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Rebeca y su ginecólogo

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Encontrándonos aun en aquel extraño verano de 2020 y dos semanas después de que Rebeca y mi madre fueran folladas por Ibrahima (relatado en "Mi madre, Rebeca y el negro") Rebeca debía ir al ginecólogo a una revisión rutinaria y, de paso, comprobar el estado del DIU que años atrás se había puesto.

Era finales de agosto y la situación vivida con Ibrahima nos gustó a los dos, horas antes de ir a la consulta le saqué el tema que ambos queríamos sacar:

Jaime: ¿Cómo es tu ginecólogo? -realmente no lo sabía ya que nunca le había acompañado a la consulta.

Rebeca: Es el Doctor Ramos, es jovencito y guapete. ¿Lo preguntas por algo?

Esto último lo dijo con una sonrisita picara.

Jaime: jajaja! ya sabes por donde voy.

Rebeca: pues no me importaría follármelo, pero tampoco quiero que se asuste y deje de ser mi ginecólogo, es muy bueno.

Jaime: me gusta eso primero que has dicho, por mí no hay problema. Mira, cuando estemos en la consulta le tanteamos a ver como va reaccionando.

Y llegó el momento de ir a la consulta, éramos los últimos ya que nuestra cita era a las 19:50 h y se notaba, ya no solo por la hora si no por ser el mes de agosto, era una consulta amplia y se la veía moderna, tras esperar un poco en la sala de espera fuimos llamados a entrar.

Dr. Ramos: Hola Rebeca ¿qué tal?

Rebeca: Hola doctor, esta es mi pareja, Jaime

Dr. Ramos: Encantado, sentaos

Jaime: Encantado.

Rebeca estaba en lo cierto, el Doctor Ramos rondaría los 40-42 años, era alto, moreno y tenía cuerpo atlético o al menos parecía que se cuidaba.

Su despacho iba acorde con la consulta, era un espacio diáfano, moderno y espacioso, a la derecha se encontraba la camilla de exploración típica de un ginecólogo con los soportes para apoyar las piernas, al fondo la mesa y sillas donde nos encontrábamos y a la izquierda una camilla al uso.

Tras realizarle unas preguntas a Rebeca que yo apenas entendí la invitó a sentarse en el sillón y apoyar las piernas para realizar la exploración, Rebeca en esta ocasión iba vestida con unos pantalones vaqueros muy cortos que realzaban su trasero y un top negro bastante ceñido que permitía perderse por unos melones.

Se cambió detrás de un biombo y apareció solo vestida de cintura para arriba, tras acomodarse el Dr. Ramos y ponerse unos guantes procedió a la exploración, para ser sincero esa situación a mí ya me excitaba.

Dr. Ramos: Vamos a ver que tal el DIU.

Ahí teníamos nosotros que meter ficha.

Jaime: hace poco se la metió un negro, esperemos esté todo bien.

No noté mucha reacción en el doctor pero si en Rebeca que me sonrió la lejanía.

Rebeca en ese momento sabía que el juego había comenzado y con los movimientos del Doctor empezó a gemir un poco como si se la estuvieran follando.

El Doctor ya sí parecía darse cuenta de la situación y aunque seguía con sus labores se le notaba algo más cortado; yo me acerqué a la cabeza de Rebeca para estar junto a ella

Doctor Ramos: El DIU está bien, recuerda que te queda un año para cambiarlo.

Rebeca: Menos mal, ese animal me la metió sin piedad.

Dr. Ramos: Voy... voy a revisar el resto.

Se le notaba ya nervioso, teníamos que intentarlo y lo que saliera.

Fue a por otro utensilio y empezó a explorar de nuevo a Rebeca que volvía a gemir un poco, yo no veía ya por mi posición que hacía pero a ella parecía gustarle, o al menos fingía muy bien.

Jaime: ¿te gusta?

Rebeca: mmm... si...

En ese momento empecé a besarla mientras metía mi mano debajo del top y del sujetador, tras unos segundos el Dr. Ramos se incorporó tragando saliva.

Dr. Ramos: bueno, parece que está todo bien

Rebeca: ¿seguro, ha mirado bien?

Dr. Ramos: Sí sí, tienes una vagina de libro.

Jaime: pues es toda suya doctor, somos... los últimos ¿verdad?

Nos miró con cara confundida, pero entendió a qué me refería, fue a su mesa y cuando Rebeca y yo pensamos que nos iba a dar calabazas llamó a su secretaria y le dijo que ya podía irse, que terminaba él y no quería que se fuera tarde.

Se acercó a la puerta y puso el cerrojo, había picado y era nuestro momento, o el de Rebeca más bien.

Volvió a su posición anterior y siguió la explotación pero en este caso con la boca, empezó a comerle el coño de tal manera que Rebeca lo gozaba.

Qué cabrón, pensé yo, al ser ginecólogo este se las sabe todas.

Mientras tanto y entre gemido y gemido de Rebeca le invité a quitarse la parte de arriba y liberar a las gemelas y así lo hizo con mi ayuda, mi novia estaba totalmente desnuda en la consulta y esto acababa de empezar.

Cada vez gritaba más y más, algo le estaba haciendo que le estaba volviendo loca, comiéndole el coño jamás le había escuchado gritar así.

Dr. Ramos: a la camilla

Rebeca no dijo nada, se levantó, me miró y con una sonrisa en la cara me dijo:

Rebeca: que puta soy...

