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Perdí mi virginidad por mentir en el chat (Segunda parte)
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Tiempo de lectura: 10 minutos

Como les comenté en el relato anterior, después de haber sido desvirgado por Roberto me sentía culpable, arrepentido de haber acudido a su departamento y el haberme hecho pasar como chica en el chat, que fue lo que desencadenó todo.

Sentía el culo inflamado y me ardía horrores lo cual provocaba que caminase con algo de dificultad, lo cual no pasó desapercibido por mis compañeros, pero con mucha pena inventé que me había torcido un tobillo, creo que me creyeron porque no me hicieron muchas preguntas, además era un suplicio ir al baño, maldecía esos momentos.

Poco a poco el ardor e inflamación fueron bajando y a la semana, solamente sentía un ligero ardocito, que me hacía recordar los momentos de mi desfloramiento.

Al revisar mi correo, vi que tenía unos mensajes de Roberto, agradeciendo la experiencia vivida y pidiendo que nos volviéramos a encontrar. No contesté ninguno de los mensajes, estaba tan confundido, un par de semanas después ya estaba completamente recuperado, en mi mente sólo quedaban los recuerdos de como Roberto me había hecho su hembra.

Seguí recibiendo correos de Roberto, preguntando si estaba bien y el motivo por el cuál no hubiese contestado sus correos anteriores, y al final me atreví a contestar uno de sus correos explicando como me sentía y todo el sufrimiento que había pasado, así como el hecho de que tenía novia y no era correcto lo que habíamos hecho. Me cuestionó si había sentido placer y no pude mentir, le dije que había sentido mucho placer, muy diferente a todo lo que había experimentado antes, pero también mucho dolor. Me comentó que duele mucho porque el culo es realmente un músculo, y cuando me penetró las fibras musculares se estiraron y seguramente algunas se rompieron, pero que esas fibras tienen memoria y la próxima vez, podrían estirarse sin romperse ninguna fibra muscular, que solamente sentiría placer. Siguió insistiendo y aunque dudaba en aceptar, al final acepté volver a encontrarme con Roberto y comprobar si era cierto que solamente sentiría placer, para esto, ya habían pasado como 3 meses de nuestro primer encuentro y creo que mi colita estaba nuevamente muy cerradita.

Acordé con Roberto vernos el siguiente sábado en el parque donde me había dejado la vez anterior e ir directamente a su departamento.

Recuerdo que estuve nervioso todos los días, una mezcla de angustia y nerviosismo, estuve investigando un poco sobre sexo anal en internet y me había comprado en la farmacia un lubricante KY, también había procurado comer muy ligero el día anterior y lavarme muy bien la colita ese día antes de la cita, a fin de prevenir cualquier accidente que pudiera ocurrir.

Llegué puntual al parque y tan pronto llegué ya estaba el auto de Roberto esperándome, me saludó efusivamente sin bajarse del coche y me pidió subir, me sentía nervioso y me subí rápidamente, a fin de evitar que algún conocido fuera a verme.

Tan pronto entré al coche Roberto me dio un abrazo y un beso en la mejilla que me tomó desprevenido, me dijo que estaba excitado desde el día que acepté reunirnos y tocándose la entrepierna me dijo.

– Mira como me tienes, la tengo tan dura que siento que va a explotar. Te prometo que hoy te haré gozar como nunca, mi amor, mi Ariel.

Que nervioso estaba, pero sentí un cosquilleo rico en la colita, ahí comprendí que cuando estuviera con ese macho sería Ariel, su hembra y así debería sentirme.

