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Mi cuñada me da el mejor sexo del mundo

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Desde hace ya un par de años mi cuñada, la hermana de mi esposa, trabaja en la misma empresa que yo. Es por eso que la relación entre ambos se fue haciendo cada vez más estrecha ya que comíamos diario juntos, nos topábamos frecuentemente en el edificio de la empresa e incluso en las tardes la acercaba en mi auto a su casa.

Ella se llama Ana, es una chica de 27 años aunque aparenta menos edad, la verdad que es una chica bastante bonita, muchos de mis compañeros han intentado conquistarla, tiene una cara muy linda, además de que es sumamente agradable en su trato con los demás, ella es de estatura baja, mide aproximadamente 1.55, cabello negro y de largo a media espalda, esbelta, sus piernas son delgadas, tiene un trasero bien formado, redondo y de buen tamaño, nada exagerado pero nada despreciable y lo mejor es su enorme busto, y es que aun cuando su manera de vestir es algo recatada, es inevitable darse cuenta que posee un busto grande y muy apetecible.

Algunas veces la llegué a mirar con ojos de deseo, pero automáticamente mi mente trataba de eliminar ese pensamiento usando la razón y repitiendo: -es mi cuñada, no puedo hacer nada con ella-, por lo que jamás me insinué y tampoco percibí algún coqueteo o insinuación por parte de ella, por lo que esos pensamientos se fueron disipando.

Cierto día, mi esposa y yo fuimos de visita a casa de mis suegros, fue una convivencia normal, como la de cualquier domingo con ellos, comimos, platicamos, miramos televisión, hasta que anocheció y llegó el momento de marcharnos para ir a nuestra casa. Nos despedimos y emprendimos camino a casa, unos cuantos kilómetros avanzados mi esposa me pidió detener el auto, había olvidado su móvil.

En el retorno más próximo gire para regresar a casa de los suegros, al llegar mi esposa me pidió que yo fuera por su móvil, que muy probablemente lo habría dejado en la cocina. Para este punto es importante que sepan que para llegar a la cocina de la casa de mis suegros hay que cruzar una terraza pequeña y en medio de ella se encuentra la habitación de mi cuñada. Dicho lo anterior, continúo con el relato.

Francamente no vi nada extraño en la petición de mi esposa, así que descendí del auto, abrí la puerta principal e ingrese a la casa, las luces ya estaban apagadas, al parecer ya todos estaban en sus habitaciones descansando, así que no quise hacer ruido y me dirigí velozmente a la cocina, pero cuando estaba cruzando la terraza, vaya sorpresa que me he llevado, la puerta de la habitación de Ana estaba abierta y ella estaba sobre su cama, enfundada en un conjunto de lencería negro, lucia absolutamente sexy, estaba tomándose fotografías con su celular, al verme se espantó y me dijo: -oye me espantaste, hubieras prendido la luz para saber que alguien venía -mientras se trataba de cubrir con una bata.

Le dije: Discúlpame, solo vine por el celular de tu hermana y ya me voy.

Ingresé a la cocina, tomé el móvil de mi esposa y me dispuse a salir de inmediato.

En el trayecto a casa no podía dejar de pensar en aquella escena, como si aquella imagen hubiese quedado tatuada en mis ojos, era imposible de olvidar lo sensual y provocativa que se veía mi cuñada, lo delicioso que se veían sus senos cubiertos por ese hermoso brasier de encaje negro, un espectáculo erótico inimaginable, al tiempo que pensaba en quien sería el afortunado hombre a quien le mandaría esas fotografías.

Por cuestiones de trabajo tuve que viajar y pensé que quizá era lo mejor, así evitaría alguna situación de reclamo con Ana. La siguiente semana regresé a la oficina, el día transcurría con mucha normalidad, eso hasta un poco antes de la hora de la comida. Ana me envió un mensaje al móvil con lo que comenzó la siguiente conversación:

-cuñadito, ¿estás en la oficina?

Le respondí: -Si cuñadita, aquí estoy, qué onda ¿vamos a ir a comer?

-Si cuñadito, pero tengo ganas de comer fuera de la oficina.

No vi nada extraño en su mensaje, ya que con frecuencia salíamos a buscar que comer fuera del comedor de la oficina, así que le respondí:

-¿Te parece bien si vamos por unas hamburguesas?

Me respondió: -sí, me parece buena idea, entonces te veo a las 2:30 en el estacionamiento.

Hasta este momento, todo parecía transcurrir con normalidad, pero unos 10 minutos después del último mensaje que nos mandamos, ella envió uno nuevo en el que me preguntaba:

-Oye cuñadito, ¿te gustó lo que viste la otra noche?

