La verdad amor, es que estoy agotada, le dije a mi marido luego de terminar de estirar la cama. No sé qué rostro he de haber puesto al decirle eso a Rafael, pero él me miro, hizo una muesca con su boca y levanto una ceja, siempre me hace la misma expresión cuando algo no comprende y siempre después de esa expresión, viene una pregunta que suelo odiar.
-pero amor, ¿cansada de qué?
Lo sabía, sabía que odiaría su pregunta, porque él nunca se da cuenta de nada, pero por cosas así no me enfado, cada vez que ocurre eso, solo lo miro fijo a los ojos, y recuerdo de inmediato por que lo amo tanto, así que termino explicando todo igual para evitar quedarme con la angustia.
-Rafa estoy cansada, pero no es un cansancio físico.
-Pero si todo lo hacemos juntos, el que hacer de la casa, el cuidado de nuestro pequeño, todo.
-Amor, présteme atención, no es un cansancio físico, estoy agotada pero de todo esto, cansada de levantarme todos los días, meterme a la ducha, preparar a Janito para llevarlo al colegio, de llegar al trabajo y ver los mismos rostros, las mismas historias, el mismo café insípido, el cigarro con Dániza, de los mismos problemas de los clientes, de salir llegar a la casa bañar a Janito, acostarlo, leer su cuento favorito por quincuagésima vez, hacer un poco de aseo y acostarse para el otro día…
¿Me entiendes Rafa?
Apretó su labio inferior con sus dedos y su mirada bajo al suelo, note su expresión de preocupación.
Pero trata de no malinterpretarme amor, no estoy cansada de ti ni de mi pequeñito hermoso, los amo, son lo más importante para mí, pero, la rutina me está matando, siento que necesito recuperarme, recuperar a la Ximena de antes, esa Ximena espontanea llena de vida, esa que siempre tenía una sonrisa en su rostro, esa de quien te enamoraste amor.
¿Me entiendes?
-Si Ximenita, lo sé, y sé también que tengo mucha culpa en ello.
-No mi cielo si yo no te estoy culpando.
-Amor, si no me lo estoy tomando a pecho, simplemente es que sé cómo te sientes, y lo comprendo y he dejado pasar mucho tiempo.
Tomo mi cabeza con ambas manos y me dio un beso tierno en mis labios, ¿hablemos en la tarde, está bien?
-está bien.
Ximena, hoy tendrá que preparar el informe de los usuarios aledaños al parque libertad.
-Si Don Tomas, si ya está listo debo afinar detalles y se lo tendré antes del almuerzo.
-Muy bien Ximena.
Xime, vamos a fumarnos un cigarrito? me pidió casi rogándome Daniza, bien vamos, déjame prepararme un cafecito y salimos al balcón.
Esta vez me contó que había encontrado un mensaje de una tal Lorena en el celular de Federico, Federico es su esposo, es un ingeniero minero que trabaja en otra ciudad, tiene de esos turnos extraños de trabajadores mineros, y pasa gran parte del tiempo, fuera de su casa, o dicho de otro modo, lejos de Daniza, el hombre la tiene viviendo en una casa hermosa, la verdad, por todo lo que ella me ha contado, Dani no debería trabajar, él le paga todo, le da dinero, le paga los gustos, ella solo trabaja para no quedarse en la casa, y ella en vez de aprovechar a su marido cuando lo tiene aquí, solo se dedica a celarlo y pedirle explicaciones por supuestos romances que circundan en la cabeza de Daniza.
Pero bueno, no puedo ignorarla, no está en mi desprenderme tan drásticamente de las personas, la escucho, y rara vez le contesto o le comento mi parecer respecto de algún tema, no sé por qué me cuenta todas esas cosas, si ni siquiera somos tan amigas, además, si yo fuera ella, no me contaría nada, mi mente muchas veces divaga cuando se entusiasma comentándome alguna conspiración extraña de su marido, luego me pregunta siempre. ¿tú crees lo mismo cierto? muchas veces he caído en una introspección tan intensa que no tengo la menor idea lo que me ha contado, pero siempre, siempre respondo que sí. Sé que es bastante feo hacer eso, pero es que la verdad, una sola vez trate de aconsejarla para que cambiara su forma de ser, pero ella es de aquellas personas que siempre tiene la razón y los demás equivocados y solo necesita desahogarse, y tengo que salir a fumarme un cigarro con ella, para que pueda hacerlo, de lo contrario se pone a contar todo en la oficina ante el permanente cuchicheo de nuestros compañeros, y eso es un poco vergonzoso.
El día transcurrió como cualquier otro, ya estaba más tranquila, e incluso, lo que le dije a Rafa en la mañana fue algo que salió de manera espontánea, ya no me daba vueltas en la cabeza, la vida es así, quizás algún día las cosas cambien, o quizás simplemente aprenda a sentir que esta vida es tranquila y al ser así es una buena vida, tengo a un esposo tierno, que tendrá su defectos pero solo son defectos que pueden ser pasados por alto, pero es una persona muy buena y lo amo, y también tengo a mi pequeñito hermoso, ya tiene 5 añitos, es mi sol, mi todo, por quien me levanto día a día con fuerzas para seguir.
Terminada la jornada, tomé mi auto y me fui a casa, quería ver nuevamente a mis hombres, bueno, a mis niños (risas). Hoy es jueves, ya mañana es ultimo día y solo deseo que llegue rápido este fin de semana para descansar, hare dormir temprano a mi pequeñito leyéndole otra parte del libro El principito, ya me lo sé de memoria, ama su libro, ya parece un repollo de tan arrugado que esta. Y después un buen mojito, parece que en el HBO este viernes darán 50 sombras más oscuras, al menos será un buen panorama, prepárate Rafita porque este viernes no saldrás vivo (risas).
Al llegar a la casa, mi pequeñito estaba tomando su leche, y Rafa estaba sentado junto a él, Janito al verme pego un grito, – ¡mamita mañana iré donde mi abuelita! -miró inmediatamente a Rafael como pidiéndole disculpa por revelar el secreto.
¿Ah sí?, le pregunte, dándole un besote en sus mejillitas.
Si mami, la abuelita me llamo y me pregunto si me quería ir este fin de semana largo a su casa, mami por favor, extraño tanto al copo y a la pelusa.
¿Fin de semana largo?, verdad, lo había olvidado completamente.
Mire a Rafa, con una expresión facial que exigía una explicación.
Si amor, dejemos que el niño vaya a ver a su abuela, hace rato que no la ve, viajara mañana pasado el mediodía.
-Pero ¿y las clases?, mire a ambos y cruce mis brazos. –
Pero mama, mañana salgo temprano.
-A ver ¿cómo es eso?
-Si amor, ahí enviaron una comunicación, mañana los niños salen a medio día.
Es imposible decirle que no a esos ojitos vidriosos llenos de vida. Pero obviamente este hombre me debía una explicación.
Muy bien, te doy permiso, pero te portas bien con tu abuela, y ¿te ira a dejar tu padre?, le pregunte, pero fijando mi mirada en Rafael.
No amor, Fito mi hermano, ira mañana donde mi mama, a las dos, así que me dijo que se llevaría a Janito, además ira también con sus hijos así que estará con sus primos.
¿Ah… ya tenías todo planeado?
Sí, me respondió guiñándome un ojo.
