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Mi mejor amiga Gabriela (Parte II)

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Luego que Gabriela se fue subí a mi oficina y limpié todo, no es que hubiéramos ensuciado demasiado, sino que prefería no dejar ningún rastro de lo que había pasado. Debo reconocer que mientras recogía y limpiaba los vasos pensé mucho en Gabriela, debo reconocer que me atrae demasiado. Una vez todo acomodado cerré todo y me fui a mi casa pensando en todo lo que había pasado. Durante la noche no podía dejar de pensar en Gabriela y me masturbe varias veces pensando en ella.

Al día siguiente no sabía si escribirle, supongo que en el fondo esperaba que ella lo hiciera primero jaja. En aquel entonces surgieron muchas actividades en el trabajo y no tenía demasiado tiempo. Los días pasaban entre trabajo y reuniones, entre ir a mi casa y pensar mucho en ella (y por pensar mucho en ella me refiero a masturbarme). Un día ella colgó un meme en su estado de WhatsApp y aproveché para escribirle en ese momento.

-Hola, Como estas? –le escribí– no te olvides que aún te debo una buena cena.

-Hola! Tengo que poner un estado para que al fin me escribas, no?

-No, para nada, mil disculpas, he estado con bastante trabajo en la oficina, pero no he dejado de pensar en vos estos días.

-Más te vale –fue su respuesta– Mirá que sigo esperando la cena que me debes.

-Bueno, ¿te parece si mañana vamos a cenar? O ya tienes planes.

-Mañana me parece bien, tengo mucho antojo de pizza. Así que ya sabes lo que pediré.

-Jeje pensé que pedirías filet mignon –le respondí– Vamos a ese restaurant del italiano.

-Me leíste la mente, así quedamos entonces, nos vemos mañana.

-Está bien.

Al día siguiente el trabajo se me hizo menos pesado, todo gracias a que sabía que aquella noche vería a Gabriela de nuevo. Salí de la oficina y me dirigí al restaurant. El restaurant al que íbamos es un lugar bastante privado, en pleno centro de la ciudad, extrañamente no muy conocido debido a que siempre había pocas personas en el mismo y digo extrañamente ya que la comida ahí es increíblemente buena.

Llegue al lugar y me ubique en una mesa, el lugar estaba casi vacío, solo había una pareja cenando en ese momento, tomé mi celular y le envíe un mensaje a Gabriela para indicarle que ya había llegado al mismo. Me puse a revisar el Facebook mientras ella llegaba y al momento me llegó un mensaje diciendo: Ya llegué.

Sólo eso basto para ponerme nervioso y excitado, observo como Gabriela entra al local y me busca con la mirada, no le fue nada difícil ubicarme ya que aparte de mí solo había una pareja más cenando. Se acercó a mi mesa y me puse a apreciar cómo estaba vestida, tenía unos jeans celestes y una blusa roja al cuerpo que marcaba bien sus senos.

-Hola, ¿cómo estás? ¿Esperaste demasiado? –me saludó con un beso en la mejilla y se sentó.

-No te preocupes, casi acabo de llegar, ¿qué tal el trabajo?

-Ufff con demasiado trabajo, hemos tenido demasiados pedidos y me está costando alcanzar mis metas para este mes.

-No te preocupes, sé que podrás con eso y con más

Tomo el menú y se puso atentamente a estudiarlo, nos pusimos de acuerdo con los ingredientes para la pizza y ordenamos, mientras esperábamos a que nos traigan la comida continuamos con la conversación.

-Y vos ¿cómo estás en el trabajo? –me preguntó.

-Con bastante trabajo la verdad, demasiadas reuniones y la verdad como en ocasiones me cuesta concentrarme.

-¿Qué pasó? ¿Tienes preocupaciones?

-No es eso –respondí– pasa que me cuesta concentrarme cada que miro el sofá de mi oficina.

Ella ante mi respuesta me mira a los ojos y se muerde un poco el labio, desvía la mirada un poco como estudiando lo que me iba a decir y al final dice:

-Esa noche fue bastante intensa, ¿no?

-Si –respondo– la verdad es que no he dejado de pensar en lo que paso aquella noche.

