Cuando llegamos a la casa de los tíos, fuimos recibidos muy afectuosamente por ellos. Inmediatamente le llamaron a Frida y a Karla que son los nombres que mis tíos les pusieron porque no les gustaban los de ellas que eran Eusebia y Tomasa dos hermanas gemelas de no más de 20 años de edad que provenían de un lugar apartado de Puebla, pero siendo dos muchachas morenitas muy guapas y de verdad fuera de serie, eran además sencillas y muy obedientes.
Hacía ya algún tiempo que no pasábamos a lo que era la sala, un lugar muy armónico lleno de pinturas firmadas tanto por la tía Luz Marina como por el tío Carlos. Un bonito paisaje adornaba una de las paredes y en otra de ellas dos pinturas de desnudos artísticos, una de una mujer de espaldas abrazada a otra de frente, recargada sobre uno de sus senos y en actitud de estar las dos a punto de besarse en la boca, en otro extremo las mismas mujeres a las que no se les veía la cara pero que una de ellas aparecía sentada sobre las piernas de la otra, recargando ambas sus pechos sobre los pechos de la otra y por lo que se podía apreciar ambas estaban besándose en la boca.
Mi hermano al igual que yo nos quedamos sorprendidos admirando la belleza de los detalles con los que habían sido pintadas, un tenue encaje cubría las piernas de una de las mujeres, el tan solo ver esas escenas, provocó que sintiera un leve flujo que humedeció mis calzones y por lo que pude apreciar a mi hermano Francisco también le había provocado una erección que apenas se le notaba.
– Esas pinturas las hice yo mismo, aunque he de decirles que una de ellas está inspirada por su tía Luz Marina que fue una de mis modelos de lo cual me siento muy orgulloso. ¿qué les pareció? –preguntó el tío Carlos
– Es increíble el grado de detalle que tienen –dijo Francisco tomándome de la mano.
– Tienes un hermano increíble también tú Ana Luisa ya me ha contado su madre lo mucho que se quieren. –nos guiño un ojo la tía Luzma- espero que no piensen mal de su tía, pero el amor tiene muchas expresiones que no todos pueden estar de acuerdo.
– ¿A qué te refieres tía? –le pregunté
– Bueno el que dos mujeres se besen en la boca puede tomarse de dos maneras, o ambas están enamoradas o solo quieren tener y disfrutar un poco de sexo lésbico, ¿ustedes que opinión tienen del amor lésbico?
– Bueno a mí me parece algo muy hermoso, una forma de expresión entre dos o más mujeres que desean experimentar algo más. –contesté a mi tía
– Bueno entonces podemos estar hablando ya de otra forma de expresión que es a través de un trío o algo más parecido a una orgía lésbica. Pero dejemos el tema para otra ocasión porque tiene muchas aristas que me encantaría discutir con ustedes. Así que pasemos a la mesa que tengo preparado un café suculento del estado de Veracruz con unos panes que les van a encantar. –agregó el tío Carlos ofreciéndome su mano para levantarme del sillón en que me encontraba.
– ¡Es una excelente idea!, Frida, Karla, por favor ayuden a servir el café
– ¡En seguida mi señora! –contestó una de ellas
Mientras pasábamos a la mesa, pude observar una foto en una de las paredes del pasillo en donde se encontraba una pareja de casados, en cuanto me fui acercando pude comprobar que era la tía Luz Marina vestida con traje de novia y el tío Carlos un poco más atrás también de traje, cómo si él fuera el novio con el que se estaba celebrando el matrimonio. La foto estaba hecha en tono sepia y me pareció algo muy hermoso, pero tanto me impactó que mi tía fue la que tomó la palabra cuando nos sentamos a la mesa.
– Cómo habrán podido observar mis queridos sobrinos, la foto que vieron en el pasillo donde aparentemente estamos casados mi hermano y yo, es en realidad un despiste porque hay malas lenguas que no pueden pensar en que dos hermanos puedan permanecer solteros, y que inclusive las personas empiecen a murmuran que estamos teniendo una unión incestuosa, que en realidad no tendría nada de malo mientras exista el amor, que es lo que respaldaría esa unión. –dijo la tía sin dejar de verme a los ojos.