Sabía que iba a ser penetrada y así fue, se tumbó en la camilla boca abajo pero nuestro empotrador de hoy decidió que lo hiciera a cuatro patas y en el borde de la camilla, bajó un poco esta y se la metió por el coño a cuatro patas.

Su polla era grande, no tanto como la de Ibrahima pero con ese instrumento Rebeca lo iba a gozar.

Yo no perdí el tiempo y ya con mi polla fuera me subí a la camilla para que me la comiera y así fue, mientras recibía sus embestidas me la chupaba gustosamente, además por mi parte venía sus melones botar y botar; mientras el que ahora no se estaba comportando como su ginecólogo además de metérsela le estimulaba tocando su clítoris.

Dr. Ramos: ¿te gusta?

Rebeca: ahhh! siii!! ahhh!

Tras un buen rato de embestidas y mientras el calor iba cada vez más haciendo mella en nuestros cuerpos el doctor volvió a hablar:

Dr. Ramos: ¿te apetece doble penetración? te va a venir bien -dijo mientras sonreía.

Rebeca: ah!! ah!!! sí claro, ah!!!

Jaime: yo te doy por atrás

En ese momento nos bajamos de la camilla, mientras el doctor iba a su mesa y cogía una especie de gel/lubricante Rebeca me besaba y mientras notaba sus húmedos tetones me decía:

Rebeca: por favor, con cuidado.

Y es que aunque sí habíamos probado a darle por el culo solo habían sido un par de veces y no estaba acostumbrada a ello.

Con el gel/lubricante el Doctor empezó a lubricar a mi novia en todas las partes posibles, aprovechaba a manosear sus grandes tetas, su culo, su pelvis... Rebeca estaba encantada y cuando acabamos empezó la acción.

El Doctor se tumbó boca a arriba en el suelo y Rebeca empezó a acercar su mojado coño a la polla de nuestro anfitrión, entró muy fácilmente y se puso de rodillas, esta vez estaban cara a cara lo que él aprovechó para comerse literalmente sus tetas. Yo mientras tanto muy poco a poco le la fui metiendo en su lubricado ano, al poco soltó un respingo:

Rebeca: con cuidado...

El que no tenía cuidado era el Dr. Ramos que follaba sin pudor a su paciente mientras Rebeca lo gozaba y disfrutaba, pero aún más cuando mi polla entró totalmente en ella.

Jaime: ¿qué tal con dos pollas?

Rebeca: vosotros callad y correos dentro de mí.

Y nos callamos, el rato posterior fuimos dos hombres complaciendo a mi novia, puede resultar raro pero a mí me gustaba y no poco; yo poco a poco podía ir dándola un poco más fuerte pero sin pasarme al notar su ano cada vez más abierto.

Posteriormente y llevando ya un ritmo más o menos normal si que a ella le doliera avisé que me corría y así fue, fue una brutal descarga en su ano, a mí me encantó aquello y pensé que teníamos que hacerlo más de vez en cuando.

Cuando saqué mi polla de su culo Rebeca aprovechó para incorporarse, pude ver ya desde otra perspectiva como el bamboleo de sus tetas era hipnótico y como el Doctor estaba ahora siendo follado por mi novia ya que era ella quien llevaba los tiempos así que me limpié un poco y decidí sentarme a ver el espectáculo, su cuerpo reluciente y sus tetas al viento me estaban poniendo a mil, tenía una visión muy muy buena de la escena que tanto me ponía e incluso sin que se dieran cuenta decidí grabar un vídeos de unos segundos centrándome como no en la protagonista: Rebeca.

Estaba sentado en la mesa del ginecólogo cuando tras unos minutos Rebeca se levantó y cogió de la mano a su empotrador, se pusieron a mi lado, de pie apoyándose Rebeca encima de la mesa del Doctor cuando él empezó a metérsela, su cabeza estaba a unos centímetros de mí, yo estaba muy cachondo:

Rebeca: ¿te gusta verme así?

Jaime: Sí cariño...

Seguían las embestidas

Rebeca: ¿te gusta verme follada por otro?

Jaime: Sí cariño...

Rebeca: ahhh!!

La polla del Doctor taladra a mi novia.

Rebeca: ¿te gusta que te hable mientras me follan?

Jaime: Sí cariño...

Y yo no mentía en nada, me encantaban estas situaciones donde Rebeca era follada por mí, por otro o por quien fuese como siendo la protagonista dela escena, siendo la puta de cualquiera.

Tras un rato de empuje el Doctor Ramos no podía más y eyaculó dentro de Rebeca, esta se dio la vuelta y se sumieron en un profundo beso:

Dr. Ramos: Revisión terminada

Todos reímos.

Nos vestimos y salimos de la consulta como si nada salvo por la sonrisa que todos llevábamos, en especial Rebeca que había disfrutado muchísimo

Jaime: ¿cenamos algo cariño? - le dije mientras salíamos del edificio-.

Pasaban unos minutos de las 10 de la noche y había que recargar pilas tras tanto tiempo de sexo.

Primero Leo, luego Ibrahima y ahora el doctor, Rebeca estaba saboreando las mieles y pollas de otros hombres y le gustaba ¿Quién sería su próxima captura? ¿la estaba convirtiendo en una puta?

Más en próximos relatos.

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