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Mi tía, mi prima y la montaña (3): Conociendo a mi prima
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Me vestí con los pantalones cortos, la camiseta y unas chanclas, realmente era lo que llevaba habitualmente en mi casa. Mi tía se puso a realizar sus labores habituales y yo me fui a dar un paseo para ver hasta donde llegaba la finca. A eso de las doce hoy llegar a mi prima. Me acerqué con rapidez hasta la casa y al entrar en el salón oí que estaban hablando.

-Si, fue genial! Decía Laura.

-Entonces te excitaste con el? Preguntó su madre.

-Ufff, me puse más caliente que la estufa de leña!

-Entonces te gusta?

-Síii! Pero también me gusta cuando dormimos juntas!

-Entiendo! Supongo que te gustan algunas mujeres y también algunos hombres.

-Pues si, no es que no me decida, es que creo que me gustan las dos cosas!

-Pues nada hija, así puedes disfrutar más!

-Que tal anoche, hablasteis mucho?

Me entró un escalofrío por el cuerpo al oír la pregunta de Laura.

-Pues si, es un chico muy conversador!

-Noté que a ti también te gustaba, de hecho te pusiste guapa para cenar, jajaja!

-Jajaja, está claro que no puedo mentirte! Contestó mi tía algo nerviosa.

-Quieres que os deje solos? Dijo con rapidez mi tía para desviar el tema.

-No hace falta mamá, si me vuelvo a poner caliente con el no me importa que nos veas, jajaja!

-Bueno, de todas formas no me dejare ver. Ahora puedes ir a buscarle y os bañáis en el estanque hasta la hora de comer! Creo que sí te pones el bikini rojo estarás irresistible!

Me fui deprisa hacia la entrada y grité un “hola” para parecer que llegaba en ese momento.

-Hola primo! Contestó Laura acercándose hasta mí para abrazarme y darme un beso en todos los morros.

-Tenía ganas de acabar para verte!

-Yo también tenía ganas de que volvieras! Contesté a su halago.

-Te has traído bañador?

-Si, claro!

-Pues vamos a cambiarnos ya darnos un baño!

Subimos con rapidez a las habitaciones y nos metimos cada uno en la nuestra para cambiarnos. Me puse el bañador a toda velocidad y salí al pasillo con la camiseta en la mano. Al momento apareció enfundada en un pequeño bikini rojo que dejaba ver la mayor parte de sus espectaculares tetas y unas tiras sujetando el pequeño triángulo de tela que tapaba el centro de sus fuertes muslos.

-Te gusta? Me dijo dándose una vuelta sobre sí misma.

-Estás deliciosa con ese bikini, prima!

Sabía que le gustaba el apelativo familiar y no dude en utilizarlo.

-Gracias primo! Y yo, te gustó? Me dijo sin cortarse acercándose hasta mí para poner sus manos sobre mis hombros.

La miré a los ojos mientras planteaba mi respuesta, no sabía si ser directo o quizás algo sutil. Pensé que si sus preguntas eran directas le gustaría que mis respuestas también lo fueran. La cogí de las manos con los brazos estirados para observarla como si se hubiera puesto un vestido nuevo. La mira las hermosas tetas y baje la vista lentamente como si hiciera una radiografía de su cuerpo. Me di cuenta como se marcaban unos gruesos labios genitales bajo el tanga y pensé que ella si iría depilada. Bajé con la mirada hasta sus pies y volví a subirla hasta sus ojos que chispeaban como bengalas.

-Prima, permíteme decirte que estás para comerte!

Soltó mis manos y se abrazó a mi cuello dándome un beso húmedo y voraz. Yo me agarré a su culo y lo apreté con fuerza, tenía un culo deliciosamente duro. Era impulsiva e impredecible, y eso me despistada pero a la vez me atraía.

El beso se hizo más húmedo y lascivo y sentí como restregaban su pelvis contra la mía. Despegó los labios con el deseo dibujado en su cara.

-Nunca me había puesto tan caliente con un chico! Me dijo mirándome a los ojos con palabras vibrantes.

-Con cuantos has estado?

Pregunté sin pensar que podría ser algo íntimo. Pero ella me respondió con naturalidad y quizás algo de inocencia.

-Con tres y otro… más mayor, jajaja!

