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Reencuentro con amigo de la universidad: El origen
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Después de escribir mis vivencias en el relato “reencuentro con amigo de la Universidad”, algunos preguntaron cómo inicio mi relación con Ricardo, bueno, lo comparto, aunque tal vez sea un tanto lento de principio, algún amigo mutuo me lo presento y realmente no me causo buena impresión, muy feo, pero desde que me saludo y se me acerco demasiado para darme el beso en la mejilla, sentí que era diferente, un tanto invasivo en los espacios personales.

Más grande que yo en edad y tamaño, además por terminar la escuela, cuando yo apenas empezaba, se empezó a juntar en el grupo de amigos y yo notaba como hacia lo imposible por acercárseme y entablar charla conmigo, en cierta forma esto me elevaba el ego (que de por sí ya tenía alto), ya que los demás chicos eran demasiado tímidos para mi gusto. Me invito a salir algunas ocasiones las cuales le rechacé amablemente, pero sucedió que por cierto motivo fui castigada y mi padre me retiro el automóvil que usaba para transportarme de la casa a la escuela y de la escuela a la casa, forzándome a usar el transporte público cuando mi novio oficial no podía transportarme. Eran realmente pocos los compañeros que tenían auto.

Cierto día me invitan a un convivio al cual me niego a ir comentando la falta de transporte, a lo cual Ricardo se ofrece a llevarme a mi casa al final del convivio, como realmente quería quedarme de buen grado acepte, por la tarde Ricardo me llevo a mi casa, tenía una carcacha por cierto, pero era mejor que ir a pie, nada paso, salvo que el individuo era invasivo, se me acercaba mucho pero conversamos de buena manera, paso a ser prácticamente mi chofer cuando mi novio no podía llevarme o traerme y empecé a ir a comer con Ricardo algunas veces, siempre me abrazaba cuando me saludaba o se despedía, a veces trataba de tomarme por la cintura, yo sentía sus manotas tratando de tomarme con cierta morbosidad pero lo rechazaba, sentía que era más que un simple abrazo de amigos, pero en fin, me era de utilidad como chofer y llevándome a comer. Princesa o Patty, era como invariablemente me llamaba.

Pronto trato de mover el beso de la mejilla a la boca, lo cual no le permití, después de cómo un mes intentando besarme, el empezó a cansarse de que yo no me dejaba, finalmente a mí no me importaba porque estaba por recuperar mi auto.

Ricardo: Que onda Princesa, cuando me vas a dejar darte un beso

Patty: Ya te dije que no.

Ricardo: Un fajecito de perdis no, ándale Patty –Dijo con descaro mostrando cuales habían sido sus intenciones desde un principio.

Patty: Como crees que yo voy andar haciendo eso, estás loco o que, ya sabes que tengo novio, respeta o ya no vuelvo a salir contigo, no soy una facilota.

Unos 3 meses estuvo insistente y no encontró forma en la que yo me dejara besar o que me tomara la cintura, se veía frustrado y eso me divertía. No lo cortaba porque era de utilidad cuando yo necesitaba algo, era buen mozo, además que siempre me ha gustado que los chicos me rueguen, este no rogaba estrictamente como tal, pero me daba la impresión que él sentía que yo debería corresponderle.

Pero paso que fuimos al cine en Plaza Galerías, al término de la función se veía bastante molesto porque para variar, no logro prácticamente nada conmigo. Simplemente no me gustaba.

Estando en el estacionamiento de la plaza que está en el sótano me dijo:

Ricardo: Entonces que Princesa, no va a ver nada de nada?

Patty: Pues ya sabes que no.

Ricardo: No me has dado chance ni de cachondearte tantito.

Patty: Que vulgar eres. Tú crees que yo ando de facilota con cualquiera que se me pone enfrente. -la verdad es que no era cierto, si el chico me agrada, claro que me dejo querer, pero no era el caso de Ricardo.

Ricardo: Entonces dame un abrazo de despedida.

Patty: Nada mas no te vayas a querer pasar ehh

Nos abrazamos fuertemente, sus manos en mi espalda se deslizaron hacia mi cintura, iba yo a empujarlo para que me soltara cuando las deslizo sin más a mis caderas, yo me quede petrificada, él viendo que no decía nada, aprovecho para recorrer sus manos hacia mi cintura y de regreso a la cadera, siguiendo la forma de mi cuerpo, lo repitió varias veces, era la primera vez que me agarraba la cadera y me encendió un poco, vi que esperaba alguna reacción mía y como no la hubo, paso poco a poco a ir deslizando una de sus manos hacia atrás, gradualmente fue tocando más y más hasta que acaricio mi trasero sin oposición de mi parte, eso me prendió de inmediato y lo deje tocar, sentí su pene respingar y crecer de forma exponencial, lo podía sentir a través de nuestras ropas, quiso besarme pero lo rechace, viendo esto, se conformó con seguir acariciando mi trasero por algunos instantes por encima de mi pantalón de mezclilla.

