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Mi primera sexualidad (5)

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Quedé atada a esa cama que me habían violado y velado por mi boca. Solo tenía el olor a sus partes, su gusto a todo el esperma derramado dentro de mi boca y mi garganta. Sabiendo que no podía escapar. Que tuve que tragar cada gota de su voluminosa leche. Que la misma estaba toda en mi estómago.

Saber que esto es el principio. Que este tipo no tiene contemplaciones. Que es un tipo de barrio, criado a base de fuego y de sobre vivencia. Un tipo rudo que sus frustraciones las estaba pagando conmigo, la niña de papi y mami, la delicada riquita que se llevaba el mundo, la que se sentía superior.

Ahora el me hace saber que no soy nada, que estoy en sus manos, que su venganza social la pagaría conmigo.

En eso pensaba, cuando entró Luisa y me pregunto: te gusto la pastillita?

Sonrió con malicia y saco una jeringa y se dirigió a hacia mi brazo atado. Y le pregunté que es eso?? Estaba desesperada. Que vas a hacer?? No por favor. Jalé mi brazo pero no pude moverlo. Y ella, parece que con experiencia, la introdujo en mis venas y lentamente fue vaciando el líquido blanquecino.

Cuando termino, le pregunté, que me has hecho?

Y ella respondió, algo para tranquilizarte y relajarte y claro para hacerte dependiente. Y te tocará a menudo. Y después tú rogarás por ello.

Y comprendí que me habían drogado.

Luego me soltó y me dejo ir a mi cuarto. Entre y fui a bañarme para tratar de arrancarme toda la hediondez y secreciones que tenía. Volvía a llorar.

Luego, me cambie y me acoste. Estaba deprimida. El mundo se hacía poco real. Era como estar viviendo algo pero sentir que estás al margen. Me estaban doblegando. Mi espíritu no tenía ganas ni fuerza para batallar.

Esta sensación es difícil de explicar. Me está viendo de la realidad. Y en ese proceso caí rendida en mi cama.

El despertador sonó a las 6 am. Sonó varias veces y ni fuerzas para apagarlo tenía. Estaba en el limbo. No me había recuperado. Pero con mucho esfuerzo me levante. Chequee mi brazo y estaba el pinchazo en mi vena. No fue un sueño.

Hice mi rutina, más aletargada. Salí pase por el comedor tomé jugo. Y salí hacia el auto de mi padre. Y estaba el. Me senté detrás. No le salude. Y el se desmontó. Demostrando que no tenía miedo. Y vino, abrió la puerta, me agarro del pelo y me saco del auto. Me llevo arrastrada alada del cabello hasta el otro lado del auto donde no nos pudieran ver.

Me soltó y dijo: arrodíllate puta. Yo lo hice y me dio tremendo golpe en la cara. Como se dice puta, pregunto y le dije: buenos días señor. Y me dijo: ya no quiero más señor. Ahora me dirás amo. Entendido? Responde carajo.

Y respondí: si amo. Y puso su mano en mi cabeza. Y dijo: muy bien perrita. Entiendes lo que eres.

Me dejo entrar al auto. Él entró también. Encendió el auto y arrancamos. En el camino me hablo sobre lo que disfruto la noche anterior conmigo.

Luego me dijo: mira putica, hoy vas a llamar a tu mamá y decirle que te vas a casa de tu amiga. Y yo vengo a buscarte y te llevo de paseo. Y no te atrevas a no hacer la llamada.

No respondí, pero el sabía que le tenía miedo. Y que lo iba hacer.

Pasaron las horas y llego la salida. Ya había hablado a mi madre y ella estaba convencida de que le hablaba la verdad, pues nunca mentía.

Salí del colegio y el estaba esperando en el auto. Me monte detrás y dije buenas tardes amo. Y me respondió muy bien putica.

Vamos a darte una buena lección esta tarde. Abre las piernas. Vamos no me hagas apear. Y yo: abrí mis piernas hasta que el indico. Mi falda se subió y el pudo ver toda mi ropa interior.

Me indico: no te muevas quédate así mismo. No te atrevas a cerrar las piernas ni bajarte la falda.

Ahora baja el vidrio del auto. Y baje el vidrio no se para que.

Y me dijo: ahora llama a tu amiguita. Vamos llámala para acá. Y no quería y mucho menos quería que me viera totalmente abierta frente a mi chofer. Pero el demandó que la llamara. Y yo la llame. Se acercó a donde mi. Y me pregunto que quería. Y le dije que despedirme de ella. Pero el le dijo señorita cómo está? Y hablo en voz baja. Mi amiga nos escucha y se acercó más. Y yo traté de moverme. Pero el me dijo: si te mueves te quito la ropa y te saco del auto.

Me quede inmovilizada y mi amiga tratando de ser atenta se acercó a preguntarle a él.

Diga Chano que desea.

Y el respondió: es que su amiga quiere mostrarle algo. Entre la cabeza y vea.

Y mi amiga entró la cabeza por la ventana y vio y dijo: y qué haces? Estás loca? Cómo estás así?

Yo me puse a llorar y le pedía que se calmara que luego le explicaría.

Y el le dijo: señorita usted tiene que ver lo que es su amiga. Y alargó el brazo y me tocó los muslos. Y yo me tuve que quedar inmóvil dejándolo manosearme delante de ella. Y el prosiguió y me corrian lágrimas en la cara.

Llego a mi panty, lo levanto y metió su cochino dedo en mi ranita. Y mi amiga estaba espantada, muda. Y le dijo: ves lo puta que es. Pero esta rica.

Bueno, era para que la conocieras. Ahora nos vamos que ella va a recibir una rica clase esta tarde.

Ah y que no se te olvide. Ella anda contigo.

La vergüenza me consumía. Y salimos del colegio. El tomo un rumbo que desconocía. A una media hora, en un barrio repleto de gente se detuvo.

Y de cada lado mío se abrieron las puertas y entraron dos personas. Jóvenes de unos 28 a treinta años. Eran amigos de él.

Uno de ellos le dijo: Compadre pero la niña esta buenísima. Te estás comiendo un filete.

El le dijo: oigan bien lo único que le pueden hacer es quitarle la virginidad. Pero después de ese solo lugar vamos a disfrutarla.

El le dijo: desanúdenla y disfrútenla hasta que lleguemos al calabozo. Hoy va a aprender.

Y los muy hijos de puta rompieron toda mi ropa y me desnudaron.

Continuará

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