Contestó poniendo cierta picardía al final de la frase. Como la veía muy natural hablando del tema, decidí seguir preguntándola.

-Más… mayor? La insinúe.

-Si, es el padre de una amiga. Tiene cincuenta años, pero está muy bien. Aquí no hay mucho donde elegir, sabes!

Su naturalidad era tan aplastante que cada vez me sentía más cómodo preguntando.

-Y como surgió?

-Pues un día hablando con Marta salió el tema del sexo y me dijo que su padre tenía una polla muy gorda, jajaja! Ella vive con el y su abuela, pues su madre murió cuando era pequeña. Me contó que un día le vio masturbarse en su habitación y vio el pedazo polla que tenía. Se acercó hasta el y le dijo que si le dejaba a ella hacérselo. El se negó en un principio, pero Marta es muy insistente y logró que la dejara.

Según hablaba había bajado la mano y la había introducido en mi bañador. Entre sus besos, sus apretones y la historia ya se me había puesto dura. Cuando que quise dar cuenta ya me la había sacado y como si fuera parte de la historia me dijo.

-La tuya se le parece, pero quiero probarla para ver a qué sabe!

Sin que me diera tiempo ni a pensar se agachó y le dio grandes lametazos al capullo con la larga y carnosa lengua que tenía. Abrió la boca y se introdujo el capullo que parecía que iba a estallar. Noté como lo relamía en el interior de su boca para después avanzar con sus sensuales labios a través del tronco duro y venoso. Dio varias chupadas hasta la mitad de la polla y en el siguiente avance se la metió entera. Mi cuerpo tembló ostensiblemente y su mano lo aumento al sobarme los huevos. “Joder con la prima, vaya manera de chupar!” Me repetí mentalmente pensando en quien la habría enseñado.

Repitió la penetración completa varias veces y yo ya me veía a punto de correrme cuando me sorprende nuevo.

-Quieres correrte? Mi dijo desde abajo con cara de niña traviesa.

Me dejó tan descolocado que no sabía que responder, y antes de que reaccionara contestó ella misma.

-Mejor te la mantendré dura para tocarla de vez en cuando, jajaja!

Se incorporó subiéndome el bañador para que quedara como una tienda de campaña. Volvía abrazarme y a besarme con una lascivia incontenida.

-Joder, cada vez me gusta más tu boca!

Dijo apretando los labios para contener el deseo eufórico que la estaba desbordando. Se bajó la parte alta del bikini mostrándome sus gordos pezones.

-Chúpamelos un poco para que se pongan duros! Me flipa tenerlos como piedras!

Ante un ofrecimiento así era imposible negarse. A mi sí que me flipaban sus tetas. Hundí la boca en la deliciosa carne y succioné los dos pezones como un bebé hambriento. Mis chupadas fueron tan brutales que arranqué un gemido de su boca.

-Ahhhg! Como me gusta, diosss!

“Que tetas dios mío!” pensaba mientras chupaba y las rebozaba contra mi cara.

-Vale, vale! Vamos al estanque!

Me cortó de nuevo. “Joder, con lo bien que me lo estaba pasando!” Pensé mientras se subía el bikini. La tienda de campaña cada vez era mayor, pero no me importaba sabiendo que mi tía era consentidora, más bien pensé que hasta le agradaría.

Salimos al jardín y corrimos los cien metros que había hasta el estanque, situado casi al final de la finca. Casi me caigo por el camino por quedarme embobado mirando como se movía su duro culo. Se lanzó al agua sin pensarlo y yo la seguí como un perro a su amo. Nadamos los doce metros de largo que tenía y al llegar volvió a besarme con esa pasión que acostumbraba. Metió la mano en mi bañador y abrazó la polla de nuevo.

-Ummm, que dura sigue!

-Me acabarán doliendo los huevos!

Le dije con sonrisa cínica.

-No te preocupes, que después de comer te voy a dejar seco!

Me daba cuenta que su lenguaje iba cambiando, ya no parecía la niña alegre e inocente que percibí al conocerla. En mi cabeza ronroneaba la historia que había comenzado a contarme, y come ella hacía, yo la imite llevando mi mano hasta su coño. Lo palpé para sentir los gruesos labios genitales y me dio un subidón que casi caliento el agua del estanque.

-Que coño más rico tienes prima! Estoy deseando comértelo!

