, solo dijo "los hombres están muy locos".

Transcurrido la semana y un partido de fútbol sábado fue la excusa perfecta para invitar a mis amigo, por estar en pandemia él asistió solo. Ese día mi esposa lo recibió como siempre, solo que sin su respectivo beso en la mejilla. Transcurrido el partido y la tarde, fuimos tomando más de lo común. Vi que si celular no paraba de recibir mensajes, era su esposa molesta porque no llegaba y al llamarlo escucho su voz en estado algo inconveniente.

Ella pregunto "es mi comadre que ya quiere que te vayas"... Él contestó "si, pero ya me dijo que me quede en la calle" ambos rieron por la repuesta. Cerca de las 11:00 ya no teniendo cerveza a lo que optamos por tomara Tequila y jugara dominó, quien perdiera tomaba un shot. Pasaban las horas y seguimos jugando, noté como se unieron para poder sacar ventaja en el juego, y Martín aprovechaba para tocar su hombro y su pierna. Pasaron las horas y mi esposa decidió irse a dormir, el tequila le había pegado. Mi amigo dice “bueno, me retiro”, a lo que le digo "por qué no te quedas, está el sillón”, él respondió "no quiero incomodar, que diría mi comadre", lo convencí para quedarse haciendo referencia a lo pasado.

Después de acomodar el sillón donde mi amigo se quedaría, me dirigí a la habitación para dormir, a lo que mi esposa se levantó y comentó que se sentía un poco mal, al parecer el tequila le cayó algo pesado, ella salió del cuarto e imaginé que estaría en el balcón o en el baño. Mi esposa acostumbra a dormí en ropa interior a lo que salió del cuarto sin saber que teníamos un invitado, me quedé recostado esperando que regresara, pero tardó un poco a lo que decidí salir de la habitación, me asomé al cuarto de baño y no estaba, revisé el balcón y tampoco, mi sorpresa fue cuando bajé...

La escena era muy erótica, mi esposa tomada por la cintura y mi amigo aferrado a su trasero, parecían dos adolescentes en celo, ella le pegaba sus nalgas y mi amigo besaba su cuello, él la tomó de la cintura y la colocó frente a ella, él metió mano por debajo de su calzón y ella hizo lo mismo, al sobar por encima de su bóxer.

Quedé callado y en silencio en la escaleras, hasta que ella fue bajando poco hasta quedar hincada, y se dispuso a bajar su bóxer para pegarle un tremendo oral, veía como mi amigo colocaba sus manos en su nuca para empujar más su pene, así estuvo por unos minutos hasta que eyaculó en su boca, por la obscuridad no se vio como salía el semen por su boca, pero si veía como mi amigo tenía contracciones.

Ella se puso de pie y mi amigo la abrazó, se estuvieron besando, hasta que mi amigo la fue llevando al sillón, una vez allí ella se recostó mientras mi amigo probaba de sus mieles, que veía que lo que hacía mi amigo lo estaba disfrutando, ya que se retorcía de placer.

El momento más excitante fue cuando él la volteó y le pasó su lengua por el ano, ella gemía y no paraba de decir “por favor mi amor ya métemela" él no tardó en acomodarla y parar bien sus nalgas, y de un solo golpe empezó ese vaivén como si fuera una película porno, yo no perdía ni un instante, escondido en la escaleras y con una erección que comencé a masturbarme, veía como mi amigo y mi esposa se entregaban el uno al otro si remordimiento, hasta el momento que él se vació en ella y ella con un largo gemido terminó con un orgasmo, se quedaron pegados como dos perros, él algo le decía al oído y ella solo reía.

Subí al cuarto en silencio, cuando ella recogió su ropa tirada en el piso y me hice el dormido, ella me dio un beso y me desperté y pregunté si todo bien, ella contestó "bajé por un vaso de agua, porque no me mencionaste que Martín se había quedado" a lo que respondí "pues se me olvidó".

Al día siguiente parecían dos cómplices, sus miradas los delataron, he hice que me contaran lo sucedido y que yo había visto con mis propios ojos.

Hoy en día mi amigo es el amante de planta de mi esposa y además mi compadre.

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