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Mi esposa dejó de ver a mi amigo como fracasado (Parte 3)

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Agradecemos si han llegado hasta este relato y han conocido el resto de la historia, el poderles compartir como nuestras vidas cambiaron a raíz de nuestro despertar sexual ha causado un gran morbo en nosotros, sin embargo la historia continua en un capitulo algo complicado que nunca vimos venir y que vino a poner otro toque a nuestras vidas.

… Habían pasado algunos meses desde que Gerardo llego a vivir a nuestra casa, como lo dije había tomado el papel de macho alfa en nuestra vida sexual, mi mujer era ahora suya y puedo decir que las veces que cogimos desde su llegada eran limitadas, todos entendimos nuestros roles y los aceptamos. Yo era el proveedor del hogar, mi mujer la esposa perfecta para el resto del mundo pero la puta que satisfacía sus deseos con mi amigo y Gerardo se dedicaba a darle placer a mi mujer con o sin mi ausencia.

Para mí era excitante verlos coger en todos lados de la casa, no había lugar que no hubieran aprovechado para saciar sus instintos, lo mejor fue ver la transformación de mi mujer ya que su cambio fue radical, se vestía más provocativa, me pedía que le comprara lencería provocativa, juguetes sexuales, incluso se depilo por completo su parte intima cosa que nunca había hecho, lo cual para mí fue una señal de su transformación a mujer ardiente y que en sus esfuerzos quería estar siempre provocando a Gerardo, por supuesto yo agradecía este gesto.

Era realmente excitante verla caminar desnuda por la casa mientras una fina delgada de semen escurría por sus piernas ya que una de mis reglas de oro era que no podía limpiarse cada que mi amigo eyaculara dentro de ella, no sé por qué esto me excita tanto pero es una manera de ver lo puta que sea ha vuelto y como otro hombre la utiliza a placer, de la mano que soy cornudo y que hay un placer en ver como se ha vuelto adicta a otra verga que no es la mía.

Hasta para sentarnos a comer era una experiencia sexual, ya que mi esposa nos tocaba por debajo de la mesa o se metía entre el mantel y nos daba unas mamadas hasta vaciarnos los testículos para luego enseñarnos abriendo la boca el mar de semen que se pasaba de un solo trago, esa era mi mujer, mi esposa, la mujer con la que yo me case y había dejado atrás la imagen de mujer recatada y sumisa con la cual yo la conocí.

Un día, llegue a casa y Laura estaba sentada frente al televisor, al preguntarle donde estaba su juguete sexual me dijo que había salido temprano y no había dicho mucho a donde había ido, sin embargo que tenía que atender un pendiente familiar al cual no le di importancia. Esa misma noche, Gerardo llego a casa y tras dejar su chaqueta sobre el perchero y las llaves sobre la mesa de entrada, su cara se veía de preocupación e incluso su forma de saludarnos.

Yo me adelanté a preguntarle si todo está bien a lo cual el me respondió que sí pero que estaba algo preocupado ya que su tío Teo el único hermano de su madre y que muchos años atrás había dejado la ciudad para irse a vivir a otro lugar, tenía que arreglar unos trámites en la notaria donde había sido registrado así que debía hacerlo en su ciudad natal. Supimos que el problema era que Gerardo no tenía o no había contado toda la verdad sobre donde vivía y que seguramente el tío Teo le había pedido morada hasta tramitar estos documentos, sin embargo fue el mismo Gerardo que confirmó mis hipótesis.

- “¿Ustedes creen que pueda quedarse unos días aquí en lo que resuelve sus trámites?” -Comento Gerardo.

Me quede pensando un minuto su pregunta, en mi mente sabía que no quería a su familiar en mi casa, pero por otro lado y como se los he dicho anteriormente, siempre he tratado de ayudarlo con sus problemas.

- “Pues no lo sé, déjame pensarlo y te resolvemos en unos días”. Le conteste.

Dijo gracias y se retiró a dormir, Laura solo veía sentada en el sillón nuestra plática con sus piernas cruzadas y se le notaba que analizaba la situación en su cabeza. Al final me dijo:

- “no creo que se buena idea que su tío venga a vivir con nosotros y más con nuestra dinámica de pareja”.

Le conteste que tenía razón pero igual sentía pena por Gerardo, una vez más mis sentimientos caritativos hacían ruido en mi cabeza. Pasaron dos días, todo volvió a la normalidad sin embargo finalmente Gerardo volvió a tocar el tema durante un viaje al supermercado.

