Llevaba poco tiempo de tener relaciones con Bernie, cuando empezó a preguntarme sobre mis experiencias sexuales; que quiénes me habían cogido, qué dónde me habían cogido, qué le contara cogidas que me habían dado, que le dijera en dónde me echaban sus mecos y esas cosas. Me di cuenta de que le excitaba mucho que le contara, de hecho, era común que le costara trabajo mantener una erección y era justamente cuando me hacía esas preguntas.
Casi desde que empezamos a salir, iba con nosotros un amigo suyo, Omar, y desde que me conoció me sabroseaba con la mirada. Aprovechaba que me gusta vestir un poco coqueta para deleitarse los ojos y cuando salíamos de antro o a algún bar, hacía lo posible para toquetearme al menos un poco, sobre todo cuando andaba yo un poco tomada.
De hecho, una ocasión estaba bastante tomada y de regreso me fui atrás (en el coche) y cuando llegamos a la casa de Bernie –todavía no vivía con él, pero seguido me quedaba en su casa- tenía la blusa abierta y la minifalda a media nalga. Me fui a acostar y ellos se quedaron en la sala. En la madrugada, ya desnuda y dormida, llegó Bernie y empezó a manosearme, cuando desperté ya traía la blusa toda abierta, las tetas al aire y la mini en el suelo. Se acostó de cucharita, me agarraba las tetas y me masturbaba, yo sentí su verga poniéndose dura en mis nalgas; él ya estaba encuerado.
-Estabas tan peda que de regreso Omar te estuvo manoseando y ni cuenta te diste, Ana… hasta fotos te sacó… y me calentó un chingo ver eso –sentí cómo su verga se ponía más dura y grande mientras me decía eso- me puso durísima la polla ver cómo te agarraba las tetas y las nalgas –en ese momento me la metió-.
-Ay, cabrón, ¡qué rico! La tienes bien rica, Bernardo, métemela hasta adentro.
-¿Así, putita? ¿Así te gusta que te cojan, guarra? Te gusta mi polla, ¿verdad zorra?
-Ay, sí, Bernardo, me encanta tu polla; dame rico. Ando bien ganosa.
-¿Sentiste cómo te manoseaba, Omar, guarra? –negué con la cabeza- ¿segura? Se me hace que sí y te hiciste pendeja, Ana. Te gustó que te manoseara otro cabrón.
-No, no sentí nada, Bernardo… ay, que rica la siento, amor.
-Te abrió la blusa, te tocó las tetas… te pellizcó los pezones y estaban duritos, putita; te levantó la falda para verte los calzones, te agarró las nalgas y te destapó el coño… te lo olió… yo quería que te dedeara, pero le sacó –sentí cómo palpitaba su verga dentro de mí; me dijo que lo montara de frente, entonces se acostó en la cama, me metí su verga y empecé a montarlo-te hubiera gustado que te dedeara, ¿verdad guarra?
-Me encanta cuando se te pone así de dura la polla, amor.
-Así se me pone de ver cómo te metió mano Omar, putita y de imaginar que te calentó que te manoseara enfrente de mi –la verdad me calentó mucho lo que me decía, además a mi pareja anterior también le gustaba que le contara cómo me cogían y hasta verme coger-.
-Qué rica polla tienes, amor… no me di cuenta de lo que me hizo, en serio.
-Quiero ver cómo te manosean, Ana… quiero verte fajar, quiero ver cómo te follan, guarra –yo estaba a punto de venirme-.
-¿En serio quieres que me coja otro?
-Sí, quiero ver cómo disfrutas con otra polla, zorra… quiero ver tu cara de puta mientras te la están metiendo en el coño y en el culo –me agarró fuerte de las nalgas y me jalaba hacia él-.
-Me voy a venir, amor… ay, no manches qué rico –me vine; después de unos minutos me puso de perrito, yo me incliné levantando las nalgas y me la metió-.
-Menudo culo, zorra –me dio un par de nalgadas y me bombeaba bien rico-.
-Es tuyo, amor… mi culo es tuyo, Bernardo. Ay, papito, ¡qué rica polla!
-A ti también se te antoja coger con él, verdad, Ana –negué con la cabeza, pero era mentira-.
-Pero si quieres lo hago, si quieres se las doy. Dedéame el culito, por favor.
