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Mi suegro me castiga por puta

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Continuación del relato "Infiel a mi marido y a mi suegro", dejo el enlace al final del relato.

Como conté en el relato anterior me había citado con Don Fernando en un hotel contiguo a un conocido centro comercial de mi ciudad y me había dado una cogida fenomenal, el cabrón estaba ansioso por cogerme y para colmo se había tomado una pastillita azul, llegué a casa recién cogida, me dolía todo el cuerpo y con un ardorcito en mi coño y culo que me recordaba la experiencia con mi ardiente inquilino, había sido mi graduación de puta, por primera vez había ido a un hotel a satisfacer a un macho, que me había tratado como puta y me hizo sentir puta, su puta.

Llegué a casa cerca de la medianoche, para mi sorpresa, mi suegro estaba en la sala viendo televisión, así que me ofrecí a darle algo de cenar.

- ¿Quiere algo de cenar Don Manuel?

- ¿Qué horas son estas de llegar Paty?, no son horas de gente decente, ¿De dónde vienes? - me pregunta alzando la voz y acercándose a mí, visiblemente molesto.

Me quedé estática, sorprendida, no pensé recibir ese reclamo, con voz tenue, por la sorpresa, alcancé a balbucear que había salido a cenar con mis amigas y me dirigí a mi recámara, pero antes que pudiera entrar bloqueó mi paso, me arrinconó contra la pared, y empezó a olfatear mi cuello como un sabueso.

- Hueles a jabón de hotel, no me engañas, no vienes de ver a tus amigas.

Había olvidado ese detalle, el jabón del hotel, aunque nunca me imaginé estar en esa situación.

- Suélteme por favor, me hace daño- le rogué, intenté forcejear, apartarlo, pero era inútil, a pesar de su edad, era muy fuerte y corpulento, me sentía indefensa.

Me dio vuelta con facilidad y tomando mis muñecas las llevó a mi espalda, así me arrastró a la recámara, me lanzó con fuerza a la cama, alcancé a voltearme boca arriba intentando levantarme, cuando se abalanzó sobre mí y me empezó a desnudar.

- Nooo, por favor, me lastima, me hace daño, Don Manuel, suélteme- Grité con desesperación.

Arrancó mi blusa y los leggins a la fuerza, prácticamente arrancando mi ropa, su mano bajó a mi tanga de encaje y me la quitó con rudeza, al igual que mi sostén, me sentía aterrorizada y al mismo tiempo tan humillada, lágrimas inundaron mi rostro y empezaron a escurrir por mis mejillas. Tomó la tanga y se la llevó a su nariz, olfateando.

- Están mojadas perra, y huelen a sexo. No me engañas, vienes recién cogida.

- No, por favor, soy la esposa de su hijo, su nuera, no me haga esto- le imploré compasión, mientras seguía luchando por liberarme, sin éxito.

Abrió mis piernas a la fuerza y mi sexo quedó expuesto, lo miró con detenimiento y dijo:

- Todavía tienes el coño dilatado putita.

Abrió mis labios vaginales y acercando su cara lo exploró.

- Te dieron una buena cogida puta, lo tienes bien rojo por dentro.

Me ensartó dos gruesos dedos hasta lo más profundo, di un respingo y un quejido, arqueando la espalda, cierto que todavía tenía mi coño dilatado y húmedo, pero me ardió al ensartarme sus dedos de forma tan ruda, a pesar del dolor, sentí un calambre recorrer mi cuerpo y un líquido escurrir por mi vagina empapando sus dedos, mi cuerpo me traicionaba, di un grito de dolor-placer.

- Ayyy, suélteme viejo asqueroso,

- Pinche puta, te dejaron bien abierta, mis dedos se fueron hasta el fondo y mira como escurre tu coño, puta, malagradecida e infiel, cuando tu marido se entere, cabrona.

Abrió mis piernas y las empujó contra mi pecho, de tal forma que me hizo levantar el culo y exploró mi orificio trasero.

- Ramera, zorra, también te dieron por el culo, lo tienes todo rojo e inflamado, que verguiza te dieron, malparida.

