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Naomi: Los antojos de una chica embarazada
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Nunca me ha gustado espiar a nadie y menos a mis vecinos, pero esta experiencia ocurrió de sorpresa y no sé si esta chica se daba cuenta, pero desde la terraza de mi habitación se puede ver su piscina y aunque tiene a un lado un patio cubierto, en esta ocasión esta chica de nombre Naomi estaba acomodada en una de esas sillas reclinables y aunque no le veía arriba de su abdomen porque le cubría el techo del patio, si le podía apreciar sus bonitas piernas y parte de la zona de su bikini. Hasta ese momento no le conocía su nombre, pues a pesar de que es mi vecina, por estos lados del mundo cada uno se mantiene lo más privado posible y los vecinos no se conocen entre sí.

Esa tarde que Naomi yacía en la silla reclinable y que parecía tomar su descanso rutinario, ya me iba a retirar hacia el interior de mi habitación cuando de repente veo que esta chica se lleva su mano derecha hacia la zona de su monte Venus y pienso que algo la irrita y comienza a rascarse, pero luego me doy cuenta de que no se está rascando; se está masturbando. Pongo atención a sus movimientos y luego veo como elevaba su pelvis y con los minutos apenas escucho un pequeño gemido cuando creo se está corriendo. Me quedo en mi terraza, luego veo que se levanta, sale alrededor de la piscina, mira que yo estoy en la terraza y me hace un ademán de saludo al cual correspondo. No sé si creer lo que mis ojos han visto.

Naomi es una de esas pocas personas que veo caminar por la colonia. Le calculé unos 30 a 33 años, es de estatura promedia y de contextura atlética. Se puede ver en su cabello esa descendencia africana, aunque su piel es morena clara. Su cabello es rizado y muchas veces la he visto luciendo esas múltiples trencitas que típicamente se hace. Es de rostro atractivo y aunque no tiene muchos pechos, su trasero es fenomenal. Hasta este punto no sé a qué se dedica y yo que me mantengo en mi casa por mi condición de retirado, pues suelo verla caminando o descansando a la orilla de la piscina y esta era la primera vez que la veo en estos menesteres.

Al otro día en las mismas horas de la tarde como si fuera algo religioso la vuelvo a ver en la misma silla reclinable en las mismas condiciones. No puedo ver más arriba de su abdomen, pero veo como de nuevo se masturba y esta vez si he tomado unos binoculares y veo la acción tan cerca y como vuelve a explotar en otro orgasmo. Nuevamente a penas escucho su gemido, pues de mi terraza a la piscina bien hay unos 100 metros más o menos. Esta vez se para, pero se va al interior de su casa. Y de esta manera ocurren algunas otras ocasiones donde ella se masturba y eso me llama la atención, pues es una chica bella, joven y que recurra a la autosatisfacción pues me tiene intrigado. Nunca he visto a algún elemento del sexo opuesto en esa casa y, no sé si esta chica está casada… bueno realmente solo la he visto a ella.

Hace dos días aclaré el enigma de la bella y solitaria Naomi y descubrí que al igual que yo es una mujer promiscua y dispuesta a las aventuras. Iba bajándome del coche, pues regularmente lo dejo afuera de la cochera, cuando escucho que ella me habla a través de la cerca:

– Disculpe… ¿Cómo se llama? Yo me llamo Naomi. – me dijo.

– Tony. -le dije. – ¿Tu eres mi vecina?

– Si… ¿Está su esposa?

– No… no soy casado. ¿En algo que te pueda ayudar?

– Ahora que sé que no es casado, creo que me puede ayudar en mucho. -Me dijo en una forma coqueta.

– Dime… ¿para que soy bueno?

– Disculpe mi atrevimiento, pero revisando el sistema de cámaras de seguridad de mí casa, parece que usted me ha estado espiando.

– Me vas a disculpar Naomi… pero viendo lo que tú haces a cada tarde es difícil evitar de ver. -le dije un poco molesto.

– Disculpe… no sabía que lo podría molestar.

– Honestamente no me molesta, pero alguna otra persona quizá ya te hubiese hecho algún problema legal.