Pronto llegamos a su edificio y rápidamente se bajó y me abrió la puerta del auto, me tomó de la mano y me ayudó a salir, y después puso una mano en mi cintura, me dio mucha pena, pero no dije nada, al notar que no había nadie, pero es probable que hubiera sido captado por las cámaras de vigilancia. Llegamos al elevador y dentro empezó a acariciarme y apretarme las nalgas aprovechando que íbamos solos, llegamos al departamento y tan pronto cerró la puerta se abalanzó sobre mí sus brazos me apretaron contra su cuerpo y su boca buscó la mía, me dio un beso cachondo, me dejé llevar, correspondí a su beso, jamás lo hubiera imaginado algunos meses antes, pero allí estaba en los brazos de un macho, que me apretaba y acariciaba, nuestras lenguas se entrelazaron, sentía como su lengua exploraba mi boca, mordía suavemente mis labios, mientras sus manos recorrían mi espalda, sentí que desabrochó mi pantalón y me quitó mi playerita, en cuestión de segundos, estaba solamente en bóxer, mientras besaba mi cuello y sentí que aspiraba mi pelo, lo olía, eso me puso más cachondo, empezó a mordisquear mis orejas al tiempo que me susurraba:

– Ay amor, te voy a amar todo el fin de semana, te tengo tantas ganas, quiero gozarte a todas horas, que seas mi hembra por siempre.

Mi cuerpo se estremecía al escucharlo y empezó a succionar el lóbulo de mi oreja lo que ocasionó que un ligero gemido saliera de mi boca.

Sus labios besaban cada centímetro de mi piel y fue bajando a mis tetillas, allí las mordisqueó y succionó muy rico, yo cerré los ojos y acariciaba su pelo, loco de placer, o mejor dicho loca de placer.

Me llevó a su recámara y en el camino se iba desnudando, tan pronto llegamos me hizo recostar boca abajo en la cama y abrir mis piernas.

Así mami, que rica estás, no te imaginas cuantas veces he soñado y pajeado recordando este culito tan rico y suave, amor.

Sus manos se posicionaron en mi bóxer y empezó a quitármelos, al tiempo que alzaba la cadera para facilitarle la operación, mis nalgas desnudas quedaron expuestas a sus ojos y oí que realizó una exclamación de satisfacción.

Sentí sus manos recorriendo suavemente mis nalgas y abrirlas, sentía el fresco aire del departamento colarse entre mis nalgas y acariciar mi hoyito, me gustaba tanto como me acariciaba Roberto que solamente cerré los ojos y me concentré en las caricias que sentía. Continuó apretando mis nalgas con sus manos al tiempo que las mordisqueaba y besaba y de pronto sentí que las abrió nuevamente y sentí una caricia húmeda y caliente recorriendo mi rajita, recordaba esta caricia tan íntima, sabía que era su lengua y abrí más mis piernas, cuando encontró mi hoyito no pude evitar dar un ligero respingo y nuevamente se me escapó un gemido.

Abrió mas mis nalgas y sentí que empezó a puntear con su lengua la entrada, sentía tan rico, que empiné mas la colita y sentí que mi esfínter cedía, entrando dentro de mi culo, me sentía en el paraíso, movía su lengua en forma circular, rozando mis paredes internas y una oleada de placer recorrió mi cuerpo, de mi boca empezaron a salir algunos gemidos mas agudos.

No podía creer mi situación, empinado y recibiendo placer por el culo de un macho que me trataba como su hembra.