Me empujó mi pierna derecha al máximo y me metió hasta el fondo su dedo medio, el más largo y grueso y pegué un alarido de dolor, me ardió mucho, mi culo estaba muy rozado y me lo metió sin ninguna delicadeza, lo revolvió en forma circular dentro, me retorcí de dolor.

- Cabrona, si traes el culo bien lubricado y seguro lo traes lleno de semen, eres de lo peor, puta barata.

Rápidamente se desvistió, me sorprendió que lo hiciera, tenía una mirada extraña, reflejaba odio, furia, locura y al mismo tiempo lujuria.

Levantó mi culo sosteniendo mis piernas con ambas manos, escupió una cantidad considerable de saliva en mi agujero trasero, puso la cabeza de su verga justo en la entrada y sin previo aviso me la ensartó toda, hasta los huevos.

- Ayyyy, pegué un alarido que se debió haber escuchado en toda la cuadra.

Si bien mi culo estaba acostumbrado a recibir visitas y seguía dilatado por la reciente cogida que me había dado don Fernando, estaba muy escocido, la cogida previa había sido muy intensa y me había dejado el culo maltrecho, aunado a que me la metió en forma brutal, de un solo golpe me hizo retorcer de dolor, fue como si me hubiera enterrado una daga al rojo vivo, sentí morir, era un dolor terrible, forcejeé, manoteé, empujé su pecho con todas mis fuerzas, movía mi cuerpo, intentando escapar, pero lo único que conseguía era mover su verga en mi interior, intenté patalear, y lo que lograba era apretar su verga en mi interior, gritaba y lloraba sin parar, rogando que me soltara.

- ¿Te duele puta?, es lo que mereces por infiel.

Veía su cara enfurecida, una cara de sádico, miraba mi cara de dolor y parecía disfrutarlo, sus ojos clavados en los míos no perdían detalle del dolor que me causaba, sentía que me reventaba y en vez de sacarla abrió más mis nalgas y me dio otro empujón brutal, como si quisiera partirme en dos, lo que me hizo dar otro grito desgarrador, su verga topaba hasta lo más profundo, estaba completamente empalada.

- Por favor, suélteme, me está matando, aghhh, me está rompiendo por dentro, aghhh- Grité

Poco a poco me la fue sacando, muy lento, y pude respirar, la sacó hasta dejar sólo la cabeza dentro, inesperadamente dio un nuevo golpe de cintura y me empaló de una sola estocada, un nuevo grito de dolor salió de mi boca, mis puños apretaron su pecho en forma involuntaria, su cara me causaba miedo, temor, reflejaba celos, despecho, enojo,

- Dime puta, ¿con quién te acuestas?, ¿quién te rompe el culo?, ¿con quién le pones los cuernos a mi hijo?

No contesté, mordí mis labios, no podía contestar. En respuesta una nueva empalada que me hizo retorcer del dolor que sentí, sus huevos gruesos y pesados rebotaron en mis nalgas, arqueé la espalda en señal de abandono, no podía hacer nada para evitar las embestidas, así que pensé que lo mejor era facilitar la penetración y evitar que me desgarre por dentro, soportando el salvaje castigo y rogando por que pronto terminara.

- Así que te has quedado muda, no quieres hablar puta, pero no te preocupes, me encargaré de sacarte la verdad a vergazos.

Había escuchado la frase, pero jamás imaginé que lo experimentaría en forma tan literal, aunque más bien me estaba matando a vergazos

Empezó a meterla y sacarla con fuerza, cada vez más rápido, sin piedad, castigando mi pobre culo a su antojo.

- Sácala, me revientas, agghh- Grité

- Confiesa puta y te la saco, respondió castigándome nuevamente y empalándome con fuerza, su pelvis chocó contra mis nalgas y siguió empujando, haciéndome notar toda la longitud de su verga.

- Es Don Fernando, él es mi amante. por favor salte - supliqué

- ¿Quién es Don Fernando?, responde puta, ¿de dónde lo conoces?

Una nueva estocada contra mi adolorido culo, completamente abatido, pero en esta ocasión sentí un calor que invadió todo mi cuerpo.

- Es, mi inquilinooo, ayyy, el señor que renta el cuarto del patio de la casa, aghhh- respondí gritando, apenas pudiendo articular palabras.

