La hermana mayor de mi esposa esta buenísima, tiene 33 años, va a diario al gimnasio, hace yoga, se alimenta bien, su esposo le operó las bubis y quedó más buena y antojable.
Él se va a trabajar por 8 meses en cruceros turísticos, y la deja sola, todos los fines de semana nos reunimos en mi casa o con mi suegra, la veo muy seguido, en una de esas reuniones se le pasaron las copas, y la tuve que llevar a su casa, tomé su coche y la llevé con todo y sus hijos.
Todos estaban dormidos al llegar, bajé a los niños, uno por uno y los acosté, y después regresé por mi cuñada, cuando la cargué, me abrazó, y empezó a hablar, no le entendía nada, la subí a su recámara, y quiso vomitar, la llevé al baño, y se le quitaron las ganas, la metí a la regadera con todo y vestido y empecé a bañarla, la senté en el piso y le quité la ropa, me senté a platicar con ella.
Y después de un rato me pidió que la sacara de ahí, no podía creer que la tenía desnuda frente a mí, la llevé a su cama y se acostó, tomé una toalla y empecé a secarla, de pronto escuché un ronquido, se había quedado dormida.
Me paré y no podía dejar de mirarla, puse mi mano sobre su pierna y empecé a acariciar subiendo lentamente, al llegar a su vulva, me detuve mientras acariciaba con mi dedo índice, me acerqué y le besé al puro estilo francés, me acomodé y no me detuve, le mordía los labios, le lamía de arriba abajo, le metía los dedos, y sentí cómo se empezó a humedecer, gemía suavemente, subí a sus pechos y le hice lo mismo, los saboreaba con tanto placer, mientras con mi mano acariciaba su vulva.
Me paré y me quité la ropa, sobre su boca puse mi verga, que goteaba de la excitación, abrió lentamente la boca y se la metí, sentía como con su lengua acariciaba mi glande, giró su cuerpo y quedó bocabajo hacia mí, parecía que se acomodaba para mamar a gusto, no le despegaba la mirada me encantaba lo que veía, por dos pude ver cuándo abrió sus ojos, y me miró.
Se levantó y se arrodilló frente a mí, me senté en la orilla de la cama, y con sus manos sujetó mi verga, y siguió disfrutándola, no podía contenerme más, se paró y me tumbó en la cama, se subió su rodilla izquierda y luego la derecha con su mano tomó mi verga y se sentó de golpe sobre ella, sacudió su cabello, y puso su cara contra la mía, su cara transmitía locura, éxtasis, lujuria, se levantó y comenzó a moverse, era increíble ver aquella morena espectacular sobre mí, le tomé los senos con mis manos, me quitó las manos y las puso sobre sus nalgas.
Creo que estaba desubicada porque gritaba sin control, sus manos arañando mi pecho con agresividad alertaban lo que vendría, se levantó y dejó caer una cascada de su vagina, sus piernas temblaban, y quedó tendida boca abajo, con mis manos levanté sus caderas y se acomodó, me hinqué y le pasé la lengua por toda la hendidura de sus nalgas, y la penetré, era increíble tenerla así, dominada completamente, sentía que no podía controlarme, se la saqué y al verme se giró de inmediato hacia mí.
“Dame tu lechita”, me dijo y abrió su boca para recibirla, se la tragó, encantada.