-Pues cuando llegue el momento, te vas a hartar, jajaja!

Me contestó con desparpajo. Y mientras sobaba los hermosos labios por encima de la tela volví a incidir en la historia.

-Por qué no sigues contándome lo del padre de tu amiga.

-Te pone cachondo, verdad?

-Ni te lo imaginas!

-Pues así es como quiero tenerte a todas horas, jajaja!

Su respuesta llegó a asustarme, pero continuó con la historia.

-Pues ese día consiguió que su padre la dejara masturbarle, pero no sé conformó con eso. Al día siguiente volvió a entrar en su habitación y si padre apenas se resistió. Cuando sintió que él ya estaba muy caliente comenzó a chuparle el capullo sin saber muy bien como hacerlo, pero consiguió que se corriera. Mi amiga apenas había tenido relaciones con ningún chico, tan solo unos toqueteos y apenas sabía nada del sexo. Su padre la intentó convencer que tenía que salir más y relacionarse con chicos de su edad, pero a ella le asusta un poco relacionarse con gente desconocida y fue convenciendo a su padre para hacerle cosas y que él se las hiciera. Entonces tenía diecinueve años y estaba bastante delgada, aunque no tenía malas tetas, pero creía que no le gustaría a ningún chico. Pensó que si aprendía todo lo que pudiera sobre el sexo tendría más oportunidades. Su padre fue cediendo en sus pretensiones y cada día llegaban a más. Le enseñó como chuparle la polla para tenerle a punto durante mucho tiempo sin llegar a correrse. Me contó que varias veces le dieron arcadas cuando intentaba tragársela entera, pero al final lo consiguió.

Yo estaba sumergido en el agua fresca, pero mi polla parecía no notarlo pues seguía como una estaca sujetando la tienda de campaña.

-Chicos, a comer! Oímos gritar a mi tía a lo lejos.

-Estás caliente? Me preguntó mi prima.

-Muchooo! Contesté sin dudarlo.

-Pues yo también me he puesto contándotelo, jajaja! Vamos, que mamá no quiere que se le envié la comida!

“No sé que pensará mi tía cuando me vea así el bañador!” fue lo primero que pensé al salir del agua.

Entramos al salón y ya estaba la mesa puesta y los platos servidos.

-Gracias mamá! Se ve estupenda! Dijo Laura dándole un beso en plenos labios.

-Si tía, tiene una pinta estupenda! Dije yo para no quedarme atrás.

Vi que mi tía había visto mi bañador y contuvo la sonrisa. Me puse la camiseta para sentarme a la mesa y Laura se puso una corta y fina bata. Mi tía también se había puesto un bonito vestido floreado con un generoso escote y bastante corto. Hablamos bastante durante la comida pero no podía evitar que mi mirada se clavara de vez en cuando en sus escotes, parecía que estaba viendo un partido de tenis con los ojos de un lado a otro. La mesa era cuadrada y se habían sentado una a cada lado de mi. Al poco de empezar sentí la mano de Laura pasando sobre mi bañador a la vez que me sonreía. No sé si lo intentaba ocultar, pero era realmente descarado. Decidí hacer lo mismo, y metí la mano bajo la mesa buscando el centro de sus muslos, si ella quería calentarme yo haría lo mismo. Nada más sentir mis dedos abrió los muslos y se echó hacia delante sobre la silla, prácticamente llevo su coño a mis dedos. De nuevo sentí los tremendos labios de su coño y mi polla dio un pálpito. Miré de reojo a mi tía que parecía estar atenta a su plato, pero una leve sonrisa la delataba. Retiré la tela del tanga y pasé dos dedos entre la raja que formaban sus labios genitales. La humedad impregnó mis dedos y mi prima cerró un instante los ojos para disfrutar de la caricia.

Anduvimos jugueteando durante toda la comida dándome cuenta de lo que disfrutaba mi prima con el morbo. Cuando acabamos mi tía sirvió unos cafés y mi prima se fue a fregar los platos.

-Lo habéis pasado bien comiendo, ehh!

Sonrió mi tía insinuando de que se había enterado. Pasé la mano bajo la mesa y acaricié sus muslos.

-También me hubiera gustado jugar contigo, tía!

-Prefiero de momento que no se entere de lo nuestro! Tenemos tiempo cuando ella no está y estoy deseando volver a abrazarte!