Me seguía doliendo cada embestida, pero cada vez mi conducto anal estaba más lubricado y dilatado, cada embestida lo abría más, ensanchándolo, amoldándolo al grosor de la verga de mi suegro, empecé a gozar en forma involuntaria, mis paredes internas estaban muy rozadas y al mismo tiempo tan sensibles, que el roce de la verga me causaba oleadas de placer que recorrían todo mi cuerpo, una mezcla de dolor-placer me invadió, mi vagina empezó a lubricar, mis gritos ya no eran sólo de dolor, si no de dolor combinado con placer, tan así que cada que me la sacaba sentía un fuerte deseo que me la volviera a meter e involuntariamente empecé a mover las caderas.

- Pinche puta, ya te está gustando la cogida, estás culeando, así, mueve el culo zorra, entiérrate tu sola mi verga, aghhh- Gritó mi suegro.

No lo podía creer, a pesar de todo, estaba disfrutando mi violación, me sentí la más puta del mundo, su verga me reventaba por dentro y yo entregada a esa verga terrible, disfrutando el castigo, disfrutaba del dolor que me causaba, no quería que dejara de cogerme, lo escuché gemir y jadear, su cara cambió, ya no me sujetaba con fuerza, lo que me permitió dar media vuelta y ponerme en cuatro, con mi pecho sobre la cama, arqueando la espalda, a fin de que me entrara muy profundo y así empecé a culear a mi antojo, empujando mi cadera contra su pelvis, ensartándome profundo, hasta los huevos, lo hacía retorcerse, aflojaba el culo para que me entrara completa y lo apretaba cada que la sacaba, arrancándole gritos y gemidos de placer.

- Agghh puta, que rico, me vas a sacar la leche, puta zorra, te encanta la verga.

- Si, me encantaaa, metémela, cógeme, dame más duro, reviéntameee, agghhh, rómpeme el culo- grité

Me tomó de las caderas y me clavó toda su verga con fuerza, dí un alarido, pero definitivamente un alarido de placer, mi culo ardía, pero seguía muy sensitivo, sentía el diámetro de sus hinchadas venas y cada centímetro de su largo tronco, empezó a embestirme a un ritmo endemoniado, la cama crujía, parecía romperse, una cogida salvaje, animal, mis piernas empezaron a temblar, mis ojos se pusieron en blanco y saliva resbalaba por la comisura de mis labios, todo mi cuerpo se estremeció, empecé a convulsionar, mi vista se nubló, espasmos recorrían mi cuerpo, me faltaba aire, me estaba rompiendo toda y me encantaba, mi culo estaba completamente abierto, me desmayaba de placer, hasta que ya no pude más y le anuncié mi orgasmo;

- Ah, agh, ayyy, me corro, me corro, -grité, un orgasmo muy intenso y largo, mis fluidos escurrían por mis piernas,

Sus embestidas se hicieron más fuertes todavía, gruñía como toro y empezó también a convulsionar, al tiempo que gritaba:

- Aggghh, Ayyy, puta, ya viene la leche, te voy a dejar bien llena de leche, aggghhh

Sentí que su verga se ensanchaba y lanzaba su primer chorro de semen ardiente, el cual fue un bálsamo para mi maltratado culo, sentía cada una de las contracciones de su verga, y cada chorro de espeso semen que lanzaba, perdí la cuenta de los trallazos de semen fueron, pero pude sentirlos con claridad, como me iba llenando de leche, definitivamente sus huevos estaban cargados de leche, se notaba que no había descargado en muchos días,

Caí desfallecida sobre la cama, y mi suegro sobre mí, con todo su cuerpo sobre mi espalda, siguió embistiendo un rato más, como queriendo prolongar la cogida al máximo, cada que la sacaba un poco de su espeso semen escapaba entre mis nalgas, respiraba agitado y sudaba, ya no sentía mis piernas, su verga palpitaba en mi interior, la movía lentamente, mi culito se contraía involuntariamente, como queriendo ordeñarlo, sacarle hasta la última gota, poco a poco fue perdiendo rigidez hasta que salió de mi interior, y se desplomó en la cama a un lado mío.