Entonces ahí supe que eso no era todo lo que me tenía que contar.
Esa noche no fue lectura de cuento, solo me dedique a escuchar a mi pequeñito, oír lo que tenía preparado una vez que llegara a la casa de su abuela.
En la pieza, Rafa ya estaba acostado, abrí el closet para sacar mi pijama, me baje el pantalón y él se acomodó de inmediato en la cama para cazarme cuan tigre espera agasajado esperando que se acerque su presa (risas), lo mire de reojo y levante mis cejas, Rafa es increíblemente pervertido y calentón, si por el fuera, pasaríamos días completos teniendo sexo, pero me encanta que sea así, debo admitirlo, el que sea tan fogoso me vuelve loca, aun me hace sentir tan deseada. Ha comprado un sinfín de artilugios raros, para jugar en la cama, los tiene todos guardados en un cajón, él le llama el baúl oscuro. El juguete más raro que se compró, bueno, el que más me gusta además (risas), es un torso de hombre, desde el pecho hasta los muslos, recuerdo la vez que jugamos ahí, esa vez salimos a un pub, dejamos a Janito con su abuela, así que me entusiasme y abuse con los mojitos, llegue calentísima a la casa, y ahí Rafita se aprovechó, me dijo, te tengo una sorpresita, y saca de arriba del closet esa tremenda masa de goma envuelto en plástico negro, al verlo, casi se me espanta el alcohol que llevaba encima, pero este hombre se las sabe por libro, empezó a tocarme a besarme el cuello, me desabrocho lentamente mi camisa y ni siquiera note en que momento me quito la faldita, comenzó a prepararme y a excitarme más y más, me tumbó a la cama de espaldas y comenzó a besarme los muslos, me encanta su sexo oral, pero a pesar del tiempo que llevamos juntos, aun me pongo nerviosa, cada vez que me lo hace, suelo poner mis manos apretadas a la altura de mi cabeza, y solo me dejo llevar, solo cierro mis ojos y siento. Pero esa noche estaba muy desinhibida, los mojitos habían causado efecto, y por primera vez, tome a Rafa de sus cabellos y lo apreté contra mi chochita, de verdad que ya estaba excitadísima, él al notar eso, me dio vuelta y me subió a su nuevo juguetito, yo solo me deje llevar, ya estaba entregada a la calentura, solo deje que el hiciera lo que quería, me subí a su juguetito e introduje ese pene de goma en mi vagina, empecé a deslizarme por su aparatito lentamente, quise llegar al final, pero era interminable, me encanto ver hasta donde yo era capaz de llegar, cuando por fin logre tocar con el fondo, sentí una increíble sensación, recuerdo que solté un quejido de éxtasis, me comencé a balancear y a mover mi pelvis con la vergota del monito dentro de mí, la experiencia era fenomenal, pepito, porque pepito le puso Rafael después al muñequito, era increíble, llegue a tal punto que ya no solo empecé a balancearme sobre la verga del mono sino que también subía y bajaba por esa verga de goma, no podía evitar que mis caderas se movieran por si solas, el punto de éxtasis fue total, caí hacia un lado, aun sintiendo el éxtasis del juguetito de Rafa, lo mire de reojo y él estaba ahí, detrás de nosotros mordiéndose los labios, mirando todo ese espectáculo que yo había montado con su pepito.
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Ya, cuéntame, que te propones le pregunte, mientras me metía en la cama.
Amor, es que de verdad pensé mucho en lo que me dijiste esta mañana, y siento que mucho de lo que te está pasando es culpa mía, de verdad que últimamente nos hemos dedicado solo a trabajar y a cuidar a Janito, y nos hemos dejado de lado, nuestra relación ha estado de lado, ahora solo somos padres, solo somos trabajadores, y a la pareja la dejamos de lado, y yo creo que es hora que retomemos nuestro amor, nuestras fantasías, nuestras locuras (risas). Pero amor si ya estamos muy viejos para volvernos locos, ya somos padres, le dije acariciando su rostro.
¿Y que con eso?, no quiero decir que no me importe o quiera dejar de lado mi labor de padre, solamente digo que una cosa no es incompatible con la otra, ¿o sí?
Además, no estamos viejos, estamos en la plenitud de nuestras vidas, por dios amor si tu solo tienes 38 años y aun te ves exquisita
Si, si tienes razón, pero es que, no sé, no sé cómo podríamos recuperar esa adrenalina que nos gustaba tanto Rafa, recuerdas.
Pero aun, podemos encontrarla amor, tu tranquila que pasión entre ambos aún queda.
Me abrazo fuerte, con mis brazos abajo, asiéndome sentir que el tomaría el control, de todo este plan, me beso fuerte, fue un beso de dominación.
Me aparte un momento, lo mire fijo a los ojos, y le dije, y que te traes entre manos Rafita, que propones.
Este bien, escúchame, mañana a las dos de la tarde Janito ira rumbo a la casa de mi mama, tu mañana sales a las seis de la tarde de tu trabajo y yo a las cinco, te pasare a buscar, y de ahí nos iremos a la playa, iremos a las cabañas que íbamos cuando éramos universitarios, que te parece.
Amor, pero es que tendríamos que pasar al supermercado, a comprar víveres para estar allá, y no sé, tenemos que llevar ropa de cama, no crees que es todo muy apresurado.
Pero Xime, yo recuero que antes solo nos íbamos, no nos preocupábamos de nada más.
– Si está bien amor, pero es que ya ahora no estamos para esos trotes pues Rafa-
Tranquila mi pequeña, que en la tarde pasaré al supermercado, tu solo déjate regalonear que será un fin de semana solo para nosotros dos, y ya todo está arreglado.
Para ser realmente franca, no me sentí ansiosa durante el día, no era primera vez que viajábamos con Rafael para tomarnos días de relajación. A esas cabañas habíamos ido cuando nos estábamos recién conociendo, supuse que igual sería algo entretenido, beberíamos algunas cervezas en la noche, reiríamos mucho, nos confesaríamos algún que otro secretillo por el cual nos sentiríamos totalmente arrepentidos al otro día, tendríamos una noche de sexo relajado, yo le llamo sexo relajado a aquel que tenemos sin tapujos, aquel que podemos gritar, mover camas, cambiar de posición sin preocuparnos de que alguien nos pueda escuchar o Janito se vaya a despertar.
Salí unos quince minutos antes, Rafa me estaba esperando justo a la salida del trabajo, tenía una sonrisa de oreja a oreja, me abrazo, me dio un beso suave en mis labios y dijo, todo listo amor, ¿nos vamos?, claro, respondí.
El ya había pasado antes a la casa para cargar el auto, me di cuenta que llevaba varias cosas en el maletero, quise sacar otra ropa y quitarme el uniforme del trabajo, mi maleta la había preparado anoche, me tire a los asientos de atrás y me cambie de ropa.
Estas cabañas a las cuales vamos, no quedan cerca, están como a cuatro horas en auto, es un balneario muy pequeño, de aguas calmas, no es un gran resort, pero es un sector tranquilísimo, no va mucha gente, así que siempre tiene como un aire de desolación. Y es justamente por lo alejado de este balneario que Rafa no quiso perder ni un minuto más en devolvernos a la casa, ya que eso podría significar un par de horas más.
