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Mi primera vez y mi primer trío
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Era diciembre, durante las festividades navideñas. Esa noche estaba mi familia completa en casa, mi abuela, mis tías y algunos amigos llenaban la casa con el vaivén de los preparativos de la cena. Todos los adultos ocupados y entretenidos entre conversaciones y risas. De la cocina al patio y viceversa, todos ocupados con alguna cosa. Mi amigo Jorge y yo, estábamos en la sala viendo televisión. Eran cerca de las 12:00 de la noche y Jorge se encontraba tirado en el sofá, yo en la alfombra frente al televisor, teníamos una regla, aquel que tomase primero el control remoto de la televisión tenía el derecho irrevocable de sintonizar el canal que quisiera. En fin, esa noche Jorge había tomado el control antes que yo, por lo que sumiso y sin protestar tenía que ser un espectador de lo que él quisiera ver.

Tras terminar una serie, comenzó a cambiar de canal, uno tras otro, buscaba algo entretenido para ver. De repente, en uno de esos canales que iban pasando, vimos una escena porno, la recuerdo con detalle, el sujeto era un hombre fornido, musculoso y bien dotado, con un pene que parecía descomunal, tomando a su hembra sobre sus brazos, la levantaba por los aires abriéndola de piernas mientras la dejaba caer sobre su pelvis penetrándola vorazmente con su enorme sexo. La mujer gemía, sus alaridos alertaron a mi hermano el cual velozmente bajó el volumen, sin cambiar de canal. Yo estaba atónito, la bestialidad de aquel enorme miembro penetrando el cuerpo estrecho de una mujer, sus nalgas rebotando y los fluidos escurriendo por las piernas de aquel hombre, era morboso, sucio y prohibido, lo cual lo hacía excitante. A mi hermano no le importó el riesgo de que alguien más nos viera, él al igual que yo, estaba extasiado con aquellas escenas.

La cena estaba lista, todos nos reunimos en la mesa para comer, otro de mis amigos llamado Seth había llegado, él es 1 año menor que yo, por lo que junto a Jorge solíamos divertirnos y beber cerveza en las reuniones. Terminó la cena, alrededor de las 2:30 de la mañana el bullicio y la algarabía nos mantenía despiertos en la habitación en donde Seth, Jorge y yo nos habíamos preparado para pasar la noche. Solo había dos camas así que decidimos unir ambas para dormir los 3 juntos.

En la habitación había una televisión pequeña, la encendimos para entretenernos un rato, y mientras Jorge buscaba una película, volvió a pasar por ese canal de adultos. Esta vez Seth también vio aquellas escenas, nos sentíamos nerviosos pero a la vez hipnotizados, aquella sensación de adrenalina liberada tras hacer algo prohibido nos atrapaba. Mi corazón latía a mil por hora. De repente Jorge, sin pudor alguno, se quitó el pantalón, luego su ropa interior, casi instantáneamente un enorme e hinchado pene salió rebotando de su calzoncillo. Seth y yo nos quedamos petrificados, Jorge estaba más desarrollado que nosotros, jamás nos imaginamos que aquella noche veríamos en persona una verga similar a la que veíamos por televisión.

Su verga era enorme, muy levemente curvada hacia abajo, muy venosa y gruesa. Jorge tomó su verga con una mano y con ella solo abarcaba la mitad de la longitud de su pene. Comenzó a bajar su mano bajando el prepucio, vimos como ese enorme glande emergía de entre su piel, era una cabeza enorme, hinchada y brillante por los fluidos que goteaban lubricándolo. Se paró de la cama y caminó hacia la puerta para asegurar el pestillo. Sus glúteos redondos y bien formados rebotaban tras cada paso que daba, se volteó y vimos ese pene completamente erecto tambalearse con cada paso, se recostó en la cama y comenzó a masturbarse mientras disfrutaba de las escenas porno que veía en la televisión. Seth y yo, nos quedamos viendo cómo se masturbaba, sin hacer nada, sin decir nada, solo veíamos la película y ocasionalmente a aquella verga.

Un momento después, escuchamos la algarabía cesar. Entonces nos acomodamos en la cama, Jorge se acostó en el extremo izquierdo de la cama, Seth al medio y yo en el extremo derecho. Era época navideña, sin embargo ese año hacía mucho calor, y como costumbre, solíamos dormir solo en ropa interior. Los tres nos acostamos, sin embargo ninguno podía dormir, en parte por la adrenalina de todo y en parte porque no podíamos sacarnos de la cabeza aquellas escenas y la imagen del pene de Jorge. En ese momento éramos 3 ebrios de lujuria buscando mitigar el deseo que enardecía en nuestro interior.

Yo estaba recostado viendo hacia el lado derecho, dándole la espalda a Seth y mientras pensaba en todo aquello, y en cómo mitigar mi deseo, comencé a sentir un ligero tambaleo en la cama, luego escuche un pequeño pujido, seguido por un leve gemido. Era la voz de Seth, quien se encontraba en la misma posición que yo, como observando a mi espalda, justo cuando iba a voltearme para ver que sucedía, sentí la mano de Seth en mis nalgas, las apretaba y abría, como masajeándolas, me sujetó de la cintura y arrastro mis glúteos hacia su pelvis, pude sentir el bulto de su pene erecto, aunque más pequeño que el de mi hermano, restregarse sobre mis nalgas, su mano, luego de soltar mi cintura, se deslizó hacia el frente y la introdujo en mi ropa interior, sujetó mi pene con fuerza y comenzó a masajearlo.

