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Mi suegro, mi sugar daddy, mi hombre (3)

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Ya te conté un poco de mi etapa como travesti de clóset y de la cogida que me dio el papá de mi novia hace unos días.  Ahora vengo a encender un poco más la situación, porque después de platicarlo con él, decidimos tener un segundo encuentro el día de hoy.

En aquella ocasión cada quien se fue a su casa y fingimos que nada había pasado por unos días, hasta que de manera muy casual me envío un texto preguntándome cómo estaba y si me arrepentía de algo. Le respondí que no, y que de nada servía arrepentirnos de algo que ya estaba hecho y que no había manera de deshacer. En un momento pude notar que él quería proponerme volver a vernos, pero no encontraba la manera de decirlo sin sentir que lo que estábamos haciendo estaba muy mal. En primer lugar, estaba siendo infiel a su hija con quien voy a cumplir un año de relación, y en segundo porque sabía que en su entender de la sexualidad, tener relaciones con un chico te vuelve gay. También me contó que su vida sexual con su esposa es prácticamente nula, y que aunque muchas veces él tiene ganas, ella difícilmente acepta coger o intentar algo nuevo. Yo fui muy firme en mi postura y le dije que eso no nos hacía menos hombres, simplemente era sexo, y que si él quería yo estaba dispuesto a intentar cosas nuevas con él también para experimentar. Fue así que fijamos lugar y hora para encontrarnos en un hotel que se encuentra cerca de un lugar al que él tenía que venir en la Ciudad de México.

No lo pensé dos veces, ya que el sexo con él fue muy bueno en todos los sentidos, así que empecé en mi casa con un proceso de "feminización" para que al transformarme pareciera una sensual muchacha dispuesta a ser cogida. Empaqué en una maleta ropa que conservaba de mi etapa travesti más algunas cosas que compré de emergencia en la farmacia; como condones, lubricante y desodorante para dama, y en unas horas ya estaba en camino para encontrarme con él.

Al llegar noté de inmediato que su auto estaba en el estacionamiento, así que le escribí para preguntarle si ya estaba en alguna habitación. Me respondió que sí y subí lo más pronto que pude, porque ya quería tenerlo entre mis piernas. ¿Conocen esa sensación cuando el ano de dilata y se siente deli? Pues todo el camino desde que me bajé del carro hasta la habitación, lo sentí. Quería que me cogiera ya. Al llegar al cuarto estaba descalzo, con la camisa abierta y con un whiskey en la mano. No quise besarlo para no apresurar las cosas y él se limitó a decirme: "¿Todo bien?", le respondí que sí y me apresuré a entrar al baño para empezar a vestirme y maquillarme. Me puse una tanga y el bra que compramos el fin de semana que estuvimos juntos, unos leggins súper pegados y una blusa con transparencia en el pecho. El maquillaje fue sencillo: base, rubor, labial rosa, sombras grises y pestañas postizas. Hice una cola de caballo en mi pelo y dejé un flequillo de lado. La verdad, ¡quedé preciosa! Al salir del baño su cara lo dijo todo, además de sorprendido se notaba ansioso por devorarme. Me extendió la mano y él sentado en la cama, me acercó y comenzó diciéndome: "Hueles a vainilla, y eso me encanta". Me sentí halagada y me agaché para besarlo. Ahora sí me correspondió. Tomó mi rostro y me besó suavemente en los labios mientras sus manos recorrían mi espalda. Me pidió que no me desvistiera todavía, quería verme antes de comenzar. Se alejó un poco para desvestirse y comenzó a acariciarse la verga mientras me observaba. No dejaba de decirme lo sorprendido que estaba de mi versión femenina y yo le dije que eso pasa cuando se preparan las cosas con un poco de tiempo y teniendo las cosas correctas. Después de eso se acostó junto a mí y me puso a chuparle la verga, que estaba ya dura y lista para mi boca. La tomé con mi mano y primero la saludé con la lengua, despacio de abajo hacia arriba, probando como se humedecía su glande poco a poco. Me la metí a la boca y fui mamándole despacio para disfrutarla. Tener una gran verga madura y caliente en la boca es una sensación como pocas, así que también empecé a tocar la mía, que estaba ya súper mojada y asomándose por un lado de mi tanga, haciendo que se viera a través de los leggings. Después de mamarlo le pidió que me desvistiera, pero que me dejara los zapatos y la tanga. Yo accedí porque pensé que de esa manera sería más sencillo para él y no se bajaría su erección, así que le puse el condón y un poco de lubricante en mi ano y en cuatro recibí su trozo dentro de mí.

Grité un poquito porque empujó duro, pero ese dolor desapareció pronto y se convirtió en un "dame duro", "no me la saques" y más frases que sólo había escuchado en las pelis porno. Su manera de follarme fue varonil y muy intensa. Me tomaba por la cintura, manoseaba mis nalgas y tiraba de mi cabello mientras me daba con todo. Después de tenerme en cuatro, se acostó y me puso de cuclillas a darme sentones en su verga de espaldas a él, así que me agarré de sus tobillos y como una loca comencé a darme sentones en su verga hasta que me vine. Mi pene pasó en segundos de estar erecto a estar pequeñito y mojado, pero mi culo seguía recibiendo una cogida sensacional. Entonces me pidió que me volteara, subió mis piernas a sus hombros y me penetró de frente a él mientras me pedía que le dijera que era suya, que yo era su mujer...

Verlo frente a mí, tan hombre, con tanta experiencia y disfrutando de mi cuerpo es una sensación que me enloquecía, no quería que se detuviera. En algún momento tuve el deseo de tener unos senos enormes para que los chupara y jugara con ellos mientras me cogía, de ser más mujer y provocarlo más. Después de un rato en esa posición, salió de mí, se quitó el condón y terminó en mi abdomen. Tenía mi barriga llena de su leche calientita y pensé que eso deben sentir muchas mujeres cuando nosotros terminamos ahí. Nos acostamos y nos abrazamos un rato. Le dije que había estado increíble para mí.

Después de estar un rato acostados, me preguntó si para un siguiente encuentro podía utilizar unas botas y medias de red. Entonces además de entender que esa no sería la última vez, supe que también le gusta coger conmigo. Le dije que sí, que me pidiera lo que él quisiera y yo trataría de hacer su fantasía realidad. También me pidió que comprara una peluca rubia con pelo lacio, y me dio un billete de 1000 pesos mexicanos (Aprox. 50 USD) para que comprara todo lo que necesitara. Le dije que no podía aceptarlo, que realmente no lo hacía por eso, pero él insistió en que lo conservara. Tal vez también por un poco de culpa, así que lo guardé. Él se levantó de la cama, se bañó y se fue sin decirme mucho. Tal vez todavía siente que no es correcto lo que está pasando entre nosotros.

Ese mismo día por la noche me escribió para decirme que sentía mucho haberse ido así, pero que era raro. Que no me ofendiera y que esperaba que fuera del hotel pudiéramos llevarnos normal. Le dije que no importaba, que yo entendía que no era sencillo pero que mientras los dos estuviéramos de acuerdo, todo saldría bien. Nos despedimos con un emoji y listo. Tenemos una cogida pendiente...

Ahora tengo una misión, que es conseguir las cosas que me pidió para nuestro siguiente encuentro, mantenerme discreto y tratar de aguantarme las ganas hasta que vuelva a suceder.

Ya te contaré cómo salió todo entre mi nuevo novio y mi lado femenino...

(9,50)