- “tengo que decirles algo” -nos dijo

- “¿Qué pasa?” -Conteste

Se detuvo en seco y girando su cabeza hacia mí me dijo.

- “Sé que se van a molestar conmigo, pero tengo que decírselos… Le dije a mi tío que puede quedarse en casa y ya viene en camino... ¡Solo serán unos días lo prometo y el dormirá conmigo!”

Mi cara paso de asombro a enojo…

- “Pero porque aceptaste así sin haber recibido nuestra respuesta carajo!!”.

De verdad yo estaba muy molesto con el pero Laura me tranquilizo para externar su molesta también.

- “Creo que has sido muy egoísta en tomar esa decisión sin nuestra autorización, realmente estas tomando atribuciones que no deberías”.

Gerardo se volvió un mar de disculpas y mientras avanzábamos empujando el carrito del supermercado nos explicaba cómo iba a pasar desapercibido y que en cuanto estuvieran listos sus papeles notariados se iría nuevamente, nosotros solo hacíamos oídos sordos y la molestia en nuestras caras era visible.

Así pues el camino a casa fue silencioso y nadie dijo nada, el silencio era interrumpido solo por oraciones mías de molestia por su atrevimiento. Sin embargo, el señor ya venía rumbo a nuestra ciudad y le dije que solo porque no éramos groseros y sabíamos su situación económica actual lo apoyaríamos por esta vez. Gerardo cambio su cara y me agradeció todo el resto del camino.

Esa misma noche el tío Teo llego a la central de autobuses, Gerardo presuroso me pidió las llaves de mi carro y fue a recogerlo a la estación. Mientras tanto nosotros preparamos una cena de bienvenida para el viejo, finalmente teníamos que hacer que la atmosfera fuera lo menos pesada posible.

Mi amigo no tardó mucho en llegar, al cruzar la puerta con una maleta en mano este fue seguido por la silueta del tío Teo, al atravesar el arco de la puerta mi mujer y yo pudimos verlo por primera vez. Un señor de unos 65-70 años, robusto y muy alto, moreno y su cabeza era adornada por un ligero cabello grisáceo a los costados típicas de la edad por ultimo dejaba ver una calva en su parte posterior, lo primero que hizo fue saludarnos de mano, fue cuando vi las enormes manos toscas y características de un hombre que se ha dedicado a la obra ya que lucían muy maltratadas, unas ligeras verrugas colgaban de su cuello en forma de bolitas y un cuello no muy largo, en resumen un hombre no agraciado físicamente.

Torpe y brusco al saludar nos dio las gracias por “las molestias que esto causaba”, yo con una sonrisa algo hipócrita le dije que no se preocupara, que estaba en su casa (como iba a lamentar esto más tarde). Al terminar de saludarme a mí, paso a hacer lo mismo con Laura, sin embargo pude notar el cambio de su cara al ver a mi mujer y sentir su textura en sus manos, rápidamente se inclinó para darle un beso en la mejilla lo cual pude ver como no perdía detalle del cuerpo de mi mujer y que no era para menos, mi mujer esa noche lucía un pantalón ceñido a su silueta de color crema y una blusa con un ligero escote, nada exótico pero que la hacía lucir radiante como siempre.

Después del protocolo de bienvenida, nos sentamos a la mesa a degustar y para ser breves el tío Teo nos contó su historia de vida, se había ido años atrás de nuestra ciudad a probar suerte como ferrocarrilero, al principio dijo que la vida había sido buena para él, tenía un buen sueldo y se había casado con una mujer de otra ciudad, sin embargo el haber tenido dinero suficiente para los vicios lo llevo a la ruina, alcohol, mujeres y una vida de infidelidades termino por separar a la única mujer que lo había amado y tarde que temprano lo había dejado.

Una vida solitaria que solo era acompañada por su trabajo en la obra manejando una maquinaria pesada pero que había llegado la hora de jubilarse y ese era el motivo de la visita a su ciudad natal, ya que no tenía actas de nacimiento y documentos de vida pero que en la notaria donde había sido registrado podría obtenerlas nuevamente, esta historia era contada mientras limpiaba con un pañuelo viejo el sudor que se acumulaba en su frente y luego los mocos que se escapan de sus fosas nasales ya que una vida de fumar cigarrillos le había causado una tos ligeramente agresiva que lo hacía entrecortar la historia, pero que el pañuelo desaparecía los rastros de estos. La cena no fue nada especial, al terminar lo acompañamos al cuarto donde Gerardo tenía sus pertenecienticas y fue todo lo que supimos del viejo esa noche.