En ese momento pensé que cualquier respuesta podría ser usada en mi contra, pero apenas estaba formulando la respuesta que le daría, cuando me llego una imagen de mi cuñada, era una de las fotografías que se tomó aquella noche, era una foto sensual a más no poder, en ese momento me quedó claro que tenía que seguir su juego, así que le respondí:

-Por supuesto que me gustó cuñadita, francamente me sorprendí, pero te ves muy sexy.

Después de mi respuesta ya no me respondió nada, los nervios me absorbían, no sabía lo que pasaría después de lo que dije, pero ya estaba inmerso en su juego así que no tenía otra alternativa más que continuar. Transcurrió el tiempo y llego la hora acordada para ir a comer, así que me dirigí al auto para encontrarme con Ana.

Una vez en el auto, le hice saber que esas fotos estaban increíbles e incluso en tono de broma le dije que era una mosquita muerta, le pregunté quién era el afortunado que recibiría el álbum completo y ella me pidió que le guardara un secreto, le dije que no se preocupara, a continuación, me confesó que estaba trabajando como modelo para un portal erótico y que le pagaban una buena cantidad de dinero por cada sesión de fotografías, me dijo que había sesiones que ella se tomaba con su celular y que el mayor número de ocasiones la fotografiaban profesionalmente en algún lugar como hoteles, albercas, parques. También me dijo que las fotos eran bien pagadas pero que ganaba más por dejarse tomar video mientras se masturbaba y que la mayor cantidad de dinero le llegaba por las video llamadas eróticas que le solicitaban.

En ese momento me quede completamente sorprendido, jamás hubiera imaginado que mi cuñada se dedicará a esta actividad, le pregunté si lo hacía por su voluntad o alguien la estaba forzando, y su respuesta fue tajante, lo hacía por gusto, completamente libre y que era una manera de generar un buen ingreso adicional a su sueldo, pero me pidió que le guardará ese secreto, que por lo que más quisiera no lo comentará con nadie. Le dije que no tenía nada que temer, que su secreto sería guardado.

Después de comer aquellas hamburguesas por las que salimos, nos dispusimos a volver a la oficina. Llegando al auto me acerqué a la puerta del copiloto para abrirla y que ella ingresara al auto, con mi mano en la manija del auto y ella a punto de entrar, se giró súbitamente hacía mí y me ha plantado un tremendo beso en los labios, yo lo respondí y ese beso se hizo duradero y apasionado, nuestras lenguas se entrelazaban de una manera muy caliente. Concluido el beso me dijo que así mantendría mi boca ocupada y estaría segura de que no diría nada.

Desde aquel día, cada vez que salíamos de la oficina nos besábamos con mucha pasión y deseo, esos besos cada vez eran más intensos, nuestras manos comenzaban a conocer el cuerpo del otro, adicional a ello, Ana me mandaba muchas de las fotos y videos que se tomaba, así que cada encuentro que teníamos, por más fugaz que fuese, la besaba y tocaba con mucho deseo, imaginando estar con ella en la cama.

Así transcurrieron un par de meses, hasta que llego la fecha de la convención anual para los colaboradores de la empresa, este evento se realizaba durante dos días, viernes y sábado, se hacía en algún sitio turístico, para ello reservan un hotel y en sus instalaciones se llevan a cabo las actividades, conferencias, charlas, premiaciones y una gran fiesta de clausura. Esta ocasión el evento fue en las playas de Cancún, México.

La convención transcurría de manera ordinaria, el viernes y la mañana del sábado estuvo llena de actividades, a media tarde del sábado nos dieron tiempo libre y en la noche sería la gran fiesta de clausura. Ana y yo nos pusimos de acuerdo para ir a bañarnos a la playa y a las albercas de hotel, quedamos de encontrarnos en la recepción del hotel para irnos juntos, yo llegué unos minutos antes que ella, de pronto la puerta del elevador se abrió, era ella, se veía espectacular, usaba el cabello suelto y alborotado, unas gafas de sol que enmarcaban perfecto son su rosto, una blusa transparente que dejaba admirar aquel hermoso bikini blanco absolutamente sensual, se veía hermoso su cuerpo, la cintura bien definida de la que resaltaba un hermoso ombligo con un piercing, sus piernas, su culo, era perfecta.

