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Oficina caliente

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Ayer te soñé… fue tan real te folle tan rico, me comiste de una forma que me dan ganas de volver a soñar, cogimos, cogimos mucho. Fue tan real…

Si crees que está es una historia de amor, olvídalo aquí sólo encontrarás: pasión, sexo; el amor no está incluido en estas letras, solo la lujuria tiene un espacio reservado en estas líneas.

Si aun así te decides a leer disfruta.

Por mucho tiempo he fantaseado con Paulina… ella se da a desear y entre charlas también me ha dado a entender que ella también siente una atracción por mí.

Una relación entre nosotros simplemente no se puede dar, ella tiene su marido, yo tengo mi mujer, ambos tenemos hijos, aun así siempre estamos coqueteando y platicando sobre qué nos gusta hacer a la hora de la de la intimidad, en más de alguna ocasión nos hemos calentado mutuamente, y ella al fin me dice:

—No sigas que esto no está bien.

Pero sé que solo es cuestión de tiempo para que algo suceda entre ella y yo.

Paulina es una mujer sexi, como me gustan, es segura de sí misma, y disfruta plenamente de su sexualidad tenemos gustos parecidos a la hora de follar.

Es una morena sensual como de 1.60 metros tiene una linda cara parecida a JLo, aunque su cuerpo no es como el de ella, Paulina es más bien gordibuena, pero tiene todo bien acomodado sus pechos no son muy prominentes, pero tiene un trasero espectacular con ella hablo de todo, no tenemos restricciones en nuestras charlas personales, desde nuestras fantasías, hasta los juguetes que cada uno tiene para disfrutar en pareja, cierto día compre un plug anal de esos que vienen con una cola de zorrita incluida, sabía que ella quería uno de esos pero no lo había podido comprar aún, una vez le dije medio, en broma medio en serio, que yo se lo compraría con la condición de que me dejara ponérselo por primera vez, solo para poder verla, ver ese prieto trasero tan rico con una de esas colas ufff!!! Sería sensacional, verla a ella a gatas por la habitación luciendo su trasero con una cola de esas en especial me causaba un morbo enorme.

Ella me dijo que sí, pensando que estaba bromeando –o tal vez también fantaseaba conmigo, como yo con ella–, los días pasaron y no podía quitarme de la cabeza esa cola de zorra, quería a Paulina de zorra para mí, así que me decidí y fui por la cola.

Fui al local donde siempre compro los juguetes y le explique a Nena lo que quería en esa ocasión, me enseñó varios modelos unos con el plug de plástico, unos de algo parecido al vidrio, y otros eran de metal todos con diversas formas en el plug, al final me decidí por el de metal, compre uno de tamaño mediano pues aunque ella me ha contado que le gusta el anal no quería algo muy grande para empezar –ya después podríamos intentar otro más grande, si es que no terminamos por perder la amistad por esto– tenía un lindo pelaje gris con blanco, compre un lubricante y metí todo en mi maletín donde guardo todo lo necesario de mi trabajo y me lance a la oficina, llegando al edificio entre directo a mi oficina y por teléfono le marque a su cubículo, con el pretexto de revisar unos papeles…

Mientras ella llegaba quite todo lo que estaba encima de mi escritorio, solo deje el gel y el plug juntos.

Llego toda quitada de la pena con su carpeta de pedidos Paulina entró saludando como siempre alegremente, se paró en seco cuando vio la cola sobre mi escritorio.

—Fe Fe Fede que es esto? –Me pregunto tartamudeando– yo estaba bromeando Fede

—Ven Paulina que por ver no se paga...ven mujer, no te voy a hacer nada… que no quieras, yo no estaba jugando, aquí tienes tu cola.

Me miro con una sonrisa en su rostro sin dejar de mirar alternadamente a él juguete y a mí.

—Pero Fede ¿aquí?

—Ven, tócala, siente su textura, vamos no muerde.

Se acercó lentamente como cuidando sus pasos, se notaba nerviosa, poco a poco la fue acariciando, primero tímidamente, como una niña si no sabe si el juguete que le ofrecen en verdad es para ella. Después la tomó en sus manos y la levantó, la observó minuciosamente. Yo la miraba sin decir nada, solo observando sus reacciones, su timidez fue saliendo de su cara y con una sonrisa pícara puso el seguro a la puerta.

—Está muy suavecita la cola Fede me dieron ganas de probarla.

—Paulina no sabes cómo he deseado este momento, verás que la vamos a disfrutar mucho.

—Aquí?

—Sí, Paulina aquí te voy a follar

Se sacó la blusa mientras caminaba hacia mí, cuando llego a mí lado la admiré la tome de la mano y la giré en redondo, cuando su trasero estaba frente a mi le solté una nalgada y terminó el giro, la tome por la cintura y besé sus labios entreabiertos carnosos, poco a poco mi lengua invadió su boca y nuestras lenguas se cruzaron en una danza muy erótica en su boca, en la mía, en ambas…

Ni sus manos ni las mías se estuvieron quietas ambos nos desabrochamos precipitadamente los pantalones, ella el mío y yo el de ella. Baje sus pantalones lentamente, recorriendo con mis manos sus piernas, tocando por primera vez aquella piel de fuego, saque sus bragas y aspire su aroma, las guarde en mi saco ese sería un pequeño recuerdo del encuentro.