– Perdón… no volverá a ocurrir… discúlpeme. -me decía.

– Por mí no hay ningún problema y siendo honesto, me gustó lo que vi. -le dije para ver su reacción.

– ¿Y la mujer que entra aquí en un Mercedez gris es su novia?

– No… es mi hermana. -le contesté.

– ¿Así que le gustó lo que vio?

– Si y mucho y, siempre me he preguntado cómo una chica tan linda como tu necesite masturbarse pues dudo que alguien te pueda rechazar.

– ¿Le puedo ser honesta? Prométame que esto queda entre usted y yo.

– Dime, te lo prometo.

– Pues bien… no sé si ha visto a mi esposo. Regularmente se va temprano y regresa tarde y obviamente muy cansado. Así que no tenemos una vida sexual que digamos. Lo raro, es que siento que lo rechazo y se me ha abierto un deseo incontrolable de probar algo diferente. Le voy a ser honesta… estoy embarazada y estoy entrando a mi tercer mes y siento que el deseo de sexo es grande de experimentar, pero no con mi marido. Estoy tan deseosa de tener sexo con alguien diferente que hasta me he atrevido de hacerle esta confesión a usted. ¿Estoy loca verdad?

– No… no estás loca. Los seres humanos somos sorprendentes.

– ¿Usted qué piensa? Disculpe que sea tan directa con usted… ¿Usted estaría disponible?

– No sé si te has dado cuenta, pero quizá te doblo tu edad o más. -y me sonrió.

– ¡Pero, usted se mira joven! No se mira como un hombre impotente.

– No… no lo soy. Pero eres mi vecina y no quiero tener problemas con nadie… además con el sexo tengo mis propios gustos y muchas mujeres no están dispuesta a complacer mis gustos.

– ¿Cómo? Dígame. Dígame lo que quiera que de solo tener esta plática con usted me tiene excitada.

– ¿Estás dispuesta a tener sexo anal conmigo?

– Mire que no he tenido muy buenas experiencias, pero tengo tantas ansias que esto suceda que estoy dispuesta a todo.

– En ese caso… ¿quieres pasar a mi habitación?

La hice pasar al interior de mi casa y subimos por las gradas al segundo nivel y Naomi iba por delante de mí y pude ver sus piernas morenas bien torneadas pues llevaba una minifalda donde por ese desnivel para mi ventaja, podía apenas observar una diminuta prenda interior de color negra. Entramos a mi habitación y me pidió pasar al baño a darse una ducha, pues ella me decía que venía de caminar cuando me vio bajándome del coche. Pude ver como se despojó de una camisa deportiva y como dije, sus pechos son pequeños, pero con un pezón puntiagudo, pero sí su lindo trasero si que lo hace a uno soñar y divagar el pensamiento en todo lo que uno le quisiera hacer. Naomi tiene uno de esos traseros que podríamos llamar perfectos, una piel morena clara sin ningún rasgo de imperfecciones y pude observar un tatuaje en su espalda baja, apenas arriba donde comienza la separación de sus nalgas con unas letras en latín que luego tiempo después ella me dijo lo que significaba… Me quedé esperando en la cama y entonces iba a pasar a darme una ducha y ella me detuvo diciendo: -Me gustas como hueles… no te bañes.

Ella pasó a despojarme de mi pantalón mientras yo me quitaba la camisa. Llevaba unos bóxer que se miraban ya elevados por la excitación de haberle visto el culo a Naomi. Metió su mano por una de las mangas del bóxer y me lo tocó diciendo: – Tengo suerte, nunca imaginé disfrutar de una verga tan rica como se ve la tuya… ¡Que rica verga tienes! – Se quedó a la orilla de la cama y comenzó con una felación tan intensa que parecía de las putas más experimentadas de los mejores burdeles. Es que parecía que Naomi había visto la más deliciosa paleta del mundo y se dedicó a chuparla con toda intensidad. Lo bueno que a mi edad sé tolerar este tipo de estímulos y la dejé que mamara hasta que se cansara. Esta chica me mamaba y se masturbaba que de repente explotó en un escandaloso orgasmo. Se tiró a la cama y me fui en busca de su vagina para penetrarla y me recibió gozosa con las piernas abiertas para prolongarle el orgasmo que parecía nunca terminaba.