Como si fuésemos novios nos tomamos de la mano y nos dirigimos a la playa, dejamos algunas pertenencias en los camastros y de inmediato ingresamos al mar, ella fingía tener miedo al agua por lo que yo aproveche para llevarla mar adentro mientras rosaba mi cuerpo con el suyo, habiendo avanzado algunos metros nos fundimos en un abrazo y dejamos que los besos expresaran el deseo que experimentábamos, el mar era nuestro cómplice, nuestras manos se perdían en nuestros cuerpos sin pudor alguno, ella tomaba mi pene completamente erecto a punto de estallar entre sus manos, me masturbaba de una manera exquisita, yo hacía lo mismo, mis dedos entraban y salían de su vagina al ritmo de las olas, era una experiencia increíble, de pronto hice a un lado su tanga y ella dirigió mi pene hacia su vagina, la penetraba con fuerza, ardíamos de deseo, mientras la penetraba la acercaba a mi apretando su culo, jugaba con sus hermosos senos y los besos no paraban, después de un rato me corrí dentro de ella, fue una explosión de placer.

El resto de la tarde estuvimos en una de las albercas donde seguíamos rozando eróticamente nuestros cuerpos y nos besábamos como si fuéramos recién casados en luna de miel, se acercaba la noche y nos teníamos que ir a arreglar, ella me dijo que me llevaría una sorpresa así que no podía esperar más.

Cada quien nos fuimos a nuestra habitación, me duché, me afeité y me puse el smoking para la gran fiesta, la cita era a las diez de la noche en el salón del hotel, Ana me mandó un mensaje, me pidió que pasará por ella a su habitación, atendiendo de inmediato corrí hacía su habitación, llame a la puerta y en instantes ella apareció. Al verla quede atónito con su belleza, jamás la había visto lucir tan sensual en su vestir, usaba un vestido rojo de encaje, el corte era el llamado corte sirena, por lo que su culo se veía impresionante, la espalda completamente descubierta y al frente un escote que apenas alcanzaba a cubrir sus enormes senos, lucía un peinado sensacional y el maquillaje sencillo la hacía lucir como la más hermosa de la noche sin lugar a dudas.

Nos dirigimos al salón del hotel, la llevaba del brazo, al ingresar era evidente que ella era el centro de atención, les juro que se veía impresionante, la cena transcurrió con normalidad y después de ello comenzó la fiesta, el baile, el alcohol, las luces, todo era un frenesí, ella bailó conmigo toda la noche, bailamos de todo, con forme fueron pasando las horas el deseo de llevarla a mi cama aumentaba, por lo que ya muy avanzada la madrugada le dije que tenía ganas de arrancarle el vestido y hacerle el amor, ella me lanzó una sonrisa de complicidad, me dio un beso y me dijo vamos.

La llevé a mi habitación, nos besamos desenfrenadamente, mis manos se perdían en su cuerpo, quería sentirla mía, nos recostamos en un sofá mientras nos quitábamos la ropa, nos deseábamos y cada instante la temperatura subía más y más, sus senos eran increíbles, sus pezones color rosado eran una invitación al pecado, no me pude contener y me lancé sobre ellos, lamía sus senos como nunca antes lo había hecho, su ombligo era otro lugar muy apetecible, así hasta que llegue a su hermosa y depilada vagina, lamía su clítoris, mi lengua entraba y salía de ella, supe que lo disfrutaba porque lanzaba unos gemidos riquísimos, además ella llevaba mi cabeza hacía su sexo, como tratando de que no dejará de hacerlo, mi pene estaba durísimo, el bóxer estaba a punto de estallar, quería penetrarla, me puse de pie para acomodarla pero ella me sorprendió, me empezó a masturbar por encima del bóxer, me puso al cien, bajó mi ropa interior y comenzó a pasar su lengua por mi pene, lamia cada centímetro, hacia círculos con su lengua en mi glande al tiempo que acariciaba mis testículos, se llevó el pene a la boca era una diosa en el sexo oral, yo jugaba con sus enormes senos, de pronto me dijo que quería que la llenara de leche, eso no tardo mucho y me corrí en su boca, lamió mi glande hasta retirar el último milímetro de semen.

Nos dirigimos a la cama y ella se tiró boca abajo, se comenzó a deslizar en la cama y de pronto levanto su culo, quedo en una perfecta posición, no lo dude, lamí su ano, besaba sus nalgas al tiempo que la masturbaba, me pidió que le perforará el culo y así fue, le metí el pene con la mayor fuerza posible, cada embestida era respondida con gritos de placer, me pedía más, nunca antes me había excitado tanto, no quería que ese momento terminara. Después me pidió que me acostará, la obedecí, ella se puso sobre mí y me comenzó a montar como una verdadera pornstar, que espectáculo ver sus tetas brincar al ritmo de cada embestida, ella tuvo un orgasmo, me empapó y eso provoco que me corriera dentro de ella, cada vez que eyaculaba ella secaba mi pene con su lengua, así estuvimos cogiendo un par de horas hasta que amaneció.

Desde entonces buscamos oportunidades para escaparnos a coger, en un futuro relato les contaré del día que me pidió que la acompañará a una grabación de un video lésbico, fue algo sorprendente.

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