Yo estaba en shock, no sabía que se suponía que debía hacer o decir, simplemente me deje llevar por la sensación placentera de su mano en mi pene erecto y su bulto en mi trasero. Luego de un rato, Seth bajó mis calzoncillos dejando mis glúteos al aire libre, yo temblando de lujuria y miedo me lo quité por completo quedando totalmente desnudo, Seth también estaba desnudo, se acercó a mí por detrás, y tras mojar con su saliva sus dedos, comenzó a lubricar todo mí culo, comenzó a frotar su pene en mi zanja hasta que sentí su punta en la entrada de mi ano. Esa sensación estremeció mi cuerpo, Seth seguía masturbando mi pene mientras jugueteaba con el suyo en mi culo, lo cual hacia que la sensación de su verga en mi culo se mezclara con la sensación de placer que sentía mi pene.

Escuchaba la respiración agitada de Seth, quien estaba siendo penetrado por Jorge, ocasionalmente lo escuchaba gemir con cada embestida que de seguro hacia que el pene de Jorge entrara en su apretado culo. La excitación me estaba matando, aquellas sensaciones mezcladas con las escenas mentales que tenía de la película porno hacía que perdiera el control, comencé a mover mis caderas como había visto que lo hacia la mujer del video, abría mis nalgas para que el pene de Seth me penetrara, y lo hizo. En una de sus embestidas, la cabeza de su pene abrió mi ano y lo estiró abriéndose paso dentro de mí, no me dolió mucho ya que su pene no era tan grande pero me causaba mucho placer.

El placer que sentía era algo que nunca antes había sentido, pero quería más. Ya me había penetrado, y ahora quería saber lo que se sentía coger. Así que saque la verga de Seth de mi culo y le dije que se volteara, Seth lo hizo y también Jorge. Comencé a abrir el culo de Seth, él aunque casi teníamos la misma edad, tenía más cuerpo que yo, por lo que sus nalgas eran más grandes y carnosas. La calidez de Seth era excitante, mojé mi pene con mi saliva y comencé a penetrarlo, al principio no lograba hacerlo con precisión, pero luego entré con facilidad, su culo era tan apretadito.

Quizá los fluidos de Jorge le habían dejado tan lubricado o su enorme pene había dejado su culo tan abierto, que mi pene entraba sin dificultad. Y así penetré a Seth mientras el penetraba a Jorge hasta que vertí una tremenda corrida de semen dentro del culo de Seth, fue lo más placentero y excitante que jamás había sentido. Cuando Seth lo sintió, se volteó, y volvimos a invertirnos de posición. La eyaculación que había dejado dentro del culo de Seth lo había dejado tan lubricado, que en la primera embestida que le dio Jorge, su enorme verga entró hasta el fondo de Seth.

-Aaaah!! Jorge!! Espera! Me estas abriendo el culo, siento como si estuviese cagando, espera!! -decía Seth mientras Jorge, ebrio de placer, lo embestía una y otra vez.

-Aguanta, ya casi  le decía Jorge.

-Es que ya no aguanto, en serio, tu verga es enorme, me arde y siento que me hurga entre los intestinos -replicaba Seth quien adolorido, se había puesto flácido.

Me sentía un poco asustado y apenado por Seth, pensé que quizá podría hacerle menos difícil ese momento si le hacia lo que vi en la película. Así que me di la vuelta, lo miré al rostro, su expresión de dolor placentero era muy tierna, le besé la boca poniendo en práctica lo que había aprendido con mi hermana Julieth, me comí su lengua en un beso apasionado y él, sin dudarlo, me correspondió. Pude sentir como su pene se iba endureciendo nuevamente, así que me arrastré hacia abajo, sujeté su pene y lo metí en mi boca. No se cómo ni por qué, pero mi boca se movía de manera hábil, casi de manera instintiva comencé a tragarme esa verga caliente y dura. Al principio el sabor no me agradó, pero luego de un rato terminé acostumbrándome. Jorge continuaba penetrando el culo de Seth de manera rítmica y potente, cada embestida sumergía su enorme verga en el culo de Seth y el movimiento hacía que Seth empujara su pene en mi boca, casi llegaba a mi garganta.

-¿Quieres que pare? -me preguntó Jorge a Seth, quien gemía casi en silencio para no ser descubiertos

-No, ya me abriste el culo, ya no duele tanto… Ah! Ah! Uff! Auch! ah! solo date prisa, no creo aguantar mucho tiempo más -Seth respondía con frases cortas, interrumpido por sus propios gemidos que casi no le dejaban hablar.

Continuamos así por unos minutos. Luego, Jorge estaba a punto de terminar, sujetó a Seth por la cintura y con una fuerza brutal, jaló el culo de Seth hacia su verga, la cual ahora sí, introdujo por completa. El culo de Seth engullo esa verga hasta los huevos. Seth soltó un gemido inevitable, la excitación fue tanta, que su pene, el cual estaba en mi boca, se hinchó de manera que hasta ese momento jamás lo había sentido. Jorge suspiró tras semejante orgasmo, Seth soltó una bocanada de semen caliente y dulzoso en mi boca, jamás había probado el semen, ni si quiera me había imaginado que sabor podría tener. Saboree ese delicioso néctar directo del pene de Seth, y luego cayó rendido. Los tres estábamos exhaustos de tanta lujuria y pecado. Nos acomodamos recostándonos mientras mirábamos al techo, preguntándonos hacia dentro de nosotros mismos ¿Qué carajos había pasado?, ¿Qué habíamos hecho? Decidimos dejar el tema allí. Nos dimos la vuelta y cada quien concilió el sueño.

A la mañana siguiente nos levantamos, tomamos una ducha, bajamos a desayunar y salimos de compras al comercial del barrio. Nunca volvimos a hablar de lo que pasó aquella noche, seguimos con nuestras vidas como si nada hubiese pasado. Aunque tampoco fue la última vez, pero eso será para otro capítulo.

Espero os haya gustado.

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