No hubo mayores contratiempos en el viaje, llegamos como a las diez y cuarto a la cabaña, estaba tal como la recordaba, no pude apreciar mucho el estado del balneario, lo que si note fue que justo al lado de nuestra cabaña, había otra, estaba muy bonita, se notaba que no hacía mucho que se había construido.
Rafa no había escatimado en gastos para el alcohol, había mucha cerveza y licores, descargó las cosas del auto y preparó algo para comer en la noche, yo me encargue de limpiar un poco y preparar la cama para dormir, “dormir” (risas).
Nos sentamos en la entrada de la cabaña, Rafa saco unas cervezas y a mí me trajo unos mojitos, estábamos ambos cansados, pero comenzamos a conversar, a recordar nuestros tiempos de enamoramiento, reímos un montón, fue una cerveza tras otra, y un mojito y otro. Somos muy buenos amigos con Rafa, tenemos una gran confianza, es por eso que hasta el día de hoy la pasamos increíble solo nosotros dos.
El mojito siempre me pone un poco cachonda, me levante de donde estaba sentada, inmediatamente el piso se me movió, al parecer fueron más mojitos de los que debían ser para el primer día. Me acerqué a Rafa y me senté en sus piernas.
¿Y a ti que te paso?, ¿te bajo el cariño? Pregunto el con una sonrisa en sus labios.
-Cállate tonto y bésame
Lo tome de su cabeza, entrelace mis dedos en su pelo y lo bese, la verdad es que estaba calentísima, y Rafa, bueno, Rafa prende con agua.
No era temporada de veraneantes así que ese balneario debía estar prácticamente vacío, al menos, en donde nosotros estábamos no se veía nadie.
Rafa, me metió sus manos debajo de mi falda y comenzó a acariciar mis muslos, recorría mis piernas con sus manos, llegaba a mi trasero y luego apretaba con fuerza, son tantos años que ya sabe de memoria cuales son las técnicas para excitarme.
Podía sentir como su pene se ponía más y más duro debajo de mis piernas, a la vez que yo besaba su cuello.
No aguantó más, me tomo en sus brazos y me llevo a la habitación, y yo no paraba de besarlo y morder su cuello. Si, estaba muy excitada, podía sentir ya como mi entrepierna se humedecía, me tiro sobre la cama y me pregunto, amor donde dejaste el bolcito pequeño rojo, te lo deje allí, al lado de tus zapatos Rafa, supuse que ahí estaban sus artículos de aseo, no preste mucha atención a lo que estaba realmente haciendo, yo para acelerar el encuentro me subí la faldita y baje mis bragas, me abrí de piernas y quede así tumbada sobre la cama. Si, estaba calentona y ahí quede, regalada, para entregarme completamente a los deseos de Rafael.
Al notar que ya se estaba demorando un poco más de lo necesario, abro mis ojos para ver que estaba haciendo, y allí estaba el desempacando sus juguetitos, parece que había un juguetito nuevo, no sé, no me detuve a cerciorarme, el me miro y llevo su índice a sus labios, shhh, tranquilita, tranquilita Ximenita, quiero ver como gozas con estos amiguitos.
Tomo mis caderas y me levanto un poco, puso una almohada debajo de mi trasero, estaba muy sensible, puso su mano sobre mi vagina y levante mis caderas casi de manera instintiva. Hoy quiero verte con mi nueva adquisición me dijo mostrándome su nuevo juguetito, era un dildo de color café, bastante grandecito, yo solo quería algo dentro de mí, lo necesitaba, podía oír un leve sonido de vibración, un brrr… muy suave.
Comenzó a introducirme su apartito, estaba tibio, tenía un leve movimiento en su punta, al menos así lo podía sentir, era como si la cabecita del ese dildo girara haciendo pequeños círculos, a su vez había una vibración muy fina, muy placentera, poco a poco Rafael me introducía su juguetito, me encantaba, solo quería que me metiera eso rápido, saber hasta dónde llegaba, saber que podía hacer en mi interior, pero no quise arruinarle el espectáculo, ya que se cómo le excita a él verme.
Pude sentir como llegaba a lo más profundo de mi vagina, ¡ahí, ahí, déjalo ahí un poquito! le pedí en voz baja, sentía como la cabeza del juguetito se movía en mi interior, comencé a apretarme contra el dildo, para que Rafa me lo introdujera más, me balanceaba muy lentamente hacia adelante y atrás, ahí podía notar lo grande y grueso que estaba la maquinita, al parecer y en comparación con los demás juguetes este era de los más grandes que tenía, o al menos así lo sentí.
Mis caderas se comenzaron a mover solas, los movimientos hacia atrás y adelante se volvieron más rápidos, no podía parar, esos movimientos del juguetito, su vibración, era toda una mezcla de movimientos y vibraciones perfecta, hecha para llevarme al clímax, me encantaba, comencé a soltar mis primeros gemido instantáneos, ¡hay amor!, esto esta exquisito, fueron mis únicas palabras en esos momentos, no las pensé solo sentía y sentía, como si mi conciencia se desvaneciera, entregándome por completo a la calentura de ese momento.
Gírate amor, me pidió Rafa, no me gustó mucho su petición, estaba tan extasiada y sumida en ese mundo entre el aparatito y yo que la voz de Rafa me resonó como a la intromisión de un extraño. Pero recordé que este era un momento de ambos, y ambos debíamos disfrutar. Me voltee, aun con el juguete en mi interior, se seguía moviendo y vibrando como gusanito.
Quédate así, como perrito, me dijo
La posición lograba que mi vagina quedara aún más expuesta, se podía introducir más, y mis gemidos comenzaron a hacerse más fuertes, mas incontrolables. Rafa comenzó también a mover el dildo con más fuerza, yo seguía con mis caderas el movimiento de Rafa, no podía parar, no podía evitar sentirme alucinada siendo cogida por una verga de goma.
Sentí recorrer entre mis nalgas un líquido medio frio, Rafa esparcía ese líquido por todo mi trasero, sus dedos pasaban por mi ano, masajeaba mi culo haciendo círculos pequeños alrededor de mi hoyito. No soy muy amante del sexo anal, pero estaba tan extasiada que solo deje que me tocara, de a poco comenzó a introducir uno de sus dedos en mi culo, me corto un poco el ritmo que llevaba con el juguetito, pero ese movimiento en mi interior zumbante y viborante de ese pene de goma, me volvió a introducir en ese pequeño mundo de éxtasis, fue tanta mi calentura que no le di importancia a lo que hacía Rafa, incluso he de admitir que al sentir su dedo más profundo en mi trasero y a su vez sintiendo el movimiento vertiginoso del dildo de goma, me comenzó a gustar esa doble sensación. Saco el dedo de mi culo y sentí como trataba de introducir algo más grande, miré hacia atrás por encima de mi hombro, y lo vi a él detrás de mí, sujetando su verga listo para penetrarme. Quise detenerlo, pero no pude, igual quería ver hasta donde yo podía aguantar, estaba tan excitada que mi cuerpo me pedía algo un poco más extremo.
Rafael comenzó a introducir poco a poco su verga en mi ano, mientras el aparato seguía girando en mi vagina, aun no me introducía ni la cabeza de su pene y ya sentía como mi ano se comenzaba a expandir, estuvimos un buen rato intentando, la cabeza de su pene solo se deslizaba por mi culo, pero de repente, este se introdujo, fue solo la punta, pero una especie de dolor placentero recorrió mi cuerpo entero, ¡hay amor métemelo más, mételo más!, la necesidad de sentirme penetrada por mi ano fue incontrolable, fui yo quien al sentir que ya había pasado lo peor, me tire hacia atrás para que el pene de Rafa se introdujera de una vez por todas hasta el fondo.
