Nuevos relatos publicados: 13

Mi vecino masajista

  • 3
  • 12.720
  • 9,19 (16 Val.)
  • 0

Bueno para empezar soy una chica que vive sola, divertida, alegre, coqueta, me encanta vestirme sexy princess y últimamente el trabajo está siendo duro, termino muy estresada y sin querer saber de la vida, trabajar tanto me tiene agotada, empiezo a sentir mi cuerpo muy tenso, necesito un desestres de cualquier tipo.

Afortunadamente un vecino es masajista, un hombre de 40 años ex militar, alto, fornido, con grandes manos e increíble porte y por supuesto! Me encanta, siempre nos topamos en el estacionamiento y cuando nuestras miradas se cruzan existe un ambiente de deseó, me mira y puedo sentir cómo se imagina teniendo me en sus brazos, eso me pone, pero soy una chica a la que le gusta que la busquen primero, no puedo dar el primer paso, deja de ser sexy, me gusta que me deseen tanto que tengan que venir a tomarme, me hace sentir poderosa y con toda esa energía sexual llena de deseó, me tomé en donde estemos.

No es algo tan difícil, o si?

Pero bueno, mi vecino masajista, un hombre guapo y culto, no necesita más para que lo desee, un experimentado militar, entro a su recepción y se nota la disciplina en la decoración, un lugar limpio, serio, sencillo pero con clase, apenas y cabe por la puerta, yo solo mido 1.50 m. Soy pequeña. Llevo puesto un shorts negro, un top negro sin tirantes, tennis y un kimono abierto, justo para un rico masaje, obviamente llevaba unos lindos accesorios, sexy y princess.

Si él quisiera podría bajar mi top y dejar al descubierto mi pecho.

Pero aquí estoy esperando en recepción, aún no me toca, al despedir a su "paciente" me ve y desvía la mirada, está nervioso ufff, muerdo mis labios.

La verdad es que está sorprendido de que no haya cancelado la cita, es que no les conté cuando fui a pedir información me habló del masaje tántrico y pues digamos que si quiero seducirlo, pero no tan directo y bueno aquí estoy desnudándome en la habitación, me preguntó si quería que se saliera, le dije que está bien... Si salía. Vamos a ver hasta dónde podemos llegar.

Es muy amable o está nervioso, soy menor que él, una mujer joven, él podría enseñarme algunas cosas, se mueve con una seguridad, este hombre sabe cómo tocar, podría respirar en mi oído y me excitaría tanto, no puedo quitar esa imagen de mi cabeza, los dos desnudos sudando, me penetra por atrás y gime de placer en mi oído, hasta puedo escuchar el empujón.

Pero que creen estoy acostada boca abajo, desnuda, con calcetines, porque hace frío, mmm ahora que lo pienso, se levantaran mis pezones.

Este hombre es un caballero, me desea, lo veo y lo siento pero me toca sin caer en la línea, un profesional. Me encantaría hacer que rompa el profesionalismo y se suba a esta mesa solo con ropa interior a seguir con su masaje, cerca de mi oído y me daría una vuelta para que masajee mis pechos, son muy bonitos y divertidos, listos para jugar.

Me vuelve loca, seguimos platicando con mucha confianza pero sin dar el paso, lo está dando todo para quitarme todo ese estrés, ya está sudando y aún nada. Se ve tan atractivo trabajando con tanto esfuerzo, cada vez que baja sus manos por mis pompis, siento punzadas de éxtasis, es tan simpático, podría ser su amiga pero esto que siento no me permitirá verlo normal, quizá me pondría un poco tóxica y prefiero evitarlo.

Ya pasó 1 hora 20.

Es tiempo de irme, me encanta este hombre.

¿Qué debería hacer?

(9,19)