Cuando terminó de jadear y su respiración se normalizaba se sonreía de placer y me dijo que me quería montar. Se fue por sobre mí a la inversa dejándome ver ese hermoso poema de su rico culo, el cual no tenía vello alguno y solo se podía ver lo rosado de su rico ojete. Me tomó del falo y prosiguió con la faena de cabalgar moviendo sus lindas caderas y dándome un espectáculo fenomenal. Ella misma me pidió que le frotara el culo con mis dedos y de esa manera lo hice. Con los minutos no solo le frotaba el ano, uno de mis dedos se metía completamente en su ano y ella lo disfrutaba gimiendo y su vagina producía cantidad de lubricación que todo mi pelvis estaba mojado. Ella sacudía ese culo como si bailara Reggae y de repente ella volvía a ver las nubes y el paraíso y movió el culo como nunca vi mujer alguna moverlo. Se corrió tan rico que me dejaba sorprendido. De una manera más pausada lo seguía moviendo en esos últimos segundos de ese placer indescriptible cuando de repente su celular suena. Era su esposo y sin sacarse mi verga de su conchita ella que lo tenía cerca lo contesta y escucho la conversación pues lo tiene en la bocina con volumen alto:

– ¡Hola, cariño! ¿Qué haces?

– ¡Para que te lo digo… no me lo creerías!

– Suenas que parecieras que estás en el paraíso…

– ¡Algo así! Me están dando una culeada que es como tocar el cielo.

– ¡Estás cumpliendo tus fantasías! ¿Y quién es el que te culea en esta ocasión?

– Ese vecino misterioso del que te he contado y en esta ocasión su mujer nos mira como cogemos.

– ¿Crees que su mujer desee estar con un hombre como yo?

– ¡Quizá sí! Pero lo dudo… ella es de otras épocas y no creo que se atreva, aunque lo desee.

– Bueno cariño, disfruta de esa culeada y solo te recuerdo que estás esperando a mi bebé y que debes cuidar a todo costo.

– Lo sé cariño… es por eso por lo que hago lo que estoy haciendo porque debe estar rodeado con mucho amor.

Quizá esa plática me hubiera desconcertado pero mi pene se mantuvo erecto simplemente por ver ese culo tan rico de esta bella morena. Ella al ver que ya con varios minutos no me había corrido me lo preguntó y yo le respondía que al cogerme su culo de seguro me vendría. Ella me lo propuso en la misma posición que estábamos y Naomi solamente se sacó mi verga de su conchita y apunto a su rico ojete. No tardamos mucho y poco a poco aquel culo se fue abriendo frente a mí y era como ver abrirse el paraíso y se volvió más intenso cuando esta chica me dijo lo siguiente: ¡Siento que veo estrellas… que hermosa y rica verga tienes! – le pompeé ese culo a no más dar y ella se corría con un escándalo que estimulo mi oído y me fui junto a ella dejándole ir una buena descarga que luego vi como salía escurriendo de su precioso y abierto ano. Luego le pregunté:

– ¿Era tu marido el de la llamaba?

– Si. – me dijo.

– ¿Entonces él sabe que tienes amantes y que le pones el cuerno?

– ¡No precisamente! En este momento el piensa que es una fantasía… algo con lo que jugamos siempre. Yo le cuento mis fantasías y le digo que las voy a cumplir, pero esta es la primera vez que me atrevo a hacerlo. No sé si él las hace realidad también, pero si las hace realidad, estamos ahora iguales.

– ¿Pero en verdad estás embarazada… porque no se te nota?

– Si lo estoy… Y le dije a mi esposo que deseaba tener sexo con un extraño. Él cree que es un antojo, capricho o lo que sea, pero la verdad que quería probar algo diferente. Sentir una piel diferente, una cama diferente… una verga diferente. Es un antojo de embarazada. – me dijo.