Y así quede, en ese preciso momento estaba siendo penetrada por mis dos agujeros, por mi vagina seguía vibrando y girando el juguetito, y por mi culo Rafa ya estaba vuelto un animal, embistiéndome por detrás. Con una mano sujetaba el aparato y con la otra me tomaba fuerte de mis caderas, jalándome hacia atrás con fuerza para que su pene se introdujera a lo más profundo de mi culo.
Me corrí varias veces, la doble sensación recogida en esos momentos, me obligaba a seguir, no quería parar de sentirme así, pero finalmente el cansancio de la semana nos terminó por doblegar, Rafa acabo dentro de mi ano, lo sentí, saco su pene, y se tiró a un lado de la cama boca abajo y no se movió mas, yo me quede un rato más allí, en la misma posición, aun con sensaciones en mi interior, las contracciones de mi vagina sacaron el aparatito de mi interior, una vez que recupere mi aliento me recosté a un lado de Rafa y me quede profundamente dormida.
Desperté tardísimo, ya era pasado el mediodía, me sentía completamente relajada y descansada, no supe hasta que hora estuvimos en la noche con Rafael, mire a mi lado y el ya no estaba, lo escuche reír fuera de la casa, no quise ir a ver por qué reía tanto, solo quería meterme a la regadera y darme un baño de agua muy fría, para reactivarme, ya hacía mucho calor.
El agua estaba exquisita, hacia tanto calor que esta no salía tan fría, estaba a una temperatura ideal, de momentos se me venían imágenes de lo ocurrido anoche y no podía evitar sonreír, fue una experiencia increíble, Rafael una vez más sorprendiéndome, es muy pervertido, y eso me encanta.
Salí de la ducha y me puse una blusa blanquita y unos shorts de mezclilla, de verdad hacía mucho calor, había traído un buzo para usarlo durante el día, pero el clima estaba ideal para liberarse de un poco de ropa.
Seguía oyendo a Rafael conversando muy entusiasmado, pero yo seguí sin prestarle mayor importancia, sobre la mesa había unas tostadas, un vaso de jugo de naranjas y yogurt con cereales, de verdad Rafita se había esmerado para tenerme contenta.
Terminé de desayunar y fui a ver que hacía Rafael, ya me había comenzado a intrigar por qué tanta charla, salí a la entrada de la cabaña y ahí estaba el, mira hacia atrás y dice, y ahí viene ella, les presento a mi mujer, Ximena. Estaba conversando con tres tipos, eran jóvenes, no superaban a simple vista los 25 años, dos de ellos eran gemelos, eran rubios, de ojos azules, me llamo la atención porque incluso eran un tanto parecidos a Rafael (risas), y un tercero era un chico moreno, de ojos profundos y de una cabellera frondosa de rulos cerrados, muy guapo.
Hola, hola, saludaron levantando sus manos,
A ella la conocí así, comentaba Rafael, en una tocata de rock cuando estábamos en primer año de universidad.
Y ahí comprendí por que el entusiasmo, si a Rafael le hablan de música y rock y cosas así se acuerda de sus años de rockstar con su banda de poca monta y se emociona, y claro, podía ver lo anonadados que estaban los chicos al escucharlo, los gemelos parecían los más entusiasmados con la conversación, le preguntaban cosas de guitarras, de bajos y cosas por el estilo.
Rafael les mostraba como tocaba él con un instrumento imaginario puesto en su estómago, y hablaba sobre sonidos y diapasones, que clavijas y bla bla, pero lo vi feliz, estaba tan emocionado que me alegré, hacia tanto tiempo que no lo veía con ese entusiasmo.
Ya Rafita, un gustazo mi estimado, pero tenemos que ir a comprar algo para hacer almuerzo dijo uno de los gemelos.
-Pero juntémonos a la tardecita, ahí tiremos unas carnecitas a las brasas, ¿te parece? Continuo el otro gemelo.
-Súper buena idea-, contesto Rafa abriendo sus ojos, tal como niño que queda con juntarse con sus nuevos amigos en alguna placilla.
No pude evitar esbozar una sonrisa al ver esos ojos iluminados de Rafa, desde que nació nuestro retoño, él se transformó en un papá ciento por ciento, rara vez sale con sus amigos, y las veces, que son contadas, que ha salido llega temprano, abre la puerta para ver dormir a nuestro hijo y luego se acuesta a mi lado.
Entonces ahora lo note feliz, había congeniado con nuevos amigos, y que mejor en algo que lo apasiona tanto como su rock.
¿Y ellos amor? Pregunte,
Son los vecinos, llegaron a la cabaña nueva de al lado, escuche a uno de ellos tocar guitarra y comenzamos a conversar, son increíblemente agradables, me cayeron muy bien.
-Si se notó un poco-, le dije esbozando una sonrisa burlona.
Fuimos al muelle y compramos algunos mariscos para hacer almuerzo, Rafa hizo una paila marina de miedo, nos aturdió, así que fuimos a dormir una siestecita, eran como las seis de la tarde y despertamos, aprovechamos que aún había algo de sol y nos fuimos a meter a la playa, el agua estaba exquisita, en realidad el clima estaba muy agradable, bueno a mí me encanta el sol, el calor, y este balneario era famosos por concentrar un calor constante que perduraba toda la noche.
A la orilla de la playa estaban los tres amigos, nos miraban bañarnos, me sentí un poco observada, en el balneario había muy pocas personas en esos momentos, bañándonos solo estaba Rafa y yo, más allá había un hombre con dos niños y una señora de edad recostada en la arena, y no se veía más gente alrededor.
– ¿Vamos amor?, me agote de tanto nadar, me dijo Rafa-
igual me dio un poco de pudor salir, estaba con bikini, si hubiese habido más gente no me habría importado, pero prácticamente estaba y sola, pero bueno, yo solo seguí a Rafa, nos acercamos a los nuevos amigos de Rafael y uno de los gemelos le dijo, ya compramos carbón y carne para hacer algo más rato, ¿te parece?,
-Si estupendo- respondió Rafa, yo tengo unas botellitas de vodka y whisky,
-Genial.
Yo solo miraba a Rafa como conversaba con los gemelos, mire hacia el lado y el otro amigo, el morenito me estaba mirando, amor, le dije, iré por la toalla, si mi cielo, vaya no más, tome la toalla que estaba un poco más allá y me tape.
-Ok, entonces en eso quedamos.
-ya, te esperamos.
Nos dirigimos a la casa y le pregunte, oye tú, ¿piensas juntarte con ellos ahora?
-Amor nos vamos a juntar con ellos, si tú también estas considerada, pero Rafa seré la única mujer
-Pero amor ¿qué te preocupa? si tú nunca has tenido problemas de conversación, te sabes desenvolver muy bien, anda será divertido, si lo pasaremos bien, si los cabros son muy geniales.
-Bueno, está bien.
-Ok entonces vamos a vestirnos para ir a preparar el asadito.
Era una noche muy calurosa, me puse un vestido suelto de color azul y unas sandalias del mismo color, Rafael saco algunas de botellas de licor que tenía en el frigo bar, saco dos botellas de whisky y un vodka.