Dejé de acariciar sus muslos y al momento llegó Laura.

-Vente primo, te enseñaré donde me tumbo la siesta!

-Yo me subiré a tumbarme a la habitación!

Dijo mi tía con rapidez para hacernos saber que estaríamos solos. Laura me agarró de la mano y me llevo hasta el final de la finca, calculé que estaríamos a unos trescientos metros de la casa, espacio suficiente para que su madre no nos oyera. Entró en un cobertizo de madera en el que había herramientas para la huerta y sacó una amplia manta que extendió sobre la hierba.

El sitio era precioso, un par de árboles daban una sombra estupenda y el sonido de los pájaros amenizaba todo el contorno.

-Te gusta? Me preguntó con esa cara de niña traviesa que sabía poner.

-Es preciso, pero sobre todo, compartirlo contigo! Le dije adulándola.

Se quitó la bata que se había puesto para comer mirándome con ojos de pilla, y me volvió a sorprender al quitarse la parte alta del bikini mostrándome sus grandes y hermosas tetas. Sus hijos chispeantes no cesaban de mirarme mientras lo hacía, parecía que quería ver la expresión de mi cara ante su desnudez.

No se quedó ahí, metió los dedos en las tiras del tanga que rodeaban sus caderas y comenzó a bajarlo con lentitud. Sus tremendos labios genitales fueron apareciendo como un amanecer. Mi polla que había bajado levemente durante el recorrido volvió a formar la tienda de campaña bajo mi bañador. Acababa de comer, pero el habré que me entró por comerme ese tremendo coño era más voraz. El tanga cayó al suelo, y sin perder su sonrisa traviesa se tumbó en la manta de costado.

-No te denudas tu?

-Claro, ahora mismo!

Contesté tirando de mi camiseta y después del bañador. Mi polla salió estirada y vibrante, parecía que llegaba el momento de la verdad. Me tumbé de costado frente a ella y sus labios envolvieron mi boca al instante. Nos besamos con ansia a la vez que los cuerpos se entrelazaban. El contacto de su frondosa carne y la tersa piel fue el único ingrediente que faltaba para reventar mi mente en un estado de salidismo total. Cuando pude despegarme de sus labios, continúe con mi lengua por su cuello hasta llegar a las hermosas tetas, esa visión me había perturbado desde el principio. Lamí los gordos pezones como un perro sediento y los Introduje en mi boca para saborear su dureza. El ansia sexual que me había provocado me hizo morderlos hasta arrancar un quejido de su deliciosa boca.

-Ufff, primo! Me gusta que me muerdan los pezones, pero cuando esté más caliente!

Yo no sé cómo estaría ella pero yo estaba que me ya me salía por mis propios poros. Repte como una serpiente por su mullido cuerpo hasta llegar al centro de sus muslos. Los abundantes labios de su coño volvieron a aparecer ante mis ojos y los palpé con los dedos para sentir esa carne tierna y apetecible. La visión era tan espectacular que me deleite unos segundos mirando. Abrió las piernas a ambos lados de mi cuerpo y poniendo la mano sobre mi cabeza me invitó a que la boca hasta su coño. Pasé la lengua por toda la raja, ufff, menuda raja! La lamí varias veces sintiendo como se abría. Mi lengua encontró el clítoris en lo más alto, duro y abultado, y tras varios roces con la punta de la lengua logré que todo su cuerpo diera un estertor. Abrace sus muslos con mis manos y el clítoris con los labios y le di varias succiones mientras apretaba mi cabeza contra su vulva. Sus jadeos se hicieron más sonoros y guturales y soltó una buena corrida sobre mi boca.

Levanté la cabeza para respirar con la cara empapada y miré sus hermosos labios abiertos jadeando a gran velocidad. Me agarró del pelo y tiro hacia arriba hasta conseguir mi boca y me besó con una pasión indescriptible. Lamió mis labios y mi cara empapados de su propio flujo.

-Te confesaré un secreto, me encanta el sabor de mis corridas! Susurró contra mi boca.

Busco mi endurecido miembro y lo colocó entre los carnosos labios de su coño.

-Fóllame lentamente! Quiere sentir tu polla durante horas!

Me pidió un imposible, pues con el tiempo que llevaba la polla tiesa seguro que apenas duraría unos minutos.