Ahora nos levantábamos ambos a la regadera y darnos una ducha mientras hacíamos más plática. Me contaba que tenían cinco años de casados, que su marido era 20 años mayor que ella y que era ejecutivo de una compañía petrolera. Que lo de ellos no era amor, sino cuestión de conveniencias… era como que aquel hombre tenía una puta de lujo todos los días y ella vivía holgadamente con todos los lujos que ella quisiese. Lo que, si me confesaba con esa necesidad de desahogarse, era que desde que quedó encinta, sintió un enorme deseo de coger y no paraba de pensar en el sexo. Me dijo que desde que me vio en la terraza de mi casa imaginó y fantaseó coger conmigo, pero que las veces que se masturbaba no lo hacía para provocarme, pues nunca imaginó que alguien la pudiese ver desde ese ángulo. Se sorprendió que tuviera la misma edad de su marido pues, aunque no le conozco o visto todavía, Naomi mi cuenta que se mira mucho mayor que yo y que físicamente no se mantiene muy bien. En ese momento que nos bañábamos me comenzó a mamar de nuevo la verga hasta que me la dejaba de nuevo erecta y me dijo:

– ¡Tienes una hermosa verga! Se necesitan tres cuatro manos para cubrirla. Sentía que casi me salía por la boca.

– ¿Quieres que te siga culeando?

– Definitivamente… quiero que me des por todos lados y como se te antoje.

– ¿Cómo es que te gusta más a ti?

– ¡Me gusta que me den de perrito! Pero regularmente los hombres se corren muy rápido cuando lo hacen así.

– ¿Eso le ocurre a tu marido?

– ¡Bueno… si, las pocas veces que lo hemos hecho! Aunque últimamente no hemos tenido nada porque él no se me antoja. Quiero sexo con alguien diferente y sentir un buen pene como el tuyo.

– ¿Ya le habías puesto el cuerno a tu marido anteriormente?

– ¡Curioso! ¿Tú que piensas? Mira, nosotras las mujeres somos tan iguales como los hombres… se nos antoja algo diferente. La diferencia es que creo que nosotras lo calculamos todo para no cometer errores.

Me contaba todo aquello mientras me restregaba la verga con jabón y de vez en cuando me la chupaba. Noemi tiene bonito rostro, ojos café, boca pequeña con unos labios carnudos. Me gusta como se le ven cuando con ellos me atrapa el glande. Besa rico y lo que me gusta más, es que es muy comunicativa al tener sexo. Bañándonos pude apreciar mejor su cuerpo y pude ver esa marca mas clara de su piel que le deja su prenda interior y la cual delata usa regularmente del mismo tipo de bikini que ella misma se quitó al entrar al baño. Nos secamos y en el proceso le dije a Naomi que le quería dar de perrito, pues ella misma me decía era su posición preferida. Fue entonces cuando le pregunté que significaban las letras las letras en latín:

– ¿Qué significan las letras en latín?

– Mi culo es todo tuyo. – me dijo.

– Lo sé… ya me lo cogí una vez… pero que significa esas letras de tu tatuaje.

– Eso que te dije: Mi culo es todo tuyo si lees este escrito. -Repetía.

Llegamos de nuevo a la cama y después de algunas caricias y una corta felación la puse en cuatro. Es todo un paisaje al ver a esta chica morena en esa posición elevando ese culo para ser gozado. Ella está tan excitada que puedo ver como su vagina se moja y una hebra de ese líquido se desprende y llega a su entrepierna. Mi idea no es llegar a penetrar directamente a cualquiera de esos orificios expuestos, mi idea es comérmelos y ver si explota con solo sexo oral. Me agaché hasta llegar a ese nivel y comienzo a comerme su conchita, lo que hasta ese momento no había hecho. Solo escuché su gemido de placer y aprobación y ella solo exclamó brevemente: ¡Qué rico!