Patty: Hay ya ya, te pasas, vámonos.

Ricardo no dijo nada, nos subimos al carro, me abrazo y metió una mano como pudo por debajo de mi blusa, le fue difícil porque no uso ropa ligera, me acaricio un seno con muchos trabajos por lo ceñido de la ropa, yo le seguí negando los labios, no quería que me besara, se conformó con acariciarme.

Patty: Ya estate, nos van a ver.

Ricardo: Que ricas nalgas tienes Patty.

En la siguiente salida fuimos a comer al Sanborns que está en Insurgentes, casi frente a los ferrocarriles, empezaba a oscurecer cuando salimos y en el estacionamiento me volvió a acorralar, nuevamente le negué mis labios y viendo esto, el paso directamente a tocar mis caderas para de ahí pasar a mi trasero, yo llevaba un vestido que cubría por debajo de la rodilla bastante delgado y holgado, sentí sus manotas acariciar mis nalgas casi directamente sobre mi piel que solo estaba protegida por la delgada tela del vestido y un panty tipo bikini que no cubría nada. Yo sentía su pene palpitar y lo notaba enorme, más grande que los que había tenido oportunidad de probar.

Ricardo: Que ricas nalgas tienes Princesa.

Trato de subirme el vestido lo cual no permití.

Patty: No seas menso, como me vas a subir el vestido.

Trato de besarme y me negué nuevamente, entonces trato de acariciarme por enfrente entre mis piernas y también lo frene.

Ricardo: Chale por que no.

Patty: Pues porque no.

El siguió acariciando mis pompas a manos llenas, eso es algo que siempre me prende, empezó a besarme al cuello y eso acabo de derretirme, él se dio cuenta y sin contemplaciones metió su mano entre mis piernas para acariciar mi vagina y simplemente me deje llevar, empujo su pie entre los míos para hacerme abrir las piernas, su mano se deslizo sin oposición entre mis piernas sobando mi vagina por sobre el vestido, me tocaba con sus manos, una por delante y la otra por atrás. Me estaba tocando mis partes con sus dedotes que me acariciaban de forma morbosa. Todo fue sobre el vestido, en ningún momento deje que me lo alzara.

Ricardo: Que rico se siente tu rajita Patty, dame un beso ándale

Patty: Que no, entiendes que no. -Que más quería? No lo entiendo

Patty: Vámonos ya que nos van a ver

Ricardo: Vamos a un hotel para que te acaricie bien

Patty: Claro que no, cómo crees. —Pese a sus ruegos me negué rotundamente.

Otro día regresamos al mismo Sanborns, nuevamente en el estacionamiento me acorralo y empezó a tocarme, yo llevaba un traje sastre, de no muy gruesa la tela, sentí como metía una mano entre mis nalgas y me acariciaba con morbosidad, la metió tan adentro que de pronto me estaba tocando los labios vaginales y los recorrió completamente siguiendo repetidamente la forma a través de la tela del pantalón y empujando con un dedo en medio de ella. Me sentí totalmente invadida y así era, al grado que vi los dedos de su mano que entraba por atrás asomar por enfrente de mis piernas

Patty: Oye no manches.

Ricardo: Tantito princesa, está bien rica tu puchita

Patty: Eres un vulgar.

Volvió a insistir con lo del hotel, pero se quedó con las ganas.

En nuestra siguiente salida que fue al cine, previendo que se iba a querer propasar, me fui prevenida, no podía negarme a mí misma que me gustaba como me había tocaba, por eso me puse un Top un tanto discreto pero elástico, no llevaba sostén, un suéter verde que se abotona por enfrente y que me cubría desde el cuello hasta casi la cadera, el cual ocultaba cualquier indicio de sensualidad, además un leggings rosa con verde muy fino a juego con el suéter, además una pequeña panty rosa.

En el cine me abrazo y aprovechando la poca afluencia y oscuridad deslizo su mano por debajo de mi suéter jalo el top haciendo botar mis senos que gracias al suéter no se veían, se pasó toda la función estrujándolos, a veces completos a veces solo los pezones, esporádicamente sobaba mi vagina por sobre el leggings, no tengo idea de que paso en la función, estaba extasiada por sus caricias sobre mis senos.