Sacó su lengua y sentí algo frío y viscoso entre mis nalgas, inmediatamente reconocí que era lubricante, así que ayudé con la preparación abriendo mis nalgas con las manos, lo cual fue seguido por sus dedos entrando en mi culo, sabía que me estaba preparando y colaboré relajando la colita y empinándome bien, pronto sus dedos entraban y salían con facilidad y sentía mi colita flojita, se recostó en la cama y me tomó de la cara para que me incorporara y nos besamos nuevamente, me tomó del pelo y fue empujando mi cabeza en dirección a su verga, hasta que mis labios tocaron la punta de su verga, la verdad me daba un poco de asco, pero siguió empujando mi cabeza y mis labios se abrieron, entrando la cabeza de su verga en mi boca, sentir ese tronco ardiente de carne en mi boca me excitó y al mismo tiempo tengo que reconocer que no sabía mal, así que tímidamente empecé a chupar, al principio me comentó que lastimaba su verga con mis dientes y me fue guiando para evitar que lo lastimara, creo que no lo hacía mal porque empezó a gemir y tomándome de la nuca metía y sacaba su verga dentro de mi boca literalmente follando mi boca, hasta que me ensartó su verga hasta la garganta, sentí que me ahogaba, no podía respirar y me daban arcadas, así que me la saqué de la boca para tomar aire, ahí aprovechó para azotarme la cara con su verga y empezó a recorrer con la punta de su verga mi cara, empezando con mis mejillas y después por mis ojos, frente y nariz, se sentía ardiente y babosita, llena de precum, me sentía tan puta, continuó por mis labios y nuevamente me empaló profundo su verga, sentí como entraba en mis labios y recorría mi lengua, paladar, y se introducía a mi garganta, hasta nuevamente causarme arcadas, su verga salió de mi boca y me dijo que me iba a coger, así que di vuelta y me estaba poniendo en 4, pero me dijo que no, que era su hembra y me quería coger como hembra y me pidió acostarme boca arriba y abrir mis piernas, así lo hice y sentí que se posicionaba entre mis piernas, tomó una de mis piernas y la puso en su hombro y con su mano sujetó mi pantorrilla e hizo que abriera lo mas posible mi otra pierna, de tal forma que mi culito quedara expuesto, posteriormente tomó una almohada y me levantó para acomodar la almohada bajo mi espalda, de esta forma mi culo quedaba levantadito e indefenso, sentí su verga dura recorrer mi rajita y buscar mi orificio, pronto lo encontró y empezó a puntear con su verga en la entrada de mi culo.

Poco a poco mi esfínter fue cediendo y la cabeza de su verga entrando en mi culo, nuevamente sentí nuevamente mucho ardor, y una mueca de dolor se dibujó en mi cara, Roberto veía mi cara de sufrimiento y me pidió aguantar

Aguanta, ya entró la cabeza, pronto empezarás a sentir placer

Aunque era un dolor fuerte era soportable y no intenté zafarme, pero un grito fuerte salió de mi boca, que fue callado con un beso de Roberto, y seguía pidiéndome que me relaje, al tiempo que empezó un suave metí saca muy lento, sacando un poquito y metiendo su verga un poco mas, veía su cara de satisfacción y gozo y creo que disfrutaba al ver mis muecas de dolor, ya que sonreía triunfante, yo seguía aguantando, sabiendo que ese dolor pronto a pasaría y empezaría a sentir placer.

De pronto embistió nuevamente un poco mas profundo y encontró mi próstata, una corriente de placer recorrió mi cuerpo y di un fuerte gemido, él lo notó y volvió a embestir, rozando nuevamente mi próstata y otro gemido salió de mi boca, creo que le encantaba ver como me causaba placer con su verga porque veía su sonrisa cada vez que gemía, y seguía arremetiendo volviéndome loca de placer, esta posición era más excitante porque me sentía sometida, y podía ver la cara de placer de mi macho, al tiempo que él podía notar cuáles de sus embestidas me causaban mayor placer, alentándolo a seguir embistiendo y darme todo el placer posible.

Nuestros cuerpos sudaban y sentía el aroma a sexo en la habitación, me siguió embistiendo un rato más, aumentando la velocidad de sus embestidas, hasta que me pidió cambiar de posición, y me pidió ponerme de costado, en cucharita, levantó una de mis piernas y la subió a su cuerpo y me penetró nuevamente, profundo de una sola estocada, hasta que sus huevos rebotaron en mis nalgas y otro gemido salió de mi boca.

Esta nueva posición también me encantó porque apretaba mi cuerpo y sentía el roce de su piel ardiente contra la mía, su aliento en mi nuca y besaba mi cuello y espalda, mordisqueaba mis orejas y susurraba en mi oído, poniéndome en in estado de éxtasis constante, también le gustaba pellizcarme y acariciar mis pezoncitos, y sentía como se endurecían con sus caricias.