-Sí, quiero verte fajar y follar con Omar –me metió el pulgar en el culo-.
-Ay, qué pinche rico se siente… mmmm…
-Me calienta que te guste por el culo, Ana
-¡Me encanta!
-Quiero que Omar te dé por el culo, guarra.
-¿En serio quieres que les dé las nalgas? ¿Quieres me lo coja?
-Quiero que te manosee las tetas, el culo… que te encuere… quiero que te dedee el coño y te lo coma; quiero que le comas el pollón… que te folle como la zorra que eres, Ana, quiero oírte gemir, gritar que quieres más polla, guarra –sentí cómo su verga palpitaba en mi panochita-.
-Quiero tu leche, amor, échame tus mecos, por favor… ándale.
-¿Quieres mi leche, Ana? ¿Quieres mis mecos, guarra?
-Sí, amor, échamelos, ¿sí? –me vine de nuevo-.
-¿En dónde los quieres, putita?
-En donde quieras, amor –me la sacó-.
-Te los voy a echar en la cara de zorra que tienes, Ana –me acomodé para recibirlos, él se la jaló un poco-.
-Me encanta que me los eches en la cara.
-¿Te lo vas a coger, guarra?
-Sí, amor, lo que quieras.
-¿Vas a dejar que manosee? ¿Le vas a comer la polla?
-Sí, amor, lo que digas.
-¿Vas a dejar que te folle el coño y el culo?
-Sí, Bernardo, soy tuya.
-¿Eres mi puta, Ana?
-Sí, amor, soy tu puta.
-Ya sabía que te lo querías coger, guarra… ahí te van, zorrita…
-Aaaah… mmmm… -me salpicó toda la cara con su semen calientito mientras yo me agarraba las tetas-.
-Ay, qué rico, amor… mmmm… -después de venirse en mi cara me embarró más la cara con su verga y después se la limpié mamándosela me gusta cómo sabe tu polla, amor.
-Me gusta cómo te ves toda embarrada de leche, guarra.
Dos semanas después, en las que cuando teníamos sexo, Bernardo mencionaba lo de Omar siempre, nos fuimos los tres de fin de semana a un balneario en Puebla y cumplió su fantasía. Llegamos al hotel y para mi sorpresa habían reservado sólo una habitación con dos camas matrimoniales. Obvio en una cama estaría Omar y en la otra Bernie y yo.
En el día estuvimos en las albercas del balneario, pero después de comer aprovechamos el chapoteadero que tenía adentro la habitación y nos quedamos ahí –a pesar del olor a azufre-escuchando nuestra música, tomando unos tragos y disfrutando de las aguas termales. No sé bien qué le dijo Bernie a Omar, pero todo el tiempo que estuvimos en las albercas y cuando podía, me tocaba un poca las nalgas y me rozaba accidentalmente las tetas. La verdad me gustaba sentirme así de deseada y que me tocara aunque sea un poco frente a mi pareja.
Como el chapoteadero de la habitación estaba caliente, después de cierto tiempo cada quien iba a darse un regaderazo de agua bien fría para refrescarnos; yo traía bikini y obviamente se me paraban los pezones con el agua fría y estos dos –Bernie y Omar-no solo me veían descaradamente las tetas, sino que luego de algunos tragos entraron en más confianza y hacían bromas sobre mis pezones duros y empezaron a decirme que si estábamos en confianza y en privado, por qué no andaba topless. Después de un par de tragos más y luego darme un regaderazo de agua fría, volvieron a pedirme topless para ver bien mis tetas y les hice un pequeño striptease quitándome el top del bikini.
-Mira nada más qué tetazas tiene mi muñeca, Omar –dijo Bernie agarrándome las tetas y enseñándoselas a Omar- se antojan, ¿no?
-Pero ¿cómo no? Mira nada más qué ricas y esos pezones que te comes, hermano.
-Bueno ya vieron, ahora a cubrirlas –ambos gritaron- “No, no” jajaja ¿por qué?
-Te ves mejor así, nena.
-Además así tomas los beneficios de las aguas termales, Ana; de hecho, deberíamos encuerarnos todos.
-Me gusta la idea, hermano.
-Jajaja no, que, ustedes encuérense si quieren –ante mi sorpresa lo hicieron y el resto del tiempo así estuvieron-.