Se hizo un incómodo silencio, entonces recobré la cordura, me sentí tan humillada, avergonzada, recordé las amenazas de mi suegro y empecé a llorar, me sentía sucia, violada, mi matrimonio seguramente había acabado, me sentía tan mal.

Mi suegro al observar mi llanto se acercó a mi cara y me dio un tierno beso en la mejilla, su cara había cambiado completamente, nuevamente era el hombre gentil, serio y cortés que conocí.

- Perdona Paty, no me pude controlar, discúlpame, sentí tanto enojo al ver que alguien te acababa de coger, desde que te cogí en Tampico, me volví loco, soñaba todos los días contigo y estaba deseoso de volver a poseerte, por eso estoy aquí, es falso lo de la entrevista de trabajo, vine a cogerte y me dio mucha rabia que alguien se me había adelantado.

- Mi hijo te ama, eres una puta, pero si se llega a enterar le haría mucho daño y no quiero lastimarlo, tampoco quiero perderte, quiero seguir cogiéndote, me haces gozar como nunca en la vida, prometo callar y ser felices los 4, eso sí, si llegas a salir embarazada, puedes apostar que le voy a realizar pruebas de paternidad al bebé, así que ten cuidado.

Con una mano limpió mis lágrimas y me dio un ardiente beso en los labios.

No lo podía creer, mi secreto estaba a salvo y mi suegro me pedía ser su amante a cambio de su silencio, así que mi reputación estaba a salvo, así como mi matrimonio, al fin pude respirar tranquila, y mi alma regresó a mi cuerpo, busqué sus labios para darle un beso en señal de aprobación y que estaba de acuerdo con el trato.

Mi cuerpo estaba sudoroso y semen escurría entre mis piernas, así que me levanté con dificultad, mis piernas me temblaban, no podía sostenerme, mi suegro me ayudó a llegar a la regadera y procedió a bañarme con cuidado, nada parecido a la bestia de minutos antes, todo parecía indicar que estaba arrepentido de haberme violado, sus grandes manos enjabonaban todo mi cuerpo, incluyendo mis nalgas y mi rajita, cuando me estaba enjabonando las nalgas aprovechó para tocarme el ano con la punta de su dedo e hice una mueca de dolor, mi culo estaba al rojo vivo.

- Te duele mucho- me dijo con un tono preocupado.

La pregunta me pareció tonta, claro que me dolía, después de la bestial cogida, me dieron ganas de insultarlo, pero me contuve, comprendí que su comportamiento fue producto de los celos y tal vez me lo merecía, así que decidí perdonarlo.

- Si me duele y mucho, pero pronto me recuperaré, no te preocupes, sólo déjame descansar.

Ya no hubo más acción, ya no podía, me dolían todos los músculos de mi cuerpo y mi suegro lo entendió, me ayudó a secarme y me llevó a la cama donde me ayudó a acostarme, no pedí ponerme ropa, era un suplicio hacerlo, así me acosté, desnuda, al lado de mi macho, me acurruqué a su pecho y nos fuimos quedando dormidos, con mi pierna sobre la suya.

No sé cuánto tiempo estuvimos dormidos, cuando en la madrugada sentí que se acercó a mí y besó mi cuello, su verga rozaba mi pierna, la sentí dura, no me moví, fingí seguir dormida, su lengua recorrió mi cuello y encontró mi oreja, y la empezó a lamer, cuando entró su lengua dentro no pude evitar dar un gemido, descubriéndome, me susurró al oído:

- Amor, ¿estás despierta?

Un nuevo gemido fue mi respuesta y lo abracé, busqué sus labios y le dí un beso ardiente, todo parecía haber sido un sueño, o más bien una pesadilla, me encantaba estar así, acurrucados, piel con piel, su fuerte brazo rodeaba mi cuerpo y acariciaba mi espalda, me hacía sentir segura, protegida.

- Ufff, no sabes lo caliente que me pones, eres preciosa, susurró en mi oído.

Me agarró la cara con una mano y me acercó a él. Me volvió a besar, el calor de su boca me quemaba, me mandaba a otra dimensión, besaba tan rico, tan dulce y tierno y al mismo tiempo con tanta pasión.