-Amor, le dije, ¿no crees que será mucho?
-Puede ser, pero más vale que sobre, además para que las dejaremos aquí.
Salimos de la cabaña, los chicos de al lado ya estaban comenzando a prender fuego, nos acercamos tomados de la mano al fuego, de inmediato uno de los gemelos me ofreció algo para beber.
¿se sirve algo Ximena?, me pregunto.
-sí, bueno, ¿tienes mojito? Respondí.
-Si claro, espérame aquí te traigo uno de inmediato-, abrió un cooler que tenían a un lado, con mucho hielo y algunas botellitas puestas encima.
Oye disculpa, dijo Rafa, seré imbécil, no los he presentado como es debido, amor, ellos son hermanos gemelos, Javier y Jaime, -como si no lo hubiese notado, pensé-, encantadísimo, ambos me saludaron con un beso en la mejilla, eran muy risueños y eran los que más buscaban a Rafa para conversar, se quedaban embobados escuchando las historias de juventud de mi Rafita. Y él es Diego, no sé por qué me puse nerviosa cuando él se acercó a saludarme, él era más serio, y era el encargado del fuego, parecía un poco mayor que los hermanos, creo que me hiso sentir así ya que no era tan de piel como los hermanos, siempre estaba un paso atrás, el prácticamente veía como Rafa y los gemelos se reían de cualquier anécdota que contara mi marido. Rafa se acercó por un momento a Diego y ambos conversaban cerca del fuego, y yo me quede conversando con los gemelos, eran increíbles, con una sentido del humor desbordante, no demore en sentirme demasiado acogida por ellos, reí y reí de las tonteras que me contaban, sus historias de hermanos, como utilizaban su gran semejanza para hacer bromas con sus amigos e incluso con su propia familia, no me di cuenta y ya estaba en mi segunda botellita de mojito, y si, ya me estaba animando con sus cuentos.
Rafa y Diego se encargaron del asado, mientras los gemelos y yo bebíamos y reíamos. Al cabo de un rato, nos invitó Rafa para que comenzáramos a picar pedacitos de carne que tenían puesta en una mesa pequeñita cerca de la asadera, Rafael estaba feliz, bebía, comía y conversaba acaloradamente con Diego, era muy distinto verlo conversar con los gemelos que con Diego, con los hermanos solo eran bromas y risas, mientras que con Diego, siempre lo veía asintiendo y moviendo sus manos, como si la conversación con el fuera de tonos más profundos, había música de fondo, lo que me impedía distinguir bien que tanto platicaban los dos, pero no le tome mucha importancia, y seguía riéndome de los hermanos.
Las risas se hicieron más fuertes, las anécdotas he historias eran más personales, había cierto relajo entre nosotros, ya nos encontrábamos todos reunidos, lejos de las brasas y con los restos de carne a un lado, seguíamos bebiendo, el cooler estaba en medio, yo ya había olvidado cuantos mojitos llevaba, no me sentía mal, no estaba mareada ni con ningún tipo de malestar, solo estaba feliz y un poco desinhibida. De pronto, Javier, uno de los hermanos se paró, y dijo, ya vengo, se metió a su cabaña y salió de inmediato, traía un pequeño bolso en su mano. Se volvió a sentar entre nosotros y abrió su bolsito, saco una bolsita de plástico con hierba, de repente silencio, todos nos miramos y comenzamos a esbozar sonrisas en nuestros rostros, mire hacia el lado y tome la mano de Rafa, se la apreté con fuerza, y él me miro también con sonrisa pícara, amos fumábamos hierba cando estábamos en la universidad, y cada vez que lo hacíamos, la locura era total. Diego se paró y dijo, ¿les parece si mejor vamos a fumar a los requeríos?
-A mí me parece estupendo digo Jaime, o Javier, bueno a esa altura ya no sabía quién era quien. Nos volvimos a mirar con Rafa, a mí me parece una buena idea, dije, Rafa sonrió y movió su cabeza asintiendo.
Rafael y Diego tomaron el cooler de cada lado, y uno de los hermanos gemelos tomo una silla armable. Para que llevas eso dijo el otro hermano, es que quiero estar cómodo por si empiezo a volar y volar (risas).
Los roquerios de los que hablaban quedaban como a media hora de donde nos encontrábamos, seguíamos conversando y riendo, ahora todos estábamos incluidos, todos íbamos felices, Rafael le dio por cantar y se abrazó a Diego entonando unas canciones en inglés, y los gemelos los coreaban, todos seguíamos bebiendo, llevábamos cada uno una botella o algún vaso de algo, yo seguía con mis mojitos. Ya había perdido la cuenta de cuantos había tomado. Al cabo de un rato, llegamos hasta las rocas, no se nos hiso muy largo, nos adentramos un poco más entre ese enmarañado de pasadizos de rocas hasta que dimos con el plano, así era como le llamábamos a este lugar escondido, bueno todo aquel que conociera ese balneario conocía el plano, que era una pequeña playa de no más de cincuenta metros a la que solo se podía acceder metiéndose entre las rocas, no era apta para el baño ya que era peligrosa por la cantidad de rocas que habían pero era estupenda para sentarse y desvincularse del resto del mundo ya que tenía solo una entrada de fácil acceso.
Los gemelos estaban ansiosos, apenas llegamos uno de ellos abrió su bolsito y comenzó a enrollar un poco de hierba, mientras el otro se preparaba, instalando su silla playera, ya por favor, siéntense, siéntense para probar esta exquisitez.
La noche estaba exquisita, el clima muy agradable, podías incluso estar desnudo y no sentirías el frescor de la brisa marina, es más, hacia algo de calor, la noche estaba estrellada no había luna, por lo que todo era un poco más oscuro, más aún allí rodeados de rocas, hacía de aquel lugar un refugio ideal.
Todos nos comenzamos a sentar en la arena, nuevamente alrededor del cooler, esperando a que el gemelo enrollara y prendiera aquel pitillo, mientras para amenizar la espera de aquel cigarrillo supersónico, Rafa comenzó a ofrecer más alcohol, me paso una botellita más de mojito, él se sirvió un whisky con hielo y le hiso lo mismo a Diego, los gemelos ni siquiera le prestaron atención a lo que hacíamos, mientras uno pasaba la lengua por el papelillo del pitillo, el otro hermano lo miraba con impaciencia. Listo, dijo por fin el enrollador, mientras ponía el pitillo en su boca y comenzaba a prenderlo, di un trago a mi botellita y me prepare para fumar, he de admitir que también estaba ansiosa, hacía muchos años que no fumaba marihuana, y tenía muchas ganas de probar nuevamente esas sensaciones.
Huuufff hermano, de verdad esta súper bueno, dijo Javier al darle la primera bocanada, de inmediato lo paso hacia su costado, para su hermano, este lo aspiro, logrando que la brasa del pitillo iluminara su rostro, aguanto por unos segundos el humo y luego soltó, se hecho hacia atrás de su silla de playa, oh hermano con este te reivindicaste, esta increíble, compañeros, por favor deben probar esto. Volteo hacia mí, ofreciéndome el pitillo, moje mis labios y me lleve ese cigarro de hierba a mi boca, y no exagero al decir que era un verdadero cigarro de marihuana, basto solo una aspirada para sentir sus efectos, mire hacia mi lado y estaba Rafa sentado esperando su turno, una sonrisa dibujaba su rostro, creo que le agradaba el hecho de que yo lo estuviese pasando tan bien.