Debo confesar que me gustó la verga de Omar, era más grande que la de Bernie, que de hecho apenas era mediana, y se le veía de buen grosor, además la traía medio erecta, mientras que la de mi novio estaba flácida; la verdad es que empezó a excitarme la situación.
Era de esperarse que entre el alcohol y lo cachondo de la situación se diera algo más, entonces en un momento en que Omar estaba sentado en el borde de la alberquita y Bernardo y yo adentro, empezamos a besarnos, poco a poco empezaron las caricias, él me agarraba las tetas y pellizcaba los pezones, yo le agarraba la verga; entonces me agarró las nalgas metiéndome el calzón del bikini entre ellas.
Después de unos minutos Bernardo se sentó en el borde, su verga quedó a la altura de mi cara y empecé a mamársela; no me importó que estuviera Omar, estaba demasiado tomada y caliente; de hecho me calentó más que estuviera él.
-Deberías ver cómo mama la polla esta guarra, hermano.
-No coman en frente de los pobres.
-Pues únete a las viandas, hermano –me corazón latió a mil, no sabía qué pasaría, entonces unos segundos después sentí las manos de Omar en mis nalgas, luego en mis tetas y después sentí su verga dura en mis nalgas-.
-¿Rico, putita? –asentí- dos vergas para ti, Ana –eso me calentó mucho; Omar me agarraba muy rico las tetas, pellizcaba mis pezones y simulaba metérmela tallando su verga con mi panochita y entre mis nalgas, yo abrí un poco más las piernas invitándolo a que me la metiera- rica la putita, ¿verdad?
-Está buenísima, hermano.
-Clávasela.
-¿Se la meto? ¿Chingue a su madre?
-Métele la polla, hermano; la guarra quiere verga.
-Ahí te va, Ana –me la metió poco a poco- tienes unas nalgas deliciosas, mami –yo seguía mamándosela a Bernie, mientras Omar me cogía y me agarraba las tetas; sentí enseguida cómo se ponía más grande y dura la verga de mi novio en mi boca; después de unos minutos Bernardo nos dijo que nos fuéramos a la sala, ahí me senté en Bernie y mientras él me cogía yo se la mamaba a su amigo.
-Así quería verte, Ana, siendo una verdadera guarra; recibiendo mi polla en tu coño y mamando otra –Bernardo me agarraba fuerte de la cadera y me movía de atrás hacia delante, Omar me sostenía la cabeza para que se la mamara-.
-Es muy buena mamadora, Ana, compadre. La saborea rico esta putita.
-Te lo dije, hermano; tiene cara de puta y es un putón jajaja
-Tenía mis dudas de que aflojara, pero la convenciste, compadre; ¡qué chingón! Tenía muchas ganas de cogérmela.
-Mi zorra me obedece, hermano.
-¡De poca madre!
Después de estar recibiendo la verga de Berni en mi panocha y la de Omar en mi boca, se sentaron ambos en el sillón y me recosté de lado para mamársela a mi novio mientras me la metía su amigo. La verdad aunque me resistía un poco a la idea de que Bernie me viera coger con Omar, el de hecho de coger con ambos no me desagradaba tanto; además hacía muchos meses que no hacía un trío y extrañaba tener dos vergas para mi. Después de estar así unos minutos, empecé a sentir cómo palpitaba la verga de Bernie en mi boca, así que me hinqué en el piso de perrito, para seguir mamándosela y jalándosela, mientras Omar me la metería así.
-Qué culo tan más rico tienes, Ana –me acariciaba las nalgas y las apretaba fuerte, me dio un par de nalgadas-para gozarte bien empinada.
-¿se te antoja?… Mmm…
-De a madres, reinita –me la metió de una embestida, yo solo gemí- te encanta la verga, ¿verdad putita? Hermano, qué divertidas de debes dar con este culo de vieja… y bien golosa jajaja.
-Te lo dije, hermano, ¡es un putón!
Así estuvimos hasta que volví a sentir cómo palpitaba su verga en mi boca.
-Me vas a sacar la leche, zorra.
-Mmm… eso quiero, amor… mmm… quiero que me llenas la boca con tus mecos… quiero saborearlos… tragármelos… mmmm
-¡Eres una zorra, Ana… joder! ¡Me la vas a sacar! –en ese momento sentí como empezaba a darme Omar más rápido y duro, seguro acabaría pronto-.