Al termino y ya en el estacionamiento me recargo en el carro y deslizo su mano dentro de mi leggings hasta alcanzar mi vagina, sentí su dedo forzando mi entrada con rudeza, un dedo grueso, áspero que me llevo al cielo cuando tallo mi clítoris y entro una parte de el en mí, solo fue un instante, me separé de él y ya en carro abrió mi suéter, bajo mi top y literalmente me devoro los senos con su boca, nuevamente me pidió ir a un hotel y nuevamente me negué.

Algunos días después, me lo tope saliendo de clase, me llamo a lo lejos, yo me separe de mis compañeros, nos saludamos y me susurro al oído.

Ricardo: No me puedo olvidar de tu rajita Princesa, estaba bien deliciosa y mojada.

Patty: No seas menso, te van a oír

Ricardo: Vente, vamos a los salones del fondo

Había varios salones vacíos, todos ellos con una hilera de ventanas muy altas que hace prácticamente imposible mirar hacia adentro y una puerta con una pequeña ventana que puedes cubrir con solo recargarte en ella, entramos al del final, cerramos, me recargo en la puerta y fue directo a besarme en el cuello, ya no intento buscar mi boca, acto seguido deslizo su manota entre mis piernas, yo llevaba un pantalón informal un tanto flojo, lo que le facilito las cosas, el empezó a dedearme con maestría, sabía exactamente donde estaba mi entrada al paraíso, manoseo mis nalgas, mis senos, por encima y por debajo de la ropa. Su pene se sentía muy duro y lo tallaba contra mí,

Ricardo: Te gusta Princesa -me susurraba al oído

En un tiempo relativamente corto, tuve un breve, pero placentero orgasmo y al termino le dije basta, vámonos, me obedeció no muy resignado.

Ricardo: A qué hora sales hoy Patty

Patty: A la 1 pero me voy con mi novio

Ricardo: Mañana tienes clase libre, a qué hora, de donde sales.

Patty: Si a las 11:00, de Básicas.

Ricardo: Va, te busco mañana a esa hora

Al día siguiente ahí estaba esperándome, repetimos la operación de irnos a un salón. Yo llevaba puesto un pantalón de mezclilla muy discreto y de difícil acceso, me beso el cuello el oído, y empezó a manosearme por encima del pantalón, trato de meter su mano, pero no cabía, entonces lo desabrocho y literalmente me lo bajo con todo y mis pantis hasta medio muslo, se separó un poco para contemplarme

Ricardo: No manches, no tienes ni un pelito en la puchita.

Patty: Te van a oír menso

Ricardo: Con razón no los sentí ayer.

Acto seguido me manoseo como un loco, nuevamente me hizo venir muy rico, tuve que apretar los labios muy fuerte para evitar hacer ruido. Me sentía sumamente nerviosa porque literalmente estaba desnuda de la cintura a las rodillas en un salón de clases.

De la misma forma pasaron dos días más en los que hicimos lo mismo y el me hizo venir, no quise salir el fin con él, sabía que trataría de llevarme a un hotel para acostarse conmigo y no me parecía que él me mereciera. Aun así, quedamos para el lunes en la escuela.

Todo se dio de la misma forma, pero con la variante de que tomo mis manos y me hizo acariciar su pene sobre su pantalón, después se lo saco, pude verlo por primera vez, era mucho más grande que los de los chicos u hombres con los que había estado, muy grueso y chueco, lo que más me sorprendió era un glande un tanto desproporcionado, se lo acaricié con ambas manos.

Ricardo: Así sóbalo preciosa, hazme una chaqueta

Patty: Una que???… expresión nueva para mí, no se dé donde la saco.

Ricardo: Una chaqueta, así Patty, el guiaba mis manos y de pronto dijo

Ricardo: Tómalo con la boca Princesa —obviamente me negué

Patty: Como crees —conteste un tanto ofendida, pero sin dejar de sobárselo y sin dejar de verlo.

Así estuvimos un rato más, pero mi excitación creció tanto que ya sin pedírmelo me incline y lo tome con la boca. Lo succione con verdaderas ansias.

Ricardo: Mas adentro Patty, que rico lo haces —susurraba él, no podíamos hablar fuerte porque nos podían descubrir.