Así pues pasaron los días, el tío Teo durmió en el cuarto con Gerardo en una cama individual que habíamos montado para la ocasión, realmente paso desapercibido los primeros días en los cuales eran acompañado por Gerardo a las dependencias de Gobierno donde tenía que solicitar los documentos, tal vez era más notable por las noches cuando la tos antes mencionada hacia efecto y podíamos escucharlo en nuestra habitación.

En este periodo como era de esperar, nuestra vida sexual se pauso de manera estrepitosa, era obvio que los dos amantes no podían dar rienda suelta a sus pasiones con el tío cerca, así que solo se limitaban a ligeros tocamientos traviesos cuando el tío estaba ausente en el espacio de la casa y yo realmente sufría más que ellos, mi deseo sexual necesitaba de ver a esos dos haciendo lo mejor que sabían hacer para calentarme, ni siquiera la pornografía que veía en mi celular lograba provocar esas eyaculaciones mientras me masturbaba durante la ducha.

Una noche mientras dormíamos, fui despertado por el rechinar de la puerta de nuestro dormitorio y al percatarme de esto pude darme cuenta que Gerardo se había colado en nuestra habitación y con una seña de silencio sobre su boca, nos indicaba que guardáramos silencio mientras cerraba la puerta despacio tras de él, como un niño travieso se había escapado del cuarto del tío. Mi esposa se percató de esto también pero su felicidad fue mayor a la mía, una vez Gerardo dentro se metió a nuestra cama donde estaba Laura y sin decir una sola palabra, le arranco la tanga que tenía puesta mi mujer para dormir, mi mujer obedientemente se giró sobre su lado izquierdo y subiendo una pierna al aire encontró el miembro de mi amigo el cual estaba más firme que nunca, dirigiéndolo con sus manos lo llevo hasta la entrada de su vagina y este intento penetrarla de un solo golpe, desafortunadamente mi mujer aún no estaba lubricada lo suficiente y no pudo dejar escapar un grito de dolor el cual fue ahogado con una almohada, mi amigo al ver esto no se preocupó en saber si ella estaba bien sino que se escupió en los dedos de su mano y paso estos sobre los labios vaginales de mi mujer para luego tomar nuevamente con su mano ese enorme capullo y empujar hacia las entrañas de mi Laurita siendo esta vez victorioso y el tramo de carne fue desapareciendo en la vagina de su siempre y fiel puta.

Yo brinque de la cama y me posicione parado a un costado de ellos mientras me empezaba a masturbar como era mi costumbre. Así estuvieron un rato en el cual mi mujer luchaba fuertemente por no soltar los gemidos que ahogaban esa habitación y es que mi amigo era una maquina bombeando su cuerpo, los días de abstinencia no habían sido en vano, los jugos de ambos podían escucharse al chocar sus sexos, finalmente mi amigo empezó a bramar más fuerte y de un gran empujón llenaba el útero de mi mujer una vez más mientras con sus manos se sujetaba fuertemente de los senos de ella que brincaban sin parar en cada embestida. Una vez vaciados los testículos de Gerardo, mi hermosa esposa se inclinó hasta la enorme verga de mi amigo y sin tomar aire se dedicó a dejarla limpia sin rastro de sus jugos, mi amigo aun con espasmos soltaba las ultimas gotas en su boca.

Después de esa noche, a la mañana siguiente durante la comida el tío Teo nos informó que tenía problemas con sus documentación ya que al ser viejos sus registros estos no eran encontrados en las oficinas y habían pedido que tuviera paciencia ya que debían buscarlos en los archivos muertos, como era de esperarse esto con llevo a que tenía que estar más días en la ciudad y se sentía apenado por esto, a lo cual le respondí que no se preocupara, realmente su presencia había pasado desapercibida y bueno finalmente había ayudado con muchas de las tareas de la casa, reparando fugas, arreglando unos muebles con algunos desperfectos, se veía que conocía bien de herramientas. Debido a este le respondí que no se preocupara, finalmente habíamos encontrado la manera de darle rienda a nuestras pasiones con las escapadas de Gerardo a nuestra habitación y sabíamos que algún día todo volvería a la normalidad.

Así fueron las noches consecuentes, Gerardo llegaba y mi esposa ya lo esperaba... yo solo podía ver como cambiaban de posiciones mientras mi esposa sujetaba en su boca una prenda para ahogar los gemidos que esa verga que la tenía loca le arrancaba desde sus interiores. Debido al calor de estos encuentros, nunca nos pusimos a pensar si el tío Teo pudiera haber escuchado en algún momento algo.