El pitillo me relajo, me acerque a Rafael para apoyarme en él, él se giró, abrió sus piernas y me senté entre sus piernas, apoyándome en su pecho, me quede durante un rato en esa posición, la verdad no sé cuánto rato estuve así, paso un par de veces más el cigarrillo de marihuana. Oía reír a carcajadas a los gemelos, en algo me quede pensando durante un largo rato, no sé qué tanto pensaba, de repente desperté, y me reintegre a la conversación, los gemelos seguían riéndose a carcajadas, oírlos reír me dio tentación de risa y no pude parar, Xime Xime, Ximeee¡ volviste Xime jaja (risas), donde andabas Xime, te perdimos en la luna, Rafa dio vuelta mi cara y me beso, algo activó en mi ese beso, lo senti tan tierno y exquisito que mi vagina se apretó y sentí, como de esta corrían fluidos, intente controlarme pero era algo inevitable, buscaba nuevamente los besos de Rafa, al parecer se había percatado de mi golpe de calentura y me trato de calmar, amor, quieres otra botellita, si por favor. Ya en el cooler no quedaba mucho, nadie tomaba de mis botellines de mojito por lo que aún quedaban unas cuantas botellitas más.
Aún seguían todos charlando y riendo, bueno seguíamos, ya que yo ya estaba totalmente incorporada al grupo, los gemelos seguían enrollando cigarrillos de hierba, Rafa se acerca a mi oído y me dice, permiso amor, iré a orinar, se para y se aleja un poco, yo seguía conversando con los gemelos, bebiendo y recibiendo marihuana, Rafa llego y se sentó a mi costado mirando mi perfil, puso una pierna en mi espalda y la otra por sobre mis piernas, le pase el pitillo de marihuana que estaba fumando, todo allí era risa y locura, puso una mano en mi espalda y la otra la coloco en mi rodilla y me beso. La combinación de mojitos y marihuana fue fatal, al primer contacto de una parte de su cuerpo, hacía que mi vagina comenzara a palpitar, la sentía hinchada, como que ardía un poco, era como que me pedía ser penetrada ahí mismo por Rafael, y podría asegurar que si eso hubiese ocurrido, no hubiese puesto resistencia, sin importarme nada, la exhibición en esos momento no hubiese sido un problema, de verdad que quería que Rafa me follara ahí en ese preciso instante, estaba de verdad muy volada, y para hacer la situación aún más incómoda, Rafael aprovechando a que no nos estaban prestando atención, deslizo lentamente su mano por debajo de mi vestido toco mi vagina y sonrió, se acercó a mi oído y dijo, apuesto a que desearías a que te follara aquí mismo, di vuelta mi cara y comencé a besarlo como implorándole que lo hiciera, pero me soltó, se acomodó, se dirigió a los gemelos y les pidió otro pitillo, ellos ya tenían unos cuantos enrollados y le dieron uno a Rafa, lo prendió y comenzó a fumarlo con migo, esto esta increíble me dijo, ¿te la estás pasando bien?
–Si amor, ha estado increíble, aunque podría ponerse mejor ¿no lo crees?, le respondí susurrándole al oído, ya estaba muy cachonda, necesitaba follar, mi cuerpo me lo pedía, pero tampoco podía arruinar la noche, no quería pedirle a Rafa que nos fuéramos a la cabaña.
Rafael se levantó y se dirigió al cooler, oh, oh, dijo, ya no queda whisky.
-Ups perdón, yo me serví el ultimo poco que quedaba, se disculpó Diego.
-No hay problema, iré a casa por más para que esta noche no termine tan luego. Esa era mi oportunidad, Amor vamos los dos, yo te acompaño, le dije levantándome de la arena.
–No amor, no te preocupes, voy y vuelvo solo iré por una botella de whisky y vuelvo, tu quédate con los chicos.
-Amor per…, puso sus labios en los míos y no me dejo que siguiera, tampoco quise insistir, ante la incomodidad que podía provocar en los nuevos amigos de Rafa al demostrarles que no quería estar con ellos. Pero por dios, no podía entender que no se diera cuenta que lo necesitaba demasiado, que estaba tan excitada que podía dejarlo hacer lo que quisiera.
-Tu solo quédate aquí con ellos vuelvo enseguida, me dijo, se dio la vuelta y comenzó a caminar, me volví a sentar en la arena, y de inmediato los chicos me incorporaron, oye Xime, y que te ha parecido la hierbita, ¿esta buena no?
-La verdad es que hacía tiempo que no fumaba, desde que estábamos en la universidad con Rafael, volteé mi cabeza y él ya había desaparecido entre las rocas
-Eso sí, que cuando lo aspiro me arde un poco la garganta, pero solo es un poco, debe ser la falta de costumbre
-Ah sí, las primeras veces siempre ocurre lo mismo, arde un poquito, pero te tomas un poquito de licor y se pasa, ¿cierto hermano? Si hermano, salud por eso jaja (risas).
Yo tengo la solución a eso, dijo Diego, se levantó y se sentó a mi lado, tomo un pitillo de hierba y lo encendió.
Lo que pasa es que al fumarlo directo el humo pasa demasiado caliente por tu garganta, pero si pasa un poco más frio el dolor desaparecerá, mira aspira cuando yo te lo indique.
Tomo una fumada del pitillo e inflo sus mejillas, paso su mano en mí en mi nuca, se acercó a mi rostro, movió su cabeza haciendo un gesto para que yo aspirara el humo que tenía, acerco sus labios a los míos sin tocarlos y comenzó a soplar el humo lentamente, yo quede perpleja, la verdad es que me pareció demasiado erótica la situación, estando sentada debí cruzar las piernas, me gusto verlo a él tan cerca, con sus labios tan cerca de los míos, algo me ocurrió en ese momento, me quise parar, levantarme e irme detrás de Rafa, pero algo me lo impidió, quizás fue la tentación de ver que más podía ocurrir ahí.
Diego sonrió y hecho su cabeza hacia atrás jaja (risas), pero debes aspirar cuando este echando el humo.
-Ah ok lo siento
-Ya, lo intentare de nuevo
No fui capaz de decirle que no, que aquello me parecía mal, quería volver a tenerlo cerca nuevamente, aunque fuera solo eso.
Volvió a aspirar el pitillo, me miro a los ojos, movió su cabeza y levanto sus cejas, como preguntando si estaba lista, sonreí y asentí también moviendo mi cabeza. Acerco nuevamente su rostro al mío, pero sus labios ahora tocaron levemente los míos, comenzó a soplar lentamente, y esta vez yo también aspire el humo que el comenzaba a exhalar.