– Pero no se espanten, eso lo hicimos porque a veces vienen algunos de los vecinos y mejor que crean que estamos casados a que empiecen a condenarnos por lo que dice su tía. –completó el tío Carlos
– ¡Sí creo que la gente le gusta hablar por hablar! A nosotros nos dicen cuando nos ven de la mano o abrazados que somos el ejemplo de cómo debe uno quererse entre hermanos porque hay otros hermanos que no se pueden ver ni en pintura.
– Sí mi hermana me dice que ustedes se quieren mucho, creo que tanto como Carlos y yo, bueno es que cómo su madre está casada e hizo su vida con otra persona que es el padre de ustedes, a nosotros no nos interesó el matrimonio con alguien que no creció junto a nosotros, con quien jugamos de niños, que también nos peleamos, pero que nos queremos y no podemos vivir uno sin el complemento del otro. –agregó Luz Marina.
Cuando Frida se agachó para servir el café a la tía Luzma, alcancé a ver que le sobaba las nalgas y que Frida le sonreía, pensaban que no las había visto, pero siempre estoy al tanto de todo lo que sucede a mí alrededor. Me sorprendió, pero me pareció que se trataba de algo muy morboso, cómo cuando el tío Carlos me había besado en la boca estando ella a escasos metros de nosotros. Solo pensé que sí la tía Luzma y el tío Carlos eran así de promiscuos, esa señal me fascinaba tanto de él cómo ahora de ella. Pronto terminaría de comprender que siendo así, mi hermano y yo nos llevaríamos de maravilla con ellos.
Recordé la frase inconclusa de nuestra madre cuando nos pilló a mi hermano y a mí y que nos decía que nos vistiéramos porque estábamos haciendo nuestras cochinadas y decía que “se parecen a mis her”, pero no terminó, pero entonces si dijo “her”, es que se refería a sus hermanos, nuestros tíos Luzma y Carlos, ya no me cabía duda.
Luego de eso nos llevaron al pequeño departamento que habían construido, afuera había una tina grande de hidromasaje junto a un jardín de rosas y otras flores y árboles, cuando pasamos a la única recámara fue que nos dimos cuenta de que en vez de dos camas sólo contábamos con una grande, tal vez King size, por lo que nos quedamos viendo mi hermano y yo.
– Bueno espero que no les incomode dormir juntos, como buenos hermanos que son, aunque según su mamá pensó que había camas separadas, pero no pensé en eso de momento, pero si quieren podemos hacer el cambio, aunque tal vez tardaría un poco. –dijo la tía
– No creo que sea necesario, ¿o tú qué opinas Francisco? –le pregunté a mi hermano
– Por mi no hay problema. Ella es mi hermana, ¿qué podríamos hacer? –jajaja, me reí para mis adentros cuando mi hermano dijo eso.
El cuarto de baño contaba con un WC además de un mueble para la limpieza íntima, aparte de una regadera con cancel de vidrio transparente. ¡Vaya si no habían pensado los tíos que nos íbamos a ver cuando nos metiéramos a bañar!
Cuando mi tía se alejó para mostrarle a mi hermano el jardín, me quedé a solas con mi tío Carlos y fue en ese momento que se acercó a mí y me acarició las nalgas y de ahí pasó a besarme en la boca, cosa que me gustó y terminamos dándonos lengua, en tanto él acariciaba mi busto sin que yo se lo impidiera, ¿cómo iba yo a hacerlo sí me gustaba que lo hiciera?, Me volvía loca mi tío y vaya que me parecía más bien que debía ser por las inclinaciones que mi hermano y yo teníamos hacía lo prohibido. Creo que está definido ese gusto en particular como incesto también, eso me dijo mi hermano cuando le conté cómo había disfrutado del beso de mi tío y de sus caricias obscenas.
– ¿Quedaron en algo más para poder hacer más tarde? –dijo Francisco
– No, porque en ese momento mi tía y tú ya regresaban y ni tiempo nos dio.
– ¿Sabes?, a mi me pareció que ellos dos se habían puesto de acuerdo para que el tío pudiera hacer lo que hizo
– ¿Y por qué piensas eso?