Un día mientras mi esposa cocinaba en la cocina, el tío Teo estaba tratando de arreglar una fuga sobre el fregadero, mi esposa estaba a escasos 1 metro en la estufa haciendo algo de comer, el tío Teo se encontraba sobre su espalda metido sobre el mueble y solo sus piernas sobresalían de ese boquete. Fue cuando me di cuenta por primera vez como el intentaba buscar las piernas de mi mujer con su mirada, ya que esta llevaba una falda de trabajo arriba de los muslos, pero que sin duda desde esa vista donde se encontraba el tío Teo podía ver mejor ese par de piernas. Esto me causo un morbo especial, a pesar de que no era más que sus piernas me imaginaba que pudiera ver un poco más y como ya lo dije antes, el causar excitación a otro hombre es mi gasolina para el lívido. Fue cuando algo nuevo despertó en mí, una nueva sensación extraña remolineaba en mi estómago; “¿Cómo era posible que me excitara que un viejo como ese pudiera estar sabroseandose a mi esposa?” realmente me causo una erección.

Otro día, mientras mi esposa estaba lavando alguna ropa, el tío estaba en el jardín trasero de la casa cortando el césped con la máquina podadora, Laura lucía un pescador blanco que marcaban a la perfección las nalgas hermosas de mi mujer, desde la ventana del cuarto de lavado donde yo me encontraba pude ver como el tío no se perdía ni un solo momento cuando mi esposa se agachaba al cesto de ropa para recogerla y luego colgarla sobre el tendedero y es que en cada agachada de mi mujer el pantalón daba su máxima resistencia para no reventarse, lo cual marcaba perfectamente la tanga diminuta que combinaba con esos pantalones. Pude darme cuenta como el tío Teo en un movimiento disimulado acomodaba la erección que empezaba a asomarse al ver el trasero de mi mujer desde esa distancia. Ese mismo momento fue cuando descubrí que me volvía loco ver la excitación que le causaba mi putita a ese anciano.

Esa noche no podía quitarme de mi cabeza la imagen del viejo torpe introduciendo con su mirada en la parte más íntima de mi mujer, una erección broto sobre mi pijama y aprovechando que mi esposa estaba ya dormida, me masturbé en el baño de una manera placentera que casi me hace perder la consciencia.

Los días pasaron y pude notar que el viejo pasaba más el tiempo en casa que al inicio de su llegada, un día ocurrió algo inesperado y es que al parecer el desconocía que yo había instalado cámaras al interior de la casa que yo podía ver desde mi celular por seguridad, claro también para poder ver a los dos amantes haciendo el amor mientras yo estaba fuera de casa en algún viaje de negocios. Ahí fue donde me di cuenta por primera vez que el viejo no había podido dejar pasar la oportunidad y un día que mi esposa y Gerardo no se encontraban en casa, lo vi entrar a nuestra habitación, con la cámara escondida en el rincón pude ver como se introducía como ladrón y sin dudarlo buscar en los cajones y muebles de la recamara.

Al principio me quede mudo pensando que estaría buscando donde guardábamos el dinero, sabía que era la excusa perfecta para por fin echarlo de la casa así que seguí cada movimiento del viejo mientras este se dedicaba a abrir y cerrar los cajones que se iba encontrando. Fue entonces que hizo algo que no me esperaba, ya que al llegar al cesto de la ropa sucia vi como hizo una pausa hacia abajo, dudoso volteo hacia la puerta para asegurarse que nadie viniera y sin pensarlo metió su mano y saco de ella la tanga negra que mi mujer había usado la noche anterior para dormir, al tenerla a la altura de sus ojos la aprecio y giro en su puño para revisarla como si de un diamante se tratara.

Finalmente se la llevo a la nariz y cerrando sus ojos pude ver como con un respiro profundo se llevaba hasta sus interiores el olor íntimo de mi mujer, pero lo mejor estaba por venir ya que al terminar de oler el perfume de la vagina de Laura, este se acostó en el borde de nuestra cama y liberándose los pantalones fue donde por primera vez vi la herramienta del tío Teo, una enorme verga venuda y gorda salió de sus calzones rodeada de un arbusto de vellos púbicos que resaltaban el tronco de esa herramienta, debía medir unos 30 cm, se podía notar que a diferencia de Gerardo, la del tío Teo tenia circuncisión ya que el glande sobresalía del resto y era de un color más claro que el resto del tallo, supe ahí que lo de Gerardo era de familia pero sin dudarlo la del tío era una cosa más exagerada.