– Te das cuenta que se siente mejor, dijo susurrándome y sin separar su rostro del mío
-Si, respondí, no me ardió, fue com…
No pude seguir hablando, el tomo mi cabeza suavemente y me beso, de primero apreté los labios, pero no tuve la fuerza de voluntad de sacarlo, comencé a ceder y devolví su beso, sus labios eran gruesos, suaves, calientes. Subí mi mano y también tome su cabeza, mis dedos se enredaban en los rizos de su cabello, no quería apartarlo de mis labios, besaba exquisito, de pronto comenzó a cargarme hacia atrás, hasta recostarme en la arena, cruce mis brazos por sobre su cabeza, él tenía apoyado un brazo detrás de mi cuello y con el otro tomaba mi cintura. Su mano lentamente comenzó a bajar hasta mis muslos, puse rápidamente mi mano sobre la suya, fue como una reacción innata, un momento de cordura ante esa vertiginosa volada de erotismo, pero no pude evitarlo más y muy lentamente sus dedos tiraron hacia arriba mi vestido y yo cedi, su mano comenzaba a deslizarse por mi muslo tocando mi piel, sentía lo cálido de su mano y de pronto me entregue, no lo soporte más, mi cuerpo entero lo pedía, doblé un poco mi rodilla y la incline hacia un lado, exponiendo mi vagina, él se dio cuenta de inmediato de mi gesto, bajo su mano y toco mi vagina, no pude evitar que mi cuerpo reaccionara a su tacto, solo basto su leve toque por encima de mis bragas y mis caderas se levantaron levemente, él lo pudo apreciar, ya que mientras nos besábamos sonrió, corrió mi braga lentamente y toco mis labios vaginales, soltó un poco mi cabeza, me miro a los ojos, y dijo, vaya, no sabes cuánto me encanta que estés así, y siguió besándome, sus dedos comenzaron a jugar con mis labios, introduciéndolos levemente en mi vagina, mi caderas por si solas se movían hacia delante y atrás buscando que los dedos de Diego se introdujeran más profundo.
Ven, me dijo, levántate un momento, se paró y me ayudo a levantarme de la arena, mire de reojo a la silla de playa y ahí estaban los hermanos, boquiabiertos, concentrados, habían prestado atención a todo lo que había ocurrido, y la verdad no me importo, mi grado de desinhibición era total. Una vez de pie, Diego me abrazo, colocando ambas manos en la parte baja de mi cintura, me apretó contra él y me beso, lo tome fuerte de la cabeza enredando mis manos en sus cabellos.
De momentos pensaba en lo que estaba haciendo, sabía que estaba mal, sabía que debía parar, era el momento para la cordura y dejar esto hasta ahí, pero no pude, fui débil y la desinhibición dada por los cigarritos voladores no ayudaban mucho y poco a poco fui cediendo.
Gracias a lo apegado que estaban nuestros cuerpos, podía sentir que su verga estaba dura, sin dejar de besarme, sus dedos comenzaron a jalar levemente mi vestido, hasta lograr levantarlo a la altura de mis caderas, tomo mis bragas con sus dedos pulgares, a cada costado de mis caderas y comenzó a bajarlas, levante una pierna para que se le hiciera más fácil quitármelas y para que no parara de besarme, me tomo fuerte de mi trasero con ambas manos y comenzó a mover su pelvis. De a poco comenzó a hacerme hacia atrás, pequeños pasos y muy lentos, me llevaba hacia atrás sin dejar de hacer lo que estábamos haciendo, me fue inclinando lentamente hacia atrás, trate de reincorporarme, pero no me dejo.
-Tranquila, me dijo
De pronto, siento unas segundas manos que me toman de los hombros y comienzan a jalarme hacia atrás, recordé que ahí estaba la silla de playa. Quede recostada sobre uno de los gemelos, este era un poco más intrépido e impaciente, comenzó a tocar mis pechos, fue como despertar de esa abstracción erótica que tenía con Diego, intente por segunda vez de levantarme, pero Diego nuevamente lo evito.
-Oye, me dijo, tranquila, solo quédate tranquila, nada te pasara, yo te cuidare
Fueron palabras hipnotizantes, me beso y nuevamente caí. Mientras el me besaba las manos que tomaban mis pechos se fueron volviendo más suaves y comencé a disfrutarlo. Diego tomo mis caderas y me sentó sobre el gemelo, tomo mis piernas y las puso una a cada lado de la silla de playa, se arrodillo frente a mí y fue deslizando sus labios lentamente por mis muslos, mi vagina palpitaba, estaba enloquecida, llego con su boca a mi coño y la succiono fuertemente, mi primer sonido de placer, baje mis manos, lo tome de la cabeza y lo apreté contra mi vagina y otro quejido de placer, sentía como salían líquidos de mi vagina y el con su lengua me limpiaba, el gemelo debajo de mi me tomaba de mis pechos y Diego se comía mi vagina, era una sensación fuera de lo común, o al menos no algo que yo hubiese experimentado antes, me refiero a tener dos hombres acariciándome. Diego se levantó, tomo mis manos y me levanto nuevamente, me dio vuelta y levanto mi vestido a la altura de mis pechos, él estaba detrás mío y comenzó a morderme el cuello, yo tomaba hacia atrás su cabeza y trataba de girar mi cabeza para probar nuevamente sus cautivantes labios. Frente mi estaba aún el gemelo, inclinado en la silla, Diego le hizo una seña y este se bajó los pantalones a la altura de sus pantorrillas, Diego comenzó a inclinarme hacia él, se acercó a mi oído y susurro, solo disfruta el momento linda, nada te pasara, solo disfruta.
Me fui deslizando por encima del gemelo y lo bese, abrí mis piernas poniéndolas a cada lado de la silla de playa, tome su pene y lo introduje en mi vagina, fue instantáneo, mi cuerpo lo pedía desde que habíamos comenzado a fumar, lo necesitaba, mis caderas se me movían de manera incontrolable, por fin estaba siendo penetrada, mi cuerpo completo se estremecía, podía notar el ímpetu juvenil del gemelo, trataba de seguir también el vertiginoso ritmo del gemelo moviendo mis caderas, sus manos recorrían mis piernas hasta parar en mi trasero, Diego levanta un poco mi cabeza y me comienza a besar, este chico era inagotable, no podía besar bien a Diego ya que las bestiales embestidas del gemelo debajo de mi eran frenéticas, pero no quería que parara.
Diego se acercó a mi trasero, y me comenzó a acariciar, de momentos pasaba sus dedos tocando mi culo, de pronto lo sentí detenerse allí, en mi hoyito, masajeo mi ano haciendo pequeñas circunferencias con sus dedos, pasaba sus dedos por sus labios mojándose con un poco de saliva y volvía nuevamente sobre mi culito, introducía muy suavemente la punta de alguno de sus dedos, lo sentía, de momento era algo incómodo, hasta que sentí como uno de sus dedos se comenzaba a hacer camino en mi ano, lentamente se iba introduciendo, ayudado también por los movimientos que hacía a causa de las embestidas del gemelo. Tenía a este chico debajo de mí y a Diego con su dedo en mi ano, de pronto saca su dedo y siento como toma de mis caderas, siento su pene, me empieza a penetrar por detrás, me asuste, pero estaba tan desinhibida y extasiada, que necesitaba aplacar esa calentura, comencé a relajarme y dejarme llevar, el gemelo dejo de moverse para ayudar a que me penetraran más fácilmente por detrás me tomo de mi cara y me besaba, yo cerraba mis ojos y me lo comía a besos, podía sentir como el pene de Diego se abría paso lentamente por mi trasero, fue muy cuidadoso mi hoyito de a poco se iba relajando y abriendo y de pronto este metió completamente su verga en mi culo, sentí dolor, ¡ouch, ouch! Lentito por favor lentito dije susurrando.