El guiaba mi cabeza con sus manos y empujaba con su cadera, yo estaba engolosinada mamándosela, un par de veces la saque de mi boca y dije ya, pero inexplicablemente me la volví a introducir en mi boca, por más que me esforzaba, no me cabía toda, además de que las comisuras de mis labios me dolían por lo grueso de su pene y porque mi boca realmente es pequeña, no tardo mucho cuando lo sentí vibrar y soltar chorros dentro de mi boca, el me impidió separarme poniendo sus manos sobre mi cabeza, lo solte en cuanto pude y escupí su semen. Se lo contemple embobada, se le veía muy apetecible a pesar de perder dureza y tamaño.

Patty: No manches, casi me vómito, que asco -Eso no era verdad, ya tenía yo múltiples experiencias de este tipo, donde no había dejado escapar ni una gota del preciado líquido, pero obviamente él no lo sabía.

Ricardo: Pinche Patty, fue más fácil que me mamaras la verga a que me dieras un beso.

Patty: Hay ya

Ricardo: Ahora si me vas a dar un beso cuando te lo pida.

Patty: Claro que no, ya lo sabes. – Debí darle un beso en ese momento para que probara su propio jugo.

Ese lunes fue el inicio, prácticamente toda la semana el me busco y en cuanto lo veía me separaba de mis amigos y nos íbamos a algún lugar donde pudiera chupársela. Hubo pocas variantes, en general él me manoseaba los senos, el trasero, la vagina y me metía los dedos, yo procuré llevar ropa no muy apretada o flexible porque me ponía de nervios que me bajara los pantalones hasta las rodillas, después yo se la chupaba hasta que se venía.

El último día de esa semana llevaba una falda plisada, casi hasta las rodillas, de cuadros muy bonita y una blusa blanca que se abotonaba por enfrente. Como a diario, buscamos el salón vacío más alejado y en hora donde hay cambio de turno para tener un poco más de tranquilidad.

En cuanto entramos desabrocho mi blusa sacándome los senos los cuales beso con ansias, eso me hizo enloquecer, después me recargo de frente en la puerta cerrada haciéndome parar el culo, enrollo mi falda en mi cintura, bajo mis pantis hasta la rodilla, me hizo abrir las piernas y me beso los labios de la vagina mientras abría mis nalgas con sus manos, uff fue una locura lo que sentí que me invadía ya que no se limitó a besarme mi vagina, también introducía sus dedos hasta el fondo explorándome, dos o tres o no sé cuántos de forma muy ruda, de pronto se le ocurrió meterme su dedote por atrás lo cual me sobresalto, tenía el dedo tan mojado que entro hasta el fondo, un dolor agudo me recorrió por la intromisión de ese invasor.

Patty: Oye no, por ahí no, me duele

Ricardo: Si putita —susurro

Patty: Me lastimas, me duele, nunca me han hecho nada ahí -mentía yo con todos mis dientes

Ricardo: Estas bien rica y apretadita Patty

Después de un rato de estar moviendo su dedo dentro de mi colita, se incorporó y tomándome por la cintura me dio una estocada desde atrás por mi vagina aprovechando que casi estaba yo empinada. Estaba tan mojada que su pene resbalo hasta topar en mi útero, o por lo menos esa impresión me dio.

Patty: Nooo, como crees, nos van a cachar, espérate, -jadee por la invasión de su pene y por el dolor que sentí, tratando de no hacerlo muy fuerte por miedo a ser descubiertos. Aunque ya había estado con múltiples hombres, nunca había tenido algo tan grande dentro. Además de que me sorprendió, no esperaba que hiciera eso, no lo hubiera permitido.

Ricardo: estas bien rica putita, aprietas mucho –me susurraba al oído.

Trate en vano de soltarme, como no pude lo amenace ya que empezaba el movimiento de vaivén típico de cuando te están cogiendo.

Patty: O me sueltas o grito, -le dije, esto pareció detenerlo un poco,

Ricardo: Te suelto, pero mañana vamos al hotel

Patty: No quiero ir contigo

Ricardo: Entonces te parcho aquí

Patty: ok, ok, va, va, mañana vamos al hotel, pero ya suéltame

Ricardo: Promételo

Patty: Hay ya, ya, lo prometo, pero sácala y suéltame.

Ricardo: Hazme una chaqueta con la boca de mientras para tranquilizarme.

Patty: Eres un vulgar —Le dije con resentimiento.

Accedió a soltarme, mi panty se había deslizado hasta mis tobillos y el me hizo levantar los pies para quitármela y guardársela,

Me acomode la ropa y acto seguido se la chupe como de costumbre hasta que se vino, desde ese día me hizo tragar su semen completamente.

Patty: Dame mis calzones —fue en vano pedírselos, me tuve que regresar a casa sin ellos.

A partir de esa ocasión tomamos la dinámica de…

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