En un movimiento bajo por completo los pantalones y pude ver esos enormes testículos negros y pesados, me sorprendió ver como a pesar de su edad una enorme erección se lucia poco a poco, cuando finalmente llego a su límite pude ver el tamaño real de esa cosa la cual era mucho mayor que la de mi amigo. El tío Teo aun con la tanga en mano la enredo alrededor de esa enorme bestia mientras con una mano se recargaba sobre la cama empezó a masturbase con ella.

La escena me tenía anonadado, la prenda diminuta subía y bajaba abrazada del cuello de esa gran monstruosidad, solo hacia pausa al llegar a la punta y sin duda estaba seguro que empezaba a mojarse del líquido pre seminal que salía de su glande, así estuvo por unos minutos hasta que vi como detuvo el movimiento y abrazo con la tanga de Laura la cabeza de ese gran miembro y echando su cabeza hacia atrás alcancé a notar un chorro el cual fue bloqueado por la lencería de mi mujer.

Así estuvo vaciando sus testículos sobre la prenda, la cual estaba toda cubierta del semen del tío, al terminar paso la prenda por esa abultada cabeza y limpiando cada gota, se puso de pie, se subió los pantalones y se guardó en la bolsa del pantalón su tesoro recién encontrado. Todo mientras una enorme erección se marcaba en mis pantalones, afortunadamente estaba en mi oficina a puerta cerrada y pude desahogarme en el baño lo que acababa de acontecer a través de mi teléfono.

Los siguientes días la imagen del tío Teo en mi cabeza masturbándose con la ropa íntima de mi mujer despertaba un morbo increíble, la simple idea de imaginarme que mi mujer usara esa prenda con el semen seco de ese viejo poco agraciado me provocaba una erección de campeonato. Una noche mientras Gerardo hacia su visita clandestina, yo estaba parado en la puerta haciendo “guardia” para revisar que el tío no se levantara al baño y pudiera descubrirnos. Gerardo tenia a mi mujer tumbada boca acabo, con una almohada sobre su vientre para levantar sus nalgas y sobre esa posición Gerardo le clavaba su enorme verga a mi mujer tumbado arriba de ella, con una mano ahogaba los gritos de placer de Laura, mientras con la otra mano sujetaba la cabecera para que esta no se golpeara con cada embestida.

Yo en mi papel de cornudo me masturbaba frenéticamente viéndolos coger, cuando por una reacción voltee al pasillo y pude ver lo que creí era la cabeza del tío asomándose por la hendidura de la puerta de visitas, como queriendo saber que pasaba en la otra habitación. Eso me congelo la sangre por un momento, ya que podíamos haber sido descubiertos al haber escuchado algo de los gemidos que salían de la boca de mi mujer. Sin embargo mi atención fue nuevamente captada por los amantes, al escuchar a mi mujer en voz baja decir:

- “si, si, siii lléname de tu leche de macho, lléname... lléname hasta las trompas!!”.

Mi amigo obediente a la instrucción de su hembra, arqueo su espalda hacia atrás, jalo el cabello de mi esposa lo más que pudo sin lastimarla y pude ver cómo le enterraba hasta el fondo su enorme verga y dejaba salir ese líquido ardiendo que lleno hasta los ovarios de esa mujer insaciable. Ambos amantes cayeron fundidos en la cama con la respiración aun agitada, tiempo que yo aproveche para echar un vistazo al cuarto de visitas sobre el espacio que había dejado Gerardo abierto pude apreciar al tío recostado de lado hacia la pared durmiendo aunque sin sus característicos ronquidos, al girar para regresar al cuarto mi amigo ya venía hacia la recamara de visitas y silenciosamente me hacia la indicación con su pulgar hacia arriba como un gesto de agradecimiento por la faena que se acababa de llevar. Al regresar al cuarto pude ver a mi mujer boca abajo aun con las piernas abiertas pude ver el semen de Gerardo saliendo de su vagina, el sueño había hecho presa a mi mujer.

En el siguiente y último capítulo les contare la etapa más morbosa que hemos llegado, mi excitación llego a su límite y cedi a mis deseos más mórbidos.

Mi esposa se vuelve un objeto sexual sin autoridad alguna, espero les haya gustado hasta este punto la historia, por favor háganmelo saber nos encanta leer sus comentarios al correo: [email protected].

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