Y estaba allí, penetrada, doblemente penetrada, el pene de Diego estaba totalmente dentro de mi culo, y este chico se seguía moviendo lentamente debajo de mí, por dios, ese pensamiento paso por mi cabeza y me imagine aquella pose cual actriz de escena erótica. Y por mi cuerpo comenzó a recorrer un calor, comencé a transpirar, mi corazón se aceleraba y no podía respirar bien, jadeaba literalmente jadeaba, ambos estaban totalmente quietos, esperando a que yo hiciera el primer movimiento, tenía miedo, pero no pude evitarlo, quería ser penetrada, necesitaba ser penetrada, moví lentamente mis caderas y solo basto ese movimiento para experimentar un placer inimaginable, solo basto ese movimiento para volverme loca, ya no pude refrenar mis gemidos, mis caderas se movían solas, -¡hay por favor no paren!, ¡dame más fuerte!, ¡dame más fuerte!-, las suplicas brotaron solas de mi boca, y al parecer dieron resultado, ambos comenzaron su vertiginosa carrera, había una coordinación soñada, mientras uno embestía el otro sacaba y así una y otra vez, a un ritmo frenético. De pronto, abro los ojos, porque siempre mantuve mis ojos cerrados, simplemente dejándome llevar, entregada a las sensaciones. Entonces pude ver a mi lado y era Diego, me volteo asombrada para ver que ocurría detrás mío y resulta que quienes me tenían empalada eran ambos gemelos, lo había olvidado, había olvidado por completo al otro gemelo.
¿te gusta, te gusta Ximenita?, pregunto el hermano que me tenía por detrás.
-Me encanta por favor no paren, fue mi respuesta inmediata.
Diego se acerca a mi cara, baja el cierre de su pantalón y pone su verga cerca de mi cara, ese olor hizo que me corriera por primera vez esa noche, tomé su pene y lo metí en mi boca, fui en ese momento una completa guarra, me encontré en ese momento dándole placer a tres hombres a la vez.
Uno de los hermanos subió aún más mi vestido, descubriendo mis pechos, sus labios tocaron muy suavemente mis pezones, fue muy sutil, pero yo quería más, lo tome fuertemente y lo apreté contra mis pechos.
El gemelo que me tenía por detrás me tomo fuertemente de mis caderas, subió una de sus piernas, y pude sentir como su pene se introdujo un poco más dentro de mí, ¡¡¡uuuf!!! salió de mi boca, mordí mis labios emborrachada de ese éxtasis intenso, mientras mi mano seguía agitando la verga de Diego.
Solté a Diego y tome a quien tenía debajo de mí, tome su cabeza y lo comencé a besar, solo me quería concentrar en esa doble sensación, el otro gemelo se cargó sobre mí, me tomo de mis cabellos y comenzó a besarme el cuello, ¡¡por favor no paren, no paren!!, decía sintiendo como poco a poco comenzaba a recorrer en mí una increíble sensación de éxtasis, volví a terminar, pero esta vez fue una sensación que tomo mi cuerpo por completo, gemí muy fuerte, y el hermano que tenía detrás mío termino con migo, sentí el palpitar de su pene dentro de mi ano, disminuyo la velocidad de sus embestidas, como si quisiera aprovechar al máximo su eyaculación dentro de mí, el otro hermano tomo mi pierna, la levanto un poco y acelero aún más su velocidad, buscando también terminar junto con nosotros, el pene en mi ano seguía ahí, pero ya no se movía, el gemelo había quedado exhausto, acariciaba mi espalda y mi cabello, y luego de un breve instante sentí esa explosión dentro de mi vagina, lo volví a besar, su verga se expandía dentro de mí, sentía el calor de sus líquidos, quedamos por un momento quieto allí, los tres, abrazados, recuperando el aliento.
El gemelo que estaba sobre mi movió su pierna y saco su pene lentamente, y se quedó ahí detrás de mí, subiendo sus pantalones, lo mismo comencé a hacer yo, me levante y me despegue del hermano sobre la sillita de playa, el hermano que ya había subido sus pantalones me tomo por detrás, me dio vuelta, me ayudo a bajarme el vestido y me beso, eres increíble Ximenita, de verdad, eres exquisita.
Nos sentamos todos juntos, en un círculo, de pronto me sentí avergonzada, como si hubiese despertado, me inundo una sensación de arrepentimiento, por dios que había hecho, maldito Rafael todo fue su culpa, pero no, él no tenía culpa alguna, solo estaba buscando culpar a alguien de eso, siendo que la única culpable era yo y mis ganas de desinhibirme, los gemelos murmuraban entre ellos, Diego prendió un cigarrillo y comenzó a fumar, como para abstraerse de todo, y no querer conversar. Fue un momento incomodo, yo me levante y saque otra botellita de mojito, debo admitir que todo eso me había espantado todo grado de alcohol que hubiese tenido en mi cuerpo.
¿Oye Xime? Inicio una pregunta uno de los gemelos, lo mire, con cara de despreocupada, que no notaran mi incomodidad, es que sabes, continuo, estoy tan enamorado de ti.
Idiota, le respondí, y esa estupidez de niño me causo tanta gracia que comencé a reír, y todos rompimos esa incómoda situación. Imbécil, yo sí que estoy enamorado de Ximenita dijo el otro gemelo y se abalanzó sobre él, por dios que cabros chicos, todos reíamos y eso logro romper toda esa tensión.
Bajo toda preocupación, la verdad, la había pasado bien, y esto debería ser algo que algún día tendría que conversar con Rafa, pero por el momento, pensé, que esa había sido mi noche, la pase bien, como nunca antes y me relaje.
¡Heeey! oímos a lo lejos, era Rafael, que venía mostrando dos botellas de alcohol, nos sorprendió en plena sesión de carcajadas, veo que lo pasaron bien sin mí, pregunto el, todos nos miramos con una complicidad inquebrantable, o al menos es lo que percibí, es que la Ximenita es muy buena onda dijo uno de los gemelos, la verdad es que si, dijo Rafa acercándose a mí y dándome un beso.
La noche continuo, solo un poco más, reímos, conversamos y el cansancio nos superó, nos fuimos abrazados todos, riendo y cantando canciones, llegamos a la cabaña y Rafael se desplomo sobre la cama, le saque los zapatos y me recosté junto a él, me di cuenta que mis bragas no estaban, y solo sonreí, luego quede profundamente dormida.
Al otro día despertamos con Rafael como a medio día, él se levantó, salió de la cabaña y dijo, ¡ha! ya los niños se fueron, que lastima quería despedirme, pero al menos tengo sus contactos para juntarnos alguna vez. Si dije yo, eran muy simpáticos.
Almorzamos algo que compramos por ahí, conversamos sobre la noche, obviamente yo omití muchas cosas jajaja, ordenamos las cosas en el auto y partimos.
En el trayecto, Rafael, me toca una pierna y me dice, no podemos negar que la noche estuvo increíble cierto Ximenita, si le dije yo, la pasamos muy bien. Y sabes lo bueno es que sé que tú la pasaste muy bien, al decirme esto el desliza una mano por su pantalón mete una mano a su bolsillo y saca mis bragas, aquellas que perdí en esa noche, la aprieta en sus manos y las huele y se pone a reír, recordé que esa noche el salió con su chaqueta antigua, esa chaqueta con la que solía esconder alcohol en sus bolsillos interiores.