– Cómo que también empiezo a percibir ciertas conductas en las personas, y recuerdo que mi tía me distraía con cosas sin importancia, ahora que me dices que te beso y te empezó a acariciar el tío, caigo en que algo ya tenían planeado.
– ¿Y mi tía te insinuó algunas cosas más?
– Jajaja, ¡Qué más quisiera! Que me insinuara más cosas, porque la verdad es que se me antoja cogérmela todita, está guapísima y tiene una chichis tan grandes y apetecibles cómo las tuyas, hermanita.
– ¡Ni digas!, que a mí también se me antoja encamarme con la tía Luzma, luego de que la vi sobándole las nalgas a Frida, ¿qué no te lo conté?
– Sí me lo contaste, pero a lo mejor no te puse mucha atención con tanto cuadro de desnudo que tienen.
– Te fijaste que la tía Luzma está retratada o pintada en algunos de ellos con otras mujeres.
– ¡Sí!, y aparentemente tiene unos pezones igualitos a los tuyos, hermanita.
– ¡Se te antojan!, ¿verdad? Igual que a mí se me hace agua la boca, hermanito, es que eso es de familia porque mamá los tiene igual que nosotras.
– ¿Con las bolitas hermosas alrededor del talle del pezón?
– Jajaja, ¡Ay hermanito!, hasta se me hace que nuestros gustos por el incesto son de mera herencia familiar
– ¿Por qué lo dices?
– Porque una vez vi a mamá masturbándose con una foto donde están los tíos más jovencitos.
– ¿Cómo sabes que se estaba masturbando?
– Ay, si serás inocente hermanito, pues por los gemidos, o acaso no me has escuchado cuando me masturbas con tus dedos.
– ¡Somos insaciables!, ¿verdad, hermana? ¿Qué te parece si estrenamos la cama?
Nos quitamos la ropa con desesperación, nos habíamos puesto tan calientes de repente, platicando esas pequeñas cosas que no nos dimos cuenta que estaban regando las plantas Frida junto con Karla, pero no nos importaba que nos estuvieran escuchando las gemelas de la servidumbre. Nos revolcamos literalmente por toda la cama mientras dejábamos nuestras ropas regadas por el piso de la recámara, nos besábamos con ansías y Francisco tenía la verga a todo lo que daba cuando la ensartó en mi vagina ya toda mojada. Creo que no nos medimos con nuestros gemidos, solo esperaba que no hubieran podido escucharnos allá por el jardín o que pudieran vernos por el ventanal de la recámara que daba de lleno al jardín. Pero en ese momento nada nos importaba más que seguir cogiendo.
– ¡Me calentó lo que dijiste de mamá y de la tía Luzma!
– Yo también estaba bien caliente después del beso que me dio mi tío y de todo lo que platicamos.
– ¿Quieres qué te de un masajito en la noche?
– ¿De esos que me pasas la verga por todo el culo, y me la metes bien rico?
– De esos meros, hermanita.
– Pues me dices para lavarme bien el culo antes del masaje.
– ¡No sabes cómo se me antoja tu culo, hermanita!
– Y a mí tu verga dentro, hermanito, echándome todo tu esperma dentro de mis intestinos.
Luego de una cogida rápida en la que su semen llenó toda mi vagina, nos recompusimos y nos dimos un baño rápido en la regadera, pues ya nos hablaba la tía Luzma para la hora de la comida. Eso fue lo que nos gritó Frida desde la puerta de entrada a nuestro cuarto. Cuando por fin entramos a la casa, tanto Frida como su hermana Karla nos sonrieron maliciosamente. ¡Vaya no puedo creer que mi hermano y yo podamos ser tan escandalosos teniendo sexo! ¿O tal vez sería porque nos metimos juntos a bañar y salimos con el cabello húmedo? ¡Sí casi siempre nos bañamos juntos! Pero lo más increíble es que yo continuaba caliente a más no poder, ¡Qué cosas!, ¿Sería el medio ambiente de la casa? ¿Sería por las caricias y el beso en la boca que me dio el tío Carlos?, no lo sabía realmente, pero el caso es que yo continuaba bien caliente.