Apreté con suavidad y mi duro tronco se hundió profundamente. Sentí una larga ráfaga de su aliento sobre mi boca cuando sintió cómo llenaba su vagina.

-Ufff, que polla tienes primo!

Sus palabras me hicieron recordar la historia que había empezado a contarme, y le pedí que siguiera mientras la penetraba con suma lentitud.

-Ahhh! Diosss, no sé si podré!

Gimió a la siguiente penetración. Sus labios eran demasiado preciosos y sensuales para seguir mirándolos sin devorarlos y baje con mi boca a sus tetas. Volví a chupar los pezones que ya estaban como piedras mientras continuaba subiendo y bajando mi pelvis para penetrarla larga y profundamente.

-Ufff, primo, como me está gustando! Sigue así!

Volvió a susurrar acariciando mi cabeza a la vez que me rebozaba entre sus grandes tetas.

Tenía ganas te empotrarla contra la manta pero pude contenerme contemplando su disfrute. La sentía excitada, caliente, casi hirviendo, pero no me pedía más. Mis caderas se hundían entre sus muslos y mi polla entraba entre su raja buscando el final de su vagina. Subía y bajaba lentamente, y a cada penetración emitía un largo jadeó. Creo que pasaron varios minutos de largas y lentas penetraciones hasta que reclamó mi boca de nuevo. Me miró a los ojos después de darme un húmedo beso y me susurró con voz gutural.

-Vamos, dame más fuerte, más deprisa!

Fue como la bandera de salida. Comencé a embestir como un toro salvaje mientras ella me sujetaba la cara mirándome a los ojos.

Su boca jadeaba a escasos centímetros de la mía.

-Te gusta? Comenzó a susurrar contra mis labios como si quisiera enterrar sus palabras dentro de mi boca. Sus ojos tintineaban como las estrellas en una noche oscura.

-Si! Contesté con euforia.

-Me has puesto muy zorra, sabes! Ahhh!

-Me gusta verte así de zorra!

-Más fuerte! Quiero que me revientes como a una puta viciosa!

-Pues te voy a reventar, ahhh!

Contesté con más euforia a su apelativo de puta. Su voz era cada vez más gutural y entre frase y frase, chupaba y mordía mis labios.

-Diosss, me voy a correr otra vez!

-Y yo te la voy a sacar por la boca!

Había logrado excitarme tanto que mi mente ya no coordinaba, tan solo se me ocurrían barbaridades embistiendo como un animal.

-Eres una zorra preciosa, y te voy a reventar el coño y el culo!

-Ahhh! Sigue, sigueee! Ahhh!

Gritó mordisqueándome los labios a la vez que se corría.

Me había concentrado tanto al principio que ahora el que no me corría era yo. Seguí embistiendo con mi polla chapoteando en su empapada vagina. Ella se había corrido pero seguía levantando levemente el culo de la manta para que entrara más duro y estirado rabo.

Metí una mano bajo su culo y busqué el agujero perdido en su gran raja y lo penetre levemente con la punta de un dedo.

-Ufff, diosss! Sigue! Sigueee!

Me increpó de nuevo como si no se acabará de correr. Relajó el culo para que mi dedo entrará más y ese hermoso se abrió generosamente. Metí medio dedo sin dejar de embestir con mi estaca, pero quería más!

-Todo! Diosss, mételo todo!

Casi ni tuve que hacerlo, prácticamente engulló mi dedo hasta los nudillos y pude sentir el roce de mi polla entre la fina pared que los separaba.

Mordió mi labio inferior para ahogar un grito que hubiera ahuyentado a los pájaros y mi polla reventó en lo más profundo de su vagina.

Ella también se corrió de nuevo y su coño se desbordó para acabar chorreando por la raja de su culo.

Mi cuerpo se derrumbó sobre su mullida carne y permanecimos así casi dos minutos recuperando la respiración. Después busco mis labios secos por los jadeos y los embadurno con la saliva de los suyos. Esos labios eran un regalo para mi boca.

-Dios mío primo! Como he disfrutado! Ni el tío Pedro folla así!

-Quién es el tío Pedro?

-Pues el padre de mi amiga! Del que te he estado hablando!

Ostias! Ahora sí que había despertado aún más el morbo por conocer la historia.

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