Me dediqué a recorrer mi lengua de una manera delicada en toda esa rajadura y la zona de su perineo y solamente amenazando llegar a su ojete, el cual miraba cómo lo contraía del deseo. Tiene un culo precioso, sólido y redondito, una vagina que aprieta rico y que se siente tan caliente y ese ojete que se mueve como si fuesen labios que te la están chupando. Ella sabía que jugaba con sus ansiedades y cuando presentía que se correría, me pasé a chuparle el culo y volvía a decirme: Tony, ¡qué rico! ¡Tú sí que sabes coger… eres un maestro para esos deseos de la cama! – Le chupaba el culo y Naomi lo movía como si estaba recibiendo verga con un ritmo de Reggae en esa pelvis. Ella me lo anunció y me dijo: Tony, métemela que me vas a hacer correr en cualquier momento. – Yo seguí chupándole el culo, intentando invadir ese ojete con mi lengua y hacía caso omiso a su petición de ser penetrada. De la nada Naomi explotó como volcán en erupción y se fue de bruces contra la cama y tuvo un orgasmo extremo e incontrolable que hizo que le temblaran las piernas y esos preciosos glúteos. Era una escena excitante y me encendían sus gemidos y la forma que fruncía los labios. Solo escuché que dijo: ¡Dios… nunca me habían hecho correrme así!

Fue uno de esos orgasmos extraordinarios que Naomi compara a esa primera vez que se corrió en su vida. Ni ella misma podía explicar cómo se había corrido. Me miró y no le importó que con mi boca acababa de estar en su rico culo y me comenzó a besar como si yo fuese ese amor de su vida y me decía por sobre el hombro: ¡Por Dios… que rico me has hecho acabar! Nunca nadie me había hecho acabar así. – Ella no se refería a la potencia de su orgasmo, pues creo que esta mujer tiene la suerte de experimentar fuertes orgasmos, eso era un hecho, más ella se refería que nunca se había corrido con solo chuparle el culo. Se volvió a incorporar y me ofreció de nuevo el culo diciendo: – Tony, culéame como tú quieras… este culo es tuyo.

Esta vez la penetré por su conchita mientras mi pulgar entraba y salía de su ojete. Naomi solo jadeaba de placer y la cama crujía, y esa conchita en ese entrar y salir de mi verga, hacía un chasquido que alimentaba esas ansias de taladrarla a morir. Sentí como su vagina se contrajo de nuevo y me decía: ¡Dame, dame, dame fuerte, no pares… me vengo, me vengo… oh, Dios, que rica verga me estoy cogiendo! – Naomi gemía, lloraba, reía, temblaba, y todo aquello me llevó a mi segunda explosión y le llené su conchita de labios pequeños y clítoris escondido con mi segunda descarga. Nos levantamos y nos fuimos hacia el baño de nuevo donde volvíamos a platicar y a encender de nuevo por el morbo de cómo ella habla.

Culeamos por seis horas ese día hasta cansarnos. El siguiente día fueron otras dos horas y hoy este día de mayo 13, nos preparamos para seguir cogiendo una vez más. Estoy con las ansias de bajarle esos pequeños bikinis que usa… son tan pequeños, pero no son tangas y me gustan como lucen en esa piel morena clara de esta bella mujer. Me gusta como huele su sexo y ese olor de mujer y no sé todavía como esta historia terminará, pues esta mujer es muy linda y me gusta como coge, como mueve ese cuerpo en la cama y como explota en sus escandalosos orgasmos. Hoy me dijo que traerá juguetes para que juegue con ella, pues quiere sentir la sensación de ser penetrada doblemente. Todavía no he conocido o visto al supuesto marido de esta linda mujer y la verdad que no lo quiero conocer especialmente porque Naomi me lo describe más viejo que yo, aunque tenemos los mismos años. Naomi quiere coger porque ese es su antojo de embarazada y yo le voy a dar verga a morir, porque ella quiere más y más y porque también ella es muy atractiva y me enciende de solo verla. Hace dos días le hice saber mis dudas de su embarazo, pues en realidad se mira con una figura fenomenal… y quizá porque su culo me llama la atención y no veo como su abdomen se está extendiendo y ella en forma de broma me ha dicho algo que me hizo reír: – Te juro que estoy embarazada así que cuando me cojas, no le apuntes a los ojos de mi hijo.

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