Estaba loca de placer, me sentía su hembra y quería complacerlo, así que empecé a culear hacia atrás al tiempo que Roberto me embestía, el contacto se hizo mas intenso, aumentó la velocidad de sus embestidas y mis nalgas chocaban en su pelvis, volteó mi cara y me dio un beso cachondo al tiempo que su mano fue bajando recorriendo mi vientre y llegando a mi verga, que estaba durísima y empezó a masturbarme, estaba tan excitado que en unos cuantos segundos empecé a convulsionar y me corrí abundantemente, lanzando abundantes chorros de leche, algunos de ellos se estrellaron en mi vientre y pecho y alguno en la palma de Roberto, seguía convulsionando y mis espasmos hacían que apretara mas el culo, mientras Roberto arreciaba sus embestidas, literalmente taladrando mi culo, mis ojos estaban en blanco y sentí que Roberto llevaba su mano a mi boca y metió sus dedos llenos de mi leche dentro de ella, los cuales empecé a chupar con lujuria probando el sabor de mi propio semen.

Los movimientos de Roberto eran frenéticos, mis gemidos no paraban y susurró a mi oído:

– Hay amor, que rico, siento que me corrrooo, aghhh

Lanzó un gruñido de placer al tiempo que sentía que me empalaba duro y profundo, intenté gritar de placer, pero los dedos de Roberto en mi boca lo impidieron, al tiempo que sentía sus chorros de leche inundando mi culo.

Sacó los dedos de mi boca y nuevamente me besó con pasión, al tiempo que sentía su semen escurrir por mis nalgas, mi corazón latía de prisa y sentía la respiración agitada de Roberto en mi mejilla.

Su verga seguía dura y siguió embistiendo unos segundos más, hasta que me ensartó por última vez y dándome otro beso me agradeció la experiencia.

– Me encantó Ariel, mi amor, me tienes loco, te podría seguir cogiendo día y noche, me encantas.

Descansamos un rato en esa posición, abrazándome, en esta ocasión su verga no salió de mi culo, pero sentí como poco a poco perdía su dureza.

Una media hora después nos levantamos a asearnos ya que estábamos llenos de sudor y yo de semen.

Tan pronto entramos a la regadera me abrazó y me besó muy rico, mientras el agua tibia caía en nuestros cuerpos. Tomo el jabón y empezó a pasarlo por todo mi cuerpo, acariciando al mismo tiempo mi piel, era excitante y quise corresponderle, tomé el jabón y recorrí con él su pecho y si vientre, fui bajando y empecé a enjabonar su miembro, a pesar de estar flácida era de buen tamaño y al enjabonar sentí que crecía un poco en mis manos y se ponía morcillona, tomó el jabón de mi mano y me dio vuelta, recargando mis manos en la pared, allí empezó a enjabonar mi espalda y continuó con mis nalgas, me encantaba sentir sus manos llenas de jabón sobre mis nalgas y abrí mis piernas y empiné el culo, sus dedos recorrían mi rajita y se me escapó un gemido, pronto localizó mi hoyito y estuvo rozándolo con la punta de sus dedos, me encantaba la sensación, empujó un dedo lleno de jabón y mi esfínter se abrió, me ardió un poco por el jabón, pero era tolerable, estuvo jugando unos minutos con mi hoyito, cuando sentí algo ardiente y mas gruesa tocar mis nalgas, me imaginé al instante que era su verga, y me gustó la sensación, se sentía delicioso como la verga de su cabeza resbalaba entre mis nalgas, se sentía dura, por lo que imaginé que ya estaba parada nuevamente, yo solamente abría mas las piernas y disfrutaba la sensación, su verga ardiente y dura recorría la rajita entre mis nalgas y sentía muy rico, me estremecía y paraba mas la colita, se posicionó sobre mi hoyito y empezó a puntear, pare la colita y también empuje mi colita hacia atrás, aunque mi colita estaba un poco inflamada por la cogida previa todavía estaba abiertita y sentí como poco a poco me iba abriendo, mi culo estaba todavía lleno de lubricante y de su leche, por lo que no fue difícil que me penetrara, dolía un poco, porque mis pliegues estaban rozados, pero no me importó y apoyándome en la pared fui empujando la colita hacia atrás hasta tragarme toda su verga, mis nalgas tocaron su pelvis y empecé a moverme. en forma circular, apretando y aflojando la colita, eso lo volvió loco, oía sus gemidos de placer y tomándome del vientre me empezó a embestir con todas sus fuerzas, duro, sin piedad, tan duro que en cada embestida me levantaba, hasta que mis pies no tocaban el piso, yo solamente gemía, mi cuerpo se retorcía de placer, sentía que me entraba mas profundo que nunca, quedaba ensartado con todo mi peso sobre su verga, y me encantaba, las arremetidas se hacían cada vez más rápidas, me sentía una muñeca de trapo en sus manos, y de pronto me dio una última embestida profunda levantándome y explotando dentro de mi culo, chorros de leche inundaron mi culo, era un verdadero semental, a pesar de ser su segunda corrida fue muy abundante. Estuvimos un par de minutos en esa posición, sentía su aliento en mi oído y su leche escurrir por mis piernas. Poco a poco su verga perdió dureza y se salió de mi culo, y nos terminamos de bañar, acariciando nuestros cuerpos.