Pasaron algunos días sin que hubiera alguna otra novedad, excepto que mi madre hablaba con mi tía Luz Marina y con el tío Carlos para saber de nosotros, aunque también nosotros nos comunicábamos con ella, pero de seguro, ha de haber hablado para saber cómo nos estábamos comportando. Ni mi tía ni el tío comentaron nada acerca de que ahora dormíamos juntos en una sola cama. ¡Qué pena que se enterara de eso! Además que nos gustaba dormir desnudos a ambos y eso de sentir el roce de nuestras piernas o la proximidad de nuestros genitales, provocaba que irremediablemente termináramos cogiendo, porque otra de las cosas es que mi hermano parece un semental que produce mucho esperma y yo con lo caliente que siempre he sido, me mojo con mucha facilidad.
A cada rato tengo que cambiarme de calzones y eso sin mencionar las venidas tan mojadas que tengo cuando me la mete mi hermano o me acaricia la vulva. El dice que lo mío es squirt porque parezco una fuente cuando me vengo y yo me río cuando me lo menciona porque también creo que es la marca de un refresco y le contesto que prefiero uno de cola, y es cuando él me acaricia el culo o me la mete por ahí, jajaja… Claro que tengo bien limpio mi culo, pues nunca se sabe cuándo va a haber agasajo por Detroit.
Uno de esos días en que mi tío Carlos y yo nos habíamos besado, pero sin llegar a mayores, porque al parecer es lo que hace más interesante el momento de un nuevo, digamos incesto entre tío y sobrina de lo cual estoy segura que será más pronto que tarde, tuve el atrevimiento de meter mi mano entre su pantalón para sentir su pene entre mis dedos, frotando su glande con mi dedo pulgar, tal y como le hacía a mi hermano cuando teníamos nuestros primeros encuentros que desencadenaron en un inolvidable 12 de septiembre, día del mejor incesto pleno entre hermano y hermana. El pene de mi tío era un poco más grueso y largo que el de mi hermano, al menos eso me pareció con el tacto.
– Me gusta lo que haces Ana Luisa, eres una muchachita muy hermosa y se me antoja meterte en mi cama un día de estos. –dijo Carlos
– Pues estaré esperando ansiosamente ese momento, tío, ¿Pero qué opinará mi tía Luzma sí es que nos cacha?
– No tengo ningún problema con mi hermana, ella también te trae muchas ganas por sí no te habías dado cuenta. –respondió él sin dejar de mirarme a los ojos para ver que gestos hacía ante esa confesión.
– Eso que dices, me gusta, ¿Tanto como para hacer un triángulo entre los tres? –quería demostrarle que no me asustaría lo que pudieran hacer también entre ellos.
– Mucho más que eso, querida, espera a que conozcas mejor a tu tía, te aseguro que te sorprenderán muchas cosas, pero ten paciencia.
– ¿Te ha platicado algo mi madre acerca de mi hermano?
– No puedo mentir, querida, pero solo déjame decirte que me gusta que sean así como somos nosotros.
– ¿Te refieres a la tía Luzma y tú?
– Eres increíble sobrina…
– Dime ¿Te gustan mis pechos?
– Tanto como los de… Ya lo sabrás pronto muchacha…
– Dime una cosa, tío, las pinturas donde aparece la tía Luzma con otras mujeres, ¿tienen relaciones ellas entre sí?
– Eso lo dejo mejor a tu imaginación, querida, solo puedo decirte que yo soy el que capturo el momento a través de mis pinceles.
– ¿Tus pinceles? ¿Cómo el que tengo entre mis dedos? ¿O es una brocha gorda más bien?
– ¡Eres tremenda, niña!, mejor ya vete a dormir, ya platicaremos después porque me estás calentando más y no voy a poder contenerme.
– ¿Me voy a ir a dormir con las ganas que tengo de estar encamada con alguien? Sabes que duermo con mi hermano, que tal sí…
– Jajaja, ahora me vas a decir que te vas a desquitar con tu hermano, ¿verdad?
– ¿Tú crees que yo sea capaz de tener una noche de incesto con mi hermano?