Tomo mis piernas y las separó, su verga se posicionó en mi rajita, dura y gruesa, estaba que ardía en deseos de entregarle mi concha, seguía besándome mientras miraba mis ojos, poco a poco fue moviendo su verga hasta encontrar la entrada de mi coño, y sin dejar de mirarme empezó a empujar, mordí mis labios para no gritar, solamente se escuchó un gemido, un gemido de placer, su verga fue abriéndose paso, poco a poco, hasta que entró completa, profundo, me llenaba por completo, empezaron las embestidas, muy lentas y profundas, sin dejar de mirarme y sonriendo al fin, me estaba dando una cogida muy lenta, disfrutaba cada una de sus embestidas y el calor de mis entrañas, yo le acariciaba el pelo,

- ¿Sientes como entra?, que rica estás mami, quiero cogerte así siempre, toda la noche, que seas mía, no me importa que otros te cojan, pero no quiero perderte, tu concha es tan suave y aprieta tan rico mi verga, aghhh, ahhh.

Me seguía diciendo cosas ardientes con la misma delicadeza con la que me penetraba, y me excitaba mucho todo lo que me decía, sus manos llegaron a mis tetas, las pellizcaba y estiraba mis pezones con suavidad, estaba tan caliente que empecé a moverme, pero me detuvo.

- No, despacio, no quiero correrme, quiero disfrutarlo al máximo, disfruta, quiero estar siempre dentro de tí, no sabes lo suave y calientito que se siente, nunca en mi vida he gozado tanto con una mujer.

Así que me relajé y dejé que me enterrara su verga a su ritmo, sólo cerré los ojos y me puse a disfrutar.

Mi suegro jadeaba, mordía suavemente mis labios y me decía que nunca en su vida había cogido tan rico, me sentía halagada, acaricié su espalda, sus fuertes nalgas.

No sé cuánto tiempo me estuvo cogiendo en esa forma tan suave, pero seguramente fue más de una hora, hasta que me anunció.

- Me voy a correr linda, voy a preñar tu dulce coño, siente…

Poco a poco las embestidas se fueron haciendo más rápidas y con mayor fuerza, su pelvis chocaba contra mi coño, hasta que me la enterró hasta el fondo y sentí que explotaba dentro de mis entrañas, llenando mi interior de su espeso semen, el recibir su preciado néctar dentro de mi cuerpo me causó tal excitación que también me corrí, mis jugos se mezclaron con su semen, así nos quedamos nuevamente dormidos, abrazados, sin sacar su verga de mi vagina.

Me despertó la claridad del día que se colaba por la ventana, mi suegro seguía durmiendo, profundamente, me levanté a bañar y me fui a hacer el desayuno, me puse una bata, sin ropa interior.

Estaba terminando de hacer el desayuno cuando apareció, desnudo, me abrazó con firmeza y me dio un rico beso, tomamos el desayuno juntos y me pidió nuevamente que lo perdonara, que no me volvería a hacer daño, que le encantaba mucho cogerme y no quería lastimarme, que estaría viajando a mi ciudad cada mes y que le diría a su esposa que eran viajes de trabajo a diferentes ciudades, escuché todo lo que decía, con atención y sin pronunciar palabra, en mi mente pensaba que hacer con mi inquilino los días que fuera mi suegro a visitarme.

Pareció adivinar mi mente cuando expresó:

- No te preocupes por tu inquilino, te puedo seguir compartiendo.

Terminando de desayunar todavía me dio una cogida más, aunque respetando mi maltrecho culo que seguía muy adolorido, a mediodía lo llevé al aeropuerto y nos despedimos.

Seguía con mucho ardor en mi culo y estaba segura de que mi inquilino no iba a perdonarlo, al ignorar el castigo que me había dado mi suegro, así que al atardecer me fui a casa de mis padres, los cuales viven en un municipio, aproximadamente a una hora de mi ciudad, a mi inquilino le tuve que decir que mi madre se había puesto enferma como excusa, y a mi marido que me había sentido un poco sola y decidí visitar a mis padres.

Después de tres días ya me sentía mejor y regresé a casa en donde ya me esperaba Don Fernando para satisfacer sus necesidades de hembra.

Lo que pasó después se los cuento en el siguiente relato.

Espero sus comentarios al correo [email protected].

Relato anterior:

"Infiel a mi marido y a mi suegro

(10,00)