-¿En serio?

-Sí, desde aquella noche cada que veo el sofá no dejo de pensar en lo que hicimos.

-¿Te has masturbado pensando en eso? –me pregunta mirándome a los ojos.

-La verdad que sí –le respondo sosteniéndole la mirada– y no solamente pensando en lo que hicimos, sino imaginando otras cosas que quisiera hacerte.

Me sonrió y en ese momento nos trajeron la comida, continuamos disfrutando la comida y hablando de cosas sin sentido, la interrupción del mesero y la comida había desviado nuestro tema de conversación.

-Vuelvo en un momento –Me dice Gabriela– iré a lavarme las manos.

Se levanta de mesa y se dirige al tocador, la observo como ella se va alejando y una idea se apodera de mi mente. Espero unos segundos y también me levanto de la mesa. Me dirijo a los tocadores. Cabe recalcar que los servicios del local consisten en unos lavamanos ubicados al final de un pequeño pasillo y a ambos lados del mismo están los diferentes baños para hombres y mujeres. Gabriela estaba en los lavamanos concentrada en retocarse el maquillaje, no se percata de mi presencia hasta que llegó donde ella.

-¿Qué fue? –me pregunta ella. Inmediatamente me coloco detrás de ella y la abrazo.– Tranquilo, ¿qué tienes?

-Que no dejo de pensar en ti desde aquella noche –le susurro al odio mientras mis manos le estrujan los senos.

-Nos van a pillar.

-No te preocupes, no pasará nada malo. Nadie nos verá.

Empiezo a besarle el cuello, mientras mis manos siguen magreando sus senos. Me doy cuenta que sus pezones se endurecen y se marcan por encima de su blusa. Gaby jadea y empieza a mover su cadera frotándola contra mi erección. Volteo a Gaby colocándola frente a mí, la beso en los labios apoyándola a ella contra el lavamanos, le levanto la blusa liberando sus hermosos senos, ella abre los ojos con asombro y me aparta con un empujón.

-Calma! si alguien viene nos puede encontrar –me dice mientras se acomoda la blusa

-Tranquila Gaby, ven.

La tomé de la mano y la guie al baño de hombres, ella algo renuente se deja guiar. Entramos y pongo seguro a la puerta. La dirijo al lavamanos del baño de hombres y continúo besándola, nuevamente le levanto la blusa y le bajo el brasiere liberando sus pechos hermosos. Observo como sus pezones están durísimos, acerco mi boca y comienzo a chuparlos desesperadamente. Gaby solo contiene sus gemidos. Noto como está dividida entre continuar con lo que estamos haciendo o volver a la mesa, el temor a que puedan descubrirnos es grande, pero el morbo de hacerlo en un lugar público es más grande. Mi lengua castiga sus pezones haciendo círculos, mientras mi lengua estimula su delicioso pezón con una mano apretó y pellizco el otro pezón, alternando entre uno y otro mientras Gaby sorprendida solo se aguanta los gemidos que le provoco.

-Date vuelta –le digo– apoya tus manos en el lavamanos que quiero comerme tu apretada vagina.

Ella obedece y se coloca de espaldas a mí mirando hacia el espejo del lavamanos. Le desabrocho los jeans y se los bajo hasta las rodillas, también le bajo la tanguita que ella usaba, me arrodillo atrás de ella, mis manos separan sus nalgas y comienzo a lamerla toda, mi lengua recorre su vagina, Gaby se encuentra muy mojada, inserto dos de mis dedos en su vagina mientras mi lengua estimula su ano. Gaby suelta un gemido fuerte y luego se tapa la boca con sus manos.

-Te encanta que te lama el culito, ¿no? Le digo mientras sigo penetrándola con mis dedos y lamiendo su ano. Ella solo gime en respuesta.

Mis dedos quedan muy empapados de los fluidos de Gaby, me levanto, saco mis dedos de su vagina, Gaby jadea mirando hacia el espejo, chupo los dedos que le había metido a Gaby.

-Vaya que tus fluidos saben deliciosos.