– Me encantaría verlos… De verdad, querida…
Nos despedimos con un beso de boca, sin saber que la tía Luzma estaba pegada a la ventana del pasillo que da a la cochera observándonos. Luego de algunos días más, nos fuimos compenetrando de cosas muy interesantes que sucedían en la casa, en las que Frida y Karla estaban en medio de ellas. La tía Luzma recargaba mucho sus pechos en la espalda de Frida y Karla hacía otro tanto con la espalda del tío Carlos, que también le acariciaba las nalgas, sin que aparentemente nosotros nos diéramos cuenta. Pero a la vez tanto Frida cómo Karla parecían insinuarse con mi hermano y conmigo, como si quisieran tener algo de intimidad.
Pláticas de las buenas noches con mi hermano.
Mientras nos desnudábamos luego de bañarnos juntos y de estar besándonos en la regadera, nos dimos cuenta de que alguien nos estaba observando luego de salir de la regadera y de sentarnos a tomar el café en la mesa del desayunador que teníamos. Las persianas estaban abiertas, de modo que con la luz encendida por dentro y la oscuridad del patio, cualquiera que estuviera fuera nos podía ver perfectamente, más aún cuando mi hermano tomaba su posición favorita conmigo que era estar yo de frente con mis pechos hacía la cara de él y bien ensartada sobre su verga, realizando lentos movimientos para no venirnos tan rápido.
El pene de mi hermano es muy bonito, a mí me gusta mucho, con su cabeza o como él le dice su glande se pone brilloso cuando se le para, debe medir entre 19 o 20 centímetros, tal vez hasta 22 cuando está muy excitado, su tronco está lleno de venas gruesas y me encanta chupar su glande, no con toda su verga metida en mi boca, sólo chupar su glande como a él y a mí nos gusta. En realidad le gusta mucho que le chupe su glande acompañado de una paleta de dulce porque se hace mucha baba y a él le encanta ver como se desliza por entre mis labios, hasta sus testículos. A veces le gusta que le cuente cómo hago el amor con otras mujeres como en el caso de Juanita y de Olga, de las cuales ya les he contado. Ese día estuvimos platicando acerca de ese tema aprovechando los movimientos acompasados de nuestros genitales.
– Cuando estás con tus amigas, Juanita y Olga, ¿qué es lo que hacen?, porque no entiendo cómo pueden excitarse sin tener un pene dentro de ustedes.
– Bueno, no hace falta, muchas veces lo que cuenta son las caricias, las mujeres tenemos el clítoris muy sensible y nos gusta que otra nos los chupe, pero lo que más les gusta a ellas es cuando llego y les empapó sus vaginas.
– ¿Cómo se las empapas?
– Bueno, en realidad es que cuando me vengo cómo a ti te gusta que te moje la verga, a ellas les gusta sentir mis fluidos entrar dentro de sus vaginas. Hacemos una tijera, que es vulva con vulva, tratando de frotar nuestros clítoris uno contra otro. Luego cuando estamos muy excitadas es cuando me dicen “Mójame, mójame” les abro sus vaginas con un pene hueco y suave que les pongo con un cordón para poder sacarlo de sus vaginas. Entonces cuando estoy como fuente sacando mis chorros, estos se meten hasta llegar dentro de ellas, cómo cuando tú me inundas mi vagina con tus chorros de semen.
– ¡Ah, pues que interesante!
– Eso les fascina de mí, la forma en que me vengo. A propósito, antes que se me pase, el tío Carlos me dijo que van a tener una reunión bohemia éste sábado y que si queremos podemos asistir, va a ser aquí en la casa en la parte de arriba donde tienen el salón de fiesta que no hemos visto aún. Lo que si me confesó es que los cuadros de desnudos que tienen así como las fotos artísticas los venden muy bien entre su clientela que son algunos grupos swinger y también grupos lésbicos. Está reunión va a estar muy interesante.
– Creo que por eso tienen tanto dinero, no me disgustaría posar para ellos y ganar algún dinero.
– Lo mismo digo yo, hermano y hasta poder vender algunas de nuestras historias.
– ¿Las de incesto? No a todas las personas les gusta…
– Pero podemos adecuarlas a historias de incesto entre madre e hijas o entre hermanas, de seguro que a muchas mujeres sí les gustaría.
Continuara…