-Vente, amor… mmm… échamelos… mmm…
-Yo también me voy a venir, pinche Ana –se la apreté con mi panochita y en ese momento sentí cómo se venía en mi boca Bernardo, se vino bastante y seguí mamándosela con su semen en la boca y me los fui tragando poco a poco; Omar se vino segundos después que Bernie, sentí cómo me llenó las nalgas y hasta la espalda me salpicó con su lechita caliente; la verdad es ese momento yo también me vine-.
Después de descansar un rato nos bañamos y en la regadera sólo me manosearon a placer mientras me enjabonaban y enjuagaban. Por esa noche fue todo, pero la noche siguiente estando ya acostados –cada quien en su cama, Bernie y yo en una y Omar en la otra-y Omar dormido, Bernie me susurró mientras me abrazaba de cucharita viendo hacia la cama de su amigo:
-Fóllatelo, Ana.
-Ya ayer follamos los tres.
-Sí, pero quiero ver cómo te folla –me agarraba las tetas y la panochita- quiero ver cómo se la mamas… cómo te la mete… cómo gimes con su polla…quiero verte siendo toda una zorra con él.
-¿Por? ¿Para?
-Porque me calienta… porque quiero jalármela viéndote.
-¿Estás seguro, amor?
-Anda, fóllatelo, Ana. Despiértalo y fóllatelo.
Entonces me levanté y fui a la cama de Omar, lo destapé para que viera Bernardo, le acaricié el paquete y enseguida le bajé los boxers sacándole la verga aún flácida; se la agarré y se la lamí, le di pequeñas chupaditas y después se la mamé. Poco a poco se le fue poniendo dura, se despertó y obviamente se sorprendió; sólo dijo “Ah, ¡cabrón!”, Bernie dijo “Disfrútala, hermano”.
Después de mamársela un rato, se le puso como mástil, entonces me senté sobre él, le puse mis tetas en la cara para que me las chupara y me calentara más; me agarró las tetas y me chupó los pezones, entonces me senté sobre su verga metiéndomela bien rico. Así lo estuve montando cambiando mis movimientos de cadera; de repente volteaba a ver a Bernardo y estaba en nuestra cama jalándosela viéndonos coger.
-Eso quería ver, Ana, cómo se las dabas a Omar, cómo te lo follabas, zorra. Sabía que eras un putón… se te ve en la cara que te encanta la polla.
-¿Te gusta ver cómo me folla tu amigo?
-Me la pone durísima ver cómo te pones de zorra con otra polla, Ana. Me pone ver cómo te calienta coger con otros, sentirte toda una guarra comepollas –me excitó muchísimo que me dijera esas cosas-.
-Te mueves bien pinche rico, Ana –Omar me comía las tetas, lo que me pone a mil, me agarraba las nalgas fuerte y me daba una que otra nalgada-.
Después me dijo que lo montara de espaldas para verme las nalgas, aprovechó también para meterme un dedo en el culo; eso provocó un par de orgasmos.
-A esta cabrona le gusta que le den por el culo.
-Ya le daremos los dos por el culo a la zorra.
Luego me acomodó de perrito viendo hacia Bernardo, él se puso detrás de mi debajo de la cama y empezó a darme, poco a poco más duro dándome nalgadas y jalándome el cabello o metiéndome un dedo en el culo. Bernardo no dejaba de jalársela; la tenía grande e hinchada, tenía una cara de muchísima excitación, no lo había visto así nunca. “Tienes una cara de zorra de puta madre, me dijo”.
Finalmente, Omar me acostó de misionero y así me estuvo cogiendo. Bernardo se acercó para ver bien cómo me estaba cogiendo su amigo, hasta que se vino en mi cara y mis tetas, no me dejaron limpiarme; mi novio nunca se había venido tanto. Omar, no tardó mucho más en echarme sus mecos también en la cara, me los embarró más con su verga y luego me la clavó de nuevo, antes de que me dijera que se la limpiara mamándosela.
Así fue que Bernardo cumplió su fantasía, aunque por supuesto fue solo la primera vez.
Que buen relato putita, ya hice algo parecido con mi esposo y con mi novio. Es delicioso ser puta. ¡Felicidades y qe te lleguen más vergas!
Hola buenas noches sin tatos rodeos me gusta mucho tus relatos me gustaría conocerte más y leer más de tus relatos espero me puedas contestar