Me pidió quedarme a dormir esa noche, pero no acepté, seguramente me volvería a coger y mi culo ya no daba para más, lo sentía muy rozado, y no creí que aguantaría otra cogida, así que le dije que no podía quedarme, ya que tenía que regresar a casa.

Estuvimos un rato charlando y me invitó una cerveza, me contó su vida, resulta que estaba casado y tenía dos hijos, pero que tuvo una aventura amorosa con una compañera de trabajo, su esposa se enteró y fue hacer un escándalo en la empresa que trabajaba y le pidió el divorcio y aunque estaba arrepentido no pudo convencerla para que lo perdonara y tuvo que darle el divorcio. Todos se enteraron en la empresa y su amante renunció a la empresa y le perdió contacto. Desde entonces me aseguró que no había tenido ningún contacto sexual posterior excepto conmigo y que le encantaba, ya que era una putita muy linda.

Acordamos vernos el próximo sábado, pero antes de salir, me dijo que me tenía un regalo, regresó con una bolsa de regalo y lo abrí.

Dentro había ropa interior de mujer, me dijo que era de su ex-mujer, unas braguitas y tanguitas de hilo y encaje, así como ligueros y medias muy sexys, le comenté que no era travestí, y dijo que lo sabía, pero que en el próximo encuentro sería muy feliz si debajo de mi ropa me pusiera alguna braguita o tanguita de mujer y algún liguero o medias.

Tomé el regalo indeciso si complacerlo, y nos dirigimos en auto nuevamente al parque donde me dejó la vez anterior. En el auto me dio otro regalo, en esta ocasión una pomada, que me dijo que me la regalaba por lo que le había comentado como había sufrido con su cogida, le di las gracias y nos despedimos, quiso darme un beso, pero me resistí, porque alguien podría vernos, así que solamente bajé del auto, me despedí y me dirigí a mi departamento.

Sentía la colita rozada, y un poco húmeda y pegajosa, pero mucho menos que la vez anterior, por dentro me sentía feliz, caminé con mi bolsita de regalo entre las calles y tan pronto llegué a mi departamento, me desnudé y me puse la pomada en la colita, estaba cansado y pronto me dormí profundamente recordando la cogida que me acababa de dar Roberto.

Si les gustó házmelo saber, me anima a seguir escribiendo mis experiencias, mi correo es [email protected].

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