Le doy una nalgada que resuena en el baño, ella da un brinquito, observo su expresión a través del espejo y aprecio la lujuria que le está provocando todo esto. Me desabrocho el pantalón bajándolo junto con mi bóxer, tomo mi pene duro colocándolo entre sus nalgas frotándolo entre las mismas, quiero que Gaby sienta como me pone.

-Apúrate y métemelo –me dice– no aguanto más.

-Me encanta que me lo pidas –le digo mientras la tomo del pelo y lo jalo fuertemente hacia mí.

Coloco mi pene en la entrada de su vagina y lo voy insertando lentamente, disfrutando la sensación que esto me produce, doy un suspiro largo mientras lo hago. Gaby gime despacio. Observo su imagen en el espejo, sus manos apoyadas en el lavamanos, la blusa levantada y sus pechos al aire, yo detrás de ella empiezo a moverme rítmicamente penetrándola, sus pechos bambolean con cada una de mis penetradas y ella pone una expresión muy lujuriosa. Aumento el ritmo de mis penetradas, Gaby mueve sus caderas, la tomo del cabello y lo jalo fuertemente con cada una de mis embestidas. Bajo mi mirada y observo como mi pene duro folla salvajemente su apretada vagina, entonces una idea se cruza por mi mente, mi mano izquierda toma a Gaby de las caderas, chupo mi dedo índice de mi mano derecha hasta dejarlo totalmente lubricado con mi saliva. Acerco mi dedo índice al ano de Gaby e intento meterlo de a poco. Gaby da un pequeño brinco, pero continúa con el movimiento de caderas. Mientras estoy penetrándola en esa posición voy insertando de a poco mi dedo en su ano. Gaby se tapa la boca para ahogar sus gemidos, siento como su vagina presiona mi pene mientras su ano hace lo mismo con mi dedo.

Mis movimientos son más rápidos, mi pene está a punto de estallar, mi dedo adquiere un ritmo frenético ingresando y saliendo de su ano.

-Te gusta ser cogida así, ¿no? –le digo– te encanta que te coja la vagina y que te meta mis dedos a tu culito apretado… quiero llenarte toda…

Ella ahoga un gemido profundo al tiempo que su espalda se arquea teniendo un orgasmo potente, yo no puedo aguantarme más y termino, mi eyaculación es abundante, los chorros de semen salen inundando su interior. La tomo de las caderas mientras los últimos chorros de semen son disparados. Emito un suspiro largo y observo el reflejo de Gaby en el espejo, ella se separa de mi sacando lentamente mi pene que va perdiendo de a poco su erección.

-Te pasas –me dice– nos pudieron escuchar o peor encontrarnos. –se acomoda su ropa al tiempo que me dice– me iré al baño de mujeres a limpiarme.

Se dirige a la puerta y le quita el seguro, espía hacia afuera y al no ver a nadie, se pasa al baño de mujeres. Yo me acomodo la ropa y me lavo la cara. Me miro al espejo y sonrío.

Salgo del baño y me siento en la mesa, noto como la pareja que estaba en el restaurant se alistaba para irse mientras una familia algo numerosa ingresa. Aprovecho el tiempo para pagar la cena. A los pocos minutos vuelve Gabriela.

-¿Nos vamos? –me pregunta.

-Por supuesto –le respondo con una sonrisa.

Salimos del local y la acompañe a su auto. Al llegar al mismo ella se da vuelta y me acerca hacia ella poniendo su rostro muy cerca del mío.

-Te pasas, nos pudieron pillar –me dijo, yo solo atine a esbozar una sonrisa– Aunque admito que fue muy excitante.

-Lo sé –le dije– acabo de cumplir otra más de mis fantasías.

-¿Mejor que masturbarte pensando en mí? –me pregunta amagando un beso

-Sabes que sí –le digo mientras mi mano aprieta su cola.

-Bueno chico, ya debo irme –me dice y me da un beso pequeño en los labios– ya deben estar esperándome en casa.

-Está bien, estaremos en contacto…

Gaby se da vuelta para abrir la puerta de su coche y yo aprovecho para darle una nalgada. Ella se voltea fingiendo enojo y yo le susurro:

-Nos vemos otro día y esta vez la comida la elegiré yo…

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