Mis manos fueron a sus sugerentes senos son perfectos para mi mano, los toque suavemente, reconociendo su piel grabándola en mí, luego, bueno fui un poco más rudo así me había dicho en una ocasión que le gustaba ella prefería las mordidas y que la tratarán más fuerte, los tome fuertemente entre mis manos para estrujarlos, un par de manotazos cayeron sobre ellos, era como si los estuviera nalgueando, poco después tenían el color de las granadas, un rojo oscuro intenso, y como una granada mordí de ellos, las granadas se chupan, pero también puedes morder y así lo hice con ella, la mordí al punto de dejar mis dientes marcados en su piel, la tome del cabello y la obligue a ir al suelo, cuando estuvo en cuatro patas, tome la cola, la cola de zorra que tantas ganas tenía de ponerle…

—Abre la boca Paulina, vas a lubricar tu cola.

Ella no lo dudó ni un momento, un brillo especial en sus ojos, el brillo de la lujuria abrió su boca y sacó su lengua para pasarla por sus labios, introduje el juguete en su boca mientras uno de mis dedos libres tocaba su culo, en círculos jugué con el lamí un poco mi dedo y escupí sobre su ano… empujé mi dedo en su puerta trasera, pronto estaba dentro la primer falange, estaba tensa, apretada así que seguí con el dedo jugando a entrar y salir de ella, empecé a marcar un ritmo dentro fuera sin llegar a sacarlo por completo, luego lo dejaba dentro sin moverlo, de repente hacía círculos dentro de su culo con mi dedo, primero para un lado y luego para el otro, lo sacaba de repente y lo volvía a meter cada vez con mayor facilidad, cuando dos de mis dedos entraban y salían con cierta facilidad tome la piedra, la puse en el lugar de mis dedos y empuje, soltó un pequeño grito cuando la parte más gruesa de la piedra la taladraba, pero la soporto ya el dolor había pasado, se veía hermosa con la cola puesta estaba convertida en una auténtica zorra, le hice un par de fotos para mostrarle lo que yo estaba viendo, sonrió le gustaba el resultado.

—Fede tienes que borrar esas fotos, pero antes me las mandas a mi celular.

—shhhh calla Paulina antes te voy a follar con la cola puesta, luego te las mando, y de borrarlas ni lo sueñes, esas son mías serán para mi disfrute, solo mío.

Me serví un café mientras ella confusa me miraba, acerque una silla hasta donde ella estaba y me senté ante ella con mis pies abiertos mostrando mi verga erecta, la acerque a su rostro y le dije:

Es tuya, mama, métela en tu boca, chupa de ella saborea y huele, tiene el aroma del deseo, el deseo que tengo por ti.

Tomé mi café mientras su deliciosa boca me daba un oral para el recuerdo, de esos que te obligan a poner los ojos en blanco, de verdad que sabía lo que hacía…

Sentí que me corría y detuve sus movimientos, toque con mi mano su coño, estaba mojado, muy mojado, la tome de la mano y la senté en la silla, ahora era ella quien estaba de piernas abiertas para mí, su oscura raja estaba brillosa, sus labios ansiosos, ella tenía fuego en su mirada, le brotaba por los poros, hundí mi boca en sus labios, fui un poco suave al principio, una tímida lamida cruzó su sexo al comenzar…

Después moví mi lengua más rápidamente, mis dientes mordieron esa zona, parece que ella disfruta más cuando soy rudo, cuando muerdo en vez de cuando lamo, así lo hice lamí y mordí alternadamente hasta que mi lengua se cansó, hasta que ella me pidió adentro, sus caderas ya se movían solas hace tiempo…

Me levante y la levante a ella, la hice apoyarse del respaldo de la misma silla, la cola le caía entre sus piernas, la vista era fenomenal, moví la cola a un lado me recargue en su espalda y le dije:

—Desde hace mucho que quiero esto.

Soltó un leve gemido…

Puse mi mano en su trasero y tal como había hecho con sus pechos lo deje rojo con nalgadas, entre en ella furiosamente encajando mi falo en un solo movimiento hasta el fondo, Hundiéndome lo más profundo posible, Paulina estaba tan caliente, tan húmeda, que la sensación fue maravillosa, con una mano en su cadera le daba una ocasional nalgada, la otra frotaba sus labios, me llene los dedos de su miel, y lamí mis dedos cerca de su oído, le deje uno a ella, lo chupó como minutos antes hizo con mi falo, sentí sus temblores y apreté el paso su orgasmo llego con mi dedo en su boca, fue delicioso como lo mordió, como ahogó un grito para que fuera no nos escucharan…

Salí de ella y probé de nuevo su sexo, me bebí todo lo que de ella salía. La tome de la cintura y la atraje hacia mí la senté en mi regazo la clave de nuevo en mí.

—Muévete para mí zorra

Sus caderas empezaron a moverse subía y bajaba por mi falo deliciosamente, rápidamente me hizo acabar en una explosión única, se siguió moviendo hasta que la obligue a detenerse. Se quedó sentada sobre mí nos comimos a besos mientras nos repusimos.

La subí al escritorio y la acosté para una última foto, ella posó encantada sobre el escritorio de pino. Era de un color claro, que contrastaba perfecto con nuestras oscuras perversiones, que resaltaba de una forma increíble el color de su piel…

Le quite la cola y la guarde en un cajón.

—Aquí se quedará para futuras ocasiones, metí un par de cuerdas y unas velas junto a la cola…

Su